Frases de muerte
página 7

Juan Manuel Fangio Foto
Machado de Assis Foto
Lluís Companys Foto
Nerón Foto
Ayrton Senna da Silva Foto
Alejandro Jodorowsky Foto

“El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto]]. En ese instante, mismo supo que era inmortal; porque la muerte sólo existe en la mirada del otro.”

Alejandro Jodorowsky (1929) escritor y director de cine chileno-francés, de ascendencia judeo-ucraniana

Fuente: Jodorowsky, Alejandro. El paso del ganso. Editorial Mondadori, 2001. ISBN 9789700513522. p. 39

Alejandro Jodorowsky Foto

“Ni tan rápido que alcances la muerte ni tan lento que ella te alcance a ti.”

Alejandro Jodorowsky (1929) escritor y director de cine chileno-francés, de ascendencia judeo-ucraniana
Alejandro Jodorowsky Foto
Reinaldo Arenas Foto

“…pues él no quiere más que mi muerte. Y yo no quiero más que mi vida.”

Reinaldo Arenas (1943–1990) poeta, novelista y dramaturgo cubano (1943-1990)

El mundo alucinante (1966)

“No se puede intentar ganar un partido con Paulino, Ruano y dos muertos más”

Jesús Gil y Gil (1933–2004) Empresario y político español; presidente del club Atlético de Madrid.

Frase pronunciada tras perder un partido contra el Celta.

Laura Restrepo Foto

“Tal vez por eso estamos tan muertos, y al mismo tiempo tan vivos: porque cada anochecer nos aniquila, y nos redime el alba.”

Laura Restrepo (1950) escritora y periodista colombiana

Fuente: "La Novia Oscura"

Elisa Carrió Foto
Ricardo Flores Magón Foto
Nicanor Parra Foto
Adolfo Bioy Casares Foto

“En la vejez todo es triste y ridículo: hasta la muerte.”

Adolfo Bioy Casares (1914–1999) escritor argentino

Citas de sus libros, Diario de la guerra del cerdo (1969)
Variante: "En la vejez todo es triste y ridículo: hasta el miedo a la muerte."

Varg Vikernes Foto
Heath Ledger Foto
El Gran Wyoming Foto
Clarice Lispector Foto
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao Foto

“Cada quien es la pequeña porción de destino con que nace. Ese destino hay que llevarlo hasta la muerte como una gran cruz. Lo demás es soberbia.”

Gonzalo Arango (1931–1976) poeta, periodista y filósofo colombiano

Fuente: Arango, Gonzalo. Oleajes de la sangre: cartas íntimas del fundador del nadaísmo. Edición ilustrada. Editorial Edición de Librería "La Pisca"-Editores, 1997. ISBN 9789583305122. p. 11.
Fuente: Capítulo Mi destino estaba en ser hombre y me elegí escritor del libro Oleajes de la sangre, cartas íntimas del fundador del Nadaísmo.

Jaime Pardo Leal Foto
Bernie Ecclestone Foto
Shinoflow Foto
Enrique Jardiel Poncela Foto
Atila Foto
Iosu Espósito Foto

“No me preocupa la muerte.”

Iosu Espósito (1960–1992) músico español (1960-1992)
Yukio Mishima Foto
Yukio Mishima Foto
Isabel Allende Foto
Howard Phillips Lovecraft Foto
Paulo Coelho Foto

“Nuestra vida es un constante viaje, desde el nacimiento hasta la muerte. El paisaje varía, la gente cambia, las necesidades se transforman, pero el tren sigue adelante. La vida es el tren, no la estación.”

Paulo Coelho (1947) escritor brasileño

O Aleph
Variante: Nuestra vida es un constante viaje, desde el nacimiento hasta la muerte. El paisaje varía, la gente cambia, las necesidades se transforman, pero el tren sigue adelante.

Ismail Kadare Foto

“Cuervos sobre la llanura sembrada de muertos, como en las viejas baladas.”

Ismail Kadare (1936) escritor albanés

El cortejo nupcial helado en la nieve

Patrick Rothfuss Foto
Marguerite Duras Foto
Gabriel García Márquez Foto
Louis De Bernières Foto
Jean Paul Sartre Foto
Alice Sebold Foto
Patrick Rothfuss Foto
Helena Petrovna Blavatsky Foto
Santiago Roncagliolo Foto
Isabel Allende Foto
Alejandro Palomas Foto
Federico García Lorca Foto
Milan Kundera Foto

“Al final del verdadero amor está la muerte y sólo un amor que termina en muerte es amor”

Laughable Loves
Variante: Al final del verdadero amor está la muerte, y solo un amor que termina en muerte es amor.

Woody Allen Foto
Ayya Khema Foto
Mathias Malzieu Foto
Octavio Paz Foto
Terry Pratchett Foto
Diana Gabaldon Foto
Gabriel García Márquez Foto
Marguerite Duras Foto
Henry Miller Foto
Andrzej Sapkowski Foto
Zygmunt Bauman Foto
Arthur Rimbaud Foto
Jorge Luis Borges Foto
Vicente Blasco Ibáñez Foto
J.C. Ryle Foto

“Si algún lector piensa que soy innecesariamente escrupuloso en este punto, le recomiendo que tome nota de un libro singular por Samuel Rutherford (autor de las bien conocidas cartas), llamado “The Spiritual Antichrist” (El anticristo espiritual). Verán allí que, dos siglos atrás, aparecieron las herejías alocadas de una enseñanza extravagante, precisamente acerca de esta doctrina de que “Cristo mora” en los creyentes. Encontrarán que Saltmarsh, Dell, Towne y otros maestros falsos contra quienes contendió el acertado Samuel Rutherford. Aquellos tenían extrañas nociones acerca de “Cristo en nosotros” y luego procedieron a edificar sobre la doctrina antinomiana, sobre un fanatismo de la peor clase y con tendencias de las más viles. Así, ellos mantenían que la vida separada y personal del creyente había desaparecido completamente, ¡que Cristo viviendo en él era quien se arrepentía, creía y actuaba! La raíz de este tremendo error era una interpretación forzada y nada bíblica de textos como “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20) y el resultado natural de esto fue que muchos infelices seguidores de este pensamiento llegaron a la cómoda conclusión de que los creyentes no eran responsables de sus acciones, ¡hicieran lo que hicieran! Según esta interpretación, ¡los creyentes estaban muertos y sepultados y sólo Cristo vivía en ellos y se hacía cargo de todo! ¡La consecuencia definitiva fue que algunos creían que podían quedarse tranquilos con una seguridad carnal, que ya no tenían ninguna responsabilidad personal y podían cometer cualquier clase de pecado sin ningún temor! No olvidemos nunca que la verdad distorsionada y exagerada, puede convertirse en el origen de las herejías más peligrosas. Cuando hablamos de que “Cristo está en nosotros”, tengamos el cuidado de explicar lo que queremos decir. Me temo que hay quienes descuidan esto en la actualidad. 6.”

J.C. Ryle (1816–1900) obispo de Liverpool

Santidad

Yukio Mishima Foto
Ernesto Guevara Foto

“Hasta la victoria. Siempre, Patria o muerte.”

Ernesto Guevara (1928–1967) político e ideólogo argentino-cubano

Final de la carta en la que el Che explicaba a Fidel las razones de su marcha de Cuba en 1965.
Variante: Hasta la victoria siempre. Patria o muerte.
Fuente: "Hasta la victoria, siempre": la historia de la frase con la que Raúl despidió a Fidel Castro. Publicado en La Voz el 26 de noviembre de 2016. https://www.lavoz.com.ar/mundo/hasta-la-victoria-siempre-la-historia-de-la-frase-con-la-que-raul-despidio-fidel-castro Consultado el 31 de marzo de 2019.
Fuente: "Hasta la victoria, siempre": la historia de la frase con la que Raúl despidió a Fidel Castro. Publicado en La Voz el 26 de noviembre de 2016. https://www.lavoz.com.ar/mundo/hasta-la-victoria-siempre-la-historia-de-la-frase-con-la-que-raul-despidio-fidel-castro Consultado el 31 de marzo de 2019.

Stephen King Foto
Enrique Vila-Matas Foto
Jorge Luis Borges Foto
Isabel Allende Foto
Isabel Allende Foto
Enrique Vila-Matas Foto
Roque Dalton Foto
Madeline Miller Foto
Sylvia Plath Foto
Santiago Roncagliolo Foto
Irvine Welsh Foto
Marjane Satrapi Foto

“Preferiría que estuviera vivo y encarcelado que muerto como un héroe”

The Complete Persepolis

Fernando Pessoa Foto
Simone de Beauvoir Foto

“La gente no acepta que se le diga sus verdades. Quieren que se crea sus lindas palabras o por lo menos que uno haga como si. Yo soy lúcida soy franca arranco las caretas. La tipeja que susurra: '¿Así que quiere mucho a su hermanito?' y yo con mi vocecita serena 'Lo detesto'. He seguido siendo esa adolescente que dice lo que piensa no hace trampas. Se me partía el corazón escucharlo pontificar y todos esos infelices de rodillas delante de él. Yo aparecía con mis grandes zuecos sus palabras solemnes quedaban desinfladas: el progreso la prosperidad el porvenir del hombre la felicidad de la humanidad la ayuda a los países subdesarrollados la paz del mundo. No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napalm exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosa que semilla de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría. Si todos revientan yo quiero reventar. Los niños no son nada para mí no voy a enternecer por ellos. Mi hija está muerta y me han robado a mi hijo.”

Simone de Beauvoir (1908–1986) escritora, intelectual, filósofa existencialista, activista política, feminista y teórica social francesa

The Woman Destroyed

Fernando Vallejo Foto
Alice Munro Foto
Alejandro Casona Foto

“Que no me vean caida. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol.”

Alejandro Casona (1903–1965) dramaturgo español

Los árboles mueren de pie
Variante: Que no me vean caída. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol.

Juliette Benzoni Foto
Pär Lagerkvist Foto
Gabriel García Márquez Foto
William Faulkner Foto
Julio Cortázar Foto

“Mi querida: Tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo apunto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza -y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte.
Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria.
Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra. Escribíme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo.
Julio”

Julio Cortázar (1914–1984) escritor argentino

“fue una de las raras batallas en que los muertos victoriosos tienen peor entierro que los vencidos”

Jorge Ibargüengoitia (1928–1983) escritor mexicano

Los pasos de López

Leonardo Da Vinci Foto
Patrick Rothfuss Foto

“Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.”

The Name of the Wind

Santiago Roncagliolo Foto

“Los muertos no te engañan, ni te desilusionan. Sólo comparten su paz contigo.”

Santiago Roncagliolo (1975) escritor peruano

Tan cerca de la vida

Ernest Hemingway Foto
Luis Martín-Santos Foto

“Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.

Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.”

Tiempo de silencio