Frases sobre calle
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“Con mis propios ojos he visto yo mismo cómo lo llevaban con pompa sobre sus hombros los príncipes, […] y cómo lo adoraba todo el pueblo de rodillas a lo largo de las calles.”

Miguel Servet (1511–1553) teólogo y científico español

Acerca del Papa de Roma; Servet no lograba conciliar la sencillez evangélica con tanto ceremonial y opulencia.

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“La tropa de humanoides que se ha manifestado en las calles destruyendo y robando todo lo que encontraban, esa es la gente del no”

José Toribio Merino (1915–1996) Comandante en Jefe de la Armada y miembro de la Junta de Gobierno (1973- 1990)

Respondiendo a la prensa por manifestaciones de la oposicion.
Fuente: Merino:"Estos son los del No";Pinochet:No pasaran los rojos http://www.youtube.com/watch?v=KdRu4iRUvrI

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“Resistiremos hasta el final. Todo el mundo lo verá. No vamos a rendirnos por un par de dólares. Déjalos imponer tantos embargos como quieran, nunca lograrán nada. Los ciudadanos en la calle lo saben.”

Bashar Al-Assad (1965) Presidente de Siria

Fuente: abc.es http://www.abc.es/20120706/internacional/abci-bashar-assad-resistiremos-final-201207061401.html

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“Gracias a la casa Las María Luisa nos presentábamos decorosamente vestidas, en el escenario y en la calle.”

Libertad Lamarque (1908–2000) actriz y cantante argentina

Fuente: Diario argentino Clarín

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“Vendedores son, la base del negocio pero no del rap, es gente de la calle que supera su hándicap”

ZPU (1981) MC español

Decorado, Contradicziones, 2008

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“Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada, y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que no pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue de pereza.”

Mariano José de Larra (1809–1837) escritor, periodista y político español (1809-1837)
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“El poder de las viejas es inmenso. No es verdad que las manden a esta Casa para que pasen sus últimos días en paz, como dicen ellos. Esto es una prisión, llena de celdas, con barrotes en las ventanas, con un carcelero implacable a cargo de las llaves. Los patrones las mandan a encerrar aquí cuando se dan cuenta de que les deben demasiado a estas viejas y sienten pavor porque estas miserables, un buen día, pueden revelar su poder y destruirlos. Los servidores acumulan los privilegios de la miseria. Las conmiseraciones, las burlas, las limosnas, las ayuditas, las humillaciones que soportan los hacen poderosos. Ellas conservan los instrumentos de la venganza porque van acumulando en sus manos ásperas y verrugosas esa otra mitad de sus patrones, la mitad inútil, descartada, lo sucio y lo feo que ellos, confiados y sentimentales, les han ido entregando con el insulto de cada enagua gastada que les regalan, cada camisa chamuscada por la plancha que les permiten que se lleven. ¿Cómo no van a tener a sus patrones en su poder si les lavaron la ropa, y pasaron por sus manos todos los desórdenes y suciedades que ellos quisieron eliminar de sus vidas? Ellas barrieron de sus comedores las migas caídas y lavaron los platos y las fuentes y los cubiertos, comiéndose lo que sobró. Limpiaron el polvo de sus salones las hilachas de sus costuras, los papeles arrugados de sus escritorios y sus oficinas. Restablecieron el orden en las camas donde hicieron el amor legítimo o ilegítimo, satisfactorio o frustrador, sin sentir asco ante esos olores y manchas ajenos. Cosieron los jirones de sus ropas, les sonaron las narices cuando niños, los acostaron cuando llegaron borrachos y limpiaron vómitos y meados, zurcieron sus calcetines y lustraron sus zapatos, les cortaron las uñas y los callos, les escobillaron la espalda en el baño, los peinaron, les pusieron lavativas y les dieron purgantes y tisanas para la fatiga, el cólico o la pena. Desempeñando estos menesteres, las viejas fueron robándose algo integral de las personas de sus patrones al colocarse en su lugar para hacer algo que ellos se negaban a hacer… y la avidez de ellas crece al ir apoderándose de más cosas, y codician más humillaciones y más calcetines viejos regalados como dádivas, quieren apoderarse de todo.”

The Obscene Bird of Night

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“Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar paz
en sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos de
animales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era la
Sagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida era
Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de ese
inconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino.
Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas de
pelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vez
que se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que un
suspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca prefería
esos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida en
común, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntos
compartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tedio
de los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna vez
tuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas del
calcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temía
que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la
más terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendía
que no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar las
exigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante.
En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de Pedro
Tercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entre
cientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y con
un solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a un
departamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a la
cual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca.
El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía que
no podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en las
escaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en la
madurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salía
disimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que a
Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo más
secreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien las
descubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia,
sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirla
en un amor de novela.”

The House of the Spirits

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“Don't ever call me adorable again. Puppies are adorable.”

Dean Koontz (1945) Escritor Estadounidense

Odd Thomas

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“A Leopoldo Lugones

Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente. A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton. Recuerdo haber recordado ya esa figura, en este lugar, y después aquel otro epíteto que también define por el contorno, el árido camello del Lunario, y después aquel hexámetro de la Eneida, que maneja y supera el mismo artificio:

Ibant obscuri sola sub nocte per umbram.

Estas reflexiones me dejan en la puerta de su despacho. Entro; cambiamos unas cuantas convencionales y cordiales palabras y le doy este libro. Si no me engaño, usted no me malquería, Lugones, y le hubiera gustado que le gustara algún trabajo mío. Ello no ocurrió nunca, pero esta vez usted vuelve las páginas y lee con aprobación algún verso, acaso porque en él ha reconocido su propia voz, acaso porque la práctica deficiente le importa menos que la sana teoría.

En este punto se deshace mi sueño, como el agua en el agua. La vasta biblioteca que me rodea está en la calle México, no en la calle Rodríguez Peña, y usted, Lugones, se mató a principios del treinta y ocho. Mi vanidad y mi nostalgia han armado una escena imposible. Así será (me digo) pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo le he traído este libro y que usted lo ha aceptado.”

Jorge Luis Borges (1899–1986) escritor argentino
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“Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.

Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.

No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

Cuentos completos

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“Avanzamos más de prisa o la calle se vuelve más corta: a fin de cuentas, da lo mismo.”

George Gamow (1904–1968) físico y astrónomo estadounidense nacido en Ucrania

El nuevo breviario del señor Tompkins

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“De Emanuel Swedenborg, al que Kant llamó “visionario”, cuenta Borges que “hablaba con los ángeles por las calles de Londres”. Aunque fue un científico notable (hizo los planos de un avión y un submarino, descubrió el funcionamiento de las glándulas endocrinas, lanzó la hipótesis de la formación nebulosa del Sistema Solar, etcétera…), su verdadera especialidad fue el Mas Allá, la posvida en el Cielo y el Infierno. Explicó que al comienzo los condenados no son conscientes de su muerte y creen que continúan en su esfera cotidiana: les rodean los muebles y utensilios familiares, los paisajes conocidos. Poco a poco, van produciéndose desapariciones —la butaca favorita, el piano, una ventana, las flores del jardín…— y luego surgen en lugar de lo desvanecido formas equivocadas o amenazadoras. Por fin se dan cuenta de que no están en casa sino en el Infierno y empieza su eterna condena.
Creo poder confirmar esta tesis de Swedenborg. Hace tiempo que las cosas de mi mundo se van difuminando, pierden sustancia. Los libros siguen presentes y tentadores, pero al abrirlos algo ha drenado su savia hasta dejarlos huecos, exánimes. Las películas nuevas son peores que las antiguas, las antiguas peores de lo que las recordaba: sentado ante el televisor con desasosiego ya no siento la expectativa feliz porque ahora nadie apoya sus pies en mi regazo. Se fue el disfrute… Y los sitios que recorrimos juntos están hoy cubiertos de sudarios, como esas sábanas que tapan las formas incómodas de los muebles en una casa abandonada. Los platos más sabrosos, crujientes, aromáticos… comienzan a deleitarme la boca pero luego adquieren insipidez y amargura de ceniza. Llega el infierno y se revela mi condena, la más atroz: creer que estoy vivo y que es ella la que ha muerto. Hoy hace ya dos años.”

Fernando Savater (1947) filósofo español
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Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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“Y aún nos quedan fuerzas para medio asalto, en la calle Libertad.”

Andrés Suárez (1983) cantante español

No te quiero tanto

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“Callas y gritas al cielo pidiendo consuelo.”

Grigori Rasputín (1869–1916) político de Rusia del siglo XX

Sin fuentes

Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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“What Crowley's writing, what he was getting, what he was pointing to, is that the entire reason you are here is to do what, wathever you wanna call it, god, the divine mind, whatever, put you here to do. That's what he meant when he said "Do what thou wilt shall be the whole of the Law", it means if you do what you are here to do, everything else is going to fall into place, but before you know what your will is a lot of times, you have to go through the awakening process, you know, what they call enlightenment in the east, or crossing the abyss in the west. Well, whenever you go trough this process, suddenly everything that is not you, everything that is ego, starts to fall away, and you start to see what you truly are, and what you really truly are not. Now when that happens, it will cause profound changes in your life, because ninety nine percent of what we do in our lives is ego driven, and by ego i don´t mean when you think about people that are full of themselves, that's not what it means. Ego is anything within your psyche, anything within your consciousness that creates the illusion that you are separate from other people, from god, from the universe, from anything. Any sense of separation that you have is ego. Well, what happens whenever you transcend that, whenever that starts to disintegrate, whenever you start to see through the illusion of ego, you start to see what you're here for, and your first clue to what you're here for, for what your will is, is what really makes you happy, what is it that when you do you lose yourself in it, you get so immersed in it, that you don't thing about anything else, that's what your will is. Well, when you start to reach that point you start to look around you and realize the mess you've made of your life. It could be something as profound as, like, the example that i give as i've seen people that say whenever they go trough this process they realize they were born on the wrong sex, like "Suddenly i'm awake and i realize i don't want to be a man, i want to have the expierence of being a woman, that's what i'm here for", well, if you suppress that and you say that would upend my entire life, and you start pressing that down, then it's going to create psychic tension, force and pressure that is going to manifest in all sources of ways(Duncan answers: "Disease") it´s going to make you even more miserable in life… Yes! It could be anything from cancer to just all of your relationships to disintegrate, you lose your job, whatever it is because you are basically fighting againts god.”

Damien Echols (1974)

Fuente: The Duncan Trussell Family Hour Podcast #314 with Damien Echols.

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“Me gustas cuando callas porque estás como ausente.”

Pablo Neruda (1904–1973) poeta

Variante: Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

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“La comprensión es una calle de doble sentido.”

Eleanor Roosevelt (1884–1962) Diplomática y activista estadounidense por los derechos humanos.
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“La muerte anda por las calles, pero en los corrales la vida no se ha acabado.”

José Saramago (1922–2010) escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués

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“Cuando Dios se calla, uno puede hacerle decir lo que quiere.”

Jean Paul Sartre (1905–1980) filósofo, escritor y activista francés

Fuente: [Kaplan], Sergio. Negociar con el diablo: La negociación, base para vivir mejor. Editorial Libros del Zorzal, 2011. ISBN 9789875991910, p. 68.

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“Quien camine atento por las calles verá, sin duda, las caras más alegres en los carruajes enlutados.”

Jonathan Swift (1667–1745) escritor de Irlanda

Sin fuentes
Fuente: Citado en Antología del humor negro de André Breton.

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“Empleo las palabras que me has enseñado. Si ya no significan nada enséñame otras o deja que me calle.”

Samuel Beckett (1906–1989) escritor irlandés

Fuente: Sánchez, José Antonio. Dramaturgias de la imagen. Volumen 16 de Colección Monografías. Editorial Universidad de Castilla La Mancha, 1994. ISBN 9788488255488, p. 71. https://books.google.es/books?id=jEaVlp81puUC&pg=PA71&dq=Empleo+las+palabras+que+me+has+ense%C3%B1ado.+Si+no+significan+nada,+ens%C3%A9%C3%B1ame+otras.+O+deja+que+me+calle.+Beckett&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjwpueOuZngAhWD1uAKHUJ9AxEQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Empleo%20las%20palabras%20que%20me%20has%20ense%C3%B1ado.%20Si%20no%20significan%20nada%2C%20ens%C3%A9%C3%B1ame%20otras.%20O%20deja%20que%20me%20calle.%20Beckett&f=false

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“Haceos entender, porque todo el mundo tiene plena libertad para pronunciar su voto y quien calla se entiende que otorga.”

Giordano Bruno (1548–1600) astrónomo, filósofo, religioso y poeta italiano

Expulsión de la bestia triunfante

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“Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único.”

Agatha Christie (1890–1976) escritora inglesa

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Variante: Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.

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“Si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia.”

Johann Wolfgang von Goethe (1749–1832) escritor alemán

Por temas, Hombre

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“Elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es plenamente normal”

Adolfo Suárez (1932–2014) político español

Primer discurso televisivo, 1976
Fuente: *[Tusell Gómez, Javier, Barcelona: Ediciones Folio, Historia de España, 2009, 114]

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“Todos los valencianos me deben mucho porque he sacado adelante la Comunidad Valenciana. Los valencianos me gritan ‘presidente, presidente’ cuando me ven por la calle”

Francisco Camps (1962) político español

Fuente: El Economista http://ecodiario.eleconomista.es/espana/noticias/1681225/11/09/Camps-ante-el-juez-Todos-los-valencianos-me-deben-mucho.html(9/11/2009)

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“¿Qué tiene que ver el Parlamento con la calle?”

José María Aznar (1953) político español

La Nueva Rioja, 25.7.1979
Previas a su vida política

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