Frases sobre tierra
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Orígenes: Catorce mil millones de años de evolución cósmica

The Green Hills of Earth
Tierra de todos: Nuestro momento para crear una nacion de iguales
Argentina: breve historia de un largo fracaso: 1

Variante: Don Libro está helado
Estaba el señor don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.
Estaba el señor don Libro
aburrido en su sillón,
esperando a que viniera...(a leerlo)
algún pequeño lector.
Don Libro era un tío sabio,
que sabía de Luna y de Sol,
que sabía de tierras y mares,
de historias y aves,
de peces de todo color.
Estaba el señor don Libro,
tiritando de frío en su sillón,
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.

“He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua”
100 Love Sonnets
Perón, el Fetiche de las Masas: Biografía de un dictador

“La inmensidad vacía de las cosas, el gran olvido que hay en el cielo y la tierra.”
Orando la Biblia


“(…) mido apenas los ojos más extensos del cielo y me inclino a tu boca para besar la tierra”
Veinte poemas de amor y una canción desesperada / Los versos del capitán

Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres

2001: Una odisea espacial

“mitzvahs, niños en JC Penney’s o lo que fuera, pero en tierra firme. Al otro lado del canal”
Pack: 6 Novelas

El Origen de las Especies

“Otros dos niños de pocos años se arrastraban, semidesnudos, por esta vida y el piso de tierra.”
La virgen de los sicarios
Thinking the Twentieth Century

Yaquis: Historia de una guerra popular y de un genocidio en México
The Bronze Horseman

El Gozo Verdadero de la Navidad: Lecturas diarias para el mes de diciembre

Cristianismo en crisis: Siglo 21: Siglo 21
God’s Covenants with Man II [Kenneth Copeland Ministries, 1985], cinta de audio #01-4404, cara 1.

“La tierra que habitamos es un error, una incompetente parodia. Los”
Cuentos completos

The Gay Science
Variante: Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien así, y no queremos disimularlo ni ocultarlo como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo, puede que nos crucemos y celebremos una fiesta juntos, como lo hicimos cuando los probos barcos quedaron fondeados en un mismo puerto y a un mismo sol, tan tranquilos que parecía como si ya hubieran llegado a su destino y hubieran tenido un mismo destino.
Pero más tarde la todopoderosa fuerza de nuestra tarea volvió a separarnos, hacia diferentes mares y latitudes, y quizá no nos volvamos a ver nunca más, o tal vez nos volveremos a ver, pero ya no nos reconoceremos: ¡los diferentes mares y vientos nos habrán cambiado! Tener que volvernos extraños el uno para el otro es la ley que está por encima de nosotros: ¡precisamente por eso hemos de ser más venerables uno para el otro! ¡Precisamente por eso ha de ser más sagrado para nosotros el pensamiento de nuestra antigua amistad!
Existe probablemente una tremenda curva y órbita estelar invisible en la que nuestros caminos y metas, tan distintos como son, puede que estén incluidos como pequeños tramos, ¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado breve y nuestra vista demasiado débil como para que podamos ser más que amigos en el sentido de aquella sublime posibilidad. Creamos, pues, en nuestra amistad estelar, aun en el caso de que tuviéramos que ser enemigos sobre la tierra