Frases sobre importancia
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“La importancia del matrimonio no se deriva de que los adultos produzcan niños, sino de que los niños produzcan adultos.”

Peter de Vries (1910–1993) novelista estadounidense

Fuente: [Albaigès Olivart] (1997), p. 460.
Fuente: The Tunnel of Love, 1954.

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“La Liga EBA tiene una importancia vital para muchos jóvenes.”

Alberto Angulo (1970) baloncestista español

Frases Celebres
Fuente: Entrevista 29/04/2011. Hablanco con la Federación Española de Baloncesto. http://www.feb.es/NoticiaDesarrollo.aspx?idNoticia=37603

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“De máxima importancia para mí ha sido la idea que obtuve en la comprensión fundamental de todos mis experimentos con LSD: lo que comúnmente se toma como "la realidad", incluyendo la realidad de la persona individual, no significa algo fijo, sino más bien algo ambiguo -que no hay una sola, sino que hay muchas realidades, cada una comprende también una conciencia diferente del propio ego.
También se puede llegar a este conocimiento a través de reflexiones científicas. El problema de la realidad es y ha sido desde tiempo inmemorial una preocupación central de la filosofía. Es, sin embargo, una distinción fundamental, si uno se acerca al problema de la realidad de manera racional, con los métodos lógicos de la filosofía, o si uno asalta este problema emocionalmente, a través de una experiencia existencial. El primer experimento planificado con LSD fue por lo tanto tan profundamente conmovedor y alarmante, porque la realidad cotidiana y el yo que la experimenta, que hasta entonces había sido considerado como la única realidad, se había disuelto, y un ego desconocido experimentaba otra realidad, desconocida. El problema relacionado con el yo más profundo también aparecía, el cual, inamovible en sí, era capaz de registrar estas transformaciones internas y externas.
La realidad es inconcebible sin un sujeto que la experimente, sin un ego. Es el producto del mundo exterior, del emisor y de un receptor, un ego en cuyo ser más profundo, las emanaciones del mundo exterior, registradas por las antenas de los órganos de los sentidos, se hacen conscientes. Si uno de los dos falta, la realidad no sucede, no se reproduce la música de radio, la pantalla de imagen permanece en blanco.”

Albert Hofmann (1906–2008) químico suizo
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“Si me mezclo en la vida, exagero su importancia; y si me alejo de ella, exagero su insignificancia.”

Jean Lucien Arréat (1841–1922)

Fuente: Baute, Milco. Frases, expresiones y proverbios para la vida. Edición ilustrada. Editorial Lulu.com, 2017. ISBN 9781365790744. p. 77.

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“Que no nos engañen con eso de que los recortes en Educación son una tragedia porque en Andalucía ellos (el PSOE) llevan 20 años recortando. Ahora hay quienes quieren restar importancia al respaldo ciudadano que recibió el PP en las urnas, pero lo que no se gana con votos no se puede conseguir en la calle.”

Teófila Martínez (1948) político de España

Fuente: Teófila lamenta la falta de formación de los indignados http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/1262492/teofila/lamenta/la/falta/formacion/los/indignados.html, Diario de Cádiz, 20 de mayo de 2012

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“Antes de todo yo me siento hijo de Dios… Hoy creo que todo es importante, pero como un bonito juego tiene una importancia y un valor relativo, seguramente no absoluto como la conversión.”

Augusto De Luca (1955) artista y fotógrafo italiano

Fuente: Entrevista de la periodista Isabella Barbato para "Effe Project" – 8 julio de 2011 http://effeproject.blogspot.com/2011/07/augusto-de-luca-la-leggenda-del.html.

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“Todo el estudio de la música campesina fue para mí de una importancia capital, pues me permitió liberarme de la tiranía de los sistemas modales mayor y menor que había padecido hasta entonces.”

Béla Bartók (1881–1945) compositor y pianista húngaro

Fuente: Béla Bartók, escritos sobre música popular ed. 1979, introducción pág. 29, Roberto V. Raschella ISBN 968-23-0375-3

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“Si en general es el tiempo un factor importante de la política, se centuplica su importancia en época de guerra y de revolución.”

León Trotski (1879–1940) político y revolucionario marxista de Rusia

De sus obras, Lecciones de octubre
Fuente: Lecciones de octubre (1975), p. 120.

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“Uno puede desayunarse cada mañana viendo en los periódicos y la tele cómo gudaris y otros paladines catalaúnicos, celtas, euskaldunes, andalusíes o de donde sean, incluso cretinos bocazas peinados de través como el coqueto y casposo Iñaki Anasagasti, meten el dedo, removiéndolo, en cuanto ojo encuentran a mano, con tal de joder un poquito más, o se limpian las babas con cualquier bandera que no sea la de su parcelita. Pero que a los demás no se nos ocurra, por Dios, hablar de Historia, ni de España, ni de nada, ni siquiera en términos generales, que no coincida exactamente con lo expuesto en el escaparate de su negocio. Hasta ahí podíamos llegar. (…) Veinticinco siglos de memoria documentada, bibliotecas, viejas piedras y paisajes no tienen la menor importancia frente a la historia local reescrita por mercenarios de pesebre, que es la única que les importa. Mal acostumbrados por gobernantes expertos en succionar entrepiernas a cambio de votos –desde el amigo Aznar al pacífico Zapatero–, a los patriotas de cercanías les sienta fatal que alguien les lleve la contraria a estas alturas del desmadre, cuando gracias a la cobardía, la incultura y la estupidez de la infame clase política española todo parece estar, por fin, al alcance de su mano. Quisieran esos pseudohistoriadores de tebeo que, cada vez que llega una de sus cartas refutando con argumentos de hace tres días lo que gente docta e inteligente tardó siglos en acumular, probar y fijar, yo me levante de la mesa, vaya a mi biblioteca, y ante los veinte mil libros que hay en ella, ante las catedrales, los castillos, los acueductos romanos, las iglesias visigodas y los museos, ante los documentos históricos conservados en los archivos de toda España y de medio mundo, diga: «Mentís como bellacos. Acaba de poneros patas arriba mi primo Astérix con dos recortes de periódico, cuatro cañonazos de Felipe V y las obras completas de Sabino Arana». Encima, oigan, algunos amenazan con no leerme nunca más, o juran que no volverán a hacerlo en el futuro. Para castigarme por españolista, por facha y por cabrón. Y qué quieren que les diga. Que sin lectores así puedo pasarme perfectamente. Que vayan y lean a su puta madre.”

Arturo Pérez-Reverte (1951) escritor y periodista español
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“No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí.”

Julio Cortázar (1914–1984) escritor argentino

Otros escritos

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“Yo no salvo al equipo. Es el equipo en sí. Todo tiene su importancia en lo que le corresponde. Cuando jugaba no me gustaban los técnicos que ganaban ellos y perdían los jugadores. Lo más importante es la materia prima y lo más importante son los jugadores. Lo digo porque lo siento así.”

Néstor Gorosito (1964) exfutbolista y entrenador de fútbol argentino

Sobre la reacción protagonizada por el Xerez CD desde su llegada al banquillo del club jerezano.
Fuente: Gorosito se deshace en elogios hacia, 10 de mayo de 2010, Andalucía Información, Ángel Revaliente http://www.andaluciainformacion.es/portada/?a=122455&i=18&f=0,

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“Tal vez le doy demasiada importancia.”

Haruki Murakami (1949) escritor y traductor japonés

"De qué hablo cuando hablo de correr"

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“Éramos la primera generación de seres humanos que jamás podría ver nada por primera vez. Contemplamos las maravillas del mundo con ojos mortecinos, de vuelta de todo. Mona Lisa, las pirámides, el Empire State Building. El ataque de un animal selvático, el colapso de antiquísimos glaciares, las erupciones volcánicas. No consigo recordar ni una sola cosa asombrosa que haya visto en persona que no me recordase de inmediato a una película o a un programa de televisión. A un puto anuncio. ¿Conocen el espantoso sonsonete del indiferente?: Ya lo he viiistooo. Bien, pues yo lo he visto literalmente todo. Y lo peor, lo que de verdad provoca que me entren ganas de saltarme la tapa de los sesos, es que la experiencia de segunda mano siempre es mejor. La imagen es más nítida, la visión más intensa, el ángulo de la cámara y la banda sonora manipulan mis emociones de un modo que ha dejado de estar al alcance de la realidad. No estoy seguro de que, llegados a este punto, sigamos siendo realmente humanos, al menos aquellos de nosotros que somos como la mayoría de nosotros: los que crecimos con la televisión y el cine y ahora internet. Si alguien nos traiciona, sabemos qué palabras decir; cuando muere un ser amado, sabemos qué palabras decir; si queremos hacernos el machote o el listillo o el loco, sabemos qué palabras decir. Todos seguimos el mismo guión manoseado.
Es una era muy difícil en la que ser persona. Simplemente una persona real, auténtica, en vez de una colección de rasgos seleccionados a partir de una interminable galería de personajes.
Y si todos interpretamos un papel, es imposible que exista nada semejante a un compañero del alma, porque lo que tenemos no son almas de verdad.
Había llegado hasta tal extremo que ya nada parecía tener importancia, porque yo no era una persona real y tampoco nadie más lo era.
Habría hecho cualquier cosa por volver a sentirme real.”

Gone Girl

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“La importancia de la morada está en el morador.”

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“Cuanto más tacaño fuera, hoy en día, en espíritu y saber, un tal mercader de cueros, cuanto más clara su propia intuición le hiciera ver su triste figura, tanto más alabará un sistema que no le exige la fuerza y el genio de un gigante, sino que se contenta con la astucia de un alcaide y llega incluso a ver con mejores ojos esa especie de sabiduría que la de Pericles. Además de eso, un paleto así no precisa atormentarse con la responsabilidad de su acción. Él está fundamentalmente exento de esa preocupación, porque, cualquiera que fuere el resultado de sus locuras como estadista, sabe muy bien que, desde hace mucho tiempo, su fin está escrito: un día tendrá que ceder el lugar a otro espíritu tan pequeño como el suyo propio. Una de las características de tal decadencia es el hecho de aumentar la cantidad de "grandes estadistas" en la proporción en la que se contrae la escala del valor individual. El valor personal tendrá que volverse menor a medida que crece su dependencia de las mayorías parlamentarias, pues tanto los grandes espíritus rehusarán ser esbirros de ignorantes y parlanchines, como inversamente los representantes de la mayoría, esto es, de la estupidez, odiarán a las cabezas que destaquen. Siempre consuela a una asamblea de papanatas, consejeros municipales, saber que tienen a su cabeza un jefe cuya sabiduría corresponde al nivel de los presentes. Cada cual tendrá el placer de hacer brillar, de cuando en cuando, una chispa de su ingenio, y, sobre todo, si Pedro puede hoy ser jefe, ¿por qué no lo puede ser Pablo mañana? Pero, últimamente, esa invención democrática hizo surgir una actitud que hoy se ha transformado en una verdadera vergüenza, como es la cobardía de gran parte de nuestros llamados "líderes". ¡Qué felicidad poder esconderse, en todas las verdaderas decisiones de alguna importancia, detrás de las llamadas mayorías!”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“La gran divergencia entre los problemas del teorizante y los del político es uno de los motivos por los que casi nunca se encuentra una unión entre los dos, en una misma persona. Esto se aplica sobre todo al llamado político de "éxito", de pequeño porte, cuya actividad de facto no es nada más que el "arte de lo posible", como modestamente Bismarck denominaba a la política. Cuanto más libre se mantiene el político de grandes ideas, tanto más fáciles, comunes, rápidos y también visibles serán sus éxitos. Aunque es verdad también que éstos están destinados al olvido de los hombres y, a veces, no llegan ni a sobrevivir a la muerte de sus creadores. La obra de tales políticos es, de modo general, sin valor alguno para la posteridad, pues su éxito eventual reposa en el alejamiento de todos los problemas e ideas grandiosas que como tales hubieran sido de gran importancia para las generaciones venideras. La realización de ideas destinadas a tener influencia sobre el futuro es poco lucrativa y sí muy raramente comprendida por la gran masa, a la que interesan más las reducciones de precio en la cerveza y en la leche que los grandes planes de futuro, de realización tardía y cuyo beneficio, al final, sólo será usufructuado por la posteridad. Es así como, por una cierta vanidad, la que está siempre asociada a la política, la mayoría de los políticos se apartan de los proyectos realmente difíciles, para no perder la simpatía de la gran masa. El éxito y la importancia de ese político residen exclusivamente en el presente, y son inexistentes para la posteridad. Esos microcéfalos poco se enfadan por eso; ellos se contentan con poco. Diferentes son las condiciones del teorizante. Su importancia casi siempre está en el futuro, por eso no es raro que se le considere lunático. Si el arte del político era considerado el arte de lo posible, se puede decir del idealista que él pertenece a aquellos que sólo agradan a los dioses cuando exigen o quieren lo imposible. Él tendrá casi siempre que renunciar al reconocimiento del presente; adquiere, por ello, en el caso de que sus ideas sean inmortales, la gloria de la posteridad. En períodos raros de la historia de la Humanidad puede acontecer que el político y el idealista se reúnan en la misma persona. Cuanto más íntima fuese esa unión, tanto mayores serán las resistencias opuestas a la acción del político. Él no trabaja ya más para las necesidades al alcance del primer burgués, y sí por los ideales que sólo pocos comprenden. Es por eso que su vida es blanco del amor y del odio. La protesta del presente, que no comprende al hombre, lucha con el reconocimiento de la posteridad por la cual él trabaja. Cuanto mayores fueran las obras de un hombre para el futuro, tanto menos serán éstas comprendidas por el presente; cuanto más dura sea la lucha, tanto más raro el éxito. Si en años nada le sonríe, es posible que en sus últimos días le circunde un tenue halo de gloria venidera. Es cierto que esos grandes hombres son los corredores del maratón de la Historia. La corona de laurel del presente se pone más comúnmente en las sienes del héroe moribundo. Entre éstos se encuentran los grandes luchadores que, incomprendidos por el presente, están decididos a luchar por sus ideas y sus ideales. Son éstos los que, tarde o temprano, tocarán el corazón del pueblo. Hasta parece que cada uno siente el deber de, en el presente, redimir el pecado cometido en el pasado. Su vida y acción están acompañadas de cerca por la admiración conmovedoramente grata, lo que consigue, sobre todo en los días de tristeza, levantar corazones destrozados y almas desesperadas. Pertenecen a esta clase no sólo los grandes estadistas, sino también los grandes reformadores.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“En el momento en que los pueblos de este planeta luchan por su existencia, esto es, cuando se les hace inminente el problema decisivo de ser o no ser, quedan reducidas a la nada las consideraciones humanitarias o estéticas. Porque esas ideas se originan más bien en la imaginación de los hombres con seguridad existencial. Con su marcha de este mundo, desaparecen también esas ideas, pues la Naturaleza las desconoce. Incluso entre los hombres ellas son propias sólo de algunos pueblos o, mejor, de ciertas razas, en la medida que éstas provienen del sentimiento de esos mismos pueblos o razas. El sentimiento humanitario y estético desaparecería, hasta incluso de un mundo habitado, una vez que desaparecieran las razas creadoras y portadoras de esas ideas. Todas esas ideas tienen un significado secundario en la lucha de un pueblo por su propia existencia; llegan incluso a desaparecer, una vez que puedan contrariar su instinto de conservación. Por lo que al humanitarismo respecta, ya Moltke dijo que en la guerra lo humanitario radicaba en la celeridad del procedimiento; es decir, que estaba en relación directa con el empleo de los medios de lucha más eficaces. A aquellos que procuran argumentar en esos temas con palabras tales como estética y otras, se les puede responder de la siguiente manera: las cuestiones vitales de la importancia de la lucha por la vida de un pueblo anulan todas las consideraciones de orden estético. La mayor fealdad en la vida humana es y será siempre el yugo de la esclavitud.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“Consideremos nuevamente este punto. Eso es aquí, Es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos, todo los que conoces, todos de quiénes haz oído hablar, y todos los seres humanos, quiens fueran que han vivido sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja de enamorados, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol.

La Tierra es un muy pequeño escalón en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueles visitas que los habitantes de una esquina de ese pixel hicieron contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; la frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este pálido punto de luz.

Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar?, Sí. Establecerse, ¿aún no?. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de la soberbia humana que ésta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido”

Carl Sagan (1934–1996) astrofísico, cosmólogo y divulgador científico estadounidense
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“No es tarea del teorizante establecer el grado posible de realización de una idea, sino el saber exponerla; es decir, que el teorizante tiene que preocuparse menos del camino a seguir que de la finalidad perseguida. Lo decisivo es, pues, la exactitud de una idea en principio y no la dificultad que ofrezca su realización. Así, cuando el teorizante busca, en lugar de la verdad absoluta, tomar en consideración las llamadas "oportunidad" y "realidad", dejará éste de ser una estrella polar para transformarse en un recetador cotidiano. El teorizante de un Movimiento ideológico puntualiza la finalidad de éste; el político aspira a realizarla. El primero se subordina en su modo de pensar a la verdad eterna, en tanto que el segundo somete su manera de obrar a la realidad práctica. La grandeza de uno reside en la verdad absoluta y abstracta de su idea, la del otro en el punto de vista cierto en que se coloca con relación a los hechos y al aprovechamiento útil de los mismos, debiendo servir de guía a éste el objetivo del teorizante. En cuanto al éxito de los planes, esto es, la realización de esas acciones, pueden ser consideradas como piedra de toque en la importancia de un político, ya que nunca se podrá realizar la última intención del teorizante sin éste, pues al pensamiento humano le es dado comprender las verdades, adornar ideales claros como el cristal, sin embargo la realización de los mismos es demolida por la imperfección e insuficiencia humanas. Cuanto más abstractamente cierta, y, por tanto, más formidable fuera una idea, tanto más imposible se vuelve su realización, una vez que ésta depende de criaturas humanas. Es por eso que no se debe medir la importancia de los teorizantes por la realización de sus fines, y sí por la verdad de los mismos y por la influencia que ellos tuvieron en el desarrollo de la Humanidad. Si así no fuese, los fundadores de religiones no podrían ser considerados entre los mayores hombres de este mundo, por cuanto la realización de sus intenciones éticas nunca será, ni aproximadamente, íntegra. Incluso la religión del amor, en su acción, no es más que un reflejo débil de la voluntad de su sublime fundador; su importancia por consiguiente reside en las directrices que ella procuró imprimir en el desarrollo general de la cultura y de la moralidad entre los hombres.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en elástico del cerebro. Solo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarlo a realizar su labor; pero de estas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles.”

A Study in Scarlet
Variante: Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con o que mete en el ático del cerebro. Solo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor; pero de estas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles.

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“Una de las peores pruebas de la decadencia de Alemania, ya antes de la guerra, era la casi total indiferencia general que se notaba con respecto a todo. Esa situación mental es siempre la consecuencia de la incertidumbre sobre las cosas. De ésta y de otras causas surge la pusilanimidad, como consecuencia fatal. El sistema de educación contribuía a agravar esa situación. La educación alemana de la anteguerra adolecía de muchos defectos. Tenía una orientación particularista, concentrada en el aprendizaje puramente "teórico", dándole una importancia menor a la "práctica". Aun menos valor se le adjudicaba a la formación del carácter del individuo y mucho menos todavía a la tarea de fomentar el sentimiento de la satisfacción en la responsabilidad; finalmente, era nula la importancia dada a la educación de la voluntad y del espíritu de decisión. Los frutos de ese sistema educacional no producían realmente mentalidades fuertes, sino más bien dóciles "eruditos", como por lo general se nos consideraba a los alemanes antes de la guerra, juzgándosenos según ese criterio. Al alemán se le quería porque era un elemento utilizable, en cambio, se le respetaba poco, debido justamente a que no poseía la suficiente entereza de carácter. No sin razón perdió, pues, el alemán más fácilmente que cualquier súbdito de otros pueblos su nacionalidad y su patria.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“Aunque se lamentaba de tener que cumplir sus compromisos sociales y se declaraba amante de la soledad, a Poirot le gustaban muchísimo todas estas cosas. el que le bailaran el agua y le trataran como el centro de la reunión le venía de perilla.
En algunas ocasiones llegaba a ronronear como un gato. Le he visto recibir tranquilamente los cumplidos más desorbitados como si se tratara de un homenaje merecido, y proferir con el peor gusto frases tan engreídas que me resisto a ponerlas por escrito.
Algunas veces discutía conmigo sobre este tema.
-Pero, amigo mío, yo no soy anglosajón. ¿Por qué motivo he de hacerme el hipócrita? Sí, sí, eso es lo que hacen todos ustedes. El aviador que ha realizado un vuelo difícil, el campeón de tenis, bajan los ojos y farfullan de un modo ininteligible que "no tiene importancia". ¿Lo creen ellos así? En absoluto. Admitirían la hazaña si la hubiera realizado otro. Por lo tanto, lógicamente tienen que admirarla habiéndola realizado ellos. Pero su educación les impide reconocerlo. Yo no soy así. Las cualidades que yo poseo las respetaría en otro. Se da la circunstancia de que en mi terreno no hay nada que me iguale. C'est dommage! Por lo tanto, reconozco abiertamente y sin hipocresía que soy un gran hombre. Poseo las virtudes del orden, el método y la psicología en un grado extraordinario. Soy, en una palabra, Hércules Poirot. ¿Por qué motivo tengo que ponerme colorado, y tartamudear y farfullar entre dientes diciendo que soy muy tonto? No sería cierto.”

Agatha Christie (1890–1976) escritora inglesa

The Regatta Mystery and Other Stories

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“No niegas que hay una causalidad… —dijo Morgan que estaba decidida a no enfadarse con él. Pero deseaba de todo corazón que se marchara.

Julius se sentó en uno de los sillones, quitó un cojín y se puso cómodo.

—Causalidad, en efecto. Si es que te refieres a algo como la ley de Grimm o la de Verner. Pero estas son simples observaciones de las regularidades superficiales y son en definitiva extremadamente aburridas. El lenguaje es un lío bastante útil con capacidad para maniobrar. Y no niego que estas maniobras podamos observarlas. Pero no son más que lo que son. Nada hay tras ellas. Imaginar que las hay, es infantilismo corriente del metafísico aplicado a esos temas que los disfrazan sin ninguna gracia de ciencia.

—Parece que no te interesan los hechos —dijo Morgan—. La lingüística no es un sistema a priori, sino una extensión natural de la filología. Se deriva de los estudios empíricos de esas «maniobras» de las que hablaste tan a la ligera. ¿Por qué va a ser el lenguaje una montaña de accidentes? Nada más lo es en el mundo. Cualquier teoría trata de explicar, o por lo menos de desplegar, la multiplicidad basándose en la pauta profunda. Desde luego, las teorías lingüísticas son hipótesis, pero hipótesis en el sentido científico.

—Dudo de que tus compañeros en la teoría estén de acuerdo —dijo Julius—. Sospecho que se figuran ser filósofos o matemáticos o algo así y que por ser el pensamiento humano principalmente verbal, han sondeado sus misterios y han inventado lo que imaginan ser una lengua ur. Lo cierto es que si abre uno sus libros tan aburridos se encuentra con que ni siquiera saben escribir la lengua que ellos hablan corrientemente.

—Nadie niega que la filología comparada está en su infancia…

—¡La «glosemática»! Desde luego, tenía que haber un nombre pseudocientífico. Supongo que la fonética se refiere a algo. La semántica empieza a perder contacto con la realidad. ¡Pero hemos de partir de la glosemática! ¡Qué vanidad la de los seres humanos! En todas sus decenas de miles de años esforzándose miserablemente, el único auténtico descubrimiento que han hecho son las matemáticas, y ese descubrimiento, incidentalmente, acabará con todos ellos muy pronto. Y ahonden en lo que sea, pretenden encontrar las matemáticas en el fondo de un agujero. Los pobres griegos eran típicos. ¡Y tú, la verdad es que me haces reír, con la formación intelectual de una maestra de sexto curso o de un crítico literario, te das importancia porque crees que estás manipulando un álgebra del lenguaje!”

A Fairly Honourable Defeat

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“Cosas detestables

Cuando uno tiene prisa por salir, llega alguien de visita y se queda hablando un largo tiempo. Si es una persona de poca importancia, uno puede deshacerse de ella diciendo que podrán hablar en otra ocasión; pero si se trata de alguien a quien se le debe respeto, la situación se vuelve realmente detestable.

Uno encuentra un pelo sobre el suzuri, o el mismo sumi contiene un grano de piedra que, al frotar, produce un chirrito destemplado.

Un hombre que no se destaca en nada, discute toda clase de temas, riéndose, como si supiera algo de ello.

Envidiar la suerte de los demas y quejarse de la propia, hablar mal de la gente, interesarse por lo superficial, querer saberlo todo y estar resentido y vilipediar a los que no nos han informado de los hechos, o bien, cuando sólo se ha tenido una noticia parcial, hablar de ella con lujo de detalles como si se tratase de algo que conoce desde el principio: todo esto es odioso.

Se está por escuchar alguna noticia interesante cuando un niño empieza a llorar.

Un hombre nos viene a ver en secreto; un perro lo ve y se pone a ladrar: dan ganas de matarlo.

Ya es bastante tontería el invitar a un hombre a pasar la noche, ocultándolo donde no debería estar, y he aquí que ronca.

Uno va a la cama y está a punto de quedar dormido cuando un mosquito anuncia su presencia con voz aguda cerca de nuestra cara; hasta se siente el aire que mueve con sus alas a pesar de su pequeñez, y esto es en extremo odioso.

Estamos en medio de un relato cuando otra persona se inmiscuye, nos interrumpe, y trata de demostrar que es el único ser inteligente de la reunión. Tales personas son odiosas, se trate de niños o mayores.

Un hombre con el que tenemos relaciones amorosas, se pone a alabar a una mujer que conoció en el pasado, y aunque sea una cosa lejana no puede resultar menos horrible. ¡Cuánto más si se trata de alguien a quien él sigue visitando!

No soporto a las personas que salen sin cerrar la puerta tras de sí.”

The Pillow Book

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