Frases sobre clase
página 2

Henry David Thoreau Foto

“La abundancia de una clase se compensa con la indigencia de la otra.”

Henry David Thoreau (1817–1862) escritor, poeta y filósofo estadounidense

Walden & Civil Disobedience

Juan Montalvo Foto

“No soy enemigo de individuos ni de clases sociales. Donde está la corrupción, allí está mi enemigo. Donde está el reinado de las tinieblas, allá me tiro sin miedo.”

Juan Montalvo (1832–1889) escritor ecuatoriano

Fuente: Amate Pou, Jordi. Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas. Penguin Random House Grupo Editorial España, 2017. ISBN 9788417321871, p. 106.

Pablo Iglesias Foto
Caddy Adzuba Foto
Antonio García-Trevijano Forte Foto
Anaxagorás Foto
Karl Marx Foto
Karl Marx Foto
Edgar Allan Poe Foto
Erich Fromm Foto
David Hume Foto
Iósif Stalin Foto
Michael Jackson Foto
George Carlin Foto
George Carlin Foto
Robert Kennedy Foto
Tomás Moro Foto

“Condenando el parasitismo de la Nobleza inglesa y la naciente clase capitalista, Moro describió a los propietarios de profesión, “como los zánganos, viven del trabajo ajeno”, concretamente del trabajo vivo de los inquilinos, a los que “mondan hasta la carne viva”.”

Tomás Moro (1478–1535) pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés

En su “Libro de oro, tan útil como festivo, sobre la mejor organización del Estado y sobre la nueva Isla de Utopía” (1516)

Antonio Machado Foto

“Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.”

Antonio Machado (1875–1939) poeta español

Fuente: [Palomo Triguero] (2013), p. 298.

Ludwig Boltzmann Foto
Billie Joe Armstrong Foto
Paulo Freire Foto
Frédéric Bastiat Foto
Charles Wright Mills Foto
Federico Jiménez Losantos Foto
Lenin Foto

“El Estado es el arma de represión de una clase sobre otra.”

Lenin (1870–1924) político ruso, teórico comunista, líder de la facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rus…

El Estado y la Revolución.

Lenin Foto
Leonardo Torres Quevedo Foto
Mao Zedong Foto
Diego Rivera Foto
Rodolfo Walsh Foto
Eduardo Duhalde Foto
Kase-O Foto
Confucio Foto

“Donde hay educación no hay distinción de clases.”

Confucio (-551–-479 a.C.) filósofo chino

Variante: Donde hay educación no hay distinción de clases

Daniel Alcides Carrión Foto

“Tú estudias felizmente hasta ahora con buen éxito y es prudente seguir en Lima donde es más posible sostenerte y de donde han salido también médicos de primera clase.”

Daniel Alcides Carrión (1857–1885) científico peruano

Fuente: Peñaloza Jarrín Peñaloza J., José Benigno. Los inmortales de Junín y Pasco: hechos épicos regionales desde la prehistoria hasta 1885. Editorial Médicos Asesores, 1985. p. 318.

Luis Eduardo Aute Foto

“Que sepulten la utopía… Dame clases de poesía con tu cuerpo esta noche.”

Luis Eduardo Aute (1943) artista español

Canción: «A día de hoy».
Frases célebres de sus canciones

Manuel Belgrano Foto

“Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos y afanes los han contraído así mismo, y ni uno solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se emite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos.”

Manuel Belgrano (1770–1820) político y militar argentino

Fuente: Historia de Belgrano y de la independencia Argentina: Por Bartolomé Mitre, volumen 4. Editor J. Roldan y c, 1928. Procedencia del original: Universidad de Texas. Digitalizado: 19 septiembre 2009. p. 53.

Ricardo Arjona Foto
Primo Levi Foto

“Para mí la química representaba una nube indefinida de posibilidades futuras, que nimbaba mi porvenir de negras volutas heridas por resplandores de fuego, parecida a aquella nube que ocultaba el Monte Sinaí. Esperaba, como Moisés, que de aquella nube descendiera mi ley y el orden en torno mío, dentro de mí y para el mundo. Estaba empachado de libros que seguía devorando, sin embargo, con voracidad insensata, en busca de otra clave para las verdades fundamentales; una clave tenía que haberla, y estaba convencido de que, por culpa de alguna monstruosa conspiración contra mí y en perjuicio del mundo, no la iba a encontrar en las aulas. En clase me suministraban toneladas de nociones que digería con prontitud, pero que no me calentaban la sangre en las venas. Miraba hincharse los brotes de los árboles en primavera, miraba resplandecer la mica dentro del granito, miraba mis propias manos, y me decía para mis adentros: "Llegaré a entender también esto, lo entenderé todo, pero no como "ellos" quieren. Encontraré un atajo, me fabricaré una ganzúa, forzaré las puertas". Era enervante y nauseabundo escuchar discursos sobre el problema del ser y del conocer, cuando todo en torno era un puro misterio que pugnaba por desvelarse: la vetusta madera de los bancos, la esfera del Sol por encima de los ventanales y los tejados, el vuelo inútil de los vilanos en el aire de junio. Ahí estaba: ¿podrían ser capaces todos los filósofos y ejércitos del mundo juntos de construir ese mosquito? No, ni siquiera de entenderlo; y eso era una vergüenza, algo abominable, había que tirar por otro camino.”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

El Sistema Periódico (1975)

Primo Levi Foto
Noam Chomsky Foto
Ryszard Kapuściński Foto
Aaliyah Foto

“Empecé a actuar cuando era pequeña. Hice un montón de piezas, yo cantaba. Tuve clases de baile. Yo fui entrenado en todo.”

Aaliyah (1979–2001) cantante, bailarina, actriz y modelo estadounidense

Sin fuentes

Buenaventura Durruti Foto
ZPU Foto
Karl Marx Foto
Stefan Zweig Foto
Stephen King Foto
J.C. Ryle Foto

“Si algún lector piensa que soy innecesariamente escrupuloso en este punto, le recomiendo que tome nota de un libro singular por Samuel Rutherford (autor de las bien conocidas cartas), llamado “The Spiritual Antichrist” (El anticristo espiritual). Verán allí que, dos siglos atrás, aparecieron las herejías alocadas de una enseñanza extravagante, precisamente acerca de esta doctrina de que “Cristo mora” en los creyentes. Encontrarán que Saltmarsh, Dell, Towne y otros maestros falsos contra quienes contendió el acertado Samuel Rutherford. Aquellos tenían extrañas nociones acerca de “Cristo en nosotros” y luego procedieron a edificar sobre la doctrina antinomiana, sobre un fanatismo de la peor clase y con tendencias de las más viles. Así, ellos mantenían que la vida separada y personal del creyente había desaparecido completamente, ¡que Cristo viviendo en él era quien se arrepentía, creía y actuaba! La raíz de este tremendo error era una interpretación forzada y nada bíblica de textos como “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20) y el resultado natural de esto fue que muchos infelices seguidores de este pensamiento llegaron a la cómoda conclusión de que los creyentes no eran responsables de sus acciones, ¡hicieran lo que hicieran! Según esta interpretación, ¡los creyentes estaban muertos y sepultados y sólo Cristo vivía en ellos y se hacía cargo de todo! ¡La consecuencia definitiva fue que algunos creían que podían quedarse tranquilos con una seguridad carnal, que ya no tenían ninguna responsabilidad personal y podían cometer cualquier clase de pecado sin ningún temor! No olvidemos nunca que la verdad distorsionada y exagerada, puede convertirse en el origen de las herejías más peligrosas. Cuando hablamos de que “Cristo está en nosotros”, tengamos el cuidado de explicar lo que queremos decir. Me temo que hay quienes descuidan esto en la actualidad. 6.”

J.C. Ryle (1816–1900) obispo de Liverpool

Santidad

Carlos Ruiz Zafón Foto
Patrick Rothfuss Foto
Mijaíl Bulgákov Foto
Alexis De Tocqueville Foto
Isabel Allende Foto

“Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar paz
en sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos de
animales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era la
Sagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida era
Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de ese
inconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino.
Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas de
pelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vez
que se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que un
suspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca prefería
esos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida en
común, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntos
compartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tedio
de los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna vez
tuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas del
calcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temía
que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la
más terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendía
que no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar las
exigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante.
En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de Pedro
Tercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entre
cientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y con
un solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a un
departamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a la
cual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca.
El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía que
no podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en las
escaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en la
madurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salía
disimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que a
Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo más
secreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien las
descubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia,
sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirla
en un amor de novela.”

The House of the Spirits

Jordi Sierra i Fabra Foto
Simon Wiesenthal Foto
Yukio Mishima Foto
Terry Pratchett Foto
Terry Pratchett Foto
Matthieu Ricard Foto
Jane Austen Foto
Billy Graham Foto
Roberto Bolaño Foto
Richelle Mead Foto

“Era la clase de vestido que desafìa al mundo e inicia las religiones”

Richelle Mead (1976) escritora estadounidense

Vampire Academy

Mario Vargas Llosa Foto
Richard Bach Foto
Cassandra Clare Foto
Karl Marx Foto
Jack Kerouac Foto
Brandon Sanderson Foto
Mao Zedong Foto

“Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra.”

Mao Zedong (1893–1976) Presidente del Partido Comunista de China

1927
Fuente: China en América Latina: Reflexiones sobre las relaciones transpacíficas. Creutzfeldt, Benjamin. Universidad Externado, 2012. ISBN 9789587109061. Página 369. https://books.google.es/books?id=-C6jDwAAQBAJ&pg=PA369&dq=Una+revoluci%C3%B3n+es+una+insurrecci%C3%B3n,+es+un+acto+de+violencia+mediante+el+cual+una+clase+derroca+a+otra&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwj_gLWC4NHmAhUxA2MBHaU3Am4Q6AEIKDAA#v=onepage&q=Una%20revoluci%C3%B3n%20es%20una%20insurrecci%C3%B3n%2C%20es%20un%20acto%20de%20violencia%20mediante%20el%20cual%20una%20clase%20derroca%20a%20otra&f=false En google libros. Consultado el 25 de diciembre de 2019.

Anton Pannekoek Foto
Claude Lévi-Strauss Foto
Naomi Klein Foto
Hipólito Yrigoyen Foto
Hipólito Yrigoyen Foto
Albert Jay Nock Foto
Karl Marx Foto
Fiódor Dostoyevski Foto

“Cuando se ama, incluso se puede prescindir de la felicidad. La vida es bella aun cuando se sufre. Vivir es grato, cualquiera que sea la clase de vida.”

Variante: «Y con amor y sin felicidad se puede vivir. La vida es bella aun en la desgracia, es bueno vivir en el mundo, sea como sea».
Fuente: Dostoyevski, Fiódor. Colección de Fiódor Dostoyevski. e-artnow, 2015. https://books.google.es/books?id=vKNjDwAAQBAJ&pg=PT177&dq=%22la+vida+es+bella%22+dostoievski&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjsj63z1OviAhXS1eAKHepCCaYQ6AEINTAC#v=onepage&q=%22la%20vida%20es%20bella%22%20dostoievski&f=false En Google Books. Consultado el 15 de junio de 2019.
Fuente: Memorias del subsuelo.
Fuente: [Dostoyevsky], Fyodor (traducción de Alejandro [Ariel González]). Memorias del Subsuelo, p. 97. Ediciones Colihue SRL, 2006. https://books.google.es/books?id=cXO-Cvc838UC&pg=PA11&dq=rousseau+dostoievski&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi564mX1OviAhXl6OAKHY9SBNwQ6AEIKTAA#v=snippet&q=bella&f=false En Google Books. Consultado el 15 de junio de 2019.

Ramón Carrillo Foto

“En una sociedad no deben ni pueden existir clases sociales definidas por índices económicos. El hombre no es un ser económico. Lo económico hace en él a su necesidad, no a su dignidad.”

Ramón Carrillo (1906–1956)

Fuente: El derecho a la salud. 200 años de políticas sanitarias en Argentina http://www.capacitacionsumar.msal.gov.ar/pluginfile.php/29947/block_html/content/200a_politicassanitarias.pdf.

Severino Di Giovanni Foto
Beatriz Guido Foto

“Fui a un colegio de monjas porque mi padre pensó que la liturgia y el boato enriquecerían mi imaginación más que la laica que daban unas maestras totalmente liberales y en donde que mi propio padre daba clases. Pero en la casa el ambiente era puramente liberal.”

Beatriz Guido (1924–1988) escritora argentina

Fuente: Entrevista de Inmaculada de la Fuente del 22 de agosto de 1984 en El País http://elpais.com/diario/1984/08/22/ultima/461973607_850215.html. Consultado el 24 de abril de 2017.

Jennifer Niven Foto
Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Alberto Durero Foto
Aldous Huxley Foto