Frases sobre espada
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“A aquellas antiguas espadas, a aquellos ilustres aceros, que encaman las glorias pasadas… Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas, y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros, al que ama la insignia del suelo materno, al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano, los soles del rojo verano, las nieves y vientos del gélido invierno, la noche, la escarcha y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal, ¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!…”

Rubén Darío (1867–1916) poeta nicaragüense

Cantos de Vida y Esperanza: Los Cisnes, y Otros Poemas
Variante: A aquellas antiguas espadas, a aquellos ilustres aceros, que encaman las glorias pasadas... Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas, y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros, al que ama la insignia del suelo materno, al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano, los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno, la noche, la escarcha y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal, ¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!...

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“También me temo que nada finaliza realmente cuando llega el fin. Los
recuerdos permanecen mientras son capaces de blandir su espada y encontrar un punto blando en la mente para hacer un tajo y penetrar en ella.”

Markus Zusak (1975)

I Am the Messenger
Variante: Me temo que nada finaliza realmente cuando llega el fin. Los recuerdos permanecen mientras son capaces de blandir su espada y encontrar un punto blando en la mente para hacer un tajo y penetrar en ella.

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“Cuando regresó, el hijo del posadero le entregó las ropas del guerrero, limpias y dobladas. Mikhon Tiq las subió al sobrado y las colocó en orden junto a sus armas. Eran ropas de estilo Ainari, aunque mezclado con algunos detalles bárbaros del Norte. Las botas, que el propio rapaz había encerado, estaban arrugadas en los tobillos, casi cuarteadas; botas de espadachín acostumbrado a doblar las piernas y girar los pies en la danza del combate. Las mangas de la casaca eran amplias. Sin duda su dueño las utilizaba para guardar en ellas las manos y ocultar así las emociones, según la costumbre de Áinar. Pero tenían corchetes de latón para que, llegado el momento de la pelea, pudieran ceñirse a las muñecas y no estorbar los movimientos. El talabarte, ya descolorido, tenía una pequeña vaina a la derecha para el colmillo de diente de sable que sólo los Tahedoranes podían llevar. A la izquierda había dos trabillas de piel con sendas hebillas para colgar la funda de la espada. Éste era otro detalle que lo delataba. Los guerreros normales llevan una sola hebilla, de forma que la espada cuelgue junto al muslo. Los maestros de la espada, sean Ibtahanes o Tahedoranes, necesitan dos para que la espada se mantenga horizontal; de esta manera pueden sujetar la vaina con la mano izquierda y extraer el arma a una velocidad fulgurante, en el movimiento letal conocido como Yagartéi que es en sí mismo un arte marcial. Pero lo que más llamaba la atención de Mikhon Tiq era la propia espada. Hacía años que no veía una auténtica arma de Tahedorán. La funda era de cuero repujado, reforzada con guarnición y punta de metal, y con dos pequeños bolsillos a ambos lados. Uno de ellos contenía una navaja con un pequeño gavilán en forma de gancho; de este modo servía de arma y a la vez de herramienta para desmontar la empuñadura de su hermana mayor. En la otra abertura había papel de esmeril para sacar filo a la hoja; aunque un Tahedorán sólo haría esto en una emergencia, pues los aceros dignos de tal nombre deben ser bruñidos y afilados por maestros pulidores. En torno a la empuñadura de la espada corría una fina tira de piel, enrollada y apretada con fuerza para evitar que la mano resbalara al aferrarla. Mikhon Tiq miró de reojo a Linar. Tenía el ojo cerrado; o dormía o estaba encerrado en su mundo interior. En cuanto al guerrero, su respiración bajo la manta era profunda y pausada. Mikhon Tiq sintió la tentación de desenvainar la espada para examinar la hoja. Pero aquello habría sido una afrenta, como desnudar a una doncella dormida, así que apartó las manos del arma y procuró pensar en otras cosas.”

Javier Negrete (1964) escritor español

La Espada de Fuego

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“— ¡Capitán…! ¡Capitán…! ¿Qué broma es ésta? ¿Dónde se han metido?
Una sombra oscura nació de entre las sombras de la cocina. Era un targuí alto, muy delgado, con un oscuro "lithan" cubriéndole el rostro, un fusil en una mano y una larga espada en la otra.
Se detuvo bajo el porche.
— Están muertos -dijo.
Le observó incrédulo.
— ¿Muertos…? -repitió estúpidamente-. ¿Todos…?
— Todos.
— ¿Quién los mató?
— Yo.
Se aproximó sin dar crédito a lo que estaba oyendo.
— ¿Tú…? -inquirió agitando la cabeza como para desechar la idea-.
¿Pretendes decirme que tú, sin ayuda de nadie, has matado a doce soldados, un sargento y un oficial…?
Asintió con naturalidad:
— Dormían.
Abdul-el-Kebir, que había visto morir a miles de personas, que había ordenado ejecutar a muchas, y que aborrecía a todos y cada uno de sus carceleros, experimentó sin embargo una insoportable sensación de angustia y vacío en la boca del estómago, y se apoyó levemente en el poste de madera que soportaba el porche para no perder el equilibrio.
— ¿Los has asesinado mientras dormían? -inquirió-. ¿Por qué?
— Porque ellos asesinaron a mi 1huésped. -Hizo una pausa-. Y porque eran demasiados. Si uno daba la voz de alarma, hubieras muerto de viejo entre estas cuatro paredes…
Abdul-el-Kebir le observó en silencio y agitó la cabeza afirmativamente, como si comprendiese algo que se le antojó oscuro en un principio.
— Ahora te recuerdo… -admitió-.
Eres el targuí que nos dio hospitalidad… Te vi cuando me llevaban.
— Sí -asintió. Soy Gacel Sayah, eras mi huésped, y tengo la obligación de llevarte al otro lado de la frontera.
— ¿Por qué?
Le miró sin comprender. Por último, señaló:
— Es la costumbre… Pediste mi protección y debo protegerte.
— Matar a catorce hombres por protegerme resulta excesivo, ¿no crees…?
El targuí no se dignó responder y echó a andar en dirección a la abierta puerta.
— Traeré los camellos… -dijo-.
Prepárate para un largo viaje.
Le observó mientras se alejaba, perdiéndose de vista”

Tuareg

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“La más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre su superficie.”

Paulo Coelho (1947) escritor brasileño

Warrior of the Light

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“elegante dama palaciega, maestra en el arte de la espada, maestre de galeón”

Matilde Asensi (1962) escritora española

La Conjura de Cortes

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“La espada gasta la vaina, dice el proverbio. He aquí mi historia. He vivido de mis pasiones y mis pasiones me han matado.”

Jean Jacques Rousseau (1712–1778) escritor, filósofo y músico franco-helvético definido como un ilustrado

LAS CONFESIONES

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“El Islam le incumbe a todos los hombres adultos, siempre que no estén discapacitados o incapacitados, prepararse para la conquista de [otros] países para que se obedezca la ley del Islam en todos los países del mundo … Pero aquellos que estudian La Guerra Santa islámica entenderán por qué el Islam quiere conquistar a todo el mundo… Aquellos que no saben nada del Islam pretenden que el Islam aconseje contra de la guerra. Aquellos [que dicen esto] son ingeniosos. El Islam dice: ¡Mata a todos los incrédulos tal como lo harían a todos ustedes! ¿Esto significa que los musulmanes deben sentarse hasta que sean devorados por [los incrédulos]? El Islam dice: mátalos [a los no musulmanes], ponlos en la espada y dispersa [sus ejércitos]. ¿Significa esto recostarse hasta que nos superen los [no musulmanes]? El Islam dice: ¡mata al servicio de Allah aquellos que quieran matarte! ¿Esto significa que debemos rendirnos [al enemigo]? El Islam dice: ¡Todo lo bueno que existe, existe gracias a la espada y a la sombra de la espada! ¡Las personas no pueden ser obedientes sino con la espada! ¡La espada es la clave del Paraíso, que solo se puede abrir para los Guerreros Sagrados! Hay cientos de otros salmos [coránicos] y hadices [refranes del Profeta] que instan a los musulmanes a valorar la guerra y luchar. ¿Significa todo esto que el Islam es una religión que impide a los hombres librar una guerra? Escupo a esas almas necias que hacen tal afirmación.”

Ruhollah Jomeini (1902–1989) líder político-espiritual iraní de la revolución de 1979 en Irán
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“Los soldados británicos en las trece estados lanzaron un grito/De angustia; echaron sus espadas y mosquetes al suelo y abandonaron sus campamentos…”

William Blake (1757–1827) poeta y pintor inglés

Blake describe así las rendiciones de las tropas británicas en Saratoga (1777) y Yorktown (1781)
Continental prophecies, America: a prophecy (1793)
Original: «The British soldiers thro' the thirteen states sent up a howl/Of anguish: threw their swords & muskets to the earth & ran from their encampments...».
Fuente: [Erdman], David V. (en inglés). Blake: Prophet Against Empire. Courier Corporation, 2013. ISBN 0486143902, 9780486143903. https://books.google.es/books?id=r_nBAgAAQBAJ&pg=PT8&dq=goya+blake&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwjInt-gj9jkAhUQkRQKHV_IDBcQ6AEIVjAH#v=onepage&q=riots&f=false En Google Books. Consultado el 17 de septiembre de 2019.
Fuente: America. 13:6-8 (1793)

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“Ah! ¿Hay otras guerras además de las guerras de la espada y el fuego?/Y ¿hay otras tristezas además de las tristezas de la miseria? Y ¿Y hay otras alegrías además de las alegrías de la riqueza y la comodidad?”

William Blake (1757–1827) poeta y pintor inglés

Traducción de Pablo Neruda, Madrid, noviembre de 1934
Libros proféticos de William Blake (c. 1789-1820), Visiones de las hijas de Albión (1793)
Original: «Ah! are there other wars, beside the wars of sword and fire!/And are there other sorrows, beside the sorrows of poverty!/And are there other joys, beside the joys of riches and ease?».
Fuente: [Loyola], Hernán. El joven Neruda: 1904-1935, «Capítulo 9: La sangre y el vino.» Penguin Random House Grupo Editorial Chile, 2014. ISBN 9568856188, 9789568856182. https://books.google.es/books?id=2fjqBQAAQBAJ&pg=PT303&dq=William+Blake+alegr%C3%ADas&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwir28ebgN3kAhUGbcAKHUSrDgQQ6AEITDAF#v=onepage&q=William%20Blake%20alegr%C3%ADas&f=false En Google Books. Consultado el 19 de septiembre de 2019.
Fuente: [Blake], William (en inglés). [erdman.blakearchive.org/#b2 «Visions of the Daughters of Albion», p. 48.] The William Blake Archive. Consultado el 19 de septiembre de 2019.

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“No aticéis el fuego con una espada.”

Pitágoras (-585–-495 a.C.) filósofo y matemático griego

Fuente: [Señor] (1997), p. 455.

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“El poeta es poeta, no orador o predicador, ni filósofo, ni historiador, ni maestro, ni tribuno o demagogo, ni hombre de estado o de corte. Y ni mucho menos es, aun con la venia del maestro, un herrero que forje espadas, escudos o celadas; y ni mucho menos es, con la venia de tantos otros, un artista que pula y cincele el oro que otros le surtan. Para conformar un poeta valen infinitamente más su sentimiento y su mirada que el modo con el cual transmita a los otros el uno y la otra.”

Fuente: Il fanciullino (El muchachillo/El muchachito/El niño pequeño), 1897
Fuente: [Fimiani], Cristiana. «Entre poesis y scientia: aspectos del alfabeto poético de la naturaleza en Antonio Machado y Eugenio Montale» Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, pp. 157-172. 2014, vol. 32, Núm. Especial. ISSN: 0212-2952. https://revistas.ucm.es/index.php/DICE/article/view/44632/42126 Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 17 de julio de 2019.
Fuente: [González Miguel], J. Graciliano. Historia de la literatura italiana. II. Desde la unidad nacional hasta nuestros días, p. 119. Universidad de Salamanca, 2001. https://books.google.es/books?id=fcko05ddr7EC&pg=PA113&dq=pascoli+poeta&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwig4Z7x7LzjAhV2QEEAHfIVDWgQ6AEIQDAD#v=onepage&q=pascoli&f=false En Google Books. Consultado el 17 de julio de 2019.

“Fue un momento muy especial para nosotras. Aydeé (Vargas) y yo lo mirábamos y no podíamos creer que era él (…), pusimos una red en la entrada de la cueva y lo atrapamos. El hallazgo nos permitió que el murciélago nariz de espada sea incluido en el Libro Rojo de especies amenazadas y se genere una estrategia para su protección.”

Kathrin Barboza Márquez (1983) Bióloga boliviana

Fuente: Kathrin Barboza, la bióloga que redescubrió un murciélago que se creía extinto en Bolivia. Publicado en Página 7 el 20 de junio de 2017. https://www.paginasiete.bo/gente/2017/6/20/kathrin-barboza-biloga-redescubri-murcilago-crea-extinto-bolivia-141707.html#! Consultado el 8 de enero de 2019.

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“Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es la espada, la otra es la deuda.”

John Adams (1735–1826) segundo presidente de los Estados Unidos

Fuente: Soriano Llobera, Juan M. Prensa económica, ¿Ángel o demonio?, de la democracia a la actualidad. Editorial Bibliolibrary Editorial, 2012. ISBN 9788493949228. p. 108.

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“Todos estamos impregnados del bien y del mal, pero a este último hay que ganarlo, Antonio. El acero que es acero es templado y reducido a espada, de aquel que quiere vencer al enemigo.”

Original en italiano: «Tutti siamo impastati di bene e di male, ma quest'ultimo bisogna vincerlo, Antonio. L'acciaio che è l'acciaio viene temprato e ridotto a spada, da chi vuol vincere il nemico».
Fuente: Deledda, Grazia. La fuga in Egitto. Editorial Ilisso, 2008 ISBN 978-88-6202-041-1. p. 91.

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“Quien toma la espada perecerá por la espada. Pero quien no toma la espada (o la suelta), perecerá en la cruz.”

Simone Weil (1909–1943) Filósofa francesa, activista social, mística cristiana

Fuente: [Albaigès Olivart] e [Hipólito] (1997), p. 589.
Fuente: La pensateur et la grâce, 1975.

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