Frases sobre pan
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“El pan más sabroso y las comodidades más gratas son las que se ganan con el propio sudor.”

Cesare Cantù (1804–1895) historiador italiano

Fuente: Lo que se ha dicho del trabajo y del ocio: proverbios, refranes, cantares, lo que han dicho filósofos, moralistas, literatos y humoristas. Volumen 10 de Colección "Lo que se ha dicho". Compilado por Jorge Sintes Pros. Editorial Sintes, 1966.

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“Los fundamentos de la ética capitalista exigen que "usted gane su pan con el sudor de su frente"… a menos que usted posea medios privados.”

Michał Kalecki (1899–1970) economista polaco

Fuente: Aspectos políticos del pleno empleo, 1943.

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“Mi primera función es entretener, como la de un panadero es hacer buen pan.”

Manu Chao (1961) Músico, cantante y productor francoespañol

Fuente: Entrevista http://www.elpais.com/articulo/cataluna/primera/funcion/entretener/panadero/hacer/buen/pan/elpepuespcat/20021002elpcat_25/Tes para "El País", 2002.

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“Pan y fiestas mantienen al pueblo quieto.”

Lorenzo de Médici (1449–1492) estadista y gobernante italiano

Fuente: El buscador de colillas: memorias rescatadas de un niño de la guerra. Autor César de la Lama. Edición ilustrada. Editorial D.V. Chavín, Servicios Gráficos y Editoriales, 2004. ISBN 9788460928058. p. 34.

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“El sexo y el miedo casan tanto como el pan y los arenques.”

Valérie Tasso (1969) escritora y sexóloga francesa

La semana más larga

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“Estamos intentando que los coches coman pan, y los hombres pétroleo.”

Verificadas
Fuente: tira cómica en El País, 7 de febrero de 2007.

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“Pan, Tierra y Libertad para todos.”

Librado Rivera (1864–1932) periodista mexicano

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“Yo me sigo viendo mirada de niña. Siempre he sido súper Peter Pan, me encanta. No me gusta verme triste.”

Chenoa (1975) cantante

Fuente: Entrevista en "Territorio Comanche" (24/11/2011)

“¡No compre pan!”

Chiquito de la Calzada (1932–2017) actor, cantaor y cómico español
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“El PAN y el PRD no son agua y aceite, son levadura y harina.”

Vicente Fox (1942) Político y ex presidente mexicano

Sin fuentes
Agosto de 1999, refiriéndose a su propio partido, el Partido Acción Nacional, y al Partido de la Revolución Democrática.
Presidente de México 2000 - 2006

“Y me dirijo a los falangistas que cuidan de las investigaciones políticas y policiales en las ciudades, y sobre todo en los pueblos. Vuestra misión ha de ser obra de depuración contra los jefes cabecillas y asesinos. Pero impedid, con toda energía, que nadie sacie odios personales, y que nadie castigue o humille a quien, por hambre o desesperación, haya votado a las izquierdas. Y es que sabemos que en muchos pueblos había —y acaso hay— derechistas que eran peores que los rojos… [Aspiramos a] la salvación y no la muerte de los que en su inmensa mayoría tenían hambre de pan y Justicia.”

Manuel Hedilla Larrey (1902–1970) político falangista español (1902-1970)

Fuente: [Redondo], Gonzalo. Historia de la Iglesia en España, 1931-1939: La Guerra Civil, 1936-1939, pp. 162-3. Ediciones Rialp, 1993. https://books.google.es/books?id=3N2ryNhbnMsC&pg=PA163&dq=que+nadie+castigue+o+humille+a+quien,+por+hambre+o+desesperaci%C3%B3n&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjRgvLutaLiAhUp0uAKHd4aCusQ6AEIKTAA#v=onepage&q=que%20nadie%20castigue%20o%20humille%20a%20quien%2C%20por%20hambre%20o%20desesperaci%C3%B3n&f=false En Google Books. Consultado el 17 de mayo de 2019.

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“Alza del pan origina nueva alza del pan.”

Nicanor Parra (1914–2018) poeta, matemático y físico chileno
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“Siria nunca venderá su honor, su soberanía nacional y su personalidad por un pedazo de pan.”

Bashar Al-Assad (1965) Presidente de Siria

Fuente: rctv.net http://www.rctv.net/index.php/2012/07/06/al-assad-dice-que-esta-dispuesto-a-resistir-hasta-el-final/.html.

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“Yo me llamo la caridad, soy el camino principal que conduce a Dios; seguidme, porque soy el objeto al que debéis todos aspirar. Esta mañana he hecho mi paseo habitual, y con el corazón lastimado vengo a deciros: ¡Oh! amigos míos, qué miserias, qué lágrimas y cuánto tenéis que hacer para sacarlas todas! He procurado vanamente consolar a las pobres madres; las he dicho al oído: ¡Animo! ¡hay buenos corazones que velan por vosotras, no os abandonarán, paciencia! Dios está aquí, sois sus amadas, sois sus elegidas. Parece que me oyen y vuelven a mí sus grandes ojos extraviados, pues leía en su pobre rostro que su cuerpo, ese tirano del espíritu, tenía hambre, y que si mis palabras serenaban un poco su corazón, no llenaban su estómago. Repetía otra vez, ¡ánimo, ánimo!, y entonces una pobre madre, joven aun, que amamantaba a su hijito, lo ha tomado en sus brazos y lo ha levantado como rogándome que protegiese a aquel pobre pequeño ser que sólo sacaba de su seno estéril un alimento insuficiente. En otra parte, amigos míos, he visto a pobres ancianos sin trabajo y en breve sin asilo, presa de todos los sufrimientos de la necesidad, y avergonzados de su miseria, no atreverse, no habiendo mendigado nunca, a implorar la piedad de los viandantes. Con el corazón conmovido de compasión, yo que nada tengo, me he puesto a mendigar para ellos, y voy por todas partes estimulando la beneficencia e inspirando buenos sentimientos a los corazones generosos y compasivos. Por esto vengo hoy, amigos míos, y os digo: allá hay desgraciados cuya artesa está sin pan, su hogar sin fuego y su cama sin abrigo. No os digo lo que debéis hacer, dejo la iniciativa a vuestros corazones; si yo os trazara vuestra línea de conducta, no tendríais el mérito de vuestra buena acción, sólo os digo: Soy la caridad, y os tiendo la mano para vuestros hermanos que sufren. Mas si pido, también doy, y doy mucho; ¡os convido al gran banquete, y os facilito el árbol en que os saciaréis todos! ¡Mirad qué hermoso es y cuán cargado está de flores y de frutos! Id, id; coged todos los frutos de ese hermoso árbol, que es la beneficencia. En el lugar que ocupaban las ramas que habréis cogido, pondré todas las buenas acciones que haréis y llevaré este árbol a Dios para que lo cargue de nuevo, porque la beneficencia es inagotable. Seguidme, pues, amigos míos, a fin de que os cuente en el número de los que se alisten a mi bandera; no tengáis miedo; yo os conduciré al camino de la salvación; porque soy la Caridad. (Caritá, martirizada en Roma. Lyon, 1861).”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Mis libros son mi pan, mi sombra, mi memoria, todo esto y más aún…”

Julio Ramón Ribeyro (1929–1994) escritor y dramaturgo peruano

La tentación del fracaso

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“La casa se llenó de amor […] y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre.”

Cien años de soledad
Variante: ... y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre.

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“»En verdad, querida, me molestáis sin tasa y compasión; diríase, al oíros suspirar, que padecéis más que las espigadoras sexagenarias y las viejas pordioseras que van recogiendo mendrugos de pan a las puertas de las tabernas.
»Si vuestros suspiros expresaran siquiera remordimiento, algún honor os harían; pero no traducen sino la saciedad del bienestar y el agobio del descanso. Y, además, no cesáis de verteros en palabras inútiles: ¡Quiéreme! ¡Lo necesito «tanto»! ¡Consuélame por aquí, acaríciame por «allá»! Mirad: voy a intentar curaros; quizá por dos sueldos encontremos el modo, en mitad de una fiesta y sin alejarnos mucho.
»Contemplemos bien, os lo ruego, esta sólida jaula de hierro tras de la cual se agita, aullando como un condenado, sacudiendo los barrotes como un orangután exasperado por el destierro, imitando a la perfección ya los brincos circulares del tigre, ya los estúpidos balanceos del oso blanco, ese monstruo hirsuto cuya forma imita asaz vagamente la vuestra.
»Ese monstruo es un animal de aquéllos a quienes se suelen llamar “¡ángel mío!”, es decir, una mujer. El monstruo aquél, el que grita a voz en cuello, con un garrote en la mano, es su marido. Ha encadenado a su mujer legítima como a un animal, y la va enseñando por las barriadas, los días de feria, con licencia de los magistrados; no faltaba más.
¡Fijaos bien! Veis con qué veracidad —¡acaso no simulada!— destroza conejos vivos y volátiles chillones, que su cornac le arroja. “Vaya —dice éste—, no hay que comérselo todo en un día”; y tras las prudentes palabras le arranca cruelmente la presa, dejando un instante prendida la madeja de los desperdicios a los dientes de la bestia feroz, quiero decir de la mujer.”

Paris Spleen

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“Pieza de música por pedazo de pan.”

Rubén Darío (1867–1916) poeta nicaragüense

Azul...

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“El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas.
Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jóvenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judío. Es la bondad del guardia de una prisión que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres.
Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social.
Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón O a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido.
En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido.

Vida y Destino (Galaxia Gutenberg)”

Vasili Grossman (1905–1964) escritor ruso
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“La vida empezó a hacerse dura para Marius. Comerse la ropa y el reloj no significaba nada. Se vio reducido a esa situación inexplicable que se llama comerse los codos, algo terrible que se traduce en días sin pan, noches sin sueños y sin luz, hogar sin fuego, semanas sin trabajo, porvenir sin esperanza; la levita rota en los codos, el sombrero viejo y raído, que hace reír a las jóvenes; la puerta cerrada de noche, porque no se paga a la patrona; la insolencia del portero y del bodegonero, la burla de los vecinos, las humillaciones, la dignidad ultrajada; el trabajo de cualquier clase, aceptado; los disgustos, la amargura, el abatimiento. Marius aprendió a devorarlo todo, y a no tener para devorar más que estas cosas. En ese momento de la existencia en que el hombre tiene necesidad de orgullo, porque tiene necesidad de amor, se vio despreciado, porque iba mal vestido, y se sintió ridículo, porque era pobre. A la edad en que la juventud hincha el corazón con imperial altivez, posó más de una vez los ojos en las botas agujereadas y conoció las injustas afrentas, el punzante bochorno de la miseria. Admirable y terrible prueba, de la cual los débiles salen infames y los fuertes, sublimes. Crisol donde el destino arroja a un hombre muchas veces, cuando quiere hacer de él un ser despreciable o un semidiós.

Porque hay muchas acciones grandes en estas pequeñas luchas. El valor tenaz e ignorado, que se defiende palmo a palmo en la sombra, contra la fatal invasión de las necesidades y de la ignominia. Nobles y misteriosos triunfos que ninguna mirada ve, que ninguna fama recompensa, que ningún aplauso saluda. La vida, la desgracia, el aislamiento, el abandono, y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes, héroes oscuros, es verdad, pero a veces más grandes que los héroes ilustres.

Hay naturalezas firmes y raras, que han sido creadas así; la miseria, casi siempre madrastra, es algunas veces madre, la desnudez engendra en ocasiones el vigor del alma y del corazón; la miseria suele ser nodriza de la grandeza; la desgracia es una buena leche para los magnánimos.”

Les Misérables

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