Frases sobre uso
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“La comprensión mutua sería enormemente facilitada por el uso de una lengua universal.”

Nikola Tesla (1856–1943) inventor, ingeniero mecánico e ingeniero eléctrico de origen serbio
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“Ya que el comercio ignora las fronteras nacionales y la industria insiste en tener el mundo como mercado, la bandera de su nación los debe seguir, y las puertas de las naciones cerradas deben ser derribadas… Las concesiones obtenidas por los financieros deben ser salvaguardadas por ministros de estado, aún cuando en el proceso las naciones poco dispuestas a ello vean ofendida su soberanía. Se deben obtener o implantar colonias para que ninguna esquina útil del mundo quede apartada o sin uso.”

Woodrow Wilson (1856–1924) vigésimo octavo Presidente de los Estados Unidos

Discursos
Original: «Since trade ignores national boundaries and the manufacturer insists on having the world as a market, the flag of his nation must follow him, and the doors of the nations which are closed must be battered down... Concessions obtained by financiers must be safeguarded by ministers of state, even if the sovereignty of unwilling nations be outraged in the process. Colonies must be obtained or planted, in order that no useful corner of the world may be overlooked or left unused».
Fuente: Conferencia en la Universidad de Columbia del 15 de abril de 1907. [ref. insuficiente]

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“No, no uso un iPod. Tampoco mis hijos. Mis hijos, en muchos aspectos, están tan malcriados como muchos otros niños, pero al menos en esto he lavado su cerebro: No uséis Google y no uséis un iPod.”

Steve Ballmer (1956) empresario y ex director ejecutivo de la empresa informática Microsoft Corporation

Enlace: http://money.cnn.com/magazines/fortune/fortune_archive/2006/04/03/8373041/index.htm
Fuente: Fortune, 29.03.06

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“Después del poder, nada hay tan excelso como el saber tener dominio de su uso.”

Jean Paul (1763–1825) novelista alemán

Fuente: Amate Pou, Jordi. Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial España, 2017. ISBN 9788417321871. p. 99.

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“Supongamos que, al cruzar un brezal, mi pie tropezase con una piedra, y se me preguntase cómo esa piedra llegó hasta allí; posiblemente podría contestar que, por lo que yo sabía, había estado por el contrario allí desde siempre: quizás tampoco sería fácil demostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que hubiese encontrado un reloj en el suelo, y se me preguntase qué había sucedido para que el reloj estuviese en aquel sitio; difícilmente podría pensar en la misma respuesta que había dado antes, de que, por lo que yo sabía, el reloj podía haber estado siempre allí. Sin embargo, ¿por qué esta respuesta no debería servir para el reloj tanto como para la piedra, por qué no es admisible en ese segundo caso como en el primero? Por esta razón, y no por otra, a saber, que cuando llegamos a inspeccionar el reloj, percibimos - lo que no pudimos descubrir en la piedra - que sus diversas partes están enmarcadas y reunidas con un propósito, por ejemplo, que están así formadas y ajustadas como para producir movimiento, y ese movimiento tan regulado como para señalar las horas del día, que si las diferentes partes hubieran sido de forma diferente de lo que son, o colocadas en cualquier otra manera o en cualquier otro orden que en el que están colocadas, o no se hubiera producido ningún movimiento en en la máquina, o ninguno que hubiera respondido al uso que ahora tiene.
Al observar este mecanismo … creemos que la inferencia es inevitable, que el reloj debe haber tenido un fabricante - que debe haber existido, en algún momento y en algún lugar u otro, un artífice o artífices que lo formó para el propósito al que encontramos de hecho que responde, que comprendió su construcción y diseñó su utilización.
Ni debilitaría, entiendo, la conclusión el que nunca hubiéramos visto un reloj hecho, que nunca hubiéramos conocido a un artista capaz de hacer uno, que fuéramos totalmente incapaces de ejecutar tal clase de destreza nosotros mismos, o de entender de qué manera se llevó a cabo, no siendo todo esto más que lo que es cierto de algunos exquisitos restos de arte antiguo, de algunas artes perdidas, y, para la mayoría de la humanidad, de las producciones más curiosas de la manufactura moderna.”

William Paley (1743–1805)

Fuente: Teología natural, 1802.

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“La teoría vírica no ha producido nada…una vacuna que no existe; el AZT, que es un genocidio iatrogénico; y el uso del condón, que es de sentido común.”

Harvey Bialy (1945) biólogo estadounidense

Sunday Times (Londres), 26 April 1992 "Experts Mount Startling Challenge to AIDS Orthodoxy", Neville Hodgkinson

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“19/abril/1943 16:20h. Tomo por vía oral 0,5 cc de solución mitad acuosa mitad promil de tartrato de dietilamida = 0,25 mg de tartrato. Tomada diluida con aproximadamente 10 cc de agua. Tiene mal gusto.
17:00h. Comienzan los mareos, sensación de ansiedad, distorsiones visuales, síntomas de parálisis, deseo de reír.
Suplemento 21/abril: Viajo a casa en bicicleta.
De 18:00 - 20:00h aprox. Crisis más severa. (Véase el informe especial).
Aquí terminan las notas en mi cuaderno de laboratorio. Fui capaz de escribir las últimas palabras pero con un gran esfuerzo. A estas alturas ya estaba claro para mí que el LSD había sido la causa de la notable experiencia del viernes anterior, con percepciones alteradas que eran del mismo tipo que las anteriores, sólo que mucho más intensas. Tuve que luchar para hablar de manera inteligible. Le pedí a mi asistente de laboratorio, que estaba informado del auto-experimento, que me acompañara a casa. Fuimos en bicicleta, no hay automóviles disponibles debido a las restricciones sobre su uso en tiempo de guerra. De camino a casa, mi estado comenzó a asumir formas amenazadoras. Todo en mi campo de visión fluctuaba y estaba distorsionado, como si me viese en un espejo curvo. También tuve la sensación de ser incapaz de moverme de ese sitio. Sin embargo, mi asistente me dijo más tarde que habíamos viajado muy rápidamente. Finalmente, llegamos al hogar sanos y salvos, y yo apenas fui capaz de pedirle a mi compañero que llamase a nuestro médico de cabecera y pidiese leche a los vecinos.
A pesar de mi estado delirante, desconcertado, tenía breves períodos de pensamiento claro y eficaz - y elegí tomar leche como un antídoto inespecífico contra el envenenamiento.”

Albert Hofmann (1906–2008) químico suizo
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“Este auto-experimento había mostrado que el LSD-25 se comportaba como una sustancia psicoactiva con propiedades y potencia extraordinarias. No había, que yo sepa, ninguna otra sustancia conocida que evocase tan profundos efectos psíquicos en dosis tan extremadamente bajas, que causase cambios tan dramáticos en la conciencia humana y sobre nuestra experiencia del mundo interno y externo.
Lo que parecía aún más significativo era que yo pudiese recordar la experiencia de la embriaguez con LSD con todo detalle. Esto sólo podía significar que la función de registro de la conciencia no se interrumpía, ni siquiera en el clímax de la experiencia con el LSD, a pesar de la ruptura profunda de la visión del mundo normal. Durante toda la duración del experimento, yo había sido consciente de participar en un experimento, pero a pesar de este reconocimiento de mi estado, yo no podía, con todo el esfuerzo de mi voluntad, zafarme del mundo del LSD. Todo lo había vivido como completamente real, como una realidad alarmante, porque la imagen de la otra realidad familiar cotidiana, se conservaba completamente en la memoria para comparación.
Otro aspecto sorprendente del LSD era su capacidad de producir un poderoso estado de embriaguez de gran alcance, sin padecer una resaca. Muy por el contrario, al día siguiente del experimento con LSD me sentí a mí mismo, como ya he descrito, en excelente estado físico y mental.
Me di cuenta de que el LSD, un nuevo compuesto activo con tales propiedades, tendría que tener un uso en farmacología, en neurología, y sobre todo en psiquiatría, y que despertaría el interés de los especialistas interesados​​. Pero en ese momento yo no tenía idea de que la nueva sustancia también llegaría a ser utilizada más allá de la ciencia médica, como embriagante en el mundo de las drogas. Ya que mi propia experiencia había puesto de manifiesto el LSD en su aspecto terrorífico y demoníaco, lo último que podía esperar era que esta sustancia alguna vez pudiera encontrar aplicación como algo parecido a un droga del placer.”

Albert Hofmann (1906–2008) químico suizo
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“El príncipe debe hacer uso del hombre y de la bestia: astuto como un zorro para evadir las trampas y fuerte como león para espantar a los lobos.”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

Sin fuentes
Variante: «El príncipe tiene que elegir de entre todos los animales a la astucia del zorro y la fuerza del león».[Sin fuentes]

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“Es mejor el uso de las riquezas que la posesión de ellas.”

La Celestina.
Fuente: Bol, Cecilio; Ollirum Leugim. Mis conversaciones con ellos. Editorial Bubok, 2010. ISBN 9788490096345. p. 98.
Fuente: La Celestina, acto II.

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“Me hubiera gustado ser francés hace unas semanas, el día que entró en vigor la ley prohibiendo el uso del velo en los colegios públicos de allí. En un ejercicio admirable de civismo republicano, los dirigentes musulmanes franceses dijeron a sus correligionarios que, incluso pareciéndoles mal la ley, aquello era Francia, que las leyes estaban para cumplirlas, y que quien se beneficia de una sociedad libre y democrática debe acatar las reglas que permiten a esa sociedad seguir siendo libre y democrática. Así, todo transcurrió con normalidad. Al llegar al cole las chicas se quitaban el velo, o no entraban. Y oigan. No hubo un incidente, ni una declaración pública adversa. Políticos, imanes, alumnos. Ese día, todos de acuerdo: Francia. Y ahora imaginen lo que habría ocurrido aquí en el caso –si hubiese habido cojones para aprobar esa ley, que lo dudo– de prohibirse el velo en las escuelas públicas españolas. Cada autonomía, cada municipio y cada colegio aplicando la norma a su aire, unos sí, otros no, gobierno y oposición mentándose los muertos, policías ante los colegios, demagogia, mala fe, insultos a las niñas con velo, insultos a las niñas sin velo, manifestaciones de padres, de alumnos, de sindicatos y de oenegés lo mismo a favor que en contra, el Pepé clamando Santiago y cierra España, el Pesoe con ochenta y seis posturas distintas según el sitio y la hora del día, los obispos preguntando qué hay de lo mío, ministros, consejeros y presidentes autonómicos compitiendo en decir imbecilidades, Llamazares largando simplezas sobre el federalismo intrínseco del Islam, Maragall afirmando la existencia de un Mahoma catalán soberanista, Ibarretxe diferenciando entre musulmanes a secas y musulmanes y musulmanas vascos y vascas, y los programas rosa de la tele, por supuesto, analizando intelectualmente el asunto.”

Arturo Pérez-Reverte (1951) escritor y periodista español
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“No uso las cintas de respaldo cuando estoy cantando y bailando en el escenario. Puedo dar volteretas y cantar.”

Beyoncé (1981) cantante y actriz estadounidense

Sin fuentes

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“La derrota de ETA es mucho más que la derrota de sus comandos "militares", entre comillas, es que pierda la esperanza, ellos y los que les apoyan, de conseguir algo de la democracia y de la política con el uso de terror.”

Rosa Díez (1952) política española

Entrevista en el programa televisivo Ratones Coloraos": http://www.youtube.com/watch?v=EPZWYL4nldo y http://www.youtube.com/watch?v=2Fc4xJDXSYs&eurl=http://www.upyd.es/web_medida/plantilla_ver_contenido/VerContenido.jsp?id=100&seccion=5, octubre de 2007.

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“Debo beber más, tomo bebida congelada y el humo hábitos que se supone que se deben evitar, sino que el uso un spray de propóleos, y durante la Mundial…., Dejo de fumar”

Galvão Bueno (1950)

Al preguntarle si se encarga de la voz.
Fuente: Entrevista en la Revista Isto É Gente, desde 07 de enero de 2002.

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“Pongamos un ejemplo: Un hombre se ha perdido en el desierto y sufre una sed horrible; siéntese desfallecer y se deja caer en el suelo; ruega a Dios que le asista, y espera; pero ningún ángel viene a traerle agua. Sin embargo, un buen espíritu le ha "sugerido" el pensamiento de levantarse, seguir uno de los senderos que se presentan ante él, y entonces por un movimiento maquinal, se reviste de ánimo, se levanta y marcha a la ventura. Llega a una colina, descubre lejos un arroyuelo, y a esta vista, recobra ánimo. Si tiene fe, exclamará: "Gracias, Dios mío, por el pensamiento que me habéis inspirado y por la fuerza que me habéis dado". Si no tiene fe, dirá: "¡Qué buen pensamiento he tenido! ¡Qué suerte haber tomado el camino de la derecha más bien que el de la izquierda! la casualidad, verdaderamente, nos sirve bien algunas veces. ¡Cuánto me felicito por mi valor en no dejarme abatir!" Pero dirán algunos: "¿por qué el buen espíritu no le dijo bien claro, sigue esta senda, y al extremo encontrarás lo que te hace falta? ¿Por qué no se le ha manifestado, para guiarle y sostenerle en su abatimiento? De este modo le hubiera convencido de la intervención de la Providencia". En primer lugar sucede así para enseñarle que debe ayudarse a sí mismo y hacer uso de sus propias fuerzas, y luego, por tal incertidumbre, Dios pone a prueba la confianza que en El se tiene, así como la sumisión a su voluntad.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Solo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto? La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmixtificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean, la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían, que respectivamente les prohíbe, aunque solo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja que cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos excesos, pero ¿quién, excepto la filosofía, se los prohíbe? ¿quién les obliga a enmascararse, a adoptar aires nobles e inteligentes, aires de pensador.”

Nietzsche and Philosophy

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“Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.

Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.
Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión.
Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.”

Los viajes de Gulliver

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“Este señor se compone sólo de letras. De muchísimas letras, se entiende, de un número astronómico de letras, pero al fin y al cabo sólo de letras.
Aquí está su amiga. Es, como se ve, de carne y hueso. ¡Y de qué carne! Da gusto verla, ¡y no digamos tocarla!
Los dos van ahora juntos a la feria. En la góndola y la noria todo va bien todavía. Pero luego llegan a una caseta de tiro al blanco; un tiro al blanco un poco extraño, esa es la verdad.
¡Pruébate a ti mismo!, puede leerse en grandes letras en la parte de arriba. Y más abajo figuran las reglas. Sólo son tres:
1. Cada tiro es un blanco garantizado.
2. Por cada blanco, un tiro gratis.
3. El primer tiro es gratuito.
El señor que rodea con el brazo la cintura de su amiga estudia atentamente el letrero. Quiere seguir su camino rápidamente, pero ella insiste en que haga uso de la ventajosa oferta. Quiere ver de lo que es capaz.
Pero el señor no quiere.
-¿Pero por qué no, cariño? ¿Qué tiene de malo?
Tiene de malo que hay que disparar sobre un blanco bastante insólito, sobre uno mismo, es decir, sobre la propia imagen reflejada en un espejo de metal. Y el señor de letras no se siente en absoluto lo bastante real para distinguir de una manera tan arriesgada entre sí y su imagen reflejada.
-¡O disparas -dice la amiga, por fin, furiosa-, o te dejo!
El sacude la cabeza. Entonces ella se va con otro, un carnicero que entiende de carnes y huesos.
El señor se queda solo y la sigue con la mirada. Cuando desaparece de su vista en el gentío, él se deshace lentamente en un pequeño montón de diminutas minúsculas y mayúsculas que la multitud pisotea al pasar.
La verdad es que para eso podría hacer disparado, ¿verdad?”

El espejo en el espejo

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“(…) En eso estriba lo grande de la teoría del Astrólogo: los hombres se sacuden sólo con mentiras. El le da a lo falso la consistencia de lo cierto; gentes que no hubieran caminado jamás para alcanzar nada, tipos deshechos por todas las desilusiones, resucitan en la virtud de sus mentiras. ¿Quiere usted, acaso, algo más grande? Fíjese que en la realidad ocurre lo mismo y nadie lo condena. Sí, todas las cosas son apariencias… dése cuenta… no hay hombre que no admita las pequeñas y estúpidas mentiras que rigen el funcionamiento de nuestra sociedad. ¿Cuál es el pecado del Astrólogo? Substituir una mentira insignificante por una elocuente, enorme, trascendental. El Astrólogo, con sus falsedades, no parece un hombre extraordinario, y no lo es… y, lo es… lo es porque no saca provecho personal de sus mentiras, y no lo es porque él no hace otra cosa que aplicar un principio viejo puesto en uso por todos los estafadores y reorganizadores de la humanidad. Si algún día se escribe la historia de ese hombre, los que la lean tengan un poco de sangre fría, se dirán: Era grande, porque para alcanzar a concretar sus ideales sólo utilizaba los medios al alcance de cualquier charlatán. Y lo que a nosotros nos parece novelesco, e inquietante, no es nada más que la zozobra de los espíritus débiles y mediocres, que solo creen en el éxito cuando los medios para alcanzarlo son complicados, misteriosos, y no simples.”

Los siete locos

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“Esa era la mayor sutileza: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego, una vez más, volverse inconsciente del acto de hipnosis que acababas de realizar. Incluso la comprensión del término doblepiensa, implicaba el uso del doblepiensa”

1984
Variante: Esa era la mayor sutileza: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego, una vez más, volverse inconsciente del acto de hipnosis que acababas de realizar. Incluso la comprensión del término, implicaba el uso del doblepiensa.

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