Frases sobre ambición

Una colección de frases y citas sobre el tema del ambición, ser, hombre, hombro.

Frases sobre ambición

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“Mi ambición está limitada por mi pereza.”

Factotum (1975)
Fuente: 22 años de la muerte de Charles Bukowski: 10 citas célebres del escritor. Publicado por Europa Press el 9 de marzo de 2016. https://www.europapress.es/cultura/libros-00132/noticia-22-anos-muerte-charles-bukowski-10-citas-celebres-escritor-20160309144439.html Consultado el 8 de abril de 2019.

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“No es mi ambición esto de estar en guerra, pero sí lo es crear un nuevo estado nacional y social de la más alta cultura.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

C. Berlín, 1940

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“En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.”

Voltaire (1694–1778) escritor, historiador, filósofo y abogado francés

Fuente: [Palomo Triguero] (2013), p. 33. https://books.google.es/books?id=He9BAwAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=Palomo+Triguero,+Eduardo+(2013).+Cita-log%C3%ADa.&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwir5LT71c3lAhXK8uAKHb7gAnoQ6AEIKzAA#v=onepage&q=voltaire&f=false

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“Cualquier mujer que aspire a comportarse como un hombre, seguro que carece de ambición.”

Dorothy Parker (1893–1967)

Fuente: [Albaigès Olivart] (1997), p. 458.

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“El congreso es un haz de corrompidos; hay un grupo que trabaja el oro extranjero y que ha corrompido a muchas personas. Hay un hombre acaudalado que ha envilecido la prensa y ha envilecido los hombres. Las fuerzas parlamentarias han fluctuado entre vicios y ambiciones personales. El pueblo ha permanecido tranquilo y feliz, pero la oligarquía lo ha corrompido todo.”

José Manuel Balmaceda (1840–1891) Ex presidente de Chile

Fuente: Ramírez Necochea, Hernán. Historia del imperialismo en Chile: Prólogo de Olga Poblete de Espinosa. Número 2 de Colección Realidad americana. 2ª edición. Edición Revolucionaria, 1960. p. 127.

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“[…] borra esas frases absurdas y presuntuosas y sustitúyelas con la única que realmente te es posible firmar: "No puedo dejar de escribir". Confiesa que tu necesidad de hacerlo es más fuerte que tú, olvida tu desorbitada ambición de escribir un libro que a todos interese, acepta tu verdadera medida y comprende que si no has escrito otra cosa es porque sólo puedes referirte a lo que es tuyo: los recuerdos que estremecen, contentan o lastiman tu corazón, los opacos sucesos de tu vida diaria y tu relación con unos cuantos seres humanos que coincidieron en tu pequeña órbita. Eso es lo único que te pertenece, lo único que conoces, lo único que comprendes, y, por tanto, lo único que puedes expresar. Tal vez logres algún día inventar un suceso. Lo que no lograrás inventar es la emoción que te habría producido ese acontecimiento si lo hubieras vivido. Es un dolor inventado, aunque lo derives del más patético y desgarrador de los sucesos que imagines, jamás podrás poner el calor, la verdad que tal vez logres imprimir en el relato que hagas de un triste acontecimiento que te pertenezca.

En rigor, es de tu realidad de lo único que puedes hablar. Y si de ella no te es posible extraer lo que requieres para un libro distinto y trascendente, renuncia a tu sueño. Y si no puedes dejar de escribir, continúa haciéndolo en este cuaderno y luego en otro, y en otro, siempre secretamente, hasta el día de tu muerte.”

El libro vacío

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“Este partido está pudriéndose por la inmensa gusanera de caciques y caciquillos. Tienen más que los monárquicos. En cada capital hay cincuenta que quieren imponer los caprichos de su vanidad y de su ambición a todos sus correligionarios… Y si nada más hubiera esos cincuenta, menos mal. Luego vienen los caciques de distrito y los de barrio… ¡Oh!! Esos vejestorios endiosados de Comité local y de barriada! ¡Papas rojos, que se creen infalibles e indiscutibles!
Para hacer la revolución, lo primero, lo indispensable, sería degollarlos a todos. Si éstos trajeran la República, estaríamos peor que ahora. Sería cosa de emigrar. Suerte que no hay miedo a que la traigan. ¡Hay cada revolucionario que tiene un miedo feroz a la revolución!… Hubiera usted visto a algunos de ellos cuando la semana roja de Barcelona, cuando aquí se dijo que iba a estallar la huelga general, irse huyendo de Madrid como ratas… No sé qué diablos ocurría entonces, que a todos les salían negocios en provincias, o tenían por esas tierras de dios parientes enfermos de gravedad, que los llamaban… ¡Y para ver este espectáculo me vine yo de Santander e interrumpí mi veraneo!… Luego, son muchos los republicanos que no quieren que venga la República, porque no les conviene; van muy bien en el machito, haciendo la farsa de la oposición, sirviendo de comparsas en esta política repugnante, representando su papel de diputados o de concejales, u otros papeles peores.
En este partido son muy pocos los directores que trabajan desinteresadamente por el ideal; la desorganización es indescriptible, no se puede imaginar; no hay espíritu de disciplina, ni siquiera instinto de conservación… Si no fuera porque veo esos caciquitos ir a su avío, sin saber disimularlo, creería que estaban locos. No se puede hacerlo peor para facilitar la victoria al adversario e imposibilitar la propia… Estoy harto de luchar sin esperanza de salvación entre tanta miseria. Así están disgregando la masa republicana, infiltrando el escepticismo entre los soldados de fila… ¡Oh! Usted no puede darse idea de lo que aquí se persiguen unos odios a otros y unas vanidades a otras… ¡Con qué ensañamiento, con qué perfidia, empleando todos los medios, hasta la difamación y la calumnia!
Ha habido día que pensé meterme en casa y no ocuparme de política. Pero lo he pensado mejor. Voy a irme con Pablo Iglesias. Él y su partido son lo único serio, disciplinado, admirable, que hay en la España política. […] ¡Es por el socialismo por donde llega la aurora!”

Benito Pérez Galdós (1843–1920) novelista, dramaturgo, cronista y político español

Fuente: Anales Galdosianos, volúmenes 19-20. Colaborador University of Pittsburgh. Editorial University of Pittsburgh, 1984, pp. 92-93.
Fuente: El Imparcial, 13 de mayo de 1910, siendo diputado de la Conjunción Republicano-Socialista.

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“La ambición es el último refugio del fracaso.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

Fuente: Algunas máximas para la enseñanza de los supereducados, 1894.

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“La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.”

Napoleon Bonaparte (1769–1821) político y militar francés

Citas de Napoleón

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“Sacrificaría mi existencia, antes de echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición.”

José de San Martín (1778–1850) militar, libertador de Argentina, Chile, Perú y Guayaquil

Fuente: Lucio Torres, Juan. El español como soldado argentino: Participación en las campañas militares por la libertad e independencia. Ediciones de la Torre, 2014. ISBN 9788479605780, p. 216.

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“Correr el hombre debe, y con brío hacerse grande por la ambición.”

León Tolstói (1828–1910) escritor ruso

Fuente: Escandon, Rafael. Frases célebres para toda ocasión.  Editorial Diana, 1982. <nowiki>ISBN 9789681312855</nowiki>, p. 16.

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“Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.

Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.

No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

Cuentos completos

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“Lo que algunos llaman la crisis ecológica del planeta es consecuencia del triunfo avasallante de la ambición humana, ese es nuestro triunfo también nuestra derrota.”

José Mujica (1935) 40º presidente constitucional de Uruguay

Fuente: 68 asamblea general de la ONU. http://www.youtube.com/watch?v=978MgsFIi2o&feature=youtu.be

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“No hemos sabido mantener ese hambre, esa ambición… mentalmente no estábamos preparados y físicamente estábamos justos.”

Xabi Alonso (1981) futbolista español

Tras la eliminación de España en el Mundial de Fútbol de Brasil 2014.
Fuente: Indignación en La Roja con Xabi Alonso http://www.marca.com/2014/06/20/futbol/mundial/espana/1403254203.html. Marca, 20 de junio de 2014.

“A mis libros no les pongo precio, precio es sinónimo de lucro y ambición, les doy valor en el tiempo y espacio, más que una efímera y volátil botella de ron.”

Fuente: “Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño”
https://www.facebook.com/photo/?fbid=10201516441247354&set=a.1725125802410

“La ambición es una peligrosa debilidad del ser humano.”

Fuente: “Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño”

“La ambición es la antítesis del mandato de Jesús: “Amad a tu prójimo como te amas a ti mismo”.”

Fuente: “Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño”

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“La ambición embriaga más que la gloria…”

Marcel Proust (1871–1922) escritor francés

En un artículo publicado en 1892
Fuente: [Grunspan], Cyril (en inglés). Marcel Proust. Conceal nothing, pp. 30-33. Portaparole, 2005. https://books.google.es/books?id=pCStuQNp9NEC&pg=PA30&dq=ambition+glory+proust&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiZs-7Bx4nkAhUlXRUIHTwXBO0Q6AEIRjAD#v=onepage&q=ambition%20glory%20proust&f=false En Google Books. Consultado el 17 de agosto de 2019.

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“La ambición de dominar los entendimientos es la peor de las ambiciones.”

Napoleon Bonaparte (1769–1821) político y militar francés

Citas de Napoleón, Otras (por colocar)

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“Bien sabido es que la ambición tanto puede volar como arrastrarse.”

Edmund Burke (1729–1797) Filósofo y político conservador británico (1729-1797)

Fuente: Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2..

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“La mayoría de la gente tendría éxito en las pequeñas cosas si no estuviera tan preocupada por grandes ambiciones.”

Henry Wadsworth Longfellow (1807–1882) poeta estadounidense

Otra versión: "Mucha gente triunfaría en menudas cosas si no estuvieran perturbados con grandes ambiciones."

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“Sé que en Washington hay muchas ambiciones. Es natural. Pero espero que los ambiciosos se den cuenta de que es más fácil triunfar con un éxito que con un fracaso.”

George Bush (1946) 43.º presidente de Estados Unidos de América, del 2001 al 2009

Entrevista a la Associated Press, 18-01-2001.
Etapa como presidente de los Estados Unidos

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“Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo.”

Fernando Pessoa (1888–1935) poeta portugués

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“La inteligencia sin ambición es un pájaro sin alas.”

Salvador Dalí (1904–1989) pintor, escultor, escenógrafo y escritor catalán

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“Yo no tengo ninguna ambición política para mi o mis hijos”

Joseph P. Kennedy (1888–1969) patriarca de la familia Kennedy.

tras su destitución como embajador.

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“La ambición es el último refugio de todo fracaso.”

George G. Byron (1788–1824) escritor británico

Fuente: [Romero]

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“La sangre sólo sirve para lavar las manos de la ambición.”

George G. Byron (1788–1824) escritor británico

Fuente: [Donadieu], Arturo. Cortina de agua. Editorial Tres Editores, 2009. ISBN 9786070013164, p. 7.