Frases sobre templo

Una colección de frases y citas sobre el tema del templo, dios, dios, hombre.

Frases sobre templo

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“Cuando un discípulo ha aprendido conmigo, si quiere, me entrega el dinero que yo estipulo, y si no, se presenta en un templo, y después de jurar que cree que las enseñanzas valen tanto, allí lo deposita.”

Prótagorás (-486–-411 a.C.)

Resalta que Protágoras fue el iniciador de la práctica de cobrar honorarios por sus enseñanzas.
Fuente: Platón,Protágoras

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“Oh, tú, el más sabio y bello de los ángeles,
Dios traicionado por el destino y de alabanzas privado,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Oh, Príncipe del exilio, a quien se ha agraviado,
y que, vencido, siempre más poderoso vuelves a levantarte,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que todo lo sabes, gran Rey de las cosas subterráneas,
tú, familiar sanador de las angustias humanas,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, hasta a los leprosos y los parias malditos,
enseñas mediante el amor el sabor del Paraíso,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Oh tú que de la Muerte, esa amante vieja y poderosa,
engendras la Esperanza, esa adorable loca,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que das al condenado esa mirada en torno al cadalso
que, arrogante y serena, a todo un pueblo condena,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que sabes en qué rincón de las tierras ansiosas
el celosos Dios ocultó sus piedras preciosas,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú cuya clara mirada conoce los profundos arsenales
en donde duerme amortajado el pueblo de los metales,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú cuya extendida mano oculta los precipicios
al sonámbulo que vaga al borde de los edificios,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, mágicamente, haces flexibles los viejos huesos
del borracho rezagado al que los caballos atropellaron,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, para consolar al frágil que sufre,
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
en la frente del Creso despiadado y vil,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que pones en el corazón de las muchachas
el culto a las heridas y el amor a los harapos,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Báculo del desterrado, lámpara del inventor,
confesor del ahorcado y del conspirador,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Padre adoptivo de aquellos a quienes, en su negra cólera,
Dios padre del Paraíso terrenal expulsó,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturas
del Cielo, donde reinas, y en las profundidades
del Infierno, donde, vencido, en silencio sueñas!
¡Haz que mi alma un día, bajo el árbol de la Ciencia,
cerca de ti descanse, en la hora en que sobre tu frente
como un Templo nuevo sus ramas se extiendan!”

Les Fleurs du Mal

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“La base política de mi gobierno esta formada por marxistas, por laicos y cristianos, y respetamos el pensamiento cristiano; interpreta el verbo de Cristo, que echó a los mercaderes del templo.”

Salvador Allende (1908–1973) médico y político de Chile, presidente de la República entre 1970 y 1973

Fuente: Discurso en el auditorio central del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, 2 de diciembre de 1972.

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“Nada me había entristecido tanto en los agitados años de mi juventud como la idea de haber nacido en una época que parecía erigir sus templos de gloria exclusivamente para comerciantes y funcionarios.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Fuente Mein Kampf, Parte primera, Capítulo 4.
Citas de Mein Kampf

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“Bajo el ojo siempre vigilante Los ángeles del templo vuelan”

John Petrucci (1967) músico estadounidense

Black clouds and silver linings

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“Creo haberlo dicho otra vez. Por lo mismo que la sociedad no destina a la mujer para la carrera literaria que en los países más ilustrados se piensa en educarla más bien para el hogar doméstico que para la vida pública, cuando la modesta paloma se resuelve a salir de la sombra apacible de sus dioses lares para cultivar las letras a la faz del sol, obedece (generalmente hablando) á las sugestiones de la verdadera aptitud. El hombre suele convertir la pluma en un medio de especulación como cualquier otro; de ahí se que se introduzcan muchos profanos, sin vocación ni recursos mentales, en el augusto templo de Minerva. La muger (salvo las escepciones que existen en todas las reglas) cede al tomarla á un impulso emanado de Dios que la hace sobreponerse a la timidez de su índole, á los hábitos de su educación y al amor de su dichosa obscuridad: de ahí que casi siempre la que se dirige al santuario de la sabia diosa, merezca visitarlo.”

Virginia Auber Noya (1821–1897) escritora española

Notas:Ortografía original. Fragmento de su artículos “Astros refulgentes” de primero de octubre de 1862.
Fuente: Virginia Felicia Auber: unha xornalista galega no alén mar Rosa Aneiros Díaz Consello da Cultura Galega.
Fuente: Comunicacion Felicia Rosa Aneiros corrixida: Virginia Felicia Auber: unha xornalista galega no alén mar. Consello da Cultura Galega http://culturagalega.gal/album/docs/ComunicacionFeliciaAuber_%20Rosa%20Aneiros.pdf

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“En Roma se entraba en el templo del honor únicamente por medio del templo de la virtud.”

Arthur Schopenhauer (1788–1860) filósofo alemán

Fuente: ibid.

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“El templo es sagrado porque no está en venta.”

Cantos, XCVII
Frases célebres

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“Allí donde Dios tiene un templo, el demonio suele levantar una capilla.”

Robert Burton (1577–1640)

Fuente: Diccionario de citas. Colaborador Luis Señor. Editorial Espasa Calpe, 2007. ISBN 978-84-6702-374-9. p. 237.

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“En China, los hombres viven dominados generalmente por tres sistemas de autoridad: 1) el sistema estatal (la autoridad política), estructurado en órganos de Poder a nivel nacional, provincial, distrital y cantonal; 2) el sistema de clan (la autoridad política), que comprende desde los templos ancestrarles del clan (la autoridad del clan), que comprende desde los templos ancestrales del clan y del linaje hasta los jefes de familia, y 3) el sistema sobrenatural (la autoridad religiosa).”

Mao Zedong (1893–1976) Presidente del Partido Comunista de China

Fuente: Participación política y revolución en China, 1850-1949. Editor Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Secretaría de Investigaciones y Extensión Universitaria. Ediciones La Rana y el Aguila, 1977. Página 221. En google libros] Consultado el 19 de noviembre de 2019.

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“Solo Dios sabe de cuanta historia habrá sido testigo este templo, y no me refiero únicamente a la historia con mayusculas, sino también a las pequeñas historias de ciudadanos anonimos que no han dejado su huella en los libros, pero cuya voz aún resuena inaudible entre estas paredes.”

Guadalupe González Taño (1965) política española

Guadalupe Gonzalez, en su discurso de la reapertura de el templo de San Francisco en Santa Cruz de La Palma y el complejo aledaño.
Fuente: Youtube 31/05/2009 http://www.youtube.com/watch?v=h_72t12hKyY

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“Soy de la opinión que, siendo la Sagrada Familia un templo expiatorio (no lo olvidemos: se construye para 'expiar los pecados del egoísmo burgués y del extremismo ateo'), si se hundiese por completo y hubiese que volver a empezar de cero, aún expiaríamos mucho más, que falta nos hace y es de lo que se trata.”

Quim Monzó (1952) escritor español

Sobre el temor de que la construcción del túnel del AVE por Barcelona, que pasa muy cerca de la Sagrada Familia de Gaudí, haga que el templo se derrumbe.
Fuente: Quim Monzó. Expiando, que es gerundio http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/2007/03/16/pagina-28/56311286/pdf.html, artículo publicado en La Vanguardia el 16 de marzo de 2007.

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“Dos hombres acaban de morir: Dios había dicho: "Durante la vida de esos hombres, se pondrá en un saco cada una de sus buenas acciones, y a su muerte, se pesarán los sacos". Cuando estos hombres llegaron a su última hora, Dios se hizo llevar los dos sacos; el uno era grande, ancho, bien lleno, resonaba el metal que lo llenaba; el otro era pequeño, y tan delgado, que se veían los escasos cuartos que contenía; cada uno de estos hombres reconoció el suyo. Este es el mío, dijo el primero, lo reconozco, he sido rico y he dado mucho. Este es el mío, dijo el otro, yo siempre he sido pobre, ¡ay de mí!; casi no tenía nada para distribuir. Pero, ¡oh sorpresa!, puestos los dos sacos en la balanza, el más grande se volvió ligero y el más pequeño pesó tanto, que hizo caer mucho la balanza de su parte. Entonces Dios dijo al rico: Tú has dado mucho, verdad es, pero has dado por ostentación y para ver figurar tu nombre en todos los templos del orgullo, y dando, no te has privado de nada; ve a la izquierda y puedes estar contento si tu limosna se toma en cuenta por alguna cosa. Después dijo al pobre: Tú has dado muy poco, amigo mío; pero cada uno de los cuartos que están en la balanza, representa una privación para ti; si no has hecho limosna, has hecho caridad, y lo mejor es que la has hecho naturalmente, sin pensar que se tomaría en cuenta; tú has sido indulgente, no has juzgado a tu semejante, y aun le has disimulado todas sus acciones; pasa a la derecha y ve a recibir tu recompensa". (Un espíritu protector. Lyon, 1861).”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Su sombra se acortaba sobre las rocas cuando se inclinaba, terminando. ¿Por qué no ilimitadamente hasta la estrella más lejana? Oscuramente están ellos ahí detrás de esta luz, oscuridad brillando en la claridad, delta de Casiopea, mundos. Mi se sienta allá, augur con una vara de fresno y sandalias prestadas, sentado de día al lado de un mar lívido, ignorado, marchando en la noche violeta bajo un reino de estrellas estrambóticas. Arrojo de mí esta sombra terminada, ineluctable forma de hombre, y la llamo de vuelta. Sin límites, ¿sería mía, forma de mi forma? ¿Quién me observa aquí? ¿Quién leerá nunca en parte alguna estas palabras que escribo? Signos sobre un campo blanco. En alguna parte con tu voz más aflautada El buen obispo de Cloyne sacó el velo del templo de su sombrero eclesiástico: velo del espacio con emblemas coloreados bosquejados sobre su campo. Agárrate bien. Coloreados sobre una llanura: sí, así es. La llanura veo, luego pienso distancia, cerca, lejos, llanura veo, el Este, atrás. ¡Ah!, veamos ahora. Cae hacia atrás de repente, helado de estereoscopio. El truco está en el click. Encontráis mis palabras oscuras. La oscuridad está en nuestras almas, ¿no es cierto? Más aflautado. Nuestra alma, heridoavergonzada por nuestros pecados, se aferra cada vez más a nosotros, una mujer aferrándose a su amante, lo más lo más.”

James Joyce (1882–1941) escritor irlandés

Ulysses

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“La calle del Faubourg Saint-Antoine era muy larga. Comenzaba en lo que antes había sido un faubourg, un barrio de las afueras, situado al este de la ciudad antigua. Mucho antes de la Revolución, ya era una zona de artesanos, donde se encontraban la mayoría de los carpinteros y ebanistas. Pese a las ideas republicanas, y a veces radicales, que en general defendían, muchos de aquellos hábiles artesanos y pequeños comerciantes eran, como Petit, muy conservadores en lo que concernía al núcleo familiar. No obstante, más de un monarca había podido comprobar en el pasado que, cuando se echaban a la calle, eran implacables. Petit emprendió la caminata con paso febril. La nieve se había fundido y las calles estaban secas. Al cabo de poco, llegó al lugar donde antes se alzaba la fortaleza de la Bastilla y que entonces no era más que un gran espacio vacío sobre el que flotaba un cielo gris de negros presagios. Allí comenzaba la ciudad antigua. A partir de ese punto, la calle ya no se denominaba faubourg, sino simplemente calle Saint-Antoine. Al cabo de un centenar de metros, volvía a cambiar de nombre, adoptando el de Rivoli. Con aquel prestigioso nombre, conducía a la antigua plaza del mercado de la Grève, contigua al río, donde habían reconstruido el ayuntamiento, el Hôtel de Ville, al que le habían conferido un aspecto de enorme y ornamentado castillo. Después pasó por el antiguo Châtelet, donde en la Edad Media administraba justicia el preboste. Aunque había aminorado el paso, Petit todavía caminaba deprisa y, pese al frío, sudaba un poco. Finalmente, se cepilló con gesto inconsciente las mangas del abrigo cuando entró en la zona más regia de la calle de Rivoli, con la larga serie de arcadas que se sucedían frente al solemne palacio del Louvre y los jardines de las Tullerías, hasta que llegó al vasto espacio despejado de la plaza de la Concordia. Llevaba caminando más de una hora. Su ira se había transformado en una sombría y amarga rabia impregnada de desesperación. Torció hacia el bonito templo clásico de la Madeleine. Justo al oeste de la Madeleine, empezaba otro de los grandes bulevares residenciales proyectados por el barón Haussmann. El bulevar de Malesherbes partía de allí en diagonal para acabar en una de las puertas noroccidentales de la ciudad, más allá del final del parque Monceau. El serio carácter del bulevar adquiría un aire más moderno en los sectores próximos a la Madeleine, precisamente en la zona donde se encontraba, en un gran edificio de la Belle Époque, el piso de Jules Blanchard.”

Edward Rutherfurd (1948) escritor británico

París

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“El convencionalismo no es moralidad. La justicia propia no es religión. Atacar lo primero no se trata de atacar lo último. Arrancarle la máscara de la cara del fariseo, no consiste en levantar una mano impía a la Corona de Espinas. Estas cosas y los hechos están diametralmente opuestos: son tan diferentes como lo es el vicio a la virtud. Los hombres también suelen confundirlos: no deberían confundirse: la apariencia no debe ser confundida con la verdad; las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían tomarse como sustituto del credo redentor mundial de Cristo. Hay, lo repito, una diferencia, y es un bien, y no una mala acción, marcar amplia mente y claramente la línea de separación entre ellas. Al mundo puede no gustarle ver estas ideas separadas, porque se ha acostumbrado a mezclarlas, encontrando conveniente hacer pasar una apariencia de piedad por un mérito auténtico - para dejar que las paredes blanqueadas respondan por los templos limpios. Es posible que odien a quien se atreva a examinar y exponer… para penetrar el sepulcro, y revelar los vestigios sepulcrales.”

Prefacio, 2a edición (21 Dic 1847). Las frases "apariencia de piedad", (en inglés "external show"), y "mérito auténtico" del inglés ""sterling worth", son alusiones bíblicas de 2 Timoteo 3:5 y 1 Corintios 11:19. "Paredes blanqueadas" es una alusión a Hechos 23:3.
Jane Eyre (1847)

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“No tener nada que te excite, que te acucie, que con su ataque o su anuncio ponga a prueba el temple de tu alma, estar echado en un ocio sin inquietudes no es tranquilidad sino indolencia.”

Lucio Anneo Seneca (-4–65 a.C.) filósofo, político, orador y escritor romano

Fuente: Cartas de Séneca a Lucilio, Carta LXVII.