Frases sobre la nostalgia
Una colección de frases y citas sobre el tema del nostalgia.
Temas relacionadosUn total de 117 citas nostalgia, filtro:

„La vida es un pequeño espacio de luz entre dos nostalgias: la de lo que aún no has vivido y la de lo que ya no vas a poder vivir. Y el momento justo de la acción es tan confuso, tan resbaladizo y tan efímero que lo desperdicias mirando con aturdimiento alrededor.“
— Rosa Montero escritora española 1951
La carne

„Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.
Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.
No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.“
— Juan Carlos Onetti Escritor uruguayo 1909 - 1994
Cuentos completos

„Todo desapareció a su alrededor y sólo tuvieron consciencia de sus labios unidos tomando y recibiendo. En verdad apenas fue un beso, la sugerencia de un contacto esperado e inevitable, pero ambos estaban seguros de que ése sería el único beso que pudieran recordar hasta el fin de sus días y de todas las caricias la única en dejar una huella certera en sus nostalgias. Supieron que dentro de años todavía podrían evocar con presión el contacto húmedo y cálido de sus labios, el olor a pasto fresco y la tormentosa sensación de sus espíritus.“
— Isabel Allende escritora chilena 1942
Of Love and Shadows

„lo que la convivencia prolongada entre dos personas sobre todo segrega es una relación de dependencia entre ellas. Me digo también que muy pocas veces esa relación está basada en el amor, un sentimiento que, en el mejor de los casos, dura lo que dura una aparición (lo dijo La Rochefoucauld y lo repite Marcelo y es verdad: el amor es como los fantasmas: todo el mundo habla de él pero nadie lo ha visto); tampoco está basada, contra lo que suele pensarse, en el miedo a la soledad, porque la verdad es que casi siempre estamos solos. No: lo más probable es que esa relación de dependencia se funde en una serie de vínculos de apariencia insignificante pero de enorme poder, un sistema de signos que no está sujeto a nuestra voluntad ni a ninguna ley previsible sino a la química azarosa de dos idiosincrasias dispares, y que (como el acuario para el pez que vive en él) constituye una especie de ecosistema o de mundo en miniatura, un ecosistema que posee sus reglas, dimensiones y seguridades, regido por apelativos que sólo en la intimidad compartida no resultan ridículos y palabras de secreto significado y erizado de cotidianas incomodidades y obligaciones que también son ritos, ceremonias y gestos, hábitos y formas ocultas de complicidad. Lo curioso es que, mientras la convivencia dura, el desagrado pequeño pero permanente de estos vínculos parece el peaje que hay que pagar para instalarse en el matrimonio como en una casa a medida, razonablemente confortable y acogedora, pero, una vez que la convivencia se rompe, una nostalgia embrutecida por el desamparo suele convertirlos en condición sine qua non del matrimonio, de manera que abandonan su ingrata categoría de peajes para convertirse en los lugares preferidos de la casa y en la fuente de todas las felicidades que depara. Por eso, tal vez más difícil que prescindir de la persona amada es prescindir de esos vínculos, de ese sistema de signos, de ese mundo en miniatura sin sentir el mismo vértigo de orfandad, de intemperie y de asfixia que siente el pez cuando lo sacan del acuario.“
— Javier Cercas, libro El vientre de la ballena
El vientre de la ballena

„Miraba los árboles a su alrededor. Sus hojas eran verdes, rojas, amarillas y castañas. Los bosques parecían un incendio. Se dijo que se marchaba unos días y que los bosques ardían, y su vida y sus recuerdos se consumían en aquellas llamas maravillosas y despiadadas. ¿Debía sufrir por no sufrir?. ¿Debía quizás sentir nostalgia por no sentir nostalgía? No sentía nostalgia, pero tampoco tenía ganas de apresurarse.“
— Milan Kundera Novelista y poeta checo 1929
Novelas, La despedida (1973)

„Nostalgia de una infancia que es historia, en mi memoria un ayer tan lejano que no volveré a vivir“
— Nach Rapero Español. 1974
Tierra prometida

„Debe abrirse a la muerte y a la nostalgia del limbo, del mundo animal. Debe abrirse a la muerte si quiere abrirse a la vida; entonces será como los ángeles¨.“
— Octavio Paz poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano 1914 - 1998
El Laberinto De La Soledad

„La familia nunca es tan familia como el día de la Madre; la Iglesia nunca es tan Iglesia como el día de la Madre, de la Madre de Cristo y Madre nuestra también… así lo sentimos todos: los indiferentes no menos que los fervientes… El mes de María en todas las Iglesias… esas colas interminables de fieles, de hombres, de gente alejada que siente en su corazón tal día como hoy la nostalgia del hogar. Es la Madre y aquí viene María también como cuando pequeños a descansar en su regazo, ¡qué día de tantas emociones para los hijos; de tantas alegrías en el cielo…, porque en el cielo hay alegrías suplementarias… En verdad os digo que más alegría en el cielo por un pecador… que por tantos…“
— María (madre de Jesús) madre de Jesús de Nazaret

„(…) El arte necesita nostalgia. No se puede ser artista si no se ha perdido algo.“
— Alejandro Dolina Escritor, locutor y actor argentino 1944
Crónicas del Ángel Gris

„El Museo Ghibli me hace sentir nostalgia, especialmente por las tardes, cuando atardece y el Sol se pone: las lágrimas bañan mis ojos.“
— Hayao Miyazaki director de cine de animación, ilustrador, dibujante de cómics y productor de dibujos animados japonés 1941
Fuente: Entrevista con Hayao Miyazaki en Animage, mayo de 2001: http://translate.google.com/translate?hl=es&u=http%3A%2F%2Fwww.nausicaa.net%2Fmiyazaki%2Finterviews%2Fsen.html

„Una nostalgia silenciosa y prolongada le oprimió el corazón. No era sólo nostalgia de aquel hombre, sino también de la oportunidad perdida. Y tampoco sólo de esa oportunidad concreta sino de la oportunidad como tal. Sentía nostalgia de todas las oportunidades que había perdido, que había dejado pasar, que había evitado, e incluso aquéllas que nunca había tenido.“
— Milan Kundera Novelista y poeta checo 1929
Novelas, La despedida (1973)

„No todo el mundo sabe que a Veracruz y a sus playas lejanas no pienso en la vida nunca volver. Fui feliz allí, el mes pasado, en noche de luna llena, en Los Portales, ni antes ni después de esa noche, en el último mes de julio de mi juventud. Pero no pienso en la vida nunca volver, pues sé muy bien que la nostalgia de un lugar sólo enriquece mientras se conserva como nostalgia, pero su recuperación significa la murte.“
— Enrique Vila-Matas escritor español 1948
Lejos de Veracruz
„—Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima. Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada.
Sollozando me abracé a sus rodillas.
—Ya no me interesa, papá. No me interesa…
Y mirando su rostro, que también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto:
—Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta de naranja-lima.
Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo… En el tiempo de nuestro tiempo no sabía que muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas:
“¿POR QUÉ LES CUENTAN LAS COSAS A LAS CRIATURITAS?”
Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto.
¡Adiós!“
— José Mauro de Vasconcelos, libro Mi planta de naranja lima
Mi planta de naranja-lima

„El libro bueno es el amigo que todo lo da y nada pide. El maestro generoso que no regatea su saber ni se cansa de repetir lo que sabe. El fiel transmisor de la prudencia y de la sabiduría antigua. El consuelo de las horas tristes. El que hace olvidar al preso su cárcel y al desterrado su nostalgia. El sedante de los grandes afanes, que va dondequiera que vayamos con nuestro dolor. El mentor de las grandes decisiones. El que ablanda el corazón en los momentos de dureza, o nos vigoriza cuando empezamos a flanquear. Y después de ser todo esto, tiene la soberana grandeza de no hipotecar nuestra gratitud. Una vez leído lo volvemos sencillamente al estante, o lo dejamos olvidado en el asiento de un tren. Es igual. Ni nos guardará rencor si no se lo hemos agradecido.“
— Gregorio Marañón científico e historiador español 1887 - 1960