Frases sobre instante
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“La vida es sólo un instante para estar lamentándonos.”
Al Comité de Londres, creado para evitar la intervención extranjera en la guerra civil.
Intercentres http://intercentres.edu.gva.es/intercentres/03007406/historia/guerracivilhistoricos.htm
Último editorial firmado por Guillermo Cano, publicado el 17 de diciembre de 1986.

Citas por obras, Rimas
Fuente: Rimas y leyendas: Amor eterno. Gustavo Adolfo Bécquer. 2ª edición. Volumen 34 de Colección Antares. Editorial Libresa, 1990. ISBN 9789978809099. Página 113. https://books.google.es/books?id=mmID69if1FAC&printsec=frontcover&dq=RIMAS+Y+LEYENDAS+2a.+ed.&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwj6geGl8ZDgAhXrDmMBHbHHCg0Q6AEIKDAA#v=onepage&q=Podr%C3%A1%20nublarse%20el%20sol%20eternamente&f=false

“Aquí la eternidad que fue un instante.”
Aquí - Hellville de Luxe
En solitario, Hellville de Luxe

Del libro Axiomas II.

“Atesora tus instantes de dicha; serán excelente almohada para tu vejez.”
Fuente: Cruz Ibarra, Edgardo. Manual de vida para mi hijo: segunda parte: la plática continua. Editor Palibrio, 2014. ISBN 9781463385460. 250 páginas-

“Dejad un instante que olvide mis deudas. Si el planeta estalla, que nos pille juntos.”
Canción de amor y oficina (Ismael Serrano)
Canciones, Sueños de un hombre despierto (2007)

“Que todo termina en un instante
Planatera doloroso”
Astrid and Veronika

“Querría morirme en este mismo instante. No soy nada comparado con Tyler. Estoy desamparado.”
Fight Club
Socrates In Love
Socrates In Love
Coronación
Shantaram
Socrates In Love
Kitchen
El aire de un crimen

Variante: Cayetano tomó la mano de Sierva María y la puso sobre su corazón. Ella sintió dentro el fragor de su tormenta.
<>, dijo él.
Y sin darle tiempo al pánico se liberó de la materia turbia que le impedía vivir. Le confesó que no tenía un instante sin pensar en ella, que cuanto comía y bebía tenía el sabor de ella, que la vida era ella a toda hora y en todas partes, como sólo Dios tenía el derecho y el poder de serlo, y que el gozo supremo de su corazón sería morirse con ella. Siguió hablándole sin mirarla, con la misma fluidez, y el calor con que recitaba, hasta tuvo la impresión de que Sierva María, se había dormido. Pero estaba despierta, fijos en él sus ojos de cierva azorada. Apenas se atrevió a preguntar:
<<¿Y ahora?>>
<>, dijo él. <>.

Cujo
Variante: Por un instante, contemplando aquellos ojos enloquecidos, una especie de angustioso horror se apoderó de él y pensó: Hola, Frank. Eres tú ¿verdad?. ¿Hacía demasiado calor en el infierno?
Cider With Rosie

“En el instante en que ella bajó del coche, mi mundo perdido de golpe todo sentido.”
South of the Border, West of the Sun

The Double Flame: Love and Eroticism

Memoirs of a Dutiful Daughter
Variante: A menudo me he interrogado sobre la razón y el sentido de mis rabietas.
Creo que se explican en parte por una vitalidad fogosa y por un extremismo
al cual nunca he renunciado del todo. Llevaba mis repugnancias hasta el
vómito, mis deseos hasta la obsesión; un abismo separaba las cosas que me
gustaban de las que no me gustaban. No podía aceptar con indiferencia la
caída que me precipitaba de la plenitud al vacío, de la beatitud al horror;
si la consideraba fatal, me resignaba; nunca me enojé contra un objeto.
Pero me negaba a ceder a esa fuerza impalpable: las palabras; lo que me
sublevaba es que una frase lanzada al descuido: "Debes hacerlo... no debes
hacerlo", arruinara en un instante mis empresas y mis alegrías. Lo
arbitrario de las órdenes y de las prohibiciones contra las que chocaba
denunciaba su inconsistencia; ayer pelé un durazno: ¿por qué no esa
ciruela?, ¿por qué dejar mis juegos justo en este minuto? En todas partes
encontraba obligaciones, en ninguna parte su necesidad. En el corazón de la
ley que me abrumaba con el implacable rigor de las piedras, yo entreveía
una ausencia vertiginosa: me sumergía en ese abismo, la boca desgarrada por
gritos. Aferrándome al suelo, pataleando, oponía mi peso de carne al aéreo
poder que me tiranizaba; lo obligaba a materializarse; me encerraban en un
cuarto oscuro entre escobas y plumeros; entonces podía golpear con los pies
y las manos en muros verdaderos, en vez de debatirme contra inasibles
voluntades. Yo sabía que esa lucha era vana; desde el momento en que mamá
me había sacado de las manos la ciruela sangrienta, en que Louise había
guardado en su bolsa mi pala y mis moldes, yo estaba vencida; pero no me
rendía. Cumplía el trabajo de la derrota. Mis sobresaltos, las lágrimas que
me cegaban, quebraban el tiempo, borraban el espacio, abolían a la vez el
objeto de mi deseo y los obstáculos que me separaban de él. Me hundía en la
noche de la impotencia; ya nada quedaba salvo mi presencia desnuda y ella
explotaba en largos aullidos.
Coronación

“Ante los crisantemos blancos las tijeras vacilan un instante.”
The Bow and the Lyre: The Poem, the Poetic Revelation, Poetry and History

The Double Flame: Love and Eroticism
On the Jellicoe Road