Frases sobre cosa
página 15

Arturo Uslar Pietri Foto
Aldous Huxley Foto
Luis Buñuel Foto
Margaret MacMillan Foto
Gillian Flynn Foto
Deepak Chopra Foto

“… para el que no es nadie convertirse en alguien es más importante que cualquier otra cosa.”

Elena Ferrante (1943) escritora italiana

The Story of the Lost Child

Rosa Montero Foto
Chuck Palahniuk Foto
Haruki Murakami Foto
Santiago Gamboa Foto
Philip Pullman Foto
John Irving Foto
Rosa Montero Foto
Yevgeny Zamyatin Foto
Arturo Pérez-Reverte Foto
Valerio Massimo Manfredi Foto
Julio Cortázar Foto
Fernando Pessoa Foto
Anne Frank Foto
Henry Miller Foto
E.L. Doctorow Foto

“El sentido común nos dice por qué: si no está obteniendo lo que desea, es claro que cualquier cosa que haya realizado hasta este punto no está funcionando.”

Como Criar Niños Emocionalmente Sanos: Satisfaciendo Sus Cinco Necesidades Vitales Y También Las de los Padres! Edición Actualizada

Ian McEwan Foto
Terry Pratchett Foto
Ray Loriga Foto
León Tolstói Foto
Laura Esquivel Foto
Allan Kardec Foto
Suzanne Collins Foto
Patrick Rothfuss Foto

“Dado que Imre era un refugio para la música y el teatro, quizá penséis que yo pasaba mucho tiempo allí, pero nada podría estar más lejos de la verdad. Solo había estado en Imre una vez. Wilem y Simmon me habían llevado a una posada donde tocaba un trío de hábiles músicos: laúd, flauta y tambor. Pedí una jarra de cerveza pequeña que me costó medio penique y me relajé, dispuesto a disfrutar de una velada con mis amigos…
Pero no pude. Apenas unos minutos después de que empezara a sonar la música, casi salí corriendo del local. Dudo mucho que podáis entender por qué, pero supongo que si quiero que esto tenga algún sentido, tendré que explicároslo.
No soportaba oír música y no formar parte de ella. Era como ver a la mujer que amas acostándose con otro hombre. No. No es eso. Era como…
Era como los consumidores de resina que había visto en Tarbean. La resina de denner era ilegal, por supuesto, pero había partes de la ciudad en que eso no importaba. La resina se vendía envuelta en papel encerado, como los pirulís o los tofes. Mascarla te llenaba de euforia. De felicidad. De satisfacción.
Pero pasadas unas horas estabas temblando, dominado por una desesperada necesidad de consumir más, y esa ansia empeoraba cuanto más tiempo llevabas consumiéndola. Una vez, en Tarbean, vi a una joven de no más de dieciséis años con los reveladores ojos hundidos y los dientes exageradamente blancos de los adictos perdidos. Le estaba pidiendo un «caramelo» de resina a un marinero, que lo sostenía fuera de su alcance, burlándose de ella. Le decía a la chica que se lo daría si se desnudaba y bailaba para él allí mismo, en medio de la calle.
La chica lo hizo, sin importarle quién pudiera estar mirando, sin importarle que fuera casi el Solsticio de Invierno y que en la calle hubiera diez centímetros de nieve. Se quitó la ropa y bailó desenfrenadamente; le temblaban las pálidas extremidades, y sus movimientos eran patéticos y espasmódicos. Entonces, cuando el marinero rio y negó con la cabeza, ella cayó de rodillas en la nieve, suplicando y sollozando, agarrándose desesperadamente a las piernas del marinero, prometiéndole que haría cualquier cosa que le pidiera, cualquier cosa…
Así era como me sentía yo cuando oía tocar a unos músicos. No podía soportarlo. La ausencia diaria de mi música era como un dolor de muelas al que me había acostumbrado. Podía vivir con ello. Pero no soportaba ver cómo agitaban delante de mí el objeto de mi deseo.”

The Name of the Wind

George Orwell Foto
Idries Shah Foto

“¿Por qué hice tal y cual cosa?" está muy bien. Pero qué hay con "¿De qué otra forma podría haberlo hecho?".”

Idries Shah (1924–1996)

Aprender a aprender
Variante: ¿Por qué hice tal y cual cosa?' está muy bien. Pero qué hay con '¿De qué otra forma podría haberlo hecho?

Susan Elizabeth Phillips Foto
Roberto Arlt Foto
Cassandra Clare Foto
Ed Greenwood Foto
Marguerite Yourcenar Foto
Frank McCourt Foto
Martin Amis Foto
José Ortega Y Gasset Foto
Alejandro Casona Foto
Lionel Shriver Foto
Xavier Velasco Foto
Henry Miller Foto
Gustave Flaubert Foto
Richelle Mead Foto
Stefan Zweig Foto
Joseph Conrad Foto
Julio Cortázar Foto
Matthieu Ricard Foto
Arianna Huffington Foto
Chuck Palahniuk Foto
Julio Cortázar Foto
Alberto Vázquez-Figueroa Foto
Paulo Coelho Foto
Victor Hugo Foto
René Descartes Foto
Francisco de Quevedo Foto

“¡Algún puto, cornudo, bujarrón y judío -dijo en altas voces- ordenó tal cosa!”

Francisco de Quevedo (1584–1645) escritor español

Historia de la vida del Buscón

Haruki Murakami Foto
Luis Buñuel Foto
Ray Bradbury Foto
Don DeLillo Foto
Alain de Botton Foto
Rosa Montero Foto
Juan Eslava Galán Foto
Arturo Uslar Pietri Foto
Ludwig Feuerbach Foto
Xavier Velasco Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Richard Matheson Foto
Aldous Huxley Foto
Alan Pauls Foto

“Nada retrata tanto la desesperanza como decir: así transcurrieron días, meses, años. Indefensos, delegamos en la sucesión fatal del tiempo, que es idéntica para todos, el avance de una corrupción que allana toda resistencia y sólo nos afecta a nosotros, recortándose contra el fondo del tiempo como una silueta a contraluz sobre una pantalla quieta. ¿Era el transcurso de los días lo que yo padecía, o más bien el privilegio de ser contemporáneo de mi propia degradación, el testigo de la evidencias que con el correr de las horas iban apartándome de lo humano? Que fueran sólo días no me consolaba; la crueldad vuelve irrisoria cualquier medida de tiempo. Así, pues, transcurrieron días, y a cada minuto sentía adelgazarse la diferencia que había entre mi cuerpo y su herida. El espacio, la ciudad, las distancias se desfiguraban a mi alrededor, se contraían en nudos álgidos y terminaban volatilizándose en el aire como si nunca hubieran sido otra cosa que ilusiones. Es probable que eso sea el Infierno: ese aire que sobrevive, intacto, a la desaparición de todas las cosas, y que envuelve como una esfera diáfana el espectáculo del derrumbe personal. Cada día que pasaba mi sufrimiento dividía el mundo por alguno de sus componentes. Un día eran las calles, otro el cielo, después eran los rostros, la luz, el idioma, y así seguido. El transcurso del tiempo no era más que esa obstinada voluntad de dividir; el resultado, como es previsible, iba decreciendo progresivamente. ¿Llegaría alguna vez a cero? Esa esperanza fue la última en abandonarme. El mundo, en efecto, es infinitamente divisible; tiende a cero, pero la cifra ínfima a la que esas divisiones lo acercan refleja menos un decrecimiento que una depuración, como si del otro lado de tanta resta no acechara el vacío sino la falta absoluta de estilo: el infierno desnudo.”

Alan Pauls (1959)
Jorge Luis Borges Foto

“La ceguera gradual no es cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano.”

Jorge Luis Borges (1899–1986) escritor argentino

The Book of Sand and Shakespeare's Memory

Jean Jacques Rousseau Foto
Victor Hugo Foto
Michael Ende Foto
Friedrich Nietzsche Foto
Matt Haig Foto
Matt Haig Foto
Michel Faber Foto
Fernando Vallejo Foto
Sarah Dessen Foto
Ayn Rand Foto
Camilo José Cela Foto

“La idea de la muerte llega siempre con paso de lobo, con andares de
culebra, como todas las peores imaginaciones. Nunca de repente llegan
las ideas que nos trastornan; lo repentino ahoga unos momentos, pero
nos deja, al marchar, largos años de vida por delante. Los pensamientos
que nos enloquecen con la peor de las locuras, la de la tristeza, siempre
llegan poco a poco y como sin sentir, como sin sentir invade la niebla los
campos, o la tisis los pechos. Avanza, fatal, incansable, pero lenta,
despaciosa, regular como el pulso. Hoy no la notamos; a lo mejor
mañana tampoco, ni pasado mañana, ni en un mes entero. Pero pasa ese
mes y empezamos a sentir amarga la comida, como doloroso el
recordar, ya estamos picados. Al correr de los días y las noches nos
vamos volviendo huraños, solitarios; en nuestra cabeza se cuecen las
ideas, las ideas que han de ocasionar el que nos corten la cabeza donde
se cocieron, quién sabe si para que no siga trabajando tan atrozmente.
Pasamos a lo mejor hasta semanas enteras sin variar; los que nos
rodean se acostumbraron ya a nuestra adustez y ya ni extrañan siquiera
nuestro extraño ser. Pero un día el mal crece, como los árboles, y
engorda, y ya no saludamos a la gente; y vuelven a sentirnos como raros
y como enamorados. Vamos enflaqueciendo, enflaqueciendo, y nuestra
barba hirsuta es cada vez más lacia. Empezamos a sentir el odio que nos
mata; ya no aguantamos el mirar; nos duele la conciencia, pero ¡no
importa!, ¡más vale que duela! Nos escuecen los ojos, que se llenan de
agua venenosa cuando miramos fuerte. El enemigo nota nuestro anhelo,
pero está confiado; el instinto no miente. (…) Cuando huimos como las
corzas, cuando el oído sobresalta nuestros sueños, estamos ya minados
por el mal; ya no hay solución, ya no hay arreglo posible. Empezamos a
caer, vertiginosamente ya, para no volvernos a levantar de vida. Quizás
para levantarnos un poco a última hora, antes de caer de cabeza hasta
el infierno… Mala cosa.”

The Family of Pascual Duarte