Frases sobre ver
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“Victoria, ya he dicho que a las tres y juntos. Dios sabe las veras con las que le he pedido por la salud de mi hermano y el ningún deseo que tenía de poseer sus inmensos bienes. Su Divina Majestad ha querido que vaya a España; Él cuidará de nosotros y se hará su santa voluntad.”

Carlos III de España (1716–1788) Su Católica Majestad Carlos III, Rey de España (1759 - 1788)

Al Marqués de la Victoria, cuando éste le propuso a Don Carlos partir de Nápoles en navíos pequeños cuando amainasen las tormentas.

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“Y un día verás que este loco de poco se olvida, por mucho que pasen los años de largo en su vida”

Amaia Montero (1976) Cantautora española

Xabi SanMartin, "La Playa"
El viaje de Copperpot

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“Espero que hoy sí me puedan ver.”

Isabel II del Reino Unido (1926–2022) reina del Reino Unido

Comenzando un discurso ante el Congreso de EE.UU., el 16 de mayo de 1991. El día anterior había dado un discurso pero la habían puesto en un podio que impedía que ella viera nada. Su comentario generó una carcajada general y una ovación de pie, festejando su buen humor. http://thomas.loc.gov/cgi-bin/query/D?r102:6:./temp/~r102fpRBKp::

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“Al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos y con alas para salvarlos.”

Jacinto Benavente (1866–1954) literato español

Fuente: [Señor] (1997), p. 30.
Fuente: Buena boda.
Fuente: Teatro de Jacinto Benavente, Volumen 11. Ed. F. Fé, 1917. Página 200.

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“Hay que ver quien puede (…) plantarle cara -hay que decirlo- a los grandes enemigos de España, que son el marxismo y el separatismo.”

Manuel Fraga Iribarne (1922–2012) político español

tras la fundación de Alianza Popular en 1977. Lo dijo en televisión durante la campaña electoral de las elecciones de 1977.
Fuente: Manuel Fraga Iribarne http://web.archive.org/web/20050910235458/es.news.yahoo.com/fot/ftxt/manuel_fraga_iribarne.html, Yahoo/Europa Press (24 de junio de 2005). Vídeo: "La Transición - Los programas electorales para el 1977" http://www.youtube.com/watch?v=WFEySaWDLJQ&feature=related, incluido en el Documental "La Transición" de Victoria Prego.

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“Se levanta y hace la cama, luego recoge del suelo unos libros de bolsillo (novelas policíacas) y los pone en la librería. Tiene ropa que lavar antes de irse, ropa que guardar, medias que emparejar y meter en los cajones. Envuelve la basura en papel de periódico y baja tres pisos para dejarla en el cubo de la basura. Saca los calcetines de Cal de detrás de la cama y los sacude, dejándolos sobre la mesa de la cocina. Hay trapos que lavar, hollín en el alféizar de las ventanas, cacerolas en remojo por fregar, hay que poner un plato bajo el radiador por si funciona durante la semana (se sale). Oh. Aj. Que se queden las ventanas como están, aunque a Cal no le gusta verlas sucias. Esa espantosa tarea de restregar el retrete, pasarle el plumero a los muebles. Ropa para planchar. Siempre se caen cosas cuando recoges otras. Se agacha una y otra vez. La harina y el azúcar se derraman sobre los estantes que hay encima de la pila y tiene que pasar un paño; hay manchas y salpicaduras, hojas de rábano podridas, incrustaciones de hielo dentro de la vieja nevera (hay que mantener la puerta abierta con una silla, para que se descongele). Pedazos de papel, caramelos, cigarrillos y ceniza por toda la habitación. Tiene que quitarle el polvo a todo. Decide limpiar las ventanas a pesar de todo, porque quedan más bonitas. Estarán asquerosas después de una semana. Por supuesto, nadie la ayuda. Nada tiene la altura adecuada. Añade los calcetines de Cal a la ropa de ambos que tiene que llevar a la lavandería de autoservicio, hace un montón separado con la ropa de él que tiene que coser, y pone la mesa para sí misma. Raspa los restos de comida del plato del gato, y le pone agua limpia y leche. «Mr. Frosty» no parece andar por allí. Debajo de la pila encuentra un paño de cocina, lo recoge y lo cuelga sobre la pila, se recuerda a sí misma que tiene que limpiar allí abajo más tarde, y se sirve cereales, té, tostadas y zumo de naranja. (El zumo de naranja es un paquete del gobierno de naranja y pomelo en polvo y sabe a demonios.) Se levanta de un salto para buscar la fregona debajo de la pila, y el cubo, que también debe estar por allí. Es hora de fregar el suelo del cuarto de baño y el cuadrado de linóleo que hay delante de la pila y la cocina. Primero termina el té, deja la mitad del zumo de naranja y pomelo (haciendo una mueca) y algo del cereal. La leche vuelve a la nevera —no, espera un momento, tírala—, se sienta un minuto a escribir una lista de comestibles para comprarlos en el camino del autobús a casa, cuando vuelva dentro de una semana. Llena el cubo, encuentra el jabón, lo deja, friega sólo con agua. Lo guarda todo. Lava los platos del desayuno. Coge una novela policíaca y la hojea, sentada en el sofá. Se levanta, limpia la mesa, recoge la sal que ha caído en la alfombra y la barre. ¿Eso es todo? No, hay que arreglar la ropa de Cal y la suya. Oh, déjalo. Tiene que hacer la maleta y preparar la comida de Cal y la suya (aunque él no se marcha con ella). Eso significa volver a sacar las cosas de la nevera y volver a limpiar la mesa, dejar pisadas en el linóleo otra vez. Bueno, no importa. Lava el plato y el cuchillo. Ya está. Decide ir por la caja de costura para arreglar la ropa de él, cambia de opinión. Coge la novela policíaca. Cal dirá: «No has cosido mi ropa.» Va a coger la caja de costura del fondo del armario, pisando maletas, cajas, la tabla de plancha, su abrigo y ropa de invierno. Pequeñas manos salen de la espalda de Jeannine y recogen lo que ella tira. Se sienta en el sofá y arregla el desgarrón de la chaqueta de verano de él, cortando el hilo con los dientes. Vas a estropearte el esmalte. Botones. Zurce tres calcetines. (Los otros están bien.) Se frota los riñones. Cose el forro de una falda que está descosido. Limpia zapatos. Hace una pausa y mira sin ver. Luego reacciona y con aire de extraordinaria energía saca la maleta mediana del armario y empieza a meter su ropa para”

The Female Man

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“Si miramos el fuego es porque parpadea, porque resplandece. Lo que atrae nuestra mirada es la luz, pero lo que hace que un hombre se acerque al fuego no tiene nada que ver con su resplandor. Lo que te atrae del fuego es el calor que sientes cuando te acercas a él. Con ella pasaba lo mismo.”

The Name of the Wind
Variante: Si miramos el fuego es porque parpadea, porque resplandece. Lo que atrae nuestra mirada es la luz, pero lo que hace que un hombre se acerque al fuego no tiene nada que ver con su resplandor. Lo que te atrae del fuego es el calor que sientes cuando te acercas a él. Con Denna pasaba lo mismo.

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“Mi padre era un hombre decente. O, por lo menos, eso que llamaríamos un hombre decente: alguien que, en las pequeñas circunstancias de la vida, prefiere no complicarse con las molestias de la indecencia. Uno que, por ejemplo, si al salir de la panadería desecubre que se lleva, además de las facturas, pebetes y miñones, un cuarto kilo de cuernitos sin pagar, vuelve al local, compone una sonrisa tímida, turbada - que le sale perfecta- e intenta un chiste malo para decirle a la dueña que ha vuelto porque es un hombre decente:

-¡Vengo a denunciar un robo!

Le dirá, por ejemplo, y que él es el delincuente que acaba de llevarse el cuarto de cuernitos sin previo abono de su precio estipulado. O sea: mi padre era un hombre cómodo, que nunca quiso tomarse el trabajo de ver qué haía un poco más allá de la decencia, de la conveniencia, de los buenos modales y las reglas morales. La decencia, en general, es cuestión de falta de imaginación o de pereza, y mi padre tenía, por lo que sé, bastante de las dos. Aunque, por supuesto, no sé qué habría pasado si alguna vez la tentación de la indecencia lo hubiera asaltado en serio, armada de una buena recompensa. Es fácil ser decente cuando te cuesta un cuarto de cuernitos; de allí en más se hace más y más difícil, hasta que llega al punto en que cada cual encuentra su temperatura de fundido. Si no hay metal que resista el calor pertinente, ¿por qué habría hombres o mujeres? Es - si existen tales cosas - una de esas verdades innegables; sabiéndolo, ¿no es preferible ahorrarse el fuego de decenas, cientos de grados celsius, y fundirse cin tanto despilfarro?”

Martín Caparrós (1957) escritor y periodista argentino
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“una persona que utiliza un ordenador experimenta una «deriva cognitiva» si pasa más de un segundo entre hacer clic con el ratón y ver nuevos datos en la pantalla. Si pasan diez segundos, la mente de la persona está ya en otro sitio.”

SuperFreakonomics: Enfriamiento global, prostitutas patrioticas y por que los terroristas suicidas deberian contratar un seguro de vida (Vintage Espanol)

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“Este es el segundo fragmento que pongo aquí del que se ha convertido en mi libro favorito: "La mecánica del corazón". Espero que lo disfrutéis x)
"Ya no puedo estar sin su presencia; el olor de su piel, el sonido de su voz, las pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ver de verdad y, sobre todo, sin hacerse notar.
Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoestima peleándose con una determinación fuera de lo común. Aun no he descubierto qué engranaje tiene roto.
El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como la piedra. Por mucho que pruebe con mil combinaciones en formas de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡Me gusta tanto hacer crujir su concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parece decir "¡Sopla!". El sistema de protección volando en dulces pedazos".”

La Mécanique du cœur
Variante: Ya no puedo estar sin su presencia; el olor de su piel, el sonido de su voz, las pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ver de verdad y, sobre todo, sin hacerse notar.
Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoestima peleándose con una determinación fuera de lo común. Aun no he descubierto qué engranaje tiene roto.
El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como la piedra. Por mucho que pruebe con mil combinaciones en formas de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡Me gusta tanto hacer crujir su concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parece decir "¡Sopla!". El sistema de protección volando en dulces pedazos".

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“Los ojos no sirven de nada en un cerebro ciego. También está el corazón ¿Por qué no ver con los ojos del corazón?”

Roberto Alifano (1943) periodista argentino

Yo, Dante Alighieri: En mitad del camino de la vida

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“Basta que sea breve y transitoria la vida. Para que sea sueño. A mí, como a quien sueña, Y oscuramente le pasa cierta amargura De tener que despertar; a mí la muerte, Casi el horror de que me quiten el sueño y tener que darme a la realidad, me asusta, Casi como la muerte. ¡Cuántas veces [cuántas], En sueños vacíos conscientemente Inmerso, no me pesa tener que ver La realidad y el día! Sí, este mundo con su cielo y tierra, Con sus mares y ríos y montañas, Con sus árboles, aves, bestias, hombres, Con el que el hombre, con arte figurado De alguna construcción divina, hizo Casas, ciudades, cosas, modas […], Este mundo, que [nunca] reconozco, Como sueño lo amo, y como es sueño lo [quiero] O [tengo] que dejarlo y ver la verdad, Me toma la garganta, con horror por lo negro, El pensamiento de la hora inevitable, Y la verdad de la muerte me angustia. Pudiera yo, sí, pudiera eternamente Ajeno al verdadero ser del mundo, ¡Vivir siempre este sueño que es la vida! Expulsado ya de la divina esencia, Ficción fingida, vana mentira eterna, Alma sueño, ¡que nunca yo me despertara! Suave me es el sueño, y la vida […] es sueño. Temo a la verdad y a la vida verdadera. ¡Cuántas veces, pasada la vida, busco En el seno maternal de la noche y del error, El alivio de soñar, durmiendo; y el sueño, Una perfecta vida me parece; […] …, y por acaso Porque pasa de prisa. Y así es la vida.”

Fernando Pessoa (1888–1935) poeta portugués

El primer Fausto / Todavía más allá del otro océano

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“Así juró; pero de veras dicen que aquellos juramentos dados en el amor no alcanzan los oídos de los dioses.”

Calímaco de Cirene (-310–-240 a.C.)

Fuente: Epigramas XXV. Libro Himnos y Epigramas. Autores Calímaco, Jordi Redondo. Traducido por Jordi Redondo. Ediciones AKAL, 1999. ISBN 9788446009863. Página 137. https://books.google.es/books?id=4VYkymtlhvUC&pg=PA137&dq=Juramentos+de+amor+no+entran+en+el+o%C3%ADdo+de+los+dioses&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiHlojUnaXgAhWZD2MBHTd3BA4Q6AEILjAB#v=onepage&q=Juramentos%20de%20amor%20no%20entran%20en%20el%20o%C3%ADdo%20de%20los%20dioses&f=false

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“Verás, en la vida, hay mucho dolor. Pero tu amor, es mi alivio.”

Bob Marley (1945–1981) músico, guitarrista y compositor jamaiquino

Canción "Waiting In Vain".

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“Ver la paja en el ojo ajeno y la viga también.”

Vicente Huidobro (1893–1948) poeta chileno

http://guide.supereva.it/letteratura_sudamericana/interventi/2004/10/179924.shtml

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“Ella por volverlo a ver corrió a verlo al mirador. El volvió… con su mujer. Ella se murió de amor.”

José Martí (1853–1895) escritor y político cubano, precursor de la independencia de su país

Sin fuentes

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“Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes.”

Isaac Newton (1643–1727) físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático de Inglaterra

Citado en una carta que Newton envió a Robert Hooke el 5 de febrero de 1675. Estas palabras son a su vez una cita de Bernardo de Chartres (s.XII).
Fuente: Citado en el prólogo del editor de Darwin, Charles. El origen del hombre. Traducción y edición por Joandomènec Ros. Editorial Grupo Planeta (GBS), 2009. ISBN 9788498920376.
Fuente: Citado en Garde López-Brea, José Julián. Nuevos y antiguos retos de la espermatología veterinaria: Discurso pronunciado por José Julián Garde López-Brea en el acto de su toma de posesión como académico en la Real Academia de Doctores de España. Editorial Universidad de Castilla La Mancha. p. 9.

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“Este partido está pudriéndose por la inmensa gusanera de caciques y caciquillos. Tienen más que los monárquicos. En cada capital hay cincuenta que quieren imponer los caprichos de su vanidad y de su ambición a todos sus correligionarios… Y si nada más hubiera esos cincuenta, menos mal. Luego vienen los caciques de distrito y los de barrio… ¡Oh!! Esos vejestorios endiosados de Comité local y de barriada! ¡Papas rojos, que se creen infalibles e indiscutibles!
Para hacer la revolución, lo primero, lo indispensable, sería degollarlos a todos. Si éstos trajeran la República, estaríamos peor que ahora. Sería cosa de emigrar. Suerte que no hay miedo a que la traigan. ¡Hay cada revolucionario que tiene un miedo feroz a la revolución!… Hubiera usted visto a algunos de ellos cuando la semana roja de Barcelona, cuando aquí se dijo que iba a estallar la huelga general, irse huyendo de Madrid como ratas… No sé qué diablos ocurría entonces, que a todos les salían negocios en provincias, o tenían por esas tierras de dios parientes enfermos de gravedad, que los llamaban… ¡Y para ver este espectáculo me vine yo de Santander e interrumpí mi veraneo!… Luego, son muchos los republicanos que no quieren que venga la República, porque no les conviene; van muy bien en el machito, haciendo la farsa de la oposición, sirviendo de comparsas en esta política repugnante, representando su papel de diputados o de concejales, u otros papeles peores.
En este partido son muy pocos los directores que trabajan desinteresadamente por el ideal; la desorganización es indescriptible, no se puede imaginar; no hay espíritu de disciplina, ni siquiera instinto de conservación… Si no fuera porque veo esos caciquitos ir a su avío, sin saber disimularlo, creería que estaban locos. No se puede hacerlo peor para facilitar la victoria al adversario e imposibilitar la propia… Estoy harto de luchar sin esperanza de salvación entre tanta miseria. Así están disgregando la masa republicana, infiltrando el escepticismo entre los soldados de fila… ¡Oh! Usted no puede darse idea de lo que aquí se persiguen unos odios a otros y unas vanidades a otras… ¡Con qué ensañamiento, con qué perfidia, empleando todos los medios, hasta la difamación y la calumnia!
Ha habido día que pensé meterme en casa y no ocuparme de política. Pero lo he pensado mejor. Voy a irme con Pablo Iglesias. Él y su partido son lo único serio, disciplinado, admirable, que hay en la España política. […] ¡Es por el socialismo por donde llega la aurora!”

Benito Pérez Galdós (1843–1920) novelista, dramaturgo, cronista y político español

Fuente: Anales Galdosianos, volúmenes 19-20. Colaborador University of Pittsburgh. Editorial University of Pittsburgh, 1984, pp. 92-93.
Fuente: El Imparcial, 13 de mayo de 1910, siendo diputado de la Conjunción Republicano-Socialista.

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“Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.”

José Saramago (1922–2010) escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués

Citas ordenadas

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“Lo único que el artista no puede ver es lo obvio. Lo único que el público puede ver es lo obvio. El resultado es la crítica de los periodistas.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

Fuente: Algunas máximas para la enseñanza de los supereducados, 1894.

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“Trata honradamente de ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona.”

Dale Carnegie (1888–1955) empresario y escritor estadounidense

De su libro Como ganar amigos e influir en las personas:, Logra que los demás piensen como tú.

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“La genialidad es la capacidad para ver diez cosas donde el hombre ordinario sólo ve una.”

Ezra Pound (1885–1972) poeta, ensayista, músico y crítico estadounidense

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