Frases sobre ciudad

Una colección de frases y citas sobre el tema del ciudad, mundo, mundo, veces.

Frases sobre ciudad

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“"El ser mexicano", pinche concepto para el que no basta un Laberinto de la Soledad. ¡No manches!, sí que nos hemos llenado de pedos desde que a un güey se le ocurriera que el mejor lugar para fundar una ciudad era sobre un lago…"”

José Baroja (1983) Escritor y editor chileno

Fuente: Baroja, J. (2023). "Sueño en Guadalajara". En Sueño en Guadalajara y otros cuentos. TerraIgnota Ediciones: Barcelona.

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“La persona a pie hace cuenta de que no hay miseria en ciudades como Madrid o Barcelona, ciudades primer mundistas que, pienso, han perdido el corazón que aún tiene el latinoamericano.”

José Baroja (1983) Escritor y editor chileno

Fuente: https://www.peruinforma.com/entrevista-cultural-al-escritor-chileno-jose-baroja/

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“Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)”

Alejandra Pizarnik (1936–1972) poeta argentina

Diarios: edición definitiva

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“El amor es un Dios que coopera para garantizar la seguridad de la ciudad.”

Zenón de Citio (-334–-263 a.C.) filósofo de la antigua Grecia, fundador del estoicismo
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“No le dijo a nadie que se iba, no se despidió de nadie, con el hermetismo férreo con que sólo le reveló a la madre el secreto de su pasión reprimida, pero a la víspera del viaje cometió a conciencia una locura última del corazón que bien pudo costarle la vida. Se puso a la medianoche su traje de domingo, y tocó a solas bajo el balcón de Fermina Daza el valse de amor que había compuesto para ella, que sólo ellos dos conocían y que fue durante tres años el emblema de su complicidad contrariada. Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el valse terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violín en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que se iba la mañana siguiente, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás..”

El amor en los tiempos del cólera (1985)

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“Estos moishes se afanaron toda la guita de la ciudad.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi
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“Vaya que ha llegado el momento, en que el enemigo de nuestra fe nos amenaza por cualquier sitio… Confío a ustedes, en su valor, en esta espléndida y célebre ciudad, en nuestra patria.”

Constantino XI (1404–1453) emperador bizantino

En el último lunes de la Constantinopla Bizantina, fueron olvidadas todas las controversias y desacuerdos entre los bizantinos y latinos. Para la ocasión se llevó a cabo una larga procesión espontánea en cada rincón de Constantinopla. Los fieles cruzaron las calles de la capital con muchísimos iconos de culto. Cientos de miles de santos, latinos y ortodoxos marcharon juntos en lo que iba a ser el último acto cristiano que vería la ciudad. El emperador y todos sus súbditos se reunieron por una última vez en Santa Sofía, para una magna misa. Ahí, Constantino se reunió con sus comandantes, y les dijo las palabras anteriores.
Sitio de Constantinopla, Magna misa en la Basílica de Santa Sofia

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“P. D. MAYORITARIA QUE SE DISFRAZA DE MINORÍA INTOLERADA.
A todo esto de que si Marcos es homosexual: Marcos es gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Isidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en cu, judío en Alemania, ombusdman en la Sedena, feminista en los partidos políticos, comunista en la post guerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, maestro en la CNTE, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin del siglo XX, huelguista en la CTM, reportero de nota de relleno en interiores, machista en el movimiento feminista, mujer sola en el metro a las 10 p. m., jubilado en plantón en el Zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores, y, es seguro, zapatista en el sureste mexicano. En fin, Marcos es un ser humano, cualquiera, en este mundo. Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, resistiendo, explotando, diciendo "¡Ya basta!". Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos.”

Subcomandante Marcos (1957) ideólogo del EZLN
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“Es inútil. El vacío auténtico, como un blindaje, acoraza su vida. Se detiene junto a una silla, la toma por el respaldar, hace ruido con ella golpeando las patas contra el piso; pero este ruido es insuficiente para desteñir el vacío teñido de gris. Deliberadamente hace pasar ante sus ojos paisajes anteriores, recuerdos, sucesos; pero su deseo no puede engarfiar en ellos, resbalan como los dedos de un hombre extenuado por los golpes de agua, en la superficie de una bola de piedra. Los brazos se le caen a lo largo del cuerpo, la mandíbula se le afloja. Es inútil cuanto haga para sentir remordimiento o para encontrar paz. Igual que las fieras enjauladas, va y viene por su cubil frente a la indestructible reja de su incoherencia. Necesita obrar, mas no sabe en qué dirección. Piensa que si tuviera la suerte de encontrarse en el centro de una rueda formada por hombres desdichados, en el pastizal de una llanura o en el sombrío declive de una montaña, él les contaría su tragedia. Soplaría el vien­to doblando los espinos, pero él hablaría sin reparar en las estrellas que empezaban a ser visibles en lo negro. Está seguro que aquel círculo de vagabundos comprendería su desgracia; pero allí, en el corazón de una ciudad, en una pieza perfectamente cúbica y sometida a disposiciones del digesto municipal, es ab­surdo pensar en una confesión. ¿Y si lo viera a un sacerdote y se confiara a él? Mas, ¿qué puede decirle un señor afeitado, con sotana y un inmenso aburri­miento empotrado en el caletre? Está perdido, ésa es la verdad; perdido para sí mismo.”

Los lanzallamas

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“Si se aspira a que una ciudad se desenvuelva en buen orden, hay que impedir por todos los medios que nadie diga en ella que la divinidad, que es buena, ha sido causante de los males de un mortal.”

Platón (-427–-347 a.C.) filósofo griego clásico que creo la teoría de las ideas

Fuente: [Castellanos], Francisco. Miedo de creer. Editorial Diana, 1977, p. 43.

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“Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad.”

William Cowper (1731–1800)

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“La ciudad se desbarata, pero aquí no hablan sino de fútbol.”

Héctor Abad Gómez (1921–1977)

Tras el asesinato de Luis Felipe Vélez en Medellín en 1987.
Fuente: Abad Faciolince, Héctor. El olvido que seremos. Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, 2017. ISBN 9789585428362, p. 238.

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“«Los hijos de Buenos Aires con estos hechos ya querían se realizase la separación del mando de Cisneros, y se reasumiesen por los americanos. Se hicieron varias reuniones, se hablaba con calor de estos proyectos y se quería atropellar por todo. Yo, siempre, fui opositor a estas ideas. Toda mi resolución o dictamen era decirles: ‘Paisanos y señores, aún no es tiempo; dejen que las brevas maduren y entonces las comeremos’. A la verdad, quién era en aquel tiempo el que no juzgase que Napoleón triunfaría y realizaría sus planes con la España? Esto era lo que yo esperaba muy en breve, la oportunidad o tiempo que creía conveniente para dar el grito de libertad en esas partes. Esta era la breva que decía era útil para esperar que madurase. Efectivamente así sucedió. El mismo Cisneros, el 18 de mayo del año 1810 anunció al público por su proclama, que sólo Cádiz y la isla de León se hallaban libres del yugo de Napoleón. Yo me hallaba ese día en el pueblo de San Isidro; don Juan José Viamonte, sargento mayor que era de mi cuerpo, me escribió diciendo era preciso regresase a la ciudad sin demora, porque había novedades; en consecuencia, así lo ejecuté. Cuando me presenté en su casa, encontré en ella una porción de oficiales y otros paisanos, cuyo saludo fue preguntándome: "¿Aún dirá usted que no es tiempo?"”

Cornelio Saavedra (1759–1829) estadista y militar argentino

Entonces me pusieron en las manos la proclama de aquel día. Luego que la leí, les dije: "Señores, ahora digo que no es sólo tiempo, sino que no se debe perder una sola hora"».
Fuente: Memoria Autógrafa. Buenos Aires: Eudeba, 1968.

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“La gente se sacrifica sin cesar para que otros puedan vivir. Los soldados en combate. Los bomberos en un edificio en llamas. Los policías en las calles de una ciudad. ¿Es ti vida tan feliz, tan productiva y tan importante para que asumamos automáticamente que es más valiosa que lo que podría costar?”

John Katzenbach (1950) escritor estadounidense

The Analyst
Variante: La gente se sacrifica sin cesar para que otros puedan vivir. Los soldados en combate. Los bomberos en un edificio en llamas. Los policías en las calles de una ciudad. ¿Es tú vida tan feliz, tan productiva y tan importante para que asumamos automáticamente que es más valiosa que lo que podría costar?

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“Yo había crecido en el convencimiento de que aquella lenta procesión de la posguerra, un mundo de quietud, miseria y rencores velados, era tan natural como el agua del grifo, y que aquella tristeza muda que sangraba por las paredes de la ciudad herida era el verdadero rostro de su alma. Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas. Aquella noche primeriza de verano, caminando por ese anochecer oscuro y traicionero de Barcelona, no conseguía borrar de mi pensamiento el relato de Clara en torno a la desaparición de su padre. En mimundo, la muerte era una mano anónima e incomprensible, un vendedor a domicilio que se llevaba madres, mendigos o vecinos nonagenarios como si se tratase de una lotería del infierno. La idea de que la muerte pudiera caminar a mi lado, con rostro humano y corazón envenenado de odio, luciendo uniforme o gabardina, que hiciese cola en el cine, riese en los bares o llevase a los niños de paseo al parque de la Ciudadela por la mañana y por la tarde hiciese desaparecer a alguien en las mazmorras del castillo de Montjuïc, o en una fosa común sin nombre ni ceremonial, no me cabía en la cabeza. Dándole vueltas, se me ocurrió que tal vez aquel universo de cartón piedra que yo daba porbueno no fuese más que un decorado. En aquellos años robados, el fin de la infancia, como la Renfe, llegaba cuando llegaba.”

Carlos Ruiz Zafón (1964) escritor español
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“Basta que sea breve y transitoria la vida. Para que sea sueño. A mí, como a quien sueña, Y oscuramente le pasa cierta amargura De tener que despertar; a mí la muerte, Casi el horror de que me quiten el sueño y tener que darme a la realidad, me asusta, Casi como la muerte. ¡Cuántas veces [cuántas], En sueños vacíos conscientemente Inmerso, no me pesa tener que ver La realidad y el día! Sí, este mundo con su cielo y tierra, Con sus mares y ríos y montañas, Con sus árboles, aves, bestias, hombres, Con el que el hombre, con arte figurado De alguna construcción divina, hizo Casas, ciudades, cosas, modas […], Este mundo, que [nunca] reconozco, Como sueño lo amo, y como es sueño lo [quiero] O [tengo] que dejarlo y ver la verdad, Me toma la garganta, con horror por lo negro, El pensamiento de la hora inevitable, Y la verdad de la muerte me angustia. Pudiera yo, sí, pudiera eternamente Ajeno al verdadero ser del mundo, ¡Vivir siempre este sueño que es la vida! Expulsado ya de la divina esencia, Ficción fingida, vana mentira eterna, Alma sueño, ¡que nunca yo me despertara! Suave me es el sueño, y la vida […] es sueño. Temo a la verdad y a la vida verdadera. ¡Cuántas veces, pasada la vida, busco En el seno maternal de la noche y del error, El alivio de soñar, durmiendo; y el sueño, Una perfecta vida me parece; […] …, y por acaso Porque pasa de prisa. Y así es la vida.”

Fernando Pessoa (1888–1935) poeta portugués

El primer Fausto / Todavía más allá del otro océano

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“Ciudad grande, soledad grande.”

Estrabón (-64–23 a.C.) geógrafo e historiador de la Antigua Grecia
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“Alrededor de mi ciudad natal, las memorias son frescas. Alrededor de mi ciudad natal, oh, la gente que he conocido.”

Adele (1988) cantautora británica

Fuente:Hometown Glory.
Canciones

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“En un momento de nuestra historia en que las calles de las ciudades de la nación inspiran miedo y desesperación, en lugar de orgullo y esperanza, es difícil mantener la objetividad y la preocupación por nuestros conciudadanos. Pero, la medida de la grandeza de un país es su capacidad de conservar la compasión en tiempos de crisis. Ninguna nación en la historia registrada del hombre tiene una mayor tradición de justicia y trato justo para todos sus ciudadanos en tiempos de agitación, confusión y tensión que la nuestra. Este es un país que se mantiene más alto en tiempos difíciles, un país que se aferra a principios fundamentales, valora su herencia constitucional y rechaza soluciones simples que comprometen los valores que están en las raíces de nuestro sistema democrático.”

Thurgood Marshall (1908–1993)

Original: «At a time in our history when the streets of the Nation's cities inspire fear and despair, rather than pride and hope, it is difficult to maintain objectivity and concern for our fellow citizens. But, the measure of a country's greatness is its ability to retain compassion in time of crisis. No nation in the recorded history of man has a greater tradition of revering justice and fair treatment for all its citizens in times of turmoil, confusion, and tension than ours. This is a country which stands tallest in troubled times, a country that clings to fundamental principles, cherishes its constitutional heritage, and rejects simple solutions that compromise the values that lie at the roots of our democratic system.»
Fuente: Citado en Chemerinsky, Erwin; Levenson, Laurie L.Criminal Procedure. Editorial Wolters Kluwer Law & Business, 2017. ISBN 9781454876656. p. 1210.
Fuente: Caso Furman v. Georgia, 408 U.S. 238, opinión concurrente (17 de enero de 1972).

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“Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.”

Arthur Rimbaud (1854–1891) poeta francés

Se le atribuye erróneamente a Neruda, el chileno lo que hizo fue un parafraseo al momento de recibir su premio Nobel casi al finalizar su discurso.

“La paz es la mejor y más efectiva fórmula para mantener una familia unida, una ciudad próspera, una humanidad en respeto con armonía vital, y, una Pachamama, de sus inquilinos, eternamente agradecida.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño".
Pinceladas con poesía, con pedagogía, con filantropía por la vida.
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“Darle la ciudad no es decisión mía ni la de alguno de sus habitantes; hemos decidido por nuestra propia voluntad el combatir, y no salvar la vida.”

Constantino XI (1404–1453) emperador bizantino

Tras rechazar la oferta de Mehmed II para rendir Constantinopla.
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