Frases sobre alba

Una colección de frases y citas sobre el tema del alba, hombre, hombro, hombres.

Frases sobre alba

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“Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)”

Alejandra Pizarnik (1936–1972) poeta argentina

Diarios: edición definitiva

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“Y se desvive el alba entre los árboles rotos de luz y sombra”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Solista

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“El ALBA tiene que ser eso, un proyecto social. El ALBA es un proyecto geopolítico, político, económico, pero el fin último es el fin social.”

Hugo Chávez (1954–2013) político venezolano y expresidente de Venezuela

Sin fuentes
28 de enero de 2008, durante La Clausura de la VI Cumbre Presidencial del ALBA.
Variante: El ALBA tiene que ser eso, un proyecto social. El ALBA es un proyecto geopolítico, político, económico, pero el fin último es el fin social.

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“Son muy pocos aquellos de entre nosotros que no se han despertado a veces antes del alba, o después de una de esas noches sin sueños que casi nos hacen amar la muerte, o de una de esas noches de horror y de alegría monstruosa, cuando se agitan en las cámaras del cerebro fantasmas más terribles que la misma realidad, rebosantes de esa vida intensa, inseparable de todo lo grotesco, que da al arte gótico su imperecedera vitalidad, puesto que ese arte bien parece pertenecer sobre todo a los espíritus atormentados por la enfermedad del ensueño. Poco a poco, dedos exangües surgen de detrás de las cortinas y parecen temblar. Adoptando fantásticas formas oscuras, sombras silenciosas se apoderan, reptando, de los rincones de la habitación para agazaparse allí. Fuera, se oye el agitarse de pájaros entre las hojas, o los ruidos que hacen los hombres al dirigirse al trabajo, o los suspiros y sollozos del viento que desciende de las montañas y vaga alrededor de la casa silenciosa, como si temiera despertar a los que duermen, aunque está obligado a sacar a toda costa al sueño de su cueva de color morado. Uno tras otro se alzan los velos de delicada gasa negra, las cosas recuperan poco a poco forma y color y vemos cómo la aurora vuelve a dar al mundo su prístino aspecto. Los lívidos espejos recuperan su imitación de la vida. Las velas apagadas siguen estando donde las dejamos, y a su lado descansa el libro a medio abrir que nos proponíamos estudiar, o la flor preparada que hemos lucido en el baile, o la carta que no nos hemos atrevido a leer o que hemos leído demasiadas veces. Nada nos parece que haya cambiado. De las sombras irreales de la noche renace la vida real que conocíamos. Hemos de continuar allí donde nos habíamos visto interrumpidos, y en ese momento nos domina una terrible sensación, la de la necesidad de continuar, enérgicamente, el mismo ciclo agotador de costumbres estereotipadas, o quizá, a veces, el loco deseo de que nuestras pupilas se abran una mañana a un mundo remodelado durante la noche para agradarnos, un mundo en el que las cosas poseerían formas y colores recién inventados, y serían distintas, o esconderían otros secretos, un mundo en el que el pasado tendría muy poco o ningún valor, o sobreviviría, en cualquier caso, sin forma consciente de obligación o de remordimiento, dado que incluso el recuerdo de una alegría tiene su amargura, y la memoria de un placer, su dolor.”

The Picture of Dorian Gray

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“Besa el violín que ya nunca jamás sonará. Bebe la sombra de un indio en un río divino. Sin querer te marcarás hasta que al morir buscarás el sinfín. Y antes del alba tendrás tu rocío final.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Invisible
Fuente: Invisible, Durazno sangrando, "En una lejana playa del animus", 1975.

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“Quién canta es tu carozo, pues tu cuerpo al fin tiene un alma. Y si tu ser estalla será tu corazón el que sangre. Y la canción que escuchas tu cuerpo abrirá con el alba.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Invisible
Fuente: Invisible, Durazno sangrando, "Durazno sangrando", 1975.

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“ALBA y Petrocaribe son manifestación de la concepción revolucionaria de la construcción de la unión de nuestros pueblos.”

Hugo Chávez (1954–2013) político venezolano y expresidente de Venezuela

21 de diciembre de 2007, IV Cumbre de Petrocaribe, La habana Cuba.

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“Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar paz
en sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos de
animales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era la
Sagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida era
Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de ese
inconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino.
Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas de
pelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vez
que se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que un
suspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca prefería
esos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida en
común, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntos
compartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tedio
de los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna vez
tuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas del
calcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temía
que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la
más terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendía
que no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar las
exigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante.
En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de Pedro
Tercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entre
cientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y con
un solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a un
departamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a la
cual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca.
El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía que
no podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en las
escaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en la
madurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salía
disimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que a
Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo más
secreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien las
descubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia,
sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirla
en un amor de novela.”

The House of the Spirits

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“Todo un espectáculo diario, el alba sedienta en lontananza y el ocaso despidiéndose, solo que no les admiramos con la misma magnanimidad que a los ocasionales eclipses.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño".
Pinceladas con poesía, con pedagogía, con filantropía por la vida.

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“No se llega al alba sino por el sendero de la noche.”

Gibran Jalil Gibran (1883–1931) poeta libanés

Sin fuentes

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“Espero que las llamas del alba traigan un rumbo a mi vida. Espero solo espero tu nombre sobre mi nombre en este día.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Spinetta y Los Socios del Desierto
Fuente: Spinetta y Los Socios del Desierto, Estrelicia, "Tu nombre sobre mi nombre", 1998.

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“El ALBA tiene que asumir, tenemos que asumir juntos, unidos, la lucha contra la pobreza, contra la exclusión, por la educación, por la salud.”

Hugo Chávez (1954–2013) político venezolano y expresidente de Venezuela

26 de enero de 2008, Clausura de la VI Cumbre Presidencial del ALBA, Escuela Latinoamericana de Medicina, Fila de Mariches, Caracas Dtto. Capital, Venezuela.

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“Lucerito del alba me llaman en Andalucia, lucerito del alma que brinda alegría.”

Antonia García de Videgain (1850–1924) Cantante y actriz española.

De la obra estenada y escrita para ella en el teatro Apolo de Madrid en 1879, El lucero del alba.

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“Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra.”

Arthur C. Clarke (1917–2008) escritor británico de divulgación científica y ciencia ficción, inventor, presentador de televisión

2001: Una odisea espacial

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“y al romper el alba les volamos con mina un baluarte con treinta fulanos dentro, despertándolos de muy mala manera y demostrando que no a todo el que madruga”

El sol de Breda
Variante: y al romper el alba les volamos con mina un baluarte con treinta fulanos dentro, despertándolos de muy mala manera y demostrando que no a todo el que madruga Dios lo ayuda.

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“En el amanecer fue la palabra, y toda crónica, todo relato tienen su alba, su origen. Se puede tomar la historia por el final, por el medio o por el principio, pero el género autobiográfico priva la genealogía y el contar la vida desde el nacimiento.”

Rosa Chacel (1898–1994) escritora española de la Generación del 27

Fuente: Rosa Chacel: premio nacional de las letras españolas, 1987. Página 16. Volumen 4 de Ambitos literarios: Premios nacionales de las letras españolas. Autor y editor Dónoan. Edición ilustrada. Anthropos Editorial, 1990. ISBN 9788476582169. 127 páginas. https://books.google.es/books?id=jn2oPwIvEKYC&pg=PA73&dq=9788476582169&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjFmdWbw8PhAhUwxYUKHYSkAp4Q6AEIKDAA#v=onepage&q=En%20el%20amanecer%20fue%20la%20palabra%2C%20y%20toda%20cr%C3%B3nica&f=false
Fuente: Cuadernos hispanoamericanos [Madrid], 390, diciembre, 1981, p. 645.

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“El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores.”

Jorge Luis Borges (1899–1986) escritor argentino

Fuente: Poema Ajedrez https://www.poemas-del-alma.com/ajedrez.htm
Hacedor (al ser aceptado como director de la Biblioteca Nacional, a la vez que quedó ciego).
Fuente: «Poema de los Dones» en El

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“Atención, escuchad: el alba es una obra.”

Jorge Guillén (1893–1984) poeta y crítico literario español

Fragmentos de poemas
Fuente: [Albaigès Olivart] (1997), p. 192.
Fuente: Poema "Pájaro único".
Fuente: [Guillén], Jorge. Aire nuestro: Cántico https://books.google.es/books?id=d4Bs5FxyAuwC] (1977). Página 257.

“Alba: Momento del día en que no se despierta, se renace.”

Fuente: Diccionario Poético

“Los poemas son como tierno regazo para niños en lactancia, y son luz en alternancia del alba hasta el ocaso.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño"

“Los poemas son un acertado saetazo de un Cupido con constancia, sin alardes de elegancia, divinas musas sin reemplazo.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño"