Frases sobre fábrica

Una colección de frases y citas sobre el tema del fábrica, trabajo, vida, vida.

Frases sobre fábrica

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“Dios os llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida humana: en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día.”

Josemaría Escrivá de Balaguer (1902–1975) sacerdote y santo católico español, fundador del Opus Dei

De una homilía pronunciada en el campus de la Universidad de Navarra, 8 de octubre de 1967.[Sin fuentes]
Fuente: Amar al mundo apasionadamente.
Fuente: Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Rialp, Madrid, 2002, n. 114.

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“El hombre de antaño no se parecía al de hoy. Nunca hubiese aquél formado parte de este rebaño que las democracias plutocráticas, marxistas o racistas alimentan para la fábrica y el osario.”

La France contre les robots.
Fuente: [https://books.google.es/books?id=qYU4AQAAIAAJ&q=false Revista del foro. Colaborador Colegio de Abogados de Lima (Perú). Publicado en 1977. Página 62.

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“Si había alguien en Brasil que dudaba de que un tornero mecánico, salido de una fábrica, llegase a la Presidencia, el 2002 probó lo contrario. Y yo, que tantas veces fui criticado por no tener un diploma de nivel superior, recibo ahora mi primer diploma: el de presidente de la República de mi país. Muchas gracias.”

Luiz Inácio Lula da Silva (1945) político brasileño

14 de diciembre de 2002, al recibir lo que en Brasil se llama diploma de eleito
Fuente: Lula se emociona durante cerimônia de diplomação http://www.mundolusiada.com.br/POLITICA/poli0128_dez06.htm

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“Los colegios, las fábricas, los hospitales y las cárceles… se parecen.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de comentarios
Fuente: Spinetta: el video, 1985.

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“Cuando oímos, como hace pocos meses, a los hombres encargados por el pueblo de reformar la carta magna de la Nación clamar con inconsciente suficiencia que la misión de la mujer es la guardia del hogar y la procreación de los hijos; pensábamos con amargura en el hogar de las sirvientas como nosotras mujeres; pensábamos en los miles de mujeres que, a la par del hombre, pero con menos salario que él trabajan de sol a sol, en las fábricas y en los talleres; en las innumerables empleadas que de pie cruelmente obligadas a ello por un mezquino sueldo, pasan encerradas en los talleres; en otras más miserables aún que, al precio de un salario de hambre, cosen catorce y dieciséis horas para los registros; en las telefonistas, que con quince faltas en el plazo de trece meses pierden la efectividad de su empleo y nos preguntábamos qué salvaje ironía o qué obtusa inconsciencia inspiraban las palabras de aquellos constituyentes que no tuvieron reparo en negar a la mujer el derecho a la vida ciudadana, en nombre del más sagrado de todos los deberes; pero que, a estas esclavas del hambre, siquiera en nombre de la maternidad humillada, no saben proteger como legisladores, ni muchas veces saben respetar como hombres.”

Paulina Luisi (1875–1950) médica, profesora y activista feminista uruguaya

Fuente: Nuestro Programa. Acción Femenina, no. 1, julio de 1917.[ref. insuficiente, y cita demasiado larga]

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“Un triunfador es aquel que se levanta y busca las circunstancias que desea y si no las encuentra las fabrica.”

George Bernard Shaw (1856–1950) escritor irlandés, ganador del Premio Nobel de literatura en 1925 y del Óscar en 1938

Atribuidas

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“Cada cual se fabrica su destino, no tiene aquí fortuna parte alguna.”

Fuente: [Fernández de Moratín], Leandro; [Ochoa], Eugenio de. Tesoro del teatro español desde su origen (año de 1356) hasta nuestros días arreglado y dividido en cuatro partes por Eugenio de Ochoa: Orígenes del teatro español, seguidos de una colección escogida de piezas dramáticas anteriores a Lope de Vega, Volumen 1. Volumen 10 de Colección de los mejores autores españoles antiguos y modernos. Editorial Librería europea de Baudry, 1852, página 455.
Fuente: Numancia, I.
Fuente: [Cervantes Saavedra], Miguel de. Obra completa: Ocho comedias y ocho entremeses; El trato de Argel; La numancia; Viaje del Parnaso; Poesías sueltas. Editores Florencio Sevilla Arroyo, Antonio Rey Hazas. Edición ilustrada. Editorial Centro Estudios Cervantinos, 1993. ISBN 9788488333070. Página 1124. https://books.google.es/books?id=rlfsvTxoQuwC&pg=PA1124&dq=Cada+cual+se+fabrica+su+destino,+no+tiene+aqu%C3%AD+fortuna+parte+alguna&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiL2OeMr_LeAhVJOBoKHRn-DOUQ6AEIODAD#v=onepage&q=Cada%20cual%20se%20fabrica%20su%20destino%2C%20no%20tiene%20aqu%C3%AD%20fortuna%20parte%20alguna&f=false

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“El miedo fabricó dioses; el valor fabrica reyes.”

Prosper Jolyot de Crébillon (1674–1762) poeta francés

Fuente: Jerjes.

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“Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿ Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país ?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fabricas.

¡ Cuánta humanidad
con hambre, frio, pánico, dolor,
presión moral,
terror y locura !

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamas creí
se podria golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores
uno saltó al vacio,
otro golpeandose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡ Qué espanto causa el rostro del fascismo !
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroismo
¿ Es este el mundo que creaste, dios mio ?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo ?
en estas cuatro murallas solo existe un numero
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido,
pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿ Y México, Cuba y el mundo ?
¡ Que griten esta ignominia !
Somos diez mil manos menos
que no producen.

¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del companero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
Asi golpeará nuestro puño nuevamente

¡Canto que mal me sales
Cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y que siento
hara brotar el momento…”

Víctor Jara (1932–1973) artista y activista político chileno
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“La guerrilla está en las fábricas.”

Ricardo Balbín (1904–1981) político argentino

20 de octubre de 1975, diario La Razón)

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“Las huelgas ya han empezado en Leningrado y algunas fábricas en los Urales también se han sumado. Donde sea que se escucha mi llamamiento a la huelga, la gente lo respalda.”

Boris Yeltsin (1931–2007) político ruso; presidente de Rusia

Fuente: Pronunciada el 19 de agosto de 1991, tras subirse a un tanque en las afueras del Parlamento e instar a persistir en el golpe de estado llevado a cabo por comunistas contra el presidente soviético Mikhail Gorbachov.

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“Los niños vienen fallados de fábrica.”

Pedro García (1960) médico chileno

Tras los reclamos por la mala atención de urgencias en invierno.

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“Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas.”

Eduardo Galeano (1940–2015) escritor uruguayo

Fuente: «Plomo impune»

“Es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes sino porque expresan las formas sociales capaces de crearlas y utilizarlas. Las viejas sociedades de soberanía manejaban máquinas simples, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias recientes se equipaban con máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la entropía y el peligro activo del sabotaje; las sociedades de control operan sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido y el activo la piratería o la introducción de virus. Es una evolución tecnológica pero, más profundamente aún, una mutación del capitalismo. Una mutación ya bien conocida, que puede resumirse así: el capitalismo del siglo XIX es de concentración, para la producción, y de propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). En cuanto al mercado, es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja de los costos de producción. Pero, en la situación actual, el capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo, incluso bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo. Es un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados: compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo que quiere comprar son acciones. Ya no es un capitalismo para la producción, sino para el producto, es decir para la venta y para el mercado.”

Gilles Deleuze (1925–1995) filósofo francés
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“No hay medio al que no recurra un tal delincuente moral para alcanzar sus objetivos. Meterá el hocico en las más secretas cuestiones de familia y no descansará hasta que su olfato no haya descubierto un miserable incidente que pueda determinar la derrota de la infeliz víctima. En el caso de no encontrarlo ni en la vida pública ni en la privada, el bellaco lanzará un puñado de calumnias, firmemente convencido no sólo de que, incluso después de las réplicas, alguna cosa siempre quedará, así como también de que debido a centenas de repeticiones tal demolición de la honra encontrará cómplices y será imposible a la víctima sostener la lucha en la mayoría de los casos. Esa chusma ni siquiera actúa por motivos que puedan ser comprensibles para el resto de la Humanidad. ¡Dios nos libre! Cuando un bandido de éstos ataca al resto de la Humanidad, esa gente se esconde detrás de una verdadera nube de probidad y frases untuosas, parlotea sobre el "deber periodístico" y patrañas de la misma naturaleza y se atreve a hablar de "ética" de prensa, en asambleas y congresos, ocasiones en las que la plaga se encuentra en mayor número y en las que la chusma mutuamente se aplaude. Ésta es la chusma que en más de dos terceras partes fabrica la llamada "opinión pública", de donde surge el parlamentarismo cual una Afrodita de la espuma.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

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“A menudo la crítica del valor ha criticado las alternativas fáciles - y lo ha hecho por diferentes razones. Para ponerlo en pocas palabras: por una parte, es cierto que se puede experimentar, hasta cierto grado, formas de vida alternativas en el interior del marco capitalista. Pero la lógica capitalista tiene la tendencia de aplastar todo y transformarlo en fuente de ganancia y no va a tolerar el nacimiento de otra forma de vida. Por tanto hay que prever una fase de conflictos y de luchas. En el capitalismo, todo cuanto existe solo es considerado como una porción de valor que no conoce más que relaciones cuantitativas. La primera exigencia para una alternativa sería la de devolver su dignidad a todos los objetos que creamos, sin permitir ya su transformación en mercancías. Esto también quiere decir que no habría una forma de intercambio de las mercancías basada sobre la cantidad de trabajo. Al mismo tiempo, es necesario que todas estas nuevas formas se practiquen a la escala más grande posible. De otro modo, una fábrica autogestionada o una simple granja correrían el riesgo de tener que afirmarse en un mercado anónimo y competitivo que las sometería a las mismas exigencias de rentabilidad y ganancia que a las otras empresas. Habría que organizar, de inmediato, intercambios no mercantiles entre diferentes actividades. El fin del capitalismo no será un fin pacífico; en efecto, por todas partes aumenta la tendencia a la barbarización. Las formas postmercantiles y no bárbaras tendrán que encontrar modos de reaccionar contra la lógica mafiosa y criminal, que no cesará de difundirse. Y habrá también un aumento de la violencia, como lo vemos ya en las numerosas guerras civiles que hay en el mundo.”

Anselm Jappe (1962)
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“Queipo de Llano había dicho: «De Madrid haremos una ciudad, de Bilbao una fábrica, de Barcelona un solar». Arrasarlo todo. Como en 1714.”

Jordi Sierra i Fabra (1947) escritor y periodista

Los 3 primeros casos del inspector Mascarell: Cuatro días de enero/Siete días de julio/Cinco días de octubre\

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“Evidentemente existen las luchas de clases, porque el capitalismo es una sociedad basada en la concurrencia - siempre hay una lucha en torno a la distribución del valor. Pero hoy en día esa lucha ya no tiene - y en el pasado raramente lo ha tenido - el carácter de una lucha a favor o en contra del capitalismo. Casi siempre sus participantes han presupuesto y aceptado la existencia del valor, del dinero y de la mercancía. Se trata entonces, en gran medida, de luchas al interior de la esfera de la circulación. Desde luego, estas luchas de clases han tenido una gran importancia histórica y han permitido que muchas personas vivan un poco mejor. Sin embargo, salvo en raras ocasiones, su horizonte no era la emancipación con respecto a la forma social fetichista. Se había aceptado ya la existencia y la pretendida necesidad del trabajo. Las acciones reivindicativas de los trabajadores simplemente quisieron liberar al trabajo de los “parásitos” que se encontraban en la esfera de la circulación (trátese de los jefes de fábrica o de los banqueros) Con la decadencia del proletariado clásico, la izquierda ha señalado muchos otros posibles “sujetos revolucionarios” - sean los trabajadores informáticos, los trabajadores precarios, las mujeres o aun la gente del tercer mundo, etc. Pero hemos visto que ninguna categoría que participa en el ciclo del trabajo y del capital está, en tanto que tal, al margen del capital. Por la sola razón de que pertenecen a una clase social, sus miembros no están interesados en la abolición de esas formas sociales o del valor. Al mismo tiempo, esto no quiere decir que no haya conflictos sociales. Por el contrario, el capitalismo crea todos los días situaciones invivibles en el plano económico y ecológico, en el plano del urbanismo, de la vida cotidiana… Todo el tiempo el capitalismo se ve contestado en términos implícitos o explícitos. Pero muy a menudo estos conflictos permanecen en el marco de la lógica abstracta de la valorización. Esta pretende someter todas las exigencias a la sola lógica de la ganancia y se encuentra en conflicto con la buena vida e incluso con la supervivencia de la humanidad. Ya no es posible leer estos tipos de conflictos a través del prisma de las clases sociales ya constituidas. Lo que queda en las fábricas de la antigua capa obrera suele haberse convertido en un grupo social bastante conservador que solamente quiere defender sus intereses materiales inmediatos.”

Anselm Jappe (1962)

Variante: Evidentemente existen las luchas de clases, porque el capitalismo es una sociedad basada en la competencia - siempre hay una lucha en torno a la distribución del valor. Pero hoy en día esa lucha ya no tiene - y en el pasado raramente lo ha tenido - el carácter de una lucha a favor o en contra del capitalismo. Casi siempre sus participantes han presupuesto y aceptado la existencia del valor, del dinero y de la mercancía. Se trata entonces, en gran medida, de luchas al interior de la esfera de la circulación. Desde luego, estas luchas de clases han tenido una gran importancia histórica y han permitido que muchas personas vivan un poco mejor. Sin embargo, salvo en raras ocasiones, su horizonte no era la emancipación con respecto a la forma social fetichista. Se había aceptado ya la existencia y la pretendida necesidad del trabajo. Las acciones reivindicativas de los trabajadores simplemente quisieron liberar al trabajo de los “parásitos” que se encontraban en la esfera de la circulación (trátese de los jefes de fábrica o de los banqueros) Con la decadencia del proletariado clásico, la izquierda ha señalado muchos otros posibles “sujetos revolucionarios” - sean los trabajadores informáticos, los trabajadores precarios, las mujeres o aun la gente del tercer mundo, etc. Pero hemos visto que ninguna categoría que participa en el ciclo del trabajo y del capital está, en tanto que tal, al margen del capital. Por la sola razón de que pertenecen a una clase social, sus miembros no están interesados en la abolición de esas formas sociales o del valor. Al mismo tiempo, esto no quiere decir que no haya conflictos sociales. Por el contrario, el capitalismo crea todos los días situaciones invivibles en el plano económico y ecológico, en el plano del urbanismo, de la vida cotidiana… Todo el tiempo el capitalismo se ve contestado en términos implícitos o explícitos. Pero muy a menudo estos conflictos permanecen en el marco de la lógica abstracta de la valorización. Esta pretende someter todas las exigencias a la sola lógica de la ganancia y se encuentra en conflicto con la buena vida e incluso con la supervivencia de la humanidad. Ya no es posible leer estos tipos de conflictos a través del prisma de las clases sociales ya constituidas. Lo que queda en las fábricas de la antigua capa obrera suele haberse convertido en un grupo social bastante conservador que solamente quiere defender sus intereses materiales inmediatos.

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“(…) Sí, por las tardes, hacia las siete, le gusta encontrarse en un vagón de segunda mano del metro. La mayoría de los pasajeros son personas que regresan de sus trabajos. Se sienta entre ellos, trata de sorprender en sus caras el motivo de sus preocupaciones. Naturalmente, están pensando en lo que acaban de abandonar hasta mañana, sólo hasta mañana, y también en lo que les espera esta noche, lo cual les alegra o les preocupa aún más. Nadja se queda mirando fijamente algo definido: «Hay buenas personas». Más alterado de lo que quisiera mostrarme, ahora sí me enojo: «Pues no. Además tampoco se trata de eso. El hecho de que soporten el trabajo, con o sin las demás miserias, impide que esas personas sean interesantes. Si la rebeldía no es lo más fuerte que sienten, ¿cómo podrían aumentar su dignidad sólo con eso? En esos momentos, por lo demás, usted les ve; ellos ni siquiera la ven a usted. Por lo que a mí se refiere, yo odio, con todas mis fuerzas, esa esclavitud que pretenden que considere encomiable. Compadezco al hombre por estar condenado a ella, porque por lo general no puede evitarla, pero si me pongo de su parte no es por la dureza de su condena, es y no podría ser más que por la energía de su protesta. Yo sé que en el horno de la fábrica, o delante de esas máquinas inexorables que durante todo el día imponen la repetición del mismo gesto, con intervalos de algunos segundos, o en cualquier otro lugar bajo las órdenes más inaceptables, o en una celda, o ante un pelotón de ejecución, todavía puede uno sentirse libre, pero no es el martirio que se padece lo que crea esa libertad. Admito que esa libertad sea un perpetuo librarse de las cadenas: será preciso, por añadidura, para que ese desencadenarse sea posible, constantemente posible, que las cadenas no nos aplasten, como les ocurre a muchos de los que usted me habla. Pero también es, y quizá mucho más desde el punto de vista humano, la mayor o menor pero, en cualquier caso, la maravillosa sucesión de pasos que le es dado al hombre hacer sin cadenas. Esos pasos, ¿les considera usted capaces de darlos? ¿Tienen tiempo de darlos, al menos? ¿Tienen el valor de darlos? Buenas personas, decía usted, sí, tan buenas como las que se dejaron matar en la guerra, ¿verdad? Digamos claro lo que son los héroes: un montón de desgraciados y algunos pobres imbéciles. Para mí, debo confesarlo, esos pasos lo son todo. Hacia dónde se encaminan, ésa es la verdadera pregunta. De algún modo, acabarán trazando un camino y, en ese camino, ¿quién sabe si no surgirá la manera de quitar las cadenas o de ayudar a desencadenarse a los que se han quedado en el camino? Sólo entonces será conveniente detenerse un poco, sin que ello suponga desandar lo andado». (Bastante a las claras se ve lo que puedo decir al respecto, sobre todo a poco que decida tratarlo de manera concreta.) Nadja me escucha y no intenta contradecirme. Tal vez lo último que ella haya querido hacer sea la apología del trabajo.”

Nadja

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“Un genio es una fábrica. Un erudito, un almacén.”

Jaime Balmes (1810–1848) filósofo y teólogo español

Citas por obras, Pensamiento sobre literatura: Filosofía, política y religión
Fuente: Página 277. https://books.google.es/books?id=OVJQAAAAcAAJ&pg=PA280&dq=Un+hombre+con+pereza+es+un+reloj+sin+cuerda.+Balmes&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjhqKrN7p3gAhV15-AKHWxaCDYQ6AEIQDAF#v=onepage&q=Un%20genio%20es%20una%20f%C3%A1brica.%20Un%20erudito%2C%20un%20almac%C3%A9n&f=false

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