Frases sobre tercero
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“Cuando aspiras a alcanzar el puesto más alto, recuerda que es honorable la segunda, o tercera posición.”

Cicerón (-106–-43 a.C.) jurista, político, filósofo, escritor y orador romano

Fuente: Escandón, Rafael; Escandón Ralph. Frases célebres para toda ocasión. Editorial Diana, 1982. ISBN 978-96-8131-285-5. p. 17.

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“El fundamentalismo es la última enfermedad infantil del Tercer Mundo.”

Francisco Umbral (1932–2007) Escritor español (1932-2007)

Sin fuentes

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“En el NIH [Instituto Nacional de Salud norteamericano], Peter Duesberg es a veces conocido como el bulldog batallador. He conocido a Peter durante 15 años…[]…Él fue el primero en demostrar que la parainfluenza tenía un genoma singular de RNA y que la influenza tenía RNAs múltiples. Esta fue la primera ocasión en la que se demostró que un virus tenía genoma segmentado, explicando así la habilidad distintiva de de ese virus para realizar recombinación frecuente mediante segmentación…[]… esto llevó a la primera definición molecular y genética de un gen transformante, el gen sarc…[]…Peter Duesberg es un hombre de extraordinaria energía, inusual honestidad, enorme sentido del humor y raro sentido crítico. Este sentido crítico le hace a menudo mirar a las cosas por segunda vez, y entonces una tercera, a una conclusión que algunos de nosotros creíamos predeterminada. No obstante, sus críticas son a menudo un problema mayor para el observador casual…[]…usted es un extraordinario científico, un hombre que hace la vida más interesante y placentera para muchos de nosotros: Y tengo la fortuna de tenerle como amigo.”

Robert Gallo (1937) investigador biomédico estadounidense

En 1984, antes de cuestionar el papel del VIH en el sida y perder así el apoyo de la comunidad científica mayoritaria (que de hecho le dejó sin ningún dinero para investigar), el co-descubridor del VIH, Robert Gallo, elogió al disidente del SIDA, doctor Peter Duesberg.
Fuente: Fuente http://duesberg.com/about/pdintroduction.html

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“El cine más interesante de hoy día viene del tercer mundo, porque esa gente tiene algo por lo que luchar. Nosotros no hacemos más que describir permanentemente el asco que sentimos de nosotros mismos.”

Michael Haneke (1942) director de cine austriaco

Fuente: El miedo es el sentimiento más profundo http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20100115/53871175703/michael-haneke-las-guerras-del-dia-a-dia-conducen-a-grandes-guerras-alemania-oscar-primera-guerra-mu.html, entrevista por Christoph Ehlers.

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“El primer Scudetto lo ganaron en los despachos, el segundo sin adversarios y el tercero en el último minuto.”

José Mourinho (1963) entrenador de fútbol portugués

Después de perder 2-1 frente a Atalanta, cuando era entrenador del Inter).
Fútbol/ Filosofía de juego
Fuente: http://www.elgrafico.com.ar/2011/05/03/C-3440-aprenda-a-llorar-con-mourinho-en-50-frases.php

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“Con nuestra cultura de primer mundo podremos salir de nuestro tercer mundo.”

Carlos Fuentes (1928–2012) escritor mexicano

En la XXI edición de la Feria del Libro de Guadalajara, noviembre de 2007».

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“No hay tercera posición entre explotadores y explotados.”

Mario Roberto Santucho (1936–1976) Guerrillero de ideología marxista argentino.

En referencia a la "tercera posición" de Juan Perón.

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“La tercera roca desde el sol, donde esta Eddie!”

Eddie Guerrero (1967–2005) ex luchador profesional mexicano-estadounidense
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“Es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes sino porque expresan las formas sociales capaces de crearlas y utilizarlas. Las viejas sociedades de soberanía manejaban máquinas simples, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias recientes se equipaban con máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la entropía y el peligro activo del sabotaje; las sociedades de control operan sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido y el activo la piratería o la introducción de virus. Es una evolución tecnológica pero, más profundamente aún, una mutación del capitalismo. Una mutación ya bien conocida, que puede resumirse así: el capitalismo del siglo XIX es de concentración, para la producción, y de propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). En cuanto al mercado, es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja de los costos de producción. Pero, en la situación actual, el capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo, incluso bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo. Es un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados: compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo que quiere comprar son acciones. Ya no es un capitalismo para la producción, sino para el producto, es decir para la venta y para el mercado.”

Gilles Deleuze (1925–1995) filósofo francés
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“La traducción es un trabajo difícil debido a que las barreras entre idiomas son más altas de lo que generalmente se piensa … saber cómo evitar las trampas no es suficiente para ser un buen traductor. La tarea es más ardua; se trata de transferir de un idioma a otro la fuerza expresiva del texto, y esto es una tarea sobrehumana, y es por ello por lo que algunas traducciones célebres (por ejemplo la de la Odisea al latín y de la Biblia al alemán) han marcado transformaciones en la historia de nuestra civilización.
Sin embargo, ya que escribir es el resultado de una interacción profunda entre el talento creativo del escritor y la lengua en la que se expresa, cada traducción conlleva una pérdida inevitable, comparable a la pérdida en el cambio de moneda. Esta disminución varía en grado, es grande o pequeña de acuerdo con la capacidad del traductor y la naturaleza del texto original. Por regla general, es mínima para los textos técnicos o científicos (pero en este caso el traductor, además de conocer las dos lenguas, tiene que entender lo que está traduciendo, poseer, por así decir, una tercera competencia). Es máxima para la poesía …”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

Fuente: Citado en: "Primo Levi and Translation" http://www.leeds.ac.uk/bsis/98/98pltrn.htm de David Mendel http://findarticles.com/p/articles/mi_qn4158/is_20070320/ai_n18738601/print, en Bulletin of the Society for Italian Studies (1998)

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“Hay que conquistar la tercera república frente a la monarquía borbónica-franquista.”

Juan Manuel Sánchez Gordillo (1952) político de España

Sánchez Gordillo en 2007 durante la clausura de la 16ª Asamblea de Izquierda Unida de Andalucía http://elpais.com/diario/2007/12/16/andalucia/1197760927_850215.html.

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“Soy monárquica en la medida que la Monarquía Española cumpla su deber de simbolizar la unidad y soberanía de la nación española. Creo que la monarquía parlamentaria es un instrumento útil para la España de hoy, salvo que se empeñen en hacerlo inútil e improcedente, inadecuado y negativo, desde la propia monarquía. Aunque van por mal camino, creo que hoy por hoy la monarquía aún tiene más ventajas que inconvenientes. Aun siendo la monarquía una institución anacrónica en el siglo XXI, creo que debemos mantener una monarquía parlamentaria puramente simbólica y representante de la tercera España en la España tan cañí de hoy, en la que lo que se lleva es estar en una de las dos trincheras, porque es eficaz para defender el interés general como garante de la unidad de la nación, imprescindible para asegurar la igualdad de todos los españoles, y porque no es un lastre para ninguna de las cuestiones importantes para España. Quizás un día me entere de que la monarquía no cumplió el papel que creía que cumplía y defienda una república, pues pienso que la soberanía y unidad de España están por encima de la forma política del estado.”

Rosa Díez (1952) política española

Entrevista a Rosa Díez en Jot Down http://www.jotdown.es/2012/05/rosa-diez-si-a-los-politicos-se-les-exigiera-haber-cotizado-4-anos-a-la-seguridad-social-en-algo-que-no-fuera-politica-el-hemiciclo-quedaria-vacio/, 13 de mayo de 2012.

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“Una vez visto mi modo de explicar el miedo que te tengo, podrías responder:

«Tú afirmas que yo simplifico las cosas cuando te doy toda la culpa de la relación que tengo contigo, pero creo que tú, pese a tus aparentes esfuerzos, simplificas cuando menos tanto como yo y además lo haces de manera mucho más ventajosa para ti.
En primer lugar, tú también rechazas cualquier culpa o responsabilidad de tu parte, en eso procedemos, pues, de la misma manera. Pero mientras que yo con toda sinceridad, tal y como lo pienso, te inculpo únicamente a ti, tú quieres ser al mismo tiempo “superlisto” y “superdelicado” absolviéndome también a mí de toda culpa. Esto último, obviamente, sólo lo consigues en apariencia (y eso es lo que quieres), y a pesar de toda tu “fraseología” sobre esencia y naturaleza y contraste y desvalimiento, lo que resulta entre líneas es que yo he sido en realidad el agresor, mientras que tú, todo lo que has hecho, lo hiciste en defensa propia. Con esa falta de sinceridad, ya habrías conseguido bastante, pues has demostrado tres cosas, primero que eres inocente, segundo que yo soy culpable, y tercero que tú, por pura magnanimidad, estás dispuesto no sólo a perdonarme sino incluso -lo que es más pero
también menos a probar y hasta a creer -en contra por supuesto de la verdad- que también
yo soy inocente. Con eso ya te podría bastar, pero todavía no te basta. Se te ha metido en la cabeza que vives enteramente a mi costa. Admito que luchamos el uno contra el otro,
pero hay dos clases de lucha. La lucha entre caballeros, en la que miden las fuerzas
adversarios independientes: cada uno está solo, pierde solo, vence solo. Y la lucha del
parásito, que no sólo pica sino que chupa instantáneamente la sangre que necesita para
vivir. Eso es en el fondo el soldado profesional y eso eres tú también. Eres incapaz de
vivir; pero con el fin de instalarte en la vida cómodamente, libre de preocupaciones y sin
reprocharte nada, demuestras que yo te he quitado toda la capacidad de vivir y que me la
he metido en el bolsillo. Qué te importa entonces no ser capaz de vivir, yo soy el culpable de ello, tú en cambio te tumbas tranquilamente y dejas que yo te arrastre, física y espiritualmente, por la vida. (…)».

A ello respondo que la totalidad de esa objeción, que en parte puede volverse contra ti
mismo, no viene de ti sino de mí, precisamente. Esa desconfianza que tú tienes hacia todo
no es, sin embargo, tan grande como la que yo tengo frente a mí mismo y en la que tú me
has educado.”

Letter to His Father

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“No hay medio al que no recurra un tal delincuente moral para alcanzar sus objetivos. Meterá el hocico en las más secretas cuestiones de familia y no descansará hasta que su olfato no haya descubierto un miserable incidente que pueda determinar la derrota de la infeliz víctima. En el caso de no encontrarlo ni en la vida pública ni en la privada, el bellaco lanzará un puñado de calumnias, firmemente convencido no sólo de que, incluso después de las réplicas, alguna cosa siempre quedará, así como también de que debido a centenas de repeticiones tal demolición de la honra encontrará cómplices y será imposible a la víctima sostener la lucha en la mayoría de los casos. Esa chusma ni siquiera actúa por motivos que puedan ser comprensibles para el resto de la Humanidad. ¡Dios nos libre! Cuando un bandido de éstos ataca al resto de la Humanidad, esa gente se esconde detrás de una verdadera nube de probidad y frases untuosas, parlotea sobre el "deber periodístico" y patrañas de la misma naturaleza y se atreve a hablar de "ética" de prensa, en asambleas y congresos, ocasiones en las que la plaga se encuentra en mayor número y en las que la chusma mutuamente se aplaude. Ésta es la chusma que en más de dos terceras partes fabrica la llamada "opinión pública", de donde surge el parlamentarismo cual una Afrodita de la espuma.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“El alcohol es como el amor —expresó—. El primer beso es magia; el segundo, intimidad; el tercero, rutina. Después de eso lo que hacemos es desvestir a la muchacha.”

The Long Goodbye
Variante: El alcohol es como el amor —expresó—. El primer beso es magia; el segundo, intimidad; el tercero, rutina. Después de eso lo que hacemos es descestir a la muchacha.

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“Max Depree declaro sabiamente:, El liderazgo es como tercer grado: hay que repetir las cosas importantes»”

Iglesia Simple: Como volver al proceso Divino de hacer discipulos

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“Aquel gentío, aquellos gritos, 《¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!》, aquellas banderas españolas… Nadie trabajaba esa tarde. Las empresas habían dado permiso a sus empleados para ir a recibir al 《salvador》de la patria. Y la gente, como una alfombra extendida sobre las calles, lo llenaba todo, hasta el último rincón. ¿La misma gente que había luchado por la República? ¿La misma cuyos padres, maridos o hijos habían caído en el frente? ¿La misma que soportó los atroces bombardeos que buscaban crear el máximo miedo en la población civil? ¿La misma que pasó hambre y frío? Aquella mañana del 26 de enero de 1939, viendo a las tropas victoriosas entrando por la Diagonal, se preguntó de dónde sacaban los supervivientes las banderas, y si el entusiasmo y la alegría eran reales o un simple alivio por el fin de la guerra. Habían pasado poco más de diez años y todo seguía igual o… Banderas, saludos fascistas, gritos de adhesión al vencedor.
¿Tan rápido el olvido?
¿Tanta necesidad de paz a cualquier precio?
¿Tanto miedo que masticar y tragar con tal de seguir adelante?
¿Y los más de cien mil cadáveres enterrados en cunetas y montañas, fosas comunes y cementerios, a la espera de un tiempo mejor en el que volver a merecer un respeto y recuperar su dignidad, mientras el régimen seguía fusilando y aumentando la cuenta?
El dictador volvía por tercera vez a Barcelona y allí estaba la ciudad rendida a sus pies.
Tal vez los que permanecían en sus casas fueran más numerosos, mucho más, pero ellos callaban.
También lo hacían algunos de los presentes, obligados a presenciar toda aquella parafernalia porque si no podían ser represaliados por sus empresas, que en caso de estar lejos habían puesto autocares para la movilidad de sus empleados. Era un día sin excusas. Hasta los enfermos debían curarse milagrosamente.”

Jordi Sierra i Fabra (1947) escritor y periodista
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“Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde. —Es posible —dice el guardián—, pero ahora, no. Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice: —Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero. El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo —hasta lo más valioso— en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo: —Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo. Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián. Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse. El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino. —¿Qué quieres saber ahora? –pregunta el guardián—. Eres insaciable. —Todos buscan la Ley –dice el hombre—. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella? El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras. —Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.”

Ante la ley

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“Vivo en los Estados Unidos y soy chilena, sangre, voluntad y memoria. Al llegar a este país me obligaron a llenar un formulario en el cual había una casilla referente a la raza: la primera alternativa era blanca, la cual iba a automáticamente yo a marcar, cuando leí más abajo la palabra “Hispanic”. Me pareció una enorme incultura por parte de los funcionarios gringos ya que lo hispano no se refiere a una raza, pero abismada comprendí que por primera vez en mi vida me expulsaban de mi propio nicho, de lo que creía mi identidad natural y objetiva, aunque entre una norteamericana y yo no mediase la más mínima diferencia física ( más aún en este caso específico: soy pelirroja, hasta me parezco a ellos ). Ni que decirlo, marqué con saña el segundo cuadrado y cada día transcurrido de estos seis años me he ido apegando más y más a él. Cuando camino por las calles de la ciudad, a veces me da la impresión de que todos mis antepasados están allí, en la pulcra e impersonal boca del metro, con la esperanza de llegar a alguna parte. Todo chicano o salvadoreño despreciable es mi tío, el hondureño que retira la basura es mi novio. Cuando Reina se declara a sí misma una desclasada, sé exactamente a que se refiere.
Toda mi vida ha corrido por este lado del mundo. Mi cuna real y ficticia, el lugar donde nací y el otro que fui adquiriendo, lucen oropeles muy americanos ( ¡ no acepto que ese adjetivo se lo atribuyan los del norte! América es tanto la de arriba como la de abajo, norte y sur tan americanos uno como el otro). Trazo los dos puntos del continente para señalar los míos y agrego un tercero, éste. Dos de ellos resultan razonablemente cercanos, y luego, inevitable, la línea larga baja y baja hasta llegar al sur, hasta lo que, a mi pesar, debo reconocer como el fin del mundo. Sólo los hielos eternos más allá de esa tierra. Allí nací. Mapuches o españoles, fluidas, impredecibles, vigorosas, allí están mis raíces.”

Lo que está en mi corazón

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