Frases sobre cubierta

Una colección de frases y citas sobre el tema del cubierta, vida, vida, ser.

Frases sobre cubierta

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“Las armas nacionales se han cubierto de gloria. Las tropas francesas se portaron con valor en el combate y su jefe con torpeza.”

Ignacio Zaragoza (1829–1862) militar mexicano

El informe que el general Zaragoza rindió sobre la Batalla de Puebla al Presidente Benito Juárez.

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“Tenga buena o mala aljaba, vaya su flecha a derecha o a izquierda, esté su cabeza cubierta de ceniza o de rosas, el Amor siempre es el Amor.”

Roger Peyrefitte (1907–2000)

Sin fuentes
Qu’il ait le bon carquois ou le mauvais, que sa flèche aille à droite ou à gauche, que sa tête soit couverte de cendres ou de roses, l’Amour est toujours l’Amour.

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“Siento no depositar esta insignia ante la asamblea nacional, de quien la había recibido; siento retirarme sin haber consolidado las instituciones que ella había creído propias del país y que había jurado defender; pero al menos tengo el consuelo de dejar a Chile independiente de toda dominación extranjera, respetado en el exterior y cubierto de gloria por sus hechos de armas. Doi gracias a la divina providencia que me ha elegido instrumento para tales bienes, y que me ha concedido la fortaleza de ánimo necesaria para resistir el inmenso peso que sobre mi han hecho gravitar las azarosas circunstancias en que he ejercido el mando. Pido muy de veras al cielo proteja del mismo modo a los que deben sucederme. Señores, al presente soy un simple particular. Mientras he estado investido de la primera dignidad de la república, el respeto, sino mi persona, al menos a ese alto empleo, debía haber impuesto silencio a vuestras quejas. Ahora podeis hablar sin conveniencia. Que se presenten mis acusadores. Quiero conocer los males que he causado, las lágrimas que he hecho derramar. Salid y acusadme. Si las desgracias que me hechais en rostro han sido, no el efecto preciso de la época del poder sino del desahogo de malas pasiones, esas desgracias no pueden purgarse sino con mi sangre. Tomad de mi la venganza que queráis, que yo no os opondré resistencia. ¡Aquí esta mi pecho!”

Bernardo O'Higgins (1778–1842) político y militar chileno

Fuente: Abdicación de O'Higgins.

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“El poder de las viejas es inmenso. No es verdad que las manden a esta Casa para que pasen sus últimos días en paz, como dicen ellos. Esto es una prisión, llena de celdas, con barrotes en las ventanas, con un carcelero implacable a cargo de las llaves. Los patrones las mandan a encerrar aquí cuando se dan cuenta de que les deben demasiado a estas viejas y sienten pavor porque estas miserables, un buen día, pueden revelar su poder y destruirlos. Los servidores acumulan los privilegios de la miseria. Las conmiseraciones, las burlas, las limosnas, las ayuditas, las humillaciones que soportan los hacen poderosos. Ellas conservan los instrumentos de la venganza porque van acumulando en sus manos ásperas y verrugosas esa otra mitad de sus patrones, la mitad inútil, descartada, lo sucio y lo feo que ellos, confiados y sentimentales, les han ido entregando con el insulto de cada enagua gastada que les regalan, cada camisa chamuscada por la plancha que les permiten que se lleven. ¿Cómo no van a tener a sus patrones en su poder si les lavaron la ropa, y pasaron por sus manos todos los desórdenes y suciedades que ellos quisieron eliminar de sus vidas? Ellas barrieron de sus comedores las migas caídas y lavaron los platos y las fuentes y los cubiertos, comiéndose lo que sobró. Limpiaron el polvo de sus salones las hilachas de sus costuras, los papeles arrugados de sus escritorios y sus oficinas. Restablecieron el orden en las camas donde hicieron el amor legítimo o ilegítimo, satisfactorio o frustrador, sin sentir asco ante esos olores y manchas ajenos. Cosieron los jirones de sus ropas, les sonaron las narices cuando niños, los acostaron cuando llegaron borrachos y limpiaron vómitos y meados, zurcieron sus calcetines y lustraron sus zapatos, les cortaron las uñas y los callos, les escobillaron la espalda en el baño, los peinaron, les pusieron lavativas y les dieron purgantes y tisanas para la fatiga, el cólico o la pena. Desempeñando estos menesteres, las viejas fueron robándose algo integral de las personas de sus patrones al colocarse en su lugar para hacer algo que ellos se negaban a hacer… y la avidez de ellas crece al ir apoderándose de más cosas, y codician más humillaciones y más calcetines viejos regalados como dádivas, quieren apoderarse de todo.”

The Obscene Bird of Night

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“Cuando el que viaja por el norte de la región central de Massachusetts se equivoca de dirección al llegar al cruce de la carretera de Aylesbury nada más pasar Dean’s Corners, verá que se adentra en una extraña y apenas poblada comarca. El terreno se hace más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza van encajonando cada vez más el sinuoso camino de tierra. Los árboles de los bosques son allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzan una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados son muy escasos y áridos, mientras que las pocas casas diseminadas a lo largo del camino presentan un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, uno no se atreve a preguntar nada a las arrugadas y solitarias figuras que, de cuando en cuando, se ve escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes y rocosos prados. Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudece cuando, desde un alto del camino, se divisan las montañas que se alzan por encima de los tupidos bosques que cubren la comarca. Las cumbres tienen una forma demasiado ovalada y simétrica como para pensar en una naturaleza apacible y normal, y a veces pueden verse recortados con singular nitidez contra el cielo unos extraños círculos formados por altas columnas de piedra que coronan la mayoría de las cimas montañosas.”

The Dunwich Horror and Others

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“De Emanuel Swedenborg, al que Kant llamó “visionario”, cuenta Borges que “hablaba con los ángeles por las calles de Londres”. Aunque fue un científico notable (hizo los planos de un avión y un submarino, descubrió el funcionamiento de las glándulas endocrinas, lanzó la hipótesis de la formación nebulosa del Sistema Solar, etcétera…), su verdadera especialidad fue el Mas Allá, la posvida en el Cielo y el Infierno. Explicó que al comienzo los condenados no son conscientes de su muerte y creen que continúan en su esfera cotidiana: les rodean los muebles y utensilios familiares, los paisajes conocidos. Poco a poco, van produciéndose desapariciones —la butaca favorita, el piano, una ventana, las flores del jardín…— y luego surgen en lugar de lo desvanecido formas equivocadas o amenazadoras. Por fin se dan cuenta de que no están en casa sino en el Infierno y empieza su eterna condena.
Creo poder confirmar esta tesis de Swedenborg. Hace tiempo que las cosas de mi mundo se van difuminando, pierden sustancia. Los libros siguen presentes y tentadores, pero al abrirlos algo ha drenado su savia hasta dejarlos huecos, exánimes. Las películas nuevas son peores que las antiguas, las antiguas peores de lo que las recordaba: sentado ante el televisor con desasosiego ya no siento la expectativa feliz porque ahora nadie apoya sus pies en mi regazo. Se fue el disfrute… Y los sitios que recorrimos juntos están hoy cubiertos de sudarios, como esas sábanas que tapan las formas incómodas de los muebles en una casa abandonada. Los platos más sabrosos, crujientes, aromáticos… comienzan a deleitarme la boca pero luego adquieren insipidez y amargura de ceniza. Llega el infierno y se revela mi condena, la más atroz: creer que estoy vivo y que es ella la que ha muerto. Hoy hace ya dos años.”

Fernando Savater (1947) filósofo español
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“El cuerpo está destinado a ser visto, no a estar todo cubierto.”

Marilyn Monroe (1926–1962) actriz, cantante y modelo de los Estados Unidos
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“«Todo lo que haces es encaminarte derecho a la tumba, un rostro cubre el esqueleto por un tiempo. Extiende esa cubierta del cráneo y sonríe».”

Jack Kerouac (1922–1969) escritor estadounidense

All you do is head straight for the grave, a face just covers a skull awhile. Stretch that skull-cover and smile
Fuente: Visions Of Cody (1973).

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“Señor Van der Rohe, ¿cómo consigue hacer esas cubiertas planas tan grandes…? -Pues… ¡poco a poco!”

Mies Van der Rohe (1886–1969) arquitecto y diseñador alemán nacionalizado estadounidense (1886-1969), fue el último director de la Bauhaus

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“De catalanes y vascos abertzales estamos todos mucho más que hartitos… Según los partidos lituanos españoles hay que reformar la Constitución para incluir en ella el derecho a la autodeterminación. NO saben lo que se les vienen encima, porque, bien pensado, a lo mejor tienen razón. Quizá lo primero que hiciéramos muchos en este caso fuera pedir inmediatamente la independencia de todas las regiones de España, de Cataluña y el País Vasco y Navarra, si se empeñan; lo único que perderíamos serían problemas. Al fin y al cabo es el resto de España el que está constantemente sometido a los caprichos imperialistas y veleidosos de catalanes y vascos abertzales. Dado que ambas nacionalidades son tan superiores a nosotros en todos los aspectos sería maravilloso poder auto determinarnos y perderlos de vista con un simple voto… Los vascos y catalanes lituanos no se sienten españoles. Muchos españoles tampoco se sienten muy catalanes ni muy vascos ni lituanos, así que estamos en paz. Disfrutan de unos estatutos de autonomía con bastantes más competencias de las que son capaces de gestionar de manera adecuada, precisamente porque son incompetentes. Cuantas más competencias tienen, más incompetentes. ¿Qué harían vascos y catalanes con todas las competencias, es decir, con toda la independencia, como estados soberanos?. Pues exactamente lo que hacen ahora: los lituanos de arriba poner bombitas en Madrid y matar gente, y los del este pedir al Estado español y a la Comunidad Europea, al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a su tía Nuria. Claro que Pujol, por fin disfrutaría de tratamiento como jefe de Estado y eso es importante para su realización personal -no caerá esa breva-, pues el cargo de honorable podría ser hereditario, incluso, para darle mayor realce. Subiéndonos al carro de vascos y catalanes, reivindiquemos el derecho de los españoles a la autodeterminación, con el fin de perderlos de vista definitivamente y pronto. No nos preocupa que no quieran estar con nosotros en el mismo barco. Lo que nos aterra es que se pasan el día agujereando la cubierta y no hay manera de deshacerse de ellos. Reclamemos el derecho de autodeterminación de los españoles para tirarlos por la borda.”

Carmen Rico Godoy (1939–2001) periodista y escritora española

Diario 16. 22 de enero de 1990.

José de Palafox y Melci Foto

“Doy mis dos relojes y veinte cubiertos de plata, que es lo que me queda.”

José de Palafox y Melci (1775–1847)

En una proclama para exaltar a los desanimados patriotas del sitio de Zaragoza.

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“En ese preciso momento el camino se abría y con una exclamación Lucy se encontró fuera del bosque. Luz y belleza la envolvía. Había ido a dar a una pequeña terraza que estaba cubierta de violetas de un extremo a otro.
- ¡Valor! -exclamó su compañero, erguido a unos seis pies de altura respecto a ella-. Valor y amor.
Ella no respondió. A sus pies el suelo se cortaba bruscamente dando paso a la panorámica. Violetas que se agrupaban alrededor de arroyos y corrientes y cascadas, regando la vertiente de la colina de azul, arremolinándose alrededor de los troncos de los árboles, formando lagunas en los agujeros, cubriendo la hierba con manchas de espuma azulada. Jamás volvería a haberlas en tal profusión. La terraza era el principio de lo bello, la fuente original donde la belleza hacía brotar agua que iba a la tierra.
De pie en el margen, como un nadador que se prepara, estaba el buen hombre. Pero no era el buen hombre que ella había pensado, y estaba solo.
George se había vuelto al oír su llegada. Por un momento la contempló, como si fuera alguien que bajaba de los cielos. Vio la radiante alegría en su cara, las flores que batían su vestido en olas azuladas. Los arbustos que la encerraban por encima. Subió rápidamente hasta donde estaba ella y la besó.
Antes de que ella pudiera decir algo, casi antes de que pudiera sentir nada, una voz llamó: ¡Lucy!, ¡Lucy!, ¡Lucy!. La señorita Bartlett, que era una mancha oscura en la panorámica, había roto el silencio de la vida.”

A Room with a View

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“Las cubiertas son las cenicientas de las editoriales. Les echamos la culpa de todo.”

Gabrielle Zevin (1977) escritora estadounidense

The Storied Life of A.J. Fikry

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“habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.”

Frederick Forsyth (1938) novelista británico

La lista

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“Estoy mucho mejor cuando estoy sucio, sangriento y cubierto de barro.”

Bruce Willis (1955) actor estadounidense

Acerca de cómo le gustaba aparecer en la serie de películas Duro de matar.
Fuente: Revista ISTO É, Edición 1768.

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“Una estudiante nos dijo que sabía que el control de la natalidad no estaba cubierto (por el seguro médico), y asumió que así es como el seguro de Georgetown manejaba toda la atención sexual de las mujeres, así que, cuando fue violada, no fue al médico para ser examinada o evaluada para detectar enfermedades de transmisión sexual porque pensó que el seguro no iba a cubrir algo así, algo relacionado con la salud reproductiva de la mujer.”

Sandra Fluke (1981) abogada estadounidense, activista por los derechos de las mujeres

Testimonio ante el Congreso estadounidense (23 de febrero de 2012)
Original: «One student told us that she knew birth control wasn’t covered, and she assumed that’s how Georgetown’s insurance handled all of women’s sexual healthcare, so when she was raped, she didn’t go to the doctor even to be examined or tested for sexually transmitted infections because she thought insurance wasn’t going to cover something like that, something that was related to a woman’s reproductive health.»

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Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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