Frases sobre trabajo
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“Sé que trabajo mucho, estoy cavando mi propia tumba y además soy consciente de que el alcohol me matará algún día. Sin embargo, preferiría que no fuera descansando sino en el escenario junto a todos mis fans.”

Lady Gaga (1986) cantante estadounidense

Fuente: Los40.com http://www.los40.com/articulo/noticias/Lady-Gaga-Estoy-cavando-propia-tumba/l40actn01/20100514l40l40not_1/Tes

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“En el trabajo de una causa, muchos quedan en el camino; y yo puedo quedar en el camino; lo importante no es ganar, sino entregarse al servicio de una causa; serán las fuerzas las que elijan los candidatos”

Elisa Carrió (1956) política argentina

Convención Nacional de la UCR, 18 de abril del 2009
2009
Fuente: "Convención Nacional de la UCR" http://www.tucorrientes.com/noticias/2009/04/19/42546/la-alianza-de-la-oposicion-se-puso-en-marcha/, "TuCorrientes", 18 de abril del 2009.

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“¿Mi secreto? Ser serio, no mentirles, el trabajo.”

Néstor Gorosito (1964) exfutbolista y entrenador de fútbol argentino

Sobre la reacción protagonizada por el Xerez CD desde su llegada al banquillo del club jerezano.
Fuente: Gorosito: "No nos meteremos atrás, salvo que ellos nos acaben metiendo", SPORT, 23 de abril de 2010, Ivan San Antonio http://www.sport.es/es/noticias/barca/20100423/gorosito-nos-meteremos-atras-salvo-que-ellos-nos-acaben-metiendo/764379.shtml,

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“¡¿De dónde se atreve este pobre infeliz que ha estado pidiendo un trabajo a mi esposo desde el año 2001 para hacerse el bonito con el próximo gobierno?. Es un pobre infeliz que miente.!”

Eliane Karp (1953)

Contexto: Al arqueólogo Federico Kauffman Doig,
Fuente: Agencia Perú http://www.agenciaperu.com/actualidad/2006/jun/karp_kauffman_apristas.html

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“Hago mi trabajo con Jesús, lo hago por Jesús, lo hago para Jesús y, por tanto, los resultados son de Él, no míos.”

Teresa de Calcuta (1910–1997) monja católica de origen albanés

Fuente: Citado en Trevi García, Alma Liliana; Treviño García, Alma Liliana. Trabajar para trabajar (Adivino o busco mi futuro). Editorial Palibrio, 2012. ISBN 9781463328481. p. 181.

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“Pues bien; ¿cuál de estos dos puntos de vista es el que se ajusta a la verdad? O en otros términos: ¿tienen por objeto los conceptos anarquistas una sociedad preindustrial exclusivamente o es el anarquismo también una concepción adecuada para aplicarla a la organización de una sociedad industrial altamente avanzada? Personalmente, creo en la segunda opción, es decir, creo que la industrialización y el avance de la tecnología han cerrado consigo posibilidades de autogestión sobre un terreno vasto como jamás anteriormente se habían presentado. Creo, en efecto, que el anarcosindicalismo nos brinda precisamente el modelo más racional de una sociedad industrial avanzada y compleja en la que los trabajadores pueden perfectamente tomar a su cargo sus propios asuntos de un modo directo e inmediato, o sea, dirigirlos y controlarlos, sin que por eso no sean capaces al mismo tiempo de ocupar puestos clave a fin de tomar las decisiones más sustanciales sobre la estructura económica, instituciones sociales, planeamiento regional y suprarregional, etc.

Por otra parte, en una sociedad sin intereses creados ni monopolios, gran parte de ese trabajo -administrativo incluido- podría hacerse ya automatizado. Es del dominio público que las máquinas pueden cumplir con un gran porcentaje de las tareas laborales que hoy corren a cargo de los trabajadores y que, por lo tanto, éstos -una vez asegurado mecánicamente un alto nivel de vida- podrían emprender libremente cualquier labor de creación que antes objetivamente les habría sido imposible imaginar siquiera, sobre todo en la fase primeriza de la revolución industrial.”

Noam Chomsky (1928) lingüista, filósofo y activista estadounidense
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“El anarquista consecuente debe ser socialista, pero socialista de una clase particular. No sólo se opondrá al trabajo alienado y especializado y aspirará a la apropiación del capital por parte del conjunto de los trabajadores, sino que insistirá, además, en que dicha apropiación sea directa y no ejercida por una élite que actúe en nombre del proletariado.”

Noam Chomsky (1928) lingüista, filósofo y activista estadounidense

Anarquismo
Fuente: [Chomsky], Noam. «Apuntes sobre anarquismo» (1970). Publicado en For Reasons of State (1973). https://www.inventati.org/ingobernables/textos/anarquistas/chomsky_APUNTES%20SOBRE%20ANARQUISMO.html
Fuente: Publicado en For Reasons of State (1973)

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“El dólar ya no es dinero, sino un puñado de papeles que se imprimen, sin que tenga el apoyo del trabajo o del material, y que se difunde en el mundo.”

Mahmud Ahmadineyad (1956) político iraní

Año 2008
Fuente: " Ahmadineyad dice que el precio del petróleo de 115 dólares el barril debe aumentar http://www.levante-emv.com/economia/2008/04/19/economia-ahmadineyad-dice-precio-petroleo-dolares-barril-debe-aumentar/435195.html", 19 abril, 2008. Consultado el 11 febrero, 2018.

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“Cuéntame de ti. ¿Trabajas o estudias o estás trabajando? Eso se les dice a las putas y a los antropólogos.”

Fabrizio Mejía Madrid (1968) escritor mexicano

Tequila D.F., Ed. Mondadori, 2008, México

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“Yo no trabajo por dinero. Mi recompensa es mi nación. No hay dinero que pueda pagarme… El sentido de mi vida consiste en darle a la gente lo que puedo en estos tiempos difíciles.”

Ratko Mladić (1943)

Publicado en el libro No matarían ni una mosca, de la escritora croata Slavenka Drakulic.
Fuente: El Mundo http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/26/internacional/1306439504.html

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“No quiero dejar un trabajo por otro, y yo no creo que tenga que sacrificar algo para poner mi "todo" en alguno de ellos.”

Aaliyah (1979–2001) cantante, bailarina, actriz y modelo estadounidense

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“En este país todos los inmigrantes que sean necesarios y uno más. Pero todos con contrato de trabajo. Eso debe ser incuestionable. El fenómeno de la inmigración se coloca en una escalera, se coloca en un barrio y se coloca en una ciudad, pero mi opinión es que ni la escalera, ni la ciudad, ni el barrio, pueden funcionar nunca con la norma del último que se empadrona.”

Celestino Corbacho (1949) político español

Fuente: "El País" http://www.elpais.com/audios/sociedad/Vivir/nuevo/ministro/Trabajo/Inmigracion/Celestino/Corbacho/ha/repasado/nueva/etapa/elpaud/20080413csrcsrsoc_1/Aes/, "Cinco días" http://www.cincodias.com/articulo/economia/Corbacho/defiende/entrada/todos/inmigrantes/sean/necesarios/contrato/cdseco/20080413cdscdseco_7/Tes/, "El Mundo" http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/16/espana/1208334181.html.

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“Resulta indispensable cierta cantidad de gasto público para cumplir las funciones esenciales del gobierno. Un buen número de obras públicas -calles, carreteras, puentes y túneles, arsenales y astilleros, edificios para los cuerpos legislativos, la policía y los bomberos- son necesarias para atender los servicios públicos indispensables. La realización de estas obras públicas, útiles por sí mismas y por tanto necesarias, no conciernen a nuestro estudio. Me voy a referir aquí a las obras públicas consideradas como medio de «combatir el paro», o de proporcionar a la comunidad una riqueza que de otro modo no podríamos disfrutar.
Se ha construido un puente. Si se ha hecho así para atender una insistente demanda pública; si con tal construcción se resuelve un problema de tráfico o de transporte que de otro modo hubiera sido insoluble; si, en una palabra, incluso es más necesario que las cosas en las que los contribuyentes hubiesen gastado su dinero, de no haber sido gravados con dichos impuestos, nada cabe objetar. Pero un puente que se construye básicamente «para proporcionar trabajo» es de una clase muy distinta. Cuando el
proporcionar empleo se convierte en finalidad, la necesidad pasa a ser una cuestión secundaria. En semejante situación se inventan los «proyectos». En lugar de pensar sólo dónde deben construirse los puentes, los burócratas empiezan por preguntarse dónde pueden ser construidos. Se buscan unas razones que resulten aceptables para que un nuevo puente una la zona este con la zona oeste. Y de este modo, el puente se convierte inmediatamente en una necesidad absoluta; y aquellos que expongan alguna duda sobre la necesidad de semejante construcción son destituidos por obstruccionistas y reaccionarios.
Dos son los argumentos que se formulan a favor de la construcción del puente: el primero se argumenta principalmente antes de su construcción; el segundo, cuando ya está terminado. En el primero se afirma que tal obra proporcionará trabajo. Facilitará, digámoslo así, quinientos empleos durante un año. Unos empleos que, de otro modo, jamás hubiesen existido.
Esto es lo que se puede ver a primera vista. Pero si disponemos de cierta práctica en considerar las consecuencias remotas sobre las inmediatas y tenemos en cuenta a quienes se ven indirectamente afectados por el proyecto gubernamental, en lugar de concentrarnos simplemente en quienes se benefician de él de una manera directa, el cuadro ofrece perspectivas bien distintas. Es cierto que un grupo determinado de obreros encontrará una colocación de la que, de otro modo, hubieran carecido. Pero la obra ha sido realizada con el dinero conseguido mediante los impuestos. Cada dólar gastado en el puente tendrá que ser pagado por los contribuyentes. Si el puente cuesta diez millones de dólares, los contribuyentes tendrán que pagar esos diez millones. Por tal motivo se encontrarán con que no pueden emplear ese dinero en las cosas que más necesitaban.”

Henry Hazlitt (1894–1993) periodista estadounidense

Economía en una lección

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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

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“La holgazanería podrá parecer atractiva, pero la satisfacción sólo la da el trabajo.”

Anne Frank (1929–1945) víctima del Holocausto y autora de un diario

El diario de Ana Frank

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“Relato recibido de Rhonda y Bob Baines De: Rhonda y Bob Baines Para: T. Harv Eker Asunto: ¡Nos sentimos libres! Fuimos al Mente Millonaria Intensivo sin saber realmente lo que podíamos esperar. Quedamos muy impresionados con los resultados. Antes de asistir al seminario estábamos teniendo muchos problemas de dinero. Parecía que nunca progresábamos. Continuamente estábamos endeudados y no sabíamos por qué. Liquidábamos los gastos de nuestras tarjetas de crédito (por lo general, con el dinero de una bonificación grande obtenida en el trabajo) sólo para volver a endeudarnos al cabo de seis meses. No importaba cuánto dinero ganásemos. Estábamos muy frustrados y discutíamos mucho. Entonces asistimos al Mente Millonaria. Mientras te escuchábamos, mi marido y yo no dejábamos de apretarnos mutuamente la pierna y de sonreír y mirarnos. Oímos una gran cantidad de información que nos hacía decir: «No me extraña», «Ah, es por eso», «Ahora todo tiene sentido». Estábamos muy emocionados. Aprendimos lo distinto que pensamos él y yo en lo referente al dinero; él gastaba y yo ahorraba: ¡qué horrible combinación! Después de oír la información, dejamos de culparnos uno al otro, empezamos a comprendernos mutuamente y, a la larga, comenzamos a apreciarnos y amarnos más. Ha pasado casi un año y seguimos sin discutir por el dinero: sólo hablamos de lo que aprendimos. Ya no estamos endeudados; de hecho, tenemos dinero ahorrado, por primera vez en dieciséis años: ¡sí! Ahora no sólo tenemos dinero para nuestro futuro, sino que también tenemos el suficiente para nuestros gastos normales de cada día, para juegos, educación, ahorros a largo plazo para una casa, e incluso para compartir y dar. Es una sensación maravillosa saber que podemos emplear dinero en esas áreas y no sentirnos culpables por haberlo destinado y dedicado a esos fines. Nos sentimos libres. Muchas gracias, Harv.”

T. Harv Eker (1954) escritor estadounidense

SECRETOS DE LA MENTE MILLONARIA

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“Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus… Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad. La observación de este caso, y sus consecuencias psicológicas, concuerda con un hecho que el médico del campo me hizo notar: la tasa de mortandad semanal durante las Navidades de 1944 y el Año Nuevo de 1945 superó en mucho las estadísticas habituales del campo. En su opinión, la explicación de este aumento de mortalidad no había que buscarla en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni en una disminución de la ración alimenticia, ni en un cambio climatológico, ni en el brote de nuevas epidemias. A su entender, se trataba sencillamente de la ingenua esperanza que abrigaron la mayoría de los presos de ser liberados por las fiestas navideñas. Según se acercaba esa fecha, y al no recibir ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venció el desaliento. Muchos de ellos murieron al debilitarse su capacidad de resistencia. Ya advertimos”

El hombre en busca de sentido

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“Después de dos o tres estrofas compuestas con toda facilidad y de algunas comparaciones que lo sorprendieron, el don del trabajo se apoderó de él y advirtió la proximidad de lo que se llama inspiración. La correlación de las fuerzas que presiden la creación parecen tomar entonces la iniciativa. La prioridad ya no corresponde a su autor ni a su estado de ánimo, al que trata de dar expresión, sino al lenguaje con que quiere expresarlo. El lenguaje, del cual nace el significado y la belleza adquiere su ropaje, comienza de suyo a pensar y hablar y todo se hace música, no en el sentido de pura resonancia fonética, sino como la consecuencia y duración de su flujo interno. Entonces, lo mismo que la masa corriente de un río, que con su fluir limpia las piedras del fondo y hace girar las ruedas del molino, el lenguaje que fluye, va creando por sí, en su carrera, casi inadvertidamente con la fuerza de sus leyes, el metro y la rima y mil otras formas y relaciones más secretas, desconocidas hasta ese, momento, no singularizadas y sin nombre.
En aquellos momentos Yuri Andréivich se daba cuenta de que no era él quien llevaba a cabo el trabajo esencial, sino algo más grande que él, que por encima de él lo guiaba: la situación del pensamiento y la poesía en el mundo, lo que a la poesía le estaba reservado en el porvenir, el camino que ella tenía que recorrer en su desarrollo histórico. Él era solamenta una ocasión y un punto de apoyo para que ella pudiera ponerse en movimiento.”

Doctor Zhivago

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“A menudo la crítica del valor ha criticado las alternativas fáciles - y lo ha hecho por diferentes razones. Para ponerlo en pocas palabras: por una parte, es cierto que se puede experimentar, hasta cierto grado, formas de vida alternativas en el interior del marco capitalista. Pero la lógica capitalista tiene la tendencia de aplastar todo y transformarlo en fuente de ganancia y no va a tolerar el nacimiento de otra forma de vida. Por tanto hay que prever una fase de conflictos y de luchas. En el capitalismo, todo cuanto existe solo es considerado como una porción de valor que no conoce más que relaciones cuantitativas. La primera exigencia para una alternativa sería la de devolver su dignidad a todos los objetos que creamos, sin permitir ya su transformación en mercancías. Esto también quiere decir que no habría una forma de intercambio de las mercancías basada sobre la cantidad de trabajo. Al mismo tiempo, es necesario que todas estas nuevas formas se practiquen a la escala más grande posible. De otro modo, una fábrica autogestionada o una simple granja correrían el riesgo de tener que afirmarse en un mercado anónimo y competitivo que las sometería a las mismas exigencias de rentabilidad y ganancia que a las otras empresas. Habría que organizar, de inmediato, intercambios no mercantiles entre diferentes actividades. El fin del capitalismo no será un fin pacífico; en efecto, por todas partes aumenta la tendencia a la barbarización. Las formas postmercantiles y no bárbaras tendrán que encontrar modos de reaccionar contra la lógica mafiosa y criminal, que no cesará de difundirse. Y habrá también un aumento de la violencia, como lo vemos ya en las numerosas guerras civiles que hay en el mundo.”

Anselm Jappe (1962)
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“Todo me parece muy interesante hasta que lo hago. Entonces, descubro que no es más que otro trabajo, como los demás.”

Terry Pratchett (1948–2015) escritor británico de fantasía y ciencia ficción

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“La gran divergencia entre los problemas del teorizante y los del político es uno de los motivos por los que casi nunca se encuentra una unión entre los dos, en una misma persona. Esto se aplica sobre todo al llamado político de "éxito", de pequeño porte, cuya actividad de facto no es nada más que el "arte de lo posible", como modestamente Bismarck denominaba a la política. Cuanto más libre se mantiene el político de grandes ideas, tanto más fáciles, comunes, rápidos y también visibles serán sus éxitos. Aunque es verdad también que éstos están destinados al olvido de los hombres y, a veces, no llegan ni a sobrevivir a la muerte de sus creadores. La obra de tales políticos es, de modo general, sin valor alguno para la posteridad, pues su éxito eventual reposa en el alejamiento de todos los problemas e ideas grandiosas que como tales hubieran sido de gran importancia para las generaciones venideras. La realización de ideas destinadas a tener influencia sobre el futuro es poco lucrativa y sí muy raramente comprendida por la gran masa, a la que interesan más las reducciones de precio en la cerveza y en la leche que los grandes planes de futuro, de realización tardía y cuyo beneficio, al final, sólo será usufructuado por la posteridad. Es así como, por una cierta vanidad, la que está siempre asociada a la política, la mayoría de los políticos se apartan de los proyectos realmente difíciles, para no perder la simpatía de la gran masa. El éxito y la importancia de ese político residen exclusivamente en el presente, y son inexistentes para la posteridad. Esos microcéfalos poco se enfadan por eso; ellos se contentan con poco. Diferentes son las condiciones del teorizante. Su importancia casi siempre está en el futuro, por eso no es raro que se le considere lunático. Si el arte del político era considerado el arte de lo posible, se puede decir del idealista que él pertenece a aquellos que sólo agradan a los dioses cuando exigen o quieren lo imposible. Él tendrá casi siempre que renunciar al reconocimiento del presente; adquiere, por ello, en el caso de que sus ideas sean inmortales, la gloria de la posteridad. En períodos raros de la historia de la Humanidad puede acontecer que el político y el idealista se reúnan en la misma persona. Cuanto más íntima fuese esa unión, tanto mayores serán las resistencias opuestas a la acción del político. Él no trabaja ya más para las necesidades al alcance del primer burgués, y sí por los ideales que sólo pocos comprenden. Es por eso que su vida es blanco del amor y del odio. La protesta del presente, que no comprende al hombre, lucha con el reconocimiento de la posteridad por la cual él trabaja. Cuanto mayores fueran las obras de un hombre para el futuro, tanto menos serán éstas comprendidas por el presente; cuanto más dura sea la lucha, tanto más raro el éxito. Si en años nada le sonríe, es posible que en sus últimos días le circunde un tenue halo de gloria venidera. Es cierto que esos grandes hombres son los corredores del maratón de la Historia. La corona de laurel del presente se pone más comúnmente en las sienes del héroe moribundo. Entre éstos se encuentran los grandes luchadores que, incomprendidos por el presente, están decididos a luchar por sus ideas y sus ideales. Son éstos los que, tarde o temprano, tocarán el corazón del pueblo. Hasta parece que cada uno siente el deber de, en el presente, redimir el pecado cometido en el pasado. Su vida y acción están acompañadas de cerca por la admiración conmovedoramente grata, lo que consigue, sobre todo en los días de tristeza, levantar corazones destrozados y almas desesperadas. Pertenecen a esta clase no sólo los grandes estadistas, sino también los grandes reformadores.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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