Frases sobre influencia

Una colección de frases y citas sobre el tema del influencia, poder, vida, ser.

Frases sobre influencia

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“Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen.”

José de San Martín (1778–1850) militar, libertador de Argentina, Chile, Perú y Guayaquil

Fuente: Díaz Araujo, Enrique. Hombres olvidados de la Organización Nacional: Facundo Zuviría. Editorial Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, 1991, p. 176.

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“Aprendí cómo ser una mejor influencia para la gente”

Demi Lovato (1992) actriz estadounidense, cantante, compositora, filántropa, modelo y empresaria
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“Un profesor trabaja para la eternidad: nunca puede decir dónde acaba su influencia.”

Henry Adams (1838–1918)

Original: «A teacher affects eternity, he can never tell where his influence stops».
Fuente: Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2.
Fuente: Egan, James. 3000 Astounding Quotes. Edición ilustrada. Editorial Lulu.com, 2015. ISBN 9781326400378. p. 38.

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“Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada, y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que no pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue de pereza.”

Mariano José de Larra (1809–1837) escritor, periodista y político español (1809-1837)
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“Los administradores pueden mantener el rumbo, pero no pueden cambiarlo. Para cambiar el rumbo de las personas, se necesita influencia.”

Las 21 leyes irrefutables del liderazgo: Siga estas leyes, y la gente lo seguirá a usted

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“Que no sea un tema de audición
aceptar las drogas con la excusa,
que la influencia sea algo difusa
con una muy dudosa negación.”

Contexto: 26 de junio – Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas
https://pic.twitter.com/TFMICKw07p

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“El mundo nace en nosotros, como Descartes hizo reconocer, y dentro de nosotros adquiere su influencia habitual.”

Edmund Husserl (1859–1938) filósofo alemán, fundador de la fenomenología trascendental

Fuente: Citado en Dialéctica de los conceptos en educación. Varios autores. Coordinadores: Sáez Carreras, Juan; Esteban Albert, Manuel. Editorial UOC, 2016. ISBN 9788491162247.

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“Cada vez que el franco pierde valor, el ministro de Finanzas está convencido de que se debe a todo excepto a causas económicas. [En ocasiones] lo atribuye a las misteriosas y malignas influencias de la especulación.”

John Maynard Keynes (1883–1946) economista inglés

La especulación financiera
Fuente: Lords of Finance: 1929, The Great Depression, and the Bankers who Broke the World.

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“Por el legado de la esclavitud y la segregación, muchos negros perdieron fe en sí mismos y muchos sintieron que eran inferiores. Pero entonces algo pasó con el Negro: las circunstancias hicieron posible y necesario que él viajara más: la llegada del automóvil, los trastornos de las dos guerras mundiales, la Gran Depresión. Y por su origen rural, el pasado de la plantación fue dando paso a la vida urbana, industrial, y aunque su vida económica se elevaba a través del crecimiento de la industria, la influencia de los sindicatos, la ampliación de las oportunidades educativas, y aunque su vida cultural se elevaba a través de la constante disminución del analfabetismo paralizante y todas estas fuerzas conjugaron para hacer que el Negro tomara una nueva mirada sobre sí mismo, las masas negras, masas negras por todas partes comenzaron a volver a evaluarse a sí mismas, y el negro llegó a sentir que era alguien. Su religión le reveló a él, su religión le reveló a él que Dios ama a todos Sus hijos, y que todos los hombres están hechos a Su imagen, y que en sentido figurado, cada hombre desde un bajo-negro hasta a un triplete blanco es significativo en el teclado de Dios.”

Martin Luther King (1929–1968) líder del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos de América

Sin fuentes
Del Discurso pronunciado en la Gran Marcha de Detroit http://mlk-kpp01.stanford.edu/index.php/encyclopedia/documentsentry/doc_speech_at_the_great_march_on_detroit/, el 23 de junio de 1963.

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“Hago que el mar se encrespe. Logro que la jungla arda. Soy una maaala influencia.”

Marlene Dietrich (1901–1992) actriz y cantante de Alemania

Sin fuentes

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“Pero aún rechazando la autoridad absoluta, universal e infalible de los hombres de ciencia, nos inclinamos voluntariamente ante la autoridad respetable, pero relativa, muy pasajera, muy restringida, de los representantes de las ciencias especiales, no exigiendo nada mejor que consultarlos en cada caso, y muy reconocidos por las indicaciones preciosas que quieran darnos, a condición de que ellos quieran recibirlas de nosotros sobre cosas y en ocasiones en que somos más sabios que ellos; y en general, no pedimos nada mejor que ver a los hombres dotados de un gran saber, de una gran experiencia, de un gran espíritu y de un gran corazón sobre todo, ejercer sobre nosotros una influencia natural y legítima, libremente aceptada, y nunca impuesta en nombre de alguna autoridad oficial cualquiera que sea, terrestre o celeste. Aceptamos todas las autoridades naturales, y todas las influencias de hecho, ninguna de derecho, y como tal oficialmente impuesta, al convertirse pronto en una opresión y en una mentira, nos impondría infaliblemente, como creo haberlo demostrado suficientemente, la esclavitud y el absurdo. En una palabra, rechazamos toda legislación, toda autoridad y toda influencia privilegiadas, patentadas, oficiales y legales, aunque salgan del sufragio universal, convencidos de que no podrán actuar sino en provecho de una minoría dominante y explotadora, contra los intereses de la inmensa mayoría sometida. He aquí en qué sentido somos realmente anarquistas.”

Citas de sus libros, Dios y el estado
Fuente: Sobre la ciencia. https://books.google.es/books?id=lZuxDQAAQBAJ&pg=PT22&dq=Pero+a%C3%BAn+rechazando+la+autoridad+absoluta,+universal+e+infalible+de+los+hombres+de+ciencia,+nos+inclinamos+voluntariamente+ante+la+autoridad+respetable,+pero+relativa,+muy+pasajera,+muy+restringida&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjVmvqS847gAhVBUxoKHatUA_sQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Pero%20a%C3%BAn%20rechazando%20la%20autoridad%20absoluta%2C%20universal%20e%20infalible%20de%20los%20hombres%20de%20ciencia%2C%20nos%20inclinamos%20voluntariamente%20ante%20la%20autoridad%20respetable%2C%20pero%20relativa%2C%20muy%20pasajera%2C%20muy%20restringida&f=false

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“Suponga que usted se encuentra con un hombre joven, retorcido y atormentado, y trata de entender su comportamiento, y descubre que ha sido criado por un monstruo que odia a la humanidad y que ha trabajado sistemáticamente para paralizar su mente, destruir su auto-confianza, cegar su capacidad de disfrutar y bloquear todo intento de escapatoria. Usted se daría cuenta de que nada podría hacerse con ese hombre o por ese hombre y que nada podría esperarse de él hasta que se le hubiese apartado de la influencia de el monstruo. La civilización occidental está en la posición de ese hombre joven. El monstruo es Immanuel Kant. He mencionado en varios artículos que Kant es el principal destructor del mundo moderno. Mi preocupación primaria, no obstante, no es la de enredarme en polémicas, sino en presentar una aproximación racional a la filosofía, limpia de cualquier influencia kantiana, y también el indicar la conexión con la vida de el hombre aquí, en la tierra- una conexión que Kant ha cortado. Es inútil el estar contra nada, a menos que uno conozca a favor de qué está […] Uno no puede empezar con o construir sobre un negativo; solamente estableciendo lo que es bueno uno puede saber lo qué es malvado y por qué […] Todos los retorcimientos irracionales de la filosofía contemporánea son kantianos en su origen. El resultado último es el presente estado de el mundo.”

Ayn Rand (1905–1982) filósofa y escritora estadounidense
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“Yo no rechazo ninguna influencia, sea de fuente eslovaca, rumana, árabe o de cualquier otro sitio, con tal de que sea de una fuente pura, fresca y sana.”

Béla Bartók (1881–1945) compositor y pianista húngaro

Fuente: Casa del tiempo, Volumen 1,Números 4-7. Colaborador Universidad Autónoma Metropolitana. Editor Universidad Autónoma Metropolitana, 1999.

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“Mi capricho es ley". Videoclip Influencia.”

Charly García (1951) músico, compositor, multiinstrumentista, arreglista autor, cantautor y productor argentino
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“Mis principales influencias son Cronenberg, Romero, Bava, Argento, Hitchcock, Buñuel, y muchos más. Hace algunos años intenté la lamentable empresa de coleccionar mis "diez películas favoritas" y ya voy por seis mil.”

Guillermo del Toro (1964) director, guionista y novelista mexicano

Fuente: Elmundo.es http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2006/10/2192/ (09/10/06)

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“El color es un poder que influencia directamente al alma. El color es un teclado, los ojos son un martillo, el alma es una cadena. El artista es la mano que juega, tocando una tecla u otra, para causar vibraciones en el alma».”

Wasily Kandinsky (1866–1944) pintor ruso

Kandinsky, Wassily. Concerning the Spiritual in Art. Página 25. Dover Fine Art, History of Art. Edición ilustrada, integra, reimpresa, revisada. Courier Corporation, 1977. ISBN 9780486234113. 57 páginas. https://books.google.es/books?id=mG-VRWgfpuYC&pg=PR23&dq=9780486234113&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiU_tK25fPhAhVHUBoKHTSpAAUQ6AEIKDAA#v=snippet&q=colour%20is%20a%20power%20which%20directly%20influences%20the%20soul..%20Colour%20is%20the%20keyboatd%2C&f=false

“[…] La política ha sido mi quehacer fundamental a lo largo de mi vida. Al aceptar el pedido de varias personalidades de la provincia de Castilla y tomar la decisión de participar en el proceso electoral en 1939, pensé que debía hacer de la política un apostolado al servicio del departamento de Arequipa y de sus hijos. Estuve muy lejos de aquellos inescrupulosos que toman la política con afán de figuración y, sobre todo, de los que van al cargo político con el impúdico propósito de enriquecerse; esos que impropiamente se llaman políticos son culpables del desprestigio que sufre la política, porque van a ella carentes de ideales y de propósitos constructivos; muchos van con el vergonzoso propósito de disfrutar de la influencia en los poderes del Estado y lo más condenable todavía para aprovecharse del cargo para negociar influencias y disfrutar ilícita y vergonzosamente de beneficios. Frente a este lastimoso cuadro es urgente que las nuevas generaciones reaccionen enérgicamente condenando la conducta vergonzosa de los oportunistas que hacen de la política un trampolín para obtener ilícitamente la influencia del cargo que ejercen. Frente a este cuadro sombrío e inmoral, es urgente que las nuevas generaciones con amor a la patria y a la moral, realicen una vigorosa cruzada cívica nacional para lograr la recuperación moral del Perú y poner toda su energía en provecho del desarrollo cívico y económico de nuestros compatriotas para lograr un Perú mejor para todos los peruanos. En esta tarea corresponde a Arequipa primordial papel.”

Javier de Belaúnde Ruiz de Somocurcio (1909–2013) político peruano
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“La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y tal vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.”

Jakob von Gunten
Variante: La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y ta}l vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.

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“La gran divergencia entre los problemas del teorizante y los del político es uno de los motivos por los que casi nunca se encuentra una unión entre los dos, en una misma persona. Esto se aplica sobre todo al llamado político de "éxito", de pequeño porte, cuya actividad de facto no es nada más que el "arte de lo posible", como modestamente Bismarck denominaba a la política. Cuanto más libre se mantiene el político de grandes ideas, tanto más fáciles, comunes, rápidos y también visibles serán sus éxitos. Aunque es verdad también que éstos están destinados al olvido de los hombres y, a veces, no llegan ni a sobrevivir a la muerte de sus creadores. La obra de tales políticos es, de modo general, sin valor alguno para la posteridad, pues su éxito eventual reposa en el alejamiento de todos los problemas e ideas grandiosas que como tales hubieran sido de gran importancia para las generaciones venideras. La realización de ideas destinadas a tener influencia sobre el futuro es poco lucrativa y sí muy raramente comprendida por la gran masa, a la que interesan más las reducciones de precio en la cerveza y en la leche que los grandes planes de futuro, de realización tardía y cuyo beneficio, al final, sólo será usufructuado por la posteridad. Es así como, por una cierta vanidad, la que está siempre asociada a la política, la mayoría de los políticos se apartan de los proyectos realmente difíciles, para no perder la simpatía de la gran masa. El éxito y la importancia de ese político residen exclusivamente en el presente, y son inexistentes para la posteridad. Esos microcéfalos poco se enfadan por eso; ellos se contentan con poco. Diferentes son las condiciones del teorizante. Su importancia casi siempre está en el futuro, por eso no es raro que se le considere lunático. Si el arte del político era considerado el arte de lo posible, se puede decir del idealista que él pertenece a aquellos que sólo agradan a los dioses cuando exigen o quieren lo imposible. Él tendrá casi siempre que renunciar al reconocimiento del presente; adquiere, por ello, en el caso de que sus ideas sean inmortales, la gloria de la posteridad. En períodos raros de la historia de la Humanidad puede acontecer que el político y el idealista se reúnan en la misma persona. Cuanto más íntima fuese esa unión, tanto mayores serán las resistencias opuestas a la acción del político. Él no trabaja ya más para las necesidades al alcance del primer burgués, y sí por los ideales que sólo pocos comprenden. Es por eso que su vida es blanco del amor y del odio. La protesta del presente, que no comprende al hombre, lucha con el reconocimiento de la posteridad por la cual él trabaja. Cuanto mayores fueran las obras de un hombre para el futuro, tanto menos serán éstas comprendidas por el presente; cuanto más dura sea la lucha, tanto más raro el éxito. Si en años nada le sonríe, es posible que en sus últimos días le circunde un tenue halo de gloria venidera. Es cierto que esos grandes hombres son los corredores del maratón de la Historia. La corona de laurel del presente se pone más comúnmente en las sienes del héroe moribundo. Entre éstos se encuentran los grandes luchadores que, incomprendidos por el presente, están decididos a luchar por sus ideas y sus ideales. Son éstos los que, tarde o temprano, tocarán el corazón del pueblo. Hasta parece que cada uno siente el deber de, en el presente, redimir el pecado cometido en el pasado. Su vida y acción están acompañadas de cerca por la admiración conmovedoramente grata, lo que consigue, sobre todo en los días de tristeza, levantar corazones destrozados y almas desesperadas. Pertenecen a esta clase no sólo los grandes estadistas, sino también los grandes reformadores.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“¿Qué tenían en común todos esos individuos? «No se distinguían por ningún rango u oficio.» Desempeñaban las más variadas ocupaciones. No eran partidarios fanáticos del régimen. Era la gente que, cuando me sentía perdido y desesperado, hacía que volviera a recuperar la fe en la Unión Soviética. Creaban a su alrededor pequeñas islas de orden y dignidad en medio de un océano de caos y absurdidad. Fuera cual fuese el ámbito en el que trabajaban, su influencia se transmitía a su entorno. Y es el conjunto de esas islas humanas, diseminadas por todo el Imperio soviético, lo que mantiene la coherencia de su estructura e impide que se desintegre.    Esos hombres, sean o no comunistas, son «patriotas soviéticos» en el sentido con que esa palabra se usó al principio en la Revolución francesa. No son ni héroes ni santos, y todas sus virtudes cívicas van siempre en contra del régimen al que sirven. Están motivados por un grave sentido de responsabilidad en un país donde todo el mundo teme y elude la responsabilidad; tienen iniciativa y criterio independiente donde la obediencia ciega es la norma; son leales y entregados a sus semejantes en un mundo donde se espera lealtad solo hacia los superiores y entrega solo al Estado. Tienen honor personal y una dignidad de comportamiento inconsciente donde estas palabras son objeto de escarnio.    Aunque hay miles de ellos, constituyen una pequeña minoría, y son siempre las primeras víctimas de cada nueva purga. Aun así, no desaparecen. Los que conocí en Rusia tenían en su mayoría treinta y poco años, y pertenecían a la generación posrevolucionaria. Actualmente vuelvo a encontrar el mismo tipo de personas entre los emigrados rusos de la posguerra, que pertenecen a una generación posterior. Esos hombres rectos, entregados, enérgicos y audaces fueron y son la columna vertebral de un régimen que niega todos los valores que representan. Como comunista, daba su existencia por sentado, ya que creía que eran el producto de la educación revolucionaria, ese «nuevo tipo de hombre» cuyo advenimiento había predicho Marx. Hoy día me doy cuenta de que su existencia es prácticamente un milagro, de que han llegado a ser lo que son no a causa de, sino a pesar de su educación: un triunfo de la indestructible sustancia humana sobre el entorno deshumanizador.”

Arthur Koestler (1905–1983) novelista, ensayista, historiador, periodista, activista político y filósofo social húngaro