Frases sobre pues
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“Estas tropas pueden ser útiles y buenas para sus amos, pero para quien las llama son casi siempre funestas; pues”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

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“Así pues, para definir el ser, hay que decir es, y usar de ese modo el término definido en la definición».”

Umberto Eco (1932–2016) escritor y filósofo italiano

Kant y el ornitorrinco

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“Fuera de la Iglesia no hay salvación. Sin la verdad no hay salvación 8. En tanto que la máxima: "Sin caridad no hay salvación", se apoya en un principio universal y prepara a todos los hijos de Dios al acceso en la felicidad suprema, el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", no se apoya en la fe fundamental en Dios y en la inmortalidad del alma, fe común a todas las religiones, sino "en la fe especial en dogmas particulares". Es exclusivo y absoluto; en vez de unir a los hijos de Dios, los divide; en lugar de excitar el amor de sus hermanos, mantiene y sanciona la irritación entre los sectarios de los diferentes cultos, que se consideran recíprocamente como malditos en la eternidad, aun cuando fuesen parientes o amigos en este mundo; desconociendo la grande ley de igualdad ante la tumba, los separa también en el campo del reposo. La máxima: "Sin caridad no hay salvación", es la consagración del principio de la igualdad ante Dios y de la libertad de conciencia; con esta máxima por regla, todos los hombres son hermanos, y cualquiera que sea el modo de adorar a Dios, se tienden la mano y ruegan unos por otros. Con el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", se lanzan el anatema, se persiguen y viven como enemigos; el padre no ruega por el hijo, ni el hijo por su padre, ni el amigo por el amigo; sino que se creen recíprocamente condenados para siempre. Este dogma es, pues, esencialmente contrario a las enseñanzas de Cristo y a la ley evangélica. 9. "Sin la verdad no hay salvación", sería el equivalente de: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", y enteramente exclusivo, porque no hay una sola secta que no pretenda tener el privilegio de la verdad. ¿Qué hombre es el que puede vanagloriarse de poseerla por completo, cuando el círculo de los conocimientos se ensancha sin cesar y cuando las ideas se rectifican todos los días? La verdad absoluta es sólo patrimonio de los espíritus del orden más elevado, y la humanidad terrestre no podía pretenderla, porque no le es dado el saberlo todo; sólo puede aspirar a una verdad relativa y proporcionar a su adelantamiento. Si Dios hubiese hecho de la posesión de la verdad absoluta la condición expresa de la felicidad futura, este sería un decreto de proscripción general; mientras que la caridad aun en su más alta acepción, puede ser practicada por todos. El Espiritismo, de acuerdo con el Evangelio, admitiendo que puede uno salvarse, cualquiera que sea su creencia, con tal que observe la ley de Dios, no dice: "Fuera del Espiritismo no hay salvación"; y como no pretende enseñar aún toda la verdad, tampoco dice: "Sin la verdad no hay salvación", máxima que dividiría en vez de unir y perpetuaría el antagonismo.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Pues, desde siempre, ser lúcido y español aparejó gran amargura y poca esperanza.”

Arturo Pérez-Reverte (1951) escritor y periodista español

Purity of Blood

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“He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?”

The Savage Detectives

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“Si la gente son unos grúfaros idiotas, pues lucharemos por la grúfara idiotez, porque es nuestra idiotez. ¿Y eso es bueno?”

Terry Pratchett (1948–2015) escritor británico de fantasía y ciencia ficción

Regimiento Monstruoso

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“Vete pues. Existen otro mundos a parte de estos.”

Stephen King (1947) escritor, novelista, columnista, productor cinematográfico y director estadounidense

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“(…) Sí, por las tardes, hacia las siete, le gusta encontrarse en un vagón de segunda mano del metro. La mayoría de los pasajeros son personas que regresan de sus trabajos. Se sienta entre ellos, trata de sorprender en sus caras el motivo de sus preocupaciones. Naturalmente, están pensando en lo que acaban de abandonar hasta mañana, sólo hasta mañana, y también en lo que les espera esta noche, lo cual les alegra o les preocupa aún más. Nadja se queda mirando fijamente algo definido: «Hay buenas personas». Más alterado de lo que quisiera mostrarme, ahora sí me enojo: «Pues no. Además tampoco se trata de eso. El hecho de que soporten el trabajo, con o sin las demás miserias, impide que esas personas sean interesantes. Si la rebeldía no es lo más fuerte que sienten, ¿cómo podrían aumentar su dignidad sólo con eso? En esos momentos, por lo demás, usted les ve; ellos ni siquiera la ven a usted. Por lo que a mí se refiere, yo odio, con todas mis fuerzas, esa esclavitud que pretenden que considere encomiable. Compadezco al hombre por estar condenado a ella, porque por lo general no puede evitarla, pero si me pongo de su parte no es por la dureza de su condena, es y no podría ser más que por la energía de su protesta. Yo sé que en el horno de la fábrica, o delante de esas máquinas inexorables que durante todo el día imponen la repetición del mismo gesto, con intervalos de algunos segundos, o en cualquier otro lugar bajo las órdenes más inaceptables, o en una celda, o ante un pelotón de ejecución, todavía puede uno sentirse libre, pero no es el martirio que se padece lo que crea esa libertad. Admito que esa libertad sea un perpetuo librarse de las cadenas: será preciso, por añadidura, para que ese desencadenarse sea posible, constantemente posible, que las cadenas no nos aplasten, como les ocurre a muchos de los que usted me habla. Pero también es, y quizá mucho más desde el punto de vista humano, la mayor o menor pero, en cualquier caso, la maravillosa sucesión de pasos que le es dado al hombre hacer sin cadenas. Esos pasos, ¿les considera usted capaces de darlos? ¿Tienen tiempo de darlos, al menos? ¿Tienen el valor de darlos? Buenas personas, decía usted, sí, tan buenas como las que se dejaron matar en la guerra, ¿verdad? Digamos claro lo que son los héroes: un montón de desgraciados y algunos pobres imbéciles. Para mí, debo confesarlo, esos pasos lo son todo. Hacia dónde se encaminan, ésa es la verdadera pregunta. De algún modo, acabarán trazando un camino y, en ese camino, ¿quién sabe si no surgirá la manera de quitar las cadenas o de ayudar a desencadenarse a los que se han quedado en el camino? Sólo entonces será conveniente detenerse un poco, sin que ello suponga desandar lo andado». (Bastante a las claras se ve lo que puedo decir al respecto, sobre todo a poco que decida tratarlo de manera concreta.) Nadja me escucha y no intenta contradecirme. Tal vez lo último que ella haya querido hacer sea la apología del trabajo.”

Nadja

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“En cierta ocasión Demócrito comió en su mesa unos higos que sabían a miel y empezó de inmediato a indagar en su espíritu de dónde provenía tal dulzura inusitada. A fin de esclarecerlo, iba a levantarse de la mesa para mirar la situación del lugar donde se habían cogido los higos, pero la camarera, que había comprendido la causa de tal agitación, le dijo riendo que no se esforzara más por eso, porque los había puesto en un recipiente que había contenido miel. Demócrito se irritó pues le había privado de una ocasión para investigar, y hurtado una materia para su curiosidad. «¡Vaya!», le dijo, «me has disgustado. Sin embargo, no renunciaré a buscar la causa como si fuese natural». Y probablemente no habría dejado de encontrar alguna razón verdadera para un efecto falso y supuesto. Esta historia de un famoso y magno filósofo nos representa con suma claridad la pasión estudiosa que nos empuja a perseguir cosas de cuya adquisición no tenemos esperanza. Plutarco refiere un ejemplo similar de alguien que no quería que le aclarasen aquello que le suscitaba dudas para no perder el placer de investigarlo. Como aquel otro, que no quería que su médico le librara de la alteración de la fiebre para no perder el placer de calmarla bebiendo. Satius est superuacua discere quam nihil [Es mejor aprender cosas superfluas que nada (Séneca,)].”

Michel De Montaigne (1533–1592) biografía, filósofo y político francés del Renacimiento

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“pues no existe deuda más honesta que la deuda del Amor.”

Paulo Coelho (1947) escritor brasileño

El Don Supremo

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“Digo, pues, que las tropas con que un príncipe defiende sus Estados son propias, mercenarias, auxiliares o mixtas. Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas; y”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

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“generalmente se equivocan sobre el sentido de la palabra "amor" en esta circunstancia; Jesús no entendió, por esas palabras, que se deba amar a su enemigo con el cariño que se tiene a un hermano o a un amigo; la ternura supone confianza, y no se puede tener confianza en aquél que se sabe que es capaz de hacernos mal, y no se pueden tener con él las expansiones de la amistad, porque se sabe que seria capaz de abusar de ellas; entre las personas que desconfían unas de otras, no pueden existir los arranques de simpatía que existen entre aquellos que son de una misma comunión de pensamientos; en fin, no puede tenerse el mismo placer encontrándose con un enemigo que con su amigo. Este sentimiento es también el resultado de una ley física: la de la asimilación y de la repulsión de los fluidos: el pensamiento malévolo dirige una corriente fluidica cuya impresión es penosa; el pensamiento benévolo nos envuelve en una emanación agradable y de aquí resulta la diferencia de sensaciones que se experimentan al aproximarse un amigo o un enemigo. Amar a sus enemigos, no puede, pues, significar que no debe hacerse ninguna diferencia entre ellos y los amigos; este precepto parece difícil y aun imposible de practicar, porque se cree falsamente que prescribe que demos a ambos el mismo puesto en el corazón. Si la pobreza de las lenguas humanas obliga a servirse de la misma palabra para expresar diversos grados de sentimiento, la razón debe establecer la diferencia según los casos. Amar a sus enemigos, no es tenerles un afecto que no está en la naturaleza, porque el contacto de un enemigo hacer latir el corazón de muy diferente modo que el de un amigo; es no tenerle ni odio, ni rencor, ni deseo (le venganza; es perdonarle "sin segunda intención y sin condición" el mal que nos hace, sin Poner ningún obstáculo a la reconciliación; es desearles bien en vez de quererles ni al, alegrarse en vez de afligirse (leí bien que les acontece, tenderles una mano caritativa en caso (le necesidad, abstenerse "en palabras y en acciones" de todo lo que puede perjudicarles; es' en fin, volverles siempre bien por mal, "sin intención de humillarles". Cualquiera que haga esto, llena las condiciones del mandamiento: "Amad a vuestros enemigos".”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Del mismo modo que los médicos siempre tienen a mano los instrumentos de hierro para las curas de urgencia, así también conserva tú a punto los principios fundamentales para conocer las cosas divinas y las humanas y así llevarlo a cabo todo, incluso lo más insignificante, recordando la trabazón íntima y mutua de unas cosas con otras. Pues no llevarás a feliz término ninguna cosa humana sin relacionarla al mismo tiempo con las divinas, ni tampoco al revés.”

Fuente: [Aurelio] (2018), p. 31. https://books.google.es/books?id=G3dqDwAAQBAJ&pg=PA83&dq=El+arte+de+vivir+se+asemeja+m%C3%A1s+a+la+lucha+que+a+la+danza&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjT08nFt6rfAhXoyIUKHfdhA08Q6AEIKTAA#v=onepage&q=m%C3%A9dicos&f=false En Google Books. Consultado el 9 de diciembre de 2019.
Fuente: Meditaciones

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“En mis inicios me fijaba mucho en Ángel Nieto y Ricardo Tormo, pues de algún modo eran mis referentes y los pilotos a los que esperaba poder ganar algún día. Después, casi en mi retirada, me impactó mucho la llegada de Valentino Rossi, su carácter, su manera de entender el motociclismo… De la actualidad me impresiona Marc Márquez. Su modo revolucionario de hacer las cosas está marcando el motociclismo actual. Marc Márquez está demostrando una agresividad y hambre de victoria increíbles.”

Jorge Martínez «Aspar» (1962) piloto de motociclismo español

Fuente: Jorge Martínez ‘Aspar’: “El modo revolucionario de Marc Márquez de hacer las cosas está marcando el motociclismo actual” http://compartirpasion.com/2013/03/28/jorge-martinez-aspar-el-modo-revolucionario-de-marc-marquez-de-hacer-las-cosas-esta-marcando-el-motociclismo-actual/#. CompartirPasion.com, 28 de marzo de 2013.

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“Haré pues de mi verso un elemento masticable.”

Por los ceniceros, El Que la Lleva la Entiende
Citas de canciones

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“No sabemos muy bien (latigazos), entre tú y yo, pues yo la quiero, aunque me dé dolor.”

Paco Collado (1960) actor y humorista español

La noche de José Mota, Ricardo Boquerone

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“A la luz de los débiles y fantásticos rayos que despedía la lámpara, Fernando pasó una especie de inventario de cuanto le rodeaba, y quedó maravillado del buen gusto, elegancia y sobriedad allí reunidos; era pues un dormitorio como hubiera podido desear una joven duquesa de veinte años, puesto que nada anunciaba en ella la mujer de situación equívoca. Todo lo mas que hubiera podido suponerse, era que aquella vivienda pertenecía a una hada de las descritas en las Mil y una Noches.”

Pierre Alexis Ponson du Terrail (1829–1871) escritor francés

Fuente: Luisa la Baccarat: nuevos misterios de París. Segunda parte. Pierre Alexis Ponson du Terrail. Editorial Libr. Popular-Económica, 1882. Página 6. https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QaccCTcFPcRfXmxTUp3gOZBuzJo3MF8jBqtbi-zgwIbZ-HtCFxdYB4LQZlp84v8Qpd6qp3Blo1SXOjWTWiilbN-YmrXPC43jlu30jFQv1ystrNEes48BZYYEDFwQg7T3xO5gALM_vc-ieZMO7PT8ecEq3tpUxf9hBop6eUjj7CX7da_dP4HY45GgYBzpVbnrdB7Aq09H-DtVS_cR_8_sVDfa0ixw-QSfTw9-UcZe9FFfEgPQ4K2fK26xHqtRgs-DUzCAiX5d

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“La banca es responsable (de la crisis económica). La banca ha dado más crédito del que debía dar con menos garantías de las que debía tener. El que no sepa ver eso, pues no ve nada. Pero eso lo ve todo el mundo.”

José Antonio Griñán (1946) político español, presidente de la Junta de Andalucía (2009-2013)

10 de julio de 2011, en una entrevista al Grupo Joly http://www.europasur.es/article/andalucia/1017969/claro/gobernaria/con/iu/pero/nosotros/no/ocupamos/fincas.html.

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“Pues se dice que, como lo injuriaban tanto por su pobreza como por la inutilidad de la filosofía, supo, por medio de la astrología, cómo sería la produción de aceitunas. Así, cuando aún era invierno, se procuró una pequeña cantidad de dinero, y depositó fianzas por todas las prensas de aceite de Mileto y de Quíos, arrendándolas por muy poco, puesto que nadie compitió. Cuando llegó el momento oportuno, al ser muchos los que a la vez y de repente las deseaban, las iba alquilando como quería, reuniendo mucho dinero, demostrando así que es fácil a los filósofos enriquecerse, si quieren hacerlo; pero que no es esto lo que les interesa.”

Tales de Mileto (-624–-547 a.C.) filósofo y científico

Fragmentos, ordenados según Diels-Kranz: Die Fragmente der Vorsokratiker
Original: «Πάντα γὰρ ὠφέλιμα ταῦτ' ἐστὶ τοῖς τιμῶσι τὴν χρηματιστικήν, οἷον καὶ τὸ Θάλεω τοῦ Μιλησίου· τοῦτο γάρ ἐστι κατανόημά τι χρηματιστικόν, ἀλλ' ἐκείνῳ μὲν διὰ τὴν σοφίαν προσάπτουσι, τυγχάνει δὲ καθόλου τι ὄν. Ὀνειδιζόντων γὰρ αὐτῷ διὰ τὴν πενίαν ὡς ἀνωφελοῦς τῆς φιλοσοφίας οὔσης, κατανοήσαντά φασιν αὐτὸν ἐλαιῶν φορὰν ἐσομένην ἐκ τῆς ἀστρολογίας, ἔτι χειμῶνος ὄντος εὐπορήσαντα χρημάτων ὀλίγων ἀρραβῶνας διαδοῦναι τῶν ἐλαιουργίων τῶν τ' ἐν Μιλήτῳ καὶ Χίῳ πάντων, ὀλίγου μισθωσάμενον ἅτ' οὐθενὸς ἐπιβάλλοντος· ἐπειδὴ δ' ὁ καιρὸς ἧκε, πολλῶν ζητουμένων ἅμα καὶ ἐξαίφνης, ἐκμισθοῦντα ὃν τρόπον ἠβούλετο, πολλὰ χρήματα συλλέξαντα ἐπιδεῖξαι ὅτι ῥᾴδιόν ἐστι πλουτεῖν τοῖς φιλοσόφοις, ἂν βούλωνται, ἀλλ' οὐ τοῦτ' ἐστὶ περὶ ὃ σπουδάζουσιν».
Fuente: Aristóteles, Política, 1259a (trad. de José Fernández Cepedal).

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“La mayor parte de los primeros filósofos consideraban como principios de todas las cosas que constituyen la naturaleza de la materia. Aquello de que están formados todos los seres, el punto de partida de su generación y el término de su decadencia, en tanto que la sustancia persiste bajo la diversidad de sus determinaciones, tal es para ellos el elemento, el principio de los seres, y en consecuencia, creen que nada es ni generado ni destruido puesto que este tipo de entidad se mantiene siempre, así como decimos que Sócrates no llega a ser en sentido absoluto cuando deviene hermoso o músico ni tampoco perece si pierde esos modos de ser porque el sustrato, Sócrates mismo, permanece. Por eso dicen esos filósofos que nada nace ni se corrompe, pues debe haber alguna realidad, una o múltiple, de donde todas las restantes cosas se engendran, más conservándose siempre ella misma. En cuanto al número y naturaleza de esos elementos no están todos los pensadores de acuerdo. Tales, fundador de este tipo de filosofía, expresa que el principio es el agua (razón por la cual declaraba que la tierra reposaba sobre el agua; dedujo este principio tal vez al comprobar que la nutrición de todas las cosas provine de lo húmedo y que el calor mismo de ello procede y por ello es mantenido (y aquello de donde surgen es el principio para todas las cosas). Obtuvo esta noción de tal hecho y también de aquel otro según el cual las simientes de todas las cosas tienen una naturaleza de las cosas húmedas.”

Tales de Mileto (-624–-547 a.C.) filósofo y científico

Fragmentos, ordenados según Diels-Kranz: Die Fragmente der Vorsokratiker
Original: «Τῶν δὴ πρώτων φιλοσοφησάντων οἱ πλεῖστοι τὰς ἐν ὕλης εἴδει μόνας ᾠήθησαν ἀρχὰς εἶναι πάντων ἐξ οὗ γὰρ ἔστιν ἅπαντα τὰ ὄντα καὶ ἐξ οὗ γίγνεται πρώτου καὶ εἰς ὃ φθείρεται τελευταῖον, τῆς μὲν οὐσίας ὑπομενούσης τοῖς δὲ πάθεσι μεταβαλλούσης, τοῦτο στοιχεῖον καὶ ταύτην ἀρχήν φασιν εἶναι τῶν ὄντων, καὶ διὰ τοῦτο οὔτε γίγνεσθαι οὐθὲν οἴονται οὔτε ἀπόλλυσθαι, ὡς τῆς τοιαύτης φύσεως ἀεὶ σωζομένης, ὥσπερ οὐδὲ τὸν Σωκράτην φαμὲν οὔτε γίγνεσθαι ἁπλῶς ὅταν γίγνηται καλὸς ἢ μουσικὸς οὔτε ἀπόλλυσθαι ὅταν ἀποβάλλῃ ταύτας τὰς ἕξεις, διὰ τὸ ὑπομένειν τὸ ὑποκείμενον τὸν Σωκράτην αὐτόν, οὕτως οὐδὲ τῶν ἄλλων οὐδέν ἀεὶ γὰρ εἶναί τινα φύσιν ἢ μίαν ἢ πλείους μιᾶς ἐξ ὧν γίγνεται τἆλλα σωζομένης ἐκείνης. Τὸ μέντοι πλῆθος καὶ τὸ εἶδος τῆς τοιαύτης ἀρχῆς οὐ τὸ αὐτὸ πάντες λέγουσιν, ἀλλὰ Θαλῆς μὲν ὁ τῆς τοιαύτης ἀρχηγὸς φιλοσοφίας ὕδωρ φησὶν εἶναι (διὸ καὶ τὴν γῆν ἐφ' ὕδατος ἀπεφήνατο εἶναἰ, λαβὼν ἴσως τὴν ὑπόληψιν ταύτην ἐκ τοῦ πάντων ὁρᾶν τὴν τροφὴν ὑγρὰν οὖσαν καὶ αὐτὸ τὸ θερμὸν ἐκ τούτου γιγνόμενον καὶ τούτῳ ζῶν (τὸ δ' ἐξ οὗ γίγνεται, τοῦτ' ἐστὶν ἀρχὴ πάντων) διά τε δὴ τοῦτο τὴν ὑπόληψιν λαβὼν ταύτην καὶ διὰ τὸ πάντων τὰ σπέρματα τὴν φύσιν ὑγρὰν ἔχειν, τὸ δ' ὕδωρ ἀρχὴν τῆς φύσεως εἶναι τοῖς ὑγροῖς».
Fuente: Aristóteles, Metafísica, 983b6. Trad. de Alfredo Llanos: Los presocráticos y sus fragmentos, Juárez Editor, 1969, pp. 75-6.

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“Que nunca ofrece retirarse de Popayán con la tropa en virtud de los tratados, pues si se le hubiera puesto esta condición nunca los habría aceptado, y que su intención había sido esperar la contestación del gobierno en Buenos Aires.”

Agustín Agualongo (1780–1824) caracteristicas de su personalidad

Fuente: Agustín Agualongo y su tiempo. Volumen 61 de Biblioteca Banco Popular. 2ª edición. Editorial Banco Popular, 1974. p. 255.

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