Frases sobre herida

Una colección de frases y citas sobre el tema del herida, amor, amor, puede.

Frases sobre herida

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“APRENDIENDO

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender…

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes… y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende… y con cada día uno aprende. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos! que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, solo con el tiempo…”

Jorge Luis Borges (1899–1986) escritor argentino
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“Nadie llega a una relación ya sanado, ya perfecto. En una relación sagrada, se entiende que todos estamos heridos pero que todos estamos allí para sanar juntos.”

Marianne Williamson (1952) escritora estadounidense

The Gift of Change: Spiritual Guidance for Living Your Best Life

Carlos Ruiz Zafón Foto
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“El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto mas grave es la herida que le infligimos, mas grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica.”

The Wind-Up Bird Chronicle
"Crónica del pájaro que da cuerda al mundo"
Variante: El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto más grave es la herida que le infligimos, más grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica.

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“y la fama y el amor
nada más que un truco para atenuar nuestra herida.”

Charles Bukowski (1920–1994) escritor y poeta estadounidense

The Roominghouse Madrigals: Early Selected Poems, 1946-1966

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“Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que <> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.”

The Name of the Wind
Variante: Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que «el tiempo todo lo cura» es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.

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“El ego se disipa y desaparece cuando lo entregamos a las manos de Dios. Son heridas, no maldad, lo que tenemos”

Marianne Williamson (1952) escritora estadounidense

The Gift of Change: Spiritual Guidance for Living Your Best Life

Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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“Las heridas emocionales son el precio que todos tenemos que pagar para ser independientes.”

What I Talk About When I Talk About Running
"De qué hablo cuando hablo de correr"

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“Oh, tú, el más sabio y bello de los ángeles,
Dios traicionado por el destino y de alabanzas privado,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Oh, Príncipe del exilio, a quien se ha agraviado,
y que, vencido, siempre más poderoso vuelves a levantarte,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que todo lo sabes, gran Rey de las cosas subterráneas,
tú, familiar sanador de las angustias humanas,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, hasta a los leprosos y los parias malditos,
enseñas mediante el amor el sabor del Paraíso,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Oh tú que de la Muerte, esa amante vieja y poderosa,
engendras la Esperanza, esa adorable loca,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que das al condenado esa mirada en torno al cadalso
que, arrogante y serena, a todo un pueblo condena,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que sabes en qué rincón de las tierras ansiosas
el celosos Dios ocultó sus piedras preciosas,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú cuya clara mirada conoce los profundos arsenales
en donde duerme amortajado el pueblo de los metales,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú cuya extendida mano oculta los precipicios
al sonámbulo que vaga al borde de los edificios,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, mágicamente, haces flexibles los viejos huesos
del borracho rezagado al que los caballos atropellaron,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que, para consolar al frágil que sufre,
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
en la frente del Creso despiadado y vil,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Tú que pones en el corazón de las muchachas
el culto a las heridas y el amor a los harapos,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Báculo del desterrado, lámpara del inventor,
confesor del ahorcado y del conspirador,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!

Padre adoptivo de aquellos a quienes, en su negra cólera,
Dios padre del Paraíso terrenal expulsó,

¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturas
del Cielo, donde reinas, y en las profundidades
del Infierno, donde, vencido, en silencio sueñas!
¡Haz que mi alma un día, bajo el árbol de la Ciencia,
cerca de ti descanse, en la hora en que sobre tu frente
como un Templo nuevo sus ramas se extiendan!”

Les Fleurs du Mal

Joseph Murphy Foto

“El médico cura la herida y Dios la sana”.”

Joseph Murphy (1898–1981) escritor estadounidense

El poder de la mente subconsciente

Lorenzo Silva Foto
José Martí Foto

“El arma es para herir, y la palabra para curar las heridas.”

José Martí (1853–1895) escritor y político cubano, precursor de la independencia de su país

Sin fuentes

Herman Melville Foto

“Primero está Aries o el carnero, representa la lujuria de la cual todos fuimos engendrados. Después sigue Taurus o el toro, que nos muestra como vamos creciendo y volviéndonos fuertes. Luego viene Géminis o los mellizos, o sea, la Virtud y el Vicio; en la juventud tratamos de alcanzar la Virtud pero llega Cáncer, o el cangrejo, y nos arrastra hacia atrás. Cuando vamos dejando detrás la Virtud nos encuentra Leo, un rugiente león, que nos marca ya la mitad de la senda. Da unas cuántas dentelladas y zarpazos, creemos que no seguiremos adelante, pero llega Virgo, la virgen, el amor de nuestra vida. Nos casamos, pensamos en ser felices juntos por siempre, pero llega Libra, la balanza que todo lo mide. Pondera nuestra felicidad y la encuentra deficitaria, y cuando nos hayamos tristes a causa de esta cuestión… ¡Señor! Escorpio, o escorpión, nos hace dar un salto repentino, pues nos pincha por detrás. Todavía nos estamos curando de la herida cuando llega el flechazo, es Sagitario, el arquero, que se está divirtiendo. Mientras estamos arrancándonos el dardo llega Capricornio, o el macho cabrío. Completamente lanzado, llega como un huracán y nos hecha de cabeza lejos de nuestro hogar. Luego Acuario, o el portador de agua, nos arroja su diluvio ahogándonos. Y damos la vuelta completa con Piscis, o los peces, que finalmente nos llevan a descansar.”

Fuente: Moby-Dick. Cap. «El doblón», 1851.

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“El dolor es una herida que sangra en cuanto la roza cualquier mano que no sea la del amor, y que sangra, aunque ya sin sufrir cuando esta la toca”

De Profundis
Variante: El dolor es una herida que sangra en cuanto la roza cualquier mano que no sea la del amor, y que sangra, aunque ya sin sufrir cuando esta la toca.

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“La amistad es el mejor bálsamo para las heridas que produce en el alma un amor mal correspondido.”

Jane Austen (1775–1817) novelista británica

Fuente: La abadía de Northanger (1818).

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“Amor es un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una fiera herida, una blanda muerte.”

Fuente:La Celestina, acto X.
Cita del personaje Celestina.
La Celestina.
Fuente: Citado en Medina-Bocos, Amparo. Temas constantes en la literatura española. Ediciones AKAL, 1991. ISBN 9788476007297. p. 6.

Silvina Ocampo Foto

“Haz brotar sangre al menos de mi herida, que estoy cansada de morir apenas”

Silvina Ocampo (1903–1993) escritora, cuentista y poeta argentina

Al rencor

Álvaro Arzú Irigoyen Foto
Haruki Murakami Foto
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Carlos Ruiz Zafón Foto

“Yo había crecido en el convencimiento de que aquella lenta procesión de la posguerra, un mundo de quietud, miseria y rencores velados, era tan natural como el agua del grifo, y que aquella tristeza muda que sangraba por las paredes de la ciudad herida era el verdadero rostro de su alma. Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas. Aquella noche primeriza de verano, caminando por ese anochecer oscuro y traicionero de Barcelona, no conseguía borrar de mi pensamiento el relato de Clara en torno a la desaparición de su padre. En mimundo, la muerte era una mano anónima e incomprensible, un vendedor a domicilio que se llevaba madres, mendigos o vecinos nonagenarios como si se tratase de una lotería del infierno. La idea de que la muerte pudiera caminar a mi lado, con rostro humano y corazón envenenado de odio, luciendo uniforme o gabardina, que hiciese cola en el cine, riese en los bares o llevase a los niños de paseo al parque de la Ciudadela por la mañana y por la tarde hiciese desaparecer a alguien en las mazmorras del castillo de Montjuïc, o en una fosa común sin nombre ni ceremonial, no me cabía en la cabeza. Dándole vueltas, se me ocurrió que tal vez aquel universo de cartón piedra que yo daba porbueno no fuese más que un decorado. En aquellos años robados, el fin de la infancia, como la Renfe, llegaba cuando llegaba.”

Carlos Ruiz Zafón (1964) escritor español
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“Además, la rabia puede calentarte por la noche, y el orgullo herido puede alentar a un hombre a hacer cosas maravillosas.”

The Name of the Wind
Variante: La rabia puede calentarte por la noche, y el orgullo herido puede alentar a un hombre a hacer cosas maravillosas.

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“La mujer sola se siente libre y liebre, corre en la dirección que le dicta su instinto, reposta y reposa donde desea y con quien desea, corre herida o sin pupas, con cicatrices sentimentales o sin ellas. Corre sin pudor, sorteando obstáculos que no son trabas si sabe bien lo que busca”

Ruth Baza (1972) Escritora y periodista española

Fuente: Mejor Sola. Generación XXI nº57
http://www.cervantesvirtual.com/buscador/?q=Generaci%C3%B3n+XXI+%3A+revista+universitaria+de+difusi%C3%B3n+gratuita.+N%C3%BAm.+57%2C+2.%C2%AA+Quincena+de+octubre+200

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“Romeo: «Se ríe de las cicatrices quien nunca ha sentido una herida…»”

Romeo y Julieta
Fuente: 2.º acto, escena II.

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“¡Yo soy la herida y el cuchillo!”

Charles Baudelaire (1821–1867) poeta y crítico de arte francés
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“El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar que le llamen.”

Francisco de Quevedo (1584–1645) escritor español

Fuente: [Palomo Triguero] (2013), p. 34.

“La herida del amor la sana el mismo que la produce.”

Publilio Siro escritor latino

Sin fuentes
Original: «Amoris vulnus idem sanat qui facit».

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“Para qué me curaste cuando estaba herido si hoy me dejas de nuevo el corazón partío”

Alejandro Sanz (1968) cantautor y músico español

Corazón partío)

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“Para mí la química representaba una nube indefinida de posibilidades futuras, que nimbaba mi porvenir de negras volutas heridas por resplandores de fuego, parecida a aquella nube que ocultaba el Monte Sinaí. Esperaba, como Moisés, que de aquella nube descendiera mi ley y el orden en torno mío, dentro de mí y para el mundo. Estaba empachado de libros que seguía devorando, sin embargo, con voracidad insensata, en busca de otra clave para las verdades fundamentales; una clave tenía que haberla, y estaba convencido de que, por culpa de alguna monstruosa conspiración contra mí y en perjuicio del mundo, no la iba a encontrar en las aulas. En clase me suministraban toneladas de nociones que digería con prontitud, pero que no me calentaban la sangre en las venas. Miraba hincharse los brotes de los árboles en primavera, miraba resplandecer la mica dentro del granito, miraba mis propias manos, y me decía para mis adentros: "Llegaré a entender también esto, lo entenderé todo, pero no como "ellos" quieren. Encontraré un atajo, me fabricaré una ganzúa, forzaré las puertas". Era enervante y nauseabundo escuchar discursos sobre el problema del ser y del conocer, cuando todo en torno era un puro misterio que pugnaba por desvelarse: la vetusta madera de los bancos, la esfera del Sol por encima de los ventanales y los tejados, el vuelo inútil de los vilanos en el aire de junio. Ahí estaba: ¿podrían ser capaces todos los filósofos y ejércitos del mundo juntos de construir ese mosquito? No, ni siquiera de entenderlo; y eso era una vergüenza, algo abominable, había que tirar por otro camino.”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

El Sistema Periódico (1975)

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“1. EL ESPERAR DOLIENTE   No ha venido la amada ni vendrá todavía, no han llegado las manos que deban llegar. Y para cuando llegue florecerán los días alumbrando la suave dulcedumbre de amar…   Y todos los dolores se apagarán. La luna saldrá mucho más bella tras el monte ideal, la mirarán los ojos extasiados en una comunión de sentires alta y espiritual.   No ha venido la amada ni vendrá todavía, pero, mientras que llega, vivamos la alegría de tener en la vida una esperanza más.   Ahora por encima de dudas y temores y engañando la herida de los viejos dolores esperemos la amada que no vendrá jamás.   Pablo Neruda”

Amado Nervo (1870–1919) poeta y prosista mexicano

200 Poemas de Amor
Variante: EL ESPERAR DOLIENTE   No ha venido la amada ni vendrá todavía, no han llegado las manos que deban llegar. Y para cuando llegue florecerán los días alumbrando la suave dulcedumbre de amar...   Y todos los dolores se apagarán. La luna saldrá mucho más bella tras el monte ideal, la mirarán los ojos extasiados en una comunión de sentires alta y espiritual.   No ha venido la amada ni vendrá todavía, pero, mientras que llega, vivamos la alegría de tener en la vida una esperanza más.   Ahora por encima de dudas y temores y engañando la herida de los viejos dolores esperemos la amada que no vendrá jamás.   Pablo Neruda

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“«Sí, tengo una herida, y muy profunda», dijo en voz alta. Y las lágrimas brotaron.”

Haruki Murakami (1949) escritor y traductor japonés

Hombres sin mujeres

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