Frases sobre fotografía

Una colección de frases y citas sobre el tema del fotografía, vida, vida, tiempo.

Frases sobre fotografía

José Baroja Foto
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Charles Bukowski Foto
Lemony Snicket Foto
Susan Sontag Foto
Silvina Ocampo Foto

“Todas las fotografías son espejos de lo que fuimos, pero no de lo que somos ni de lo que seremos.”

Silvina Ocampo (1903–1993) escritora, cuentista y poeta argentina

Cornelia frente al espejo

Clarice Lispector Foto
Roland Barthes Foto
Robert Capa Foto
Milan Kundera Foto

“La borro de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso.”

Milan Kundera (1929–2023) Novelista y poeta checo

Novelas, El libro de la risa y el olvido (1978)

Dorothy Hodgkin Foto
Jesús Jiménez Domínguez Foto
Susan Sontag Foto
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“La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma”

Susan Sontag (1933–2004) profesora, directora de cine, guionista y escritora estadounidense
Italo Calvino Foto

“Al final los vencedores siempre son los que saben salir bien en la fotografía.”

Manuel Vicent (1936) escritor español

Fuente: [Vicent], Manuel. «Fotos.» 28 de agosto de 1994. https://elpais.com/diario/1994/08/28/ultima/778024801_850215.html El País. Consultado el 13 de noviembre de 2019.

Syd Barrett Foto
Susan Sontag Foto
Juan Gabriel Vásquez Foto
Julio Cortázar Foto

“Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías…”

Julio Cortázar (1914–1984) escritor argentino

Blow-Up and Other Stories

Isabel Allende Foto
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Santiago Roncagliolo Foto
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Carlos Ruiz Zafón Foto
Juan Carlos Onetti Foto

“Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.

Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.

No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

Cuentos completos

Ramón Gómez De La Serna Foto
Salvador Dalí Foto

“Una pintura es una fotografía hecha a mano”

Salvador Dalí (1904–1989) pintor, escultor, escenógrafo y escritor catalán
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Augusto De Luca Foto
Augusto De Luca Foto
Berenice Abbott Foto

“La fotografía ayuda a la gente a ser vista.”

Berenice Abbott (1898–1991) fotógrafa estadounidense

Original: «Photography helps people to see».
Fuente: Scala, Andrea A. L. About Photography. Editorial Lulu Press, Inc, 2014. ISBN 9781471627026. https://books.google.es/books?id=SpFdCAAAQBAJ&pg=PT5&dq=Photography+helps+people+to+see.%22++%E2%80%94+Berenice+Abbott&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwirt_OVmbngAhWE8eAKHZ1pDLkQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Photography%20helps%20people%20to%20see.%22%20%20%E2%80%94%20Berenice%20Abbott&f=false
Fuente: Berenice Abbott: An American Matter, ASMP Bulletin, October, 1989.

Berenice Abbott Foto
Elsa Pataky Foto
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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

Julio Llamazares Foto
Ken Follett Foto
Irvine Welsh Foto
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Julio Cortázar Foto
Jorge Luis Borges Foto
Zygmunt Bauman Foto
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Arthur Conan Doyle Foto
Umberto Eco Foto
Isabel Allende Foto

“Arrête, Matilde -le pidió-. Arrête, s'il te plaît. Me rindo -susurró en francés, con los brazos alzados y la cabeza caída. Su mano se abrió y las fotografías se regaron en torno a él.

Matilde supo que algo acababa de romperse en el interior de Eliah y sintió pánico.

-Estoy cansado de vivir de esta manera, lleno de angustia y de desesperación por el temor constante a perderte, por no se suficiente para ti, por anhelar que me ames más que a nadie, por considerarme menos, por no merecerte…

-Eliah, por favor…

-Déjame hablar. Le temo a tu juicio lo mismo que a mis errores, que son muchos, lo sé, pero están en el pasado y nada puedo hacer para cambiarlos. Le temo a tu condena. En verdad, tú estas muy por encima de mí…

-¡No! -clamó ella, e intentó acercarse, pero Al-Saud volvió a elevar los brazos y caminó hacia atrás.

-Te amo de un modo que no es bueno para mí, tampoco lo es para ti. A veces pienso que es una obsesión que terminará con los dos.”

Florencia Bonelli (1971) escritora argentina

Caballo de Fuego: Congo
Variante: Arrête, Matilde -le pidió-. Arrête, s'il te plaît. Me rindo -susurró en francés, con los brazos alzados y la cabeza caída. Su mano se abrió y las fotografías se regaron en torno a él.
Matilde supo que algo acababa de romperse en el interior de Eliah y sintió pánico.
-Estoy cansado de vivir de esta manera, lleno de angustia y de desesperación por el temor constante a perderte, por no se suficiente para ti, por anhelar que me ames más que a nadie, por considerarme menos, por no merecerte...
-Eliah, por favor...
-Déjame hablar. Le temo a tu juicio lo mismo que a mis errores, que son muchos, lo sé, pero están en el pasado y nada puedo hacer para cambiarlos. Le temo a tu condena. En verdad, tú estas muy por encima de mí...
-¡No! -clamó ella, e intentó acercarse, pero Al-Saud volvió a elevar los brazos y caminó hacia atrás.
-Te amo de un modo que no es bueno para mí, tampoco lo es para ti. A veces pienso que es una obsesión que terminará con los dos.

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Susan Sontag Foto
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Gabriel García Márquez Foto
Ricardo Chávez Castañeda Foto
Orhan Pamuk Foto
Stephen Chbosky Foto
Jacob Appelbaum Foto

“Me gusta tomar fotografías, mezclar tráfico para la red de Tor, viajar, usar unix y practicar mis conocimientos de idioma alemán.”

Jacob Appelbaum (1983) investigador de seguridad informática, periodista y hacker de Estados Unidos

Fuente: ioerror (18 de mayo de 2011). «User:Ioerror» http://web.archive.org/web/20110723230615/https://www.noisebridge.net/wiki/User:Ioerror (en inglés). Noisebridge. Archivado desde el original http://www.noisebridge.net/?oldid=18458 el 23 de julio de 2011. Consultado el 14 de julio de 2013.

Ava Gardner Foto

“Con mis fotografías se podría haber alfombrado el Hollywood Boulevard de acera a acera. No recuerdo cuántos trajes de baño llegué a ponerme… sin acercarme siquiera a una piscina. Con la cantidad de miradas ardientes que llegué a lanzar en el estudio fotográfico de la Metro Goldwyn Mayer se podría haber derretido el Polo Norte.”

Ava Gardner (1922–1990) actriz estadounidense

Fuente: Publicado en El Mundo, La Revista: Verano de estrellas. Ava Gardner. https://www.elmundo.es/larevista/num148/textos/estre2.html Consultado el 12 de marzo de 2019.

Berenice Abbott Foto

“Una fotografía no es una pintura, un poema, una sinfonía, un baile. No es sólo una imagen bonita, no es un ejercicio de técnicas contorsionistas y pura calidad de impresión. Es, o debería ser, un documento significativo, una declaración penetrante, que se puede describir con un término muy simple: selectividad. Para definir la selección, uno puede decir que debe centrarse en el sujeto del tema que te golpea con fuerza con su impacto y excita tu imaginación en la medida en que te ves obligada a tomarla. Las imágenes se desperdician a menos que la fuerza motriz que te impulsó a la acción sea fuerte e inspiradora.”

Berenice Abbott (1898–1991) fotógrafa estadounidense

Original: «A photograph is not a painting, a poem, a symphony, a dance. It is not just a pretty picture, not an exercise in contortionist tecniques and sheer print quality. I t is or should be a significant document, a penetrating statement, wich can be descibed in a very simple term - selectivity. To define selection, one may say that it should be focussed on the kind of subject matter which hits you hard with its impact and excites your imagination to the extent that you are forced to take it. Pictures are wasted unless the motive power which impelled you to action is strong and stirring».
Fuente: Scala, Andrea A. L. About Photography. Editorial Lulu Press, Inc, 2014. ISBN 9781471627026. https://books.google.es/books?id=SpFdCAAAQBAJ&pg=PT5&dq=Photography+doesn%27t+teach+you+to+express+your+emotions;+it+teaches+you+how+to+see&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiO-ZnRnLngAhUw-YUKHfplBFgQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Photography%20doesn't%20teach%20you%20to%20express%20your%20emotions%3B%20it%20teaches%20you%20how%20to%20see&f=false
Fuente: Photographers on Photography: A Critical Anthology. Editor Nathan Lyons, página 21.

Berenice Abbott Foto

“Acepté la fotografía como un pato el agua. Nunca quise hacer otra cosa. La emoción sobre el tema es el voltaje que me empuja sobre el penoso trabajo necesario para producir la fotografía final.”

Berenice Abbott (1898–1991) fotógrafa estadounidense

Original: «I took to photogrphy like a duck to water. I never wanted to do anything else. Excitement about the subject is the voltage wich pushes me over the mountain of drudgery necessary to produce the final photograph».
Fuente: Scala, Andrea A. L. About Photography. Editorial Lulu Press, Inc, 2014. ISBN 9781471627026. https://books.google.es/books?id=SpFdCAAAQBAJ&pg=PT5&dq=Photography+doesn%27t+teach+you+to+express+your+emotions;+it+teaches+you+how+to+see&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiO-ZnRnLngAhUw-YUKHfplBFgQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Photography%20doesn't%20teach%20you%20to%20express%20your%20emotions%3B%20it%20teaches%20you%20how%20to%20see&f=false
Fuente: El portafolio de Berenice Abbott (The Berenice Abbott Portfolio). Prólogo, 1976.

Ianire Estébanez Foto