Frases sobre desdichado

Una colección de frases y citas sobre el tema del desdichado, hombre, hombro, hombres.

Frases sobre desdichado

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“La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita. Cristo no fue sólo el Individualista supremo, sino el primero de la Historia. Se ha querido hacer de él un vulgar Filántropo, como los espantosos filántropos del siglo diecinueve, o se le ha colocado como Altruista al lado de los acientíficos y los sentimentales. Pero en realidad no fue ni lo uno ni lo otro. Tiene compasión, naturalmente, de los pobres, de los que están encerrados en las cárceles, de los humildes, de los desdichados, pero tiene mucha más compasión de los ricos, de los hedonistas duros, de los que dilapidan su libertad en hacerse esclavos de las cosas, de los que visten telas suaves y viven en las casas de los reyes. La Riqueza y el Placer le parecían tragedias realmente mayores que la Pobreza y el Dolor. Y en cuanto al Altruismo, ¿quién supo mejor que él que es la vocación y no la volición lo que nos determina, y que no se pueden recoger uvas de los espinos ni higos de los cardos? Vivir para los demás como objetivo concreto y deliberado no fue su credo. No fue la base de su credo. Cuando dice: « Perdonad a vuestros enemigos», no lo dice por el bien del enemigo sino por el bien de uno mismo, y porque el Amor es más bello que el Odio. Cuando ruega al joven al que amó con verle: «Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres », no es en el estado de los pobres en lo que está pensando, sino en el alma del joven, el alma gentil que la riqueza estaba desfigurando. En su visión de la vida coincide con el artista que sabe que por la ley inevitable del propio perfeccionamiento el poeta ha de cantar, y el escultor pensar en bronce, y el pintor hacer del mundo espejo de sus estados de ánimo, tan seguro y tan cierto como que el majuelo ha de florecer en primavera, y el trigo llamear de oro al tiempo de la siega, y la Luna en sus ordenadas andanzas cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

Obras - Coleccion de Oscar Wilde

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“Es inútil. El vacío auténtico, como un blindaje, acoraza su vida. Se detiene junto a una silla, la toma por el respaldar, hace ruido con ella golpeando las patas contra el piso; pero este ruido es insuficiente para desteñir el vacío teñido de gris. Deliberadamente hace pasar ante sus ojos paisajes anteriores, recuerdos, sucesos; pero su deseo no puede engarfiar en ellos, resbalan como los dedos de un hombre extenuado por los golpes de agua, en la superficie de una bola de piedra. Los brazos se le caen a lo largo del cuerpo, la mandíbula se le afloja. Es inútil cuanto haga para sentir remordimiento o para encontrar paz. Igual que las fieras enjauladas, va y viene por su cubil frente a la indestructible reja de su incoherencia. Necesita obrar, mas no sabe en qué dirección. Piensa que si tuviera la suerte de encontrarse en el centro de una rueda formada por hombres desdichados, en el pastizal de una llanura o en el sombrío declive de una montaña, él les contaría su tragedia. Soplaría el vien­to doblando los espinos, pero él hablaría sin reparar en las estrellas que empezaban a ser visibles en lo negro. Está seguro que aquel círculo de vagabundos comprendería su desgracia; pero allí, en el corazón de una ciudad, en una pieza perfectamente cúbica y sometida a disposiciones del digesto municipal, es ab­surdo pensar en una confesión. ¿Y si lo viera a un sacerdote y se confiara a él? Mas, ¿qué puede decirle un señor afeitado, con sotana y un inmenso aburri­miento empotrado en el caletre? Está perdido, ésa es la verdad; perdido para sí mismo.”

Los lanzallamas

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“Muchos hombres opulentos son desdichados, y muchos que tienen hacienda moderada son dichosos.”

Heródoto (-484–-425 a.C.) historiador y geógrafo

Los Nueve Libros de La Historia

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“No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.”

Adam Smith (1723–1790) economista y filósofo escocés

Fuente: Smith, Adam.La riqueza de las naciones, Libro I, Capítulo 8: De los salarios del trabajo, página 94.
Fuente: La riqueza de las naciones.

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“Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón, ¡desdichado aquel que no es capaz de derramarlas!”

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744–1811) escritor, abogado y político español

Fuente: [Señor] (1997), p. 559.

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“Cuando una mujer, hipnotizada, se acerca a su amante, obligada por el instinto sexual ineludible, el hombre se presenta ante la codicia como una especie de temerario … Pero la desdichada mujer que no ha hecho más que cumplir con una de las exigencias de su instinto, no de las más bajas hembras, es arrojada al desprecio de la sociedad: su futuro es destruido, se la arroja al abismo, la desesperación, la miseria, la locura o el suicidio.”

Hermila Galindo (1896–1954) escritora mexicana

Original: «When a woman, mesmerized, surreders herselfs to her lover, compelled by the ineluctable, sexual instinct, the man stands before cociety as a kind of daredevil... But the wretched woman who has done no more than the comply with one of the demands of her instinct, not deniend to the lowest off females, is flung into society's scorn: her future cut off, she is tossed inte the abyss os despair, misery, madness, or suicide».
Fuente: Between Woman and Nation: Nationalisms, Transnational Feminisms, and the State. Editores Caren Kaplan, Norma Alarcón, Minoo Moallem. Edición ilustrada, reimpresa. Editorial Duke University Press, 1999. ISBN 9780822323228. p. 231 https://books.google.es/books?id=iZqv_ZcsipgC&pg=PA408&dq=ISBN+9780822323228&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjw1ZLk2-TgAhUO1-AKHTsYAwkQ6AEIKDAA#v=onepage&q=But%20the%20wretched%20woman%20who%20has%20done%20no%20more%20than%20the%20comply%20with%20one%20of%20the%20demands%20of%20her%20instinct%2C&f=false

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“El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza.”

Medida por medida
Fuente: 3.º acto, escena I.

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“Si es feliz o desdichado, la vida es el único tesoro que puede poseer.”

Giacomo Casanova (1725–1798) Escritor y aventurero veneciano

Sin fuentes

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“Tendríamos que pronunciar palabras de fuego contra tales hechos y lo único que nos lo impide es saber que, si habláramos, haríamos todavía más difícil la situación de esos desdichados.”

Pío XII (1876–1958) papa número 260 de la Iglesia católica

Actes et Documents du Saint Siège à la seconde guerre mondiale, Librería Edittrice Vatiicana, 1970, vol. 1, p. 455.

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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

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“Constancio C. Vigil: “Desdichado del hombre que finca su fortuna en la caída de un árbol”.”

Héctor Aguilar Camín (1946) periodista, novelista e historiador mexicano

Adiós a los padres

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“Leo en Dostoievski el pasaje que tanto se asemeja a ser desdichado”

Franz Kafka (1883–1924) escritor praguense de lengua alemana

The Diaries of Franz Kafka: 1910-1913

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“Te juzgo desdichado por no haber sido nunca desdichado.”

Lucio Anneo Seneca (-4–65 a.C.) filósofo, político, orador y escritor romano

Fuente: [Sebastián Arribas] (2010), p. 9.
Fuente: Cartas de Séneca a Lucilio.

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“La conciencia estéril no es más que un momento (...) de la conciencia desdichada.”

Antonio Gamoneda (1931) poeta español

Henry Lefebvre
Fuente: poema '¿Ocultar esto?', de Blues castellano'.
Fuente: Blues castellano (1961-1966), página 27.