Frases sobre secreto
página 5

Meg Cabot Foto
Cormac McCarthy Foto
Enrique Vila-Matas Foto
Idries Shah Foto
Rosa Montero Foto
Julio Cortázar Foto
Michael Koryta Foto
Félix Lope de Vega y Carpio Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Stephen King Foto
Oscar Wilde Foto
Patrick Rothfuss Foto
Roger Martin du Gard Foto
Fernando Pessoa Foto
Nicci French Foto
Oscar Wilde Foto
Gabriel García Márquez Foto

“La casa se llenó de amor […] y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre.”

Cien años de soledad
Variante: ... y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre.

Cecelia Ahern Foto
Roberto Arlt Foto
Stefan Zweig Foto
Sei Shonagon Foto

“Cosas detestables

Cuando uno tiene prisa por salir, llega alguien de visita y se queda hablando un largo tiempo. Si es una persona de poca importancia, uno puede deshacerse de ella diciendo que podrán hablar en otra ocasión; pero si se trata de alguien a quien se le debe respeto, la situación se vuelve realmente detestable.

Uno encuentra un pelo sobre el suzuri, o el mismo sumi contiene un grano de piedra que, al frotar, produce un chirrito destemplado.

Un hombre que no se destaca en nada, discute toda clase de temas, riéndose, como si supiera algo de ello.

Envidiar la suerte de los demas y quejarse de la propia, hablar mal de la gente, interesarse por lo superficial, querer saberlo todo y estar resentido y vilipediar a los que no nos han informado de los hechos, o bien, cuando sólo se ha tenido una noticia parcial, hablar de ella con lujo de detalles como si se tratase de algo que conoce desde el principio: todo esto es odioso.

Se está por escuchar alguna noticia interesante cuando un niño empieza a llorar.

Un hombre nos viene a ver en secreto; un perro lo ve y se pone a ladrar: dan ganas de matarlo.

Ya es bastante tontería el invitar a un hombre a pasar la noche, ocultándolo donde no debería estar, y he aquí que ronca.

Uno va a la cama y está a punto de quedar dormido cuando un mosquito anuncia su presencia con voz aguda cerca de nuestra cara; hasta se siente el aire que mueve con sus alas a pesar de su pequeñez, y esto es en extremo odioso.

Estamos en medio de un relato cuando otra persona se inmiscuye, nos interrumpe, y trata de demostrar que es el único ser inteligente de la reunión. Tales personas son odiosas, se trate de niños o mayores.

Un hombre con el que tenemos relaciones amorosas, se pone a alabar a una mujer que conoció en el pasado, y aunque sea una cosa lejana no puede resultar menos horrible. ¡Cuánto más si se trata de alguien a quien él sigue visitando!

No soporto a las personas que salen sin cerrar la puerta tras de sí.”

The Pillow Book

Victor Hugo Foto

“Nadie mejor para espiar las acciones de los demás que aquellos a quienes nada les importan esas acciones. ¿Por qué este señor nunca viene antes de que oscurezca?; ¿por qué este otro no cuelga la llave en su respectivo clavo de la portería, los jueves?; ¿por qué camina siempre por callejuelas?; ¿por qué la señora desciende siempre del coche de alquiler antes de llegar a su casa?; ¿por qué mandará a comprar un cuadernillo de papel de cartas, cuando tiene repleto de papel su escritorio?, etcétera, etcétera. Hay personas que, con tal de saber el secreto de tales enigmas, que les son por completo indiferentes, gastan más dinero, consumen más tiempo y se toman más trabajo de lo que se necesitaría para ejecutar diez buenas acciones; y lo hacen gratuitamente, por placer, sin que su curiosidad reciba otro premio que la propia curiosidad. Seguirán a éste o aquél durante días enteros, se quedarán como centinelas largas horas en las esquinas, bajo los portales, de noche, con frío y con lluvia, corromperán a los criados, emborracharán a los cocheros y a los lacayos, comprarán a la doncella, sobornarán a un portero… ¿Y todo eso para qué? Para nada. Por el solo afán de ver, de saber y de penetrar en vidas ajenas. Pura comezón de murmurar. Y, con frecuencia, una vez conocidos estos secretos, publicados estos misterios, descifrados estos enigmas, acarrean catástrofes, duelos, quiebras, ruinas de familias, existencias amargadas, con gran placer de aquellos que lo han "descubierto todo", sin interés, por puro instinto. Es algo realmente triste.

Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su conversación, charla en el salón, diálogo en la antecámara, es como esas chimeneas que consumen rápidamente la leña, necesitan mucho combustible, y el combustible es el prójimo.”

Les Misérables

Barbara Ehrenreich Foto
Emmanuel Carrère Foto
Gabriel García Márquez Foto
Stanisław Lem Foto
Arturo Pérez-Reverte Foto
Idries Shah Foto
Idries Shah Foto
Jorge Luis Borges Foto
Éric-Emmanuel Schmitt Foto
Sun Tzu Foto
Steven D. Levitt Foto
Patrick Rothfuss Foto
Octavio Paz Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Rubén Darío Foto
Gabriel García Márquez Foto
Alejandro Palomas Foto
Ayn Rand Foto
Ed Greenwood Foto
Vladimir Nabokov Foto
Henry David Thoreau Foto

“Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.”

Walden, la vida en los bosques

Patrick Rothfuss Foto
J. M. Coetzee Foto
Oscar Wilde Foto
J. M. Coetzee Foto
Philip Pullman Foto
Cassandra Clare Foto
Alexandre Dumas (padre) Foto
Javier Marías Foto
William Faulkner Foto
Steve Biddulph Foto
Ryszard Kapuściński Foto
Jorge Luis Borges Foto
Jorge Luis Borges Foto
Chuck Palahniuk Foto
Giovanni Papini Foto
Federico García Lorca Foto
Ayn Rand Foto
Sam Harris Foto

“Aceptar mantener un secreto es asumir una carga.”

Sam Harris (1967) neurocientífico y escritor estadounidense

Mentir

Antonio Buero Vallejo Foto

“Vivimos en un mundo civilizado al que le sigue pareciendo el más embriagador deporte la viejísima práctica de las matanzas. Te degüellan por combatir la injusticia establecida, por pertenecer a una raza detestada; acaban contigo por hambre si eres prisionero de guerra, o te fusilan por supuestos intentos de sublevación; te condenan tribunales secretos por el delito de resistir en tu propia nación invadida… Te ahorcan porque no sonríes a quien ordena sonrisas, o porque to Dios no es el suyo, o porque tu ateísmo no es el suyo… A lo largo del tiempo, ríos de sangre. Millones de hombres y mujeres.”

Antonio Buero Vallejo (1916–2000) Dramaturgo español

Fuente: Iniesta Galván, Antonio. Esperar sin esperanza: el teatro de Antonio Buero Vallejo. Volumen 22 de Cuadernos de teatro de la universidad de Murcia. Editorial EDITUM, 2002. ISBN 9788483713358´. Página 313. https://books.google.es/books?id=bQCwyQVr-EsC&pg=PA313&dq=Vivimos+en+un+mundo+civilizado+al+que+le+sigue+pareciendo+el+m%C3%A1s+embriagador+deporte+la+viej%C3%ADsima+pr%C3%A1ctica+de+las+matanzas.&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwig4_ni_KTgAhWv34UKHcopArAQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Vivimos%20en%20un%20mundo%20civilizado%20al%20que%20le%20sigue%20pareciendo%20el%20m%C3%A1s%20embriagador%20deporte%20la%20viej%C3%ADsima%20pr%C3%A1ctica%20de%20las%20matanzas.&f=false
Fuente: La Fundación.

Arturo Uslar Pietri Foto
Roberto Alifano Foto
Lev Grossman Foto
Jorge Luis Borges Foto
Blaise Pascal Foto

“Porque, al fin, ¿qué es el hombre en la naturaleza? Una nada frente al infinito, un todo frente a la nada, un medio entre nada y todo. Infinitamente alejado de comprender los extremos, el fin de las cosas y su principio están para él invenciblemente ocultos en un secreto impenetrable, igualmente incapaz de ver la nada de donde ha salido y el infinito donde es absorbido.”

Pensées
Variante: Porque, finalmente, ¿qué es el hombre en la naturaleza? Una nada frente al infinito, un todo frente a la nada, un medio entre nada y todo. Infinitamente alejado de comprender los extremos, el fin de las cosas y su principio le están invenciblemente ocultos en un secreto impenetrable, igualmente incapaz de ver la nada de dónde ha sido sacado y el infinito en que se halla sumido

Fernando Pessoa Foto
Patrick Rothfuss Foto
Rachel Caine Foto
Rubén Darío Foto
Stephen King Foto

“cuanto más pronto usted comprenda que nadie se hace rico rápidamente usando información secreta, tanto mejor.”

Dave Ramsey (1960)

The Total Money Makeover: A Proven Plan for Financial Fitness

Orhan Pamuk Foto
Ayn Rand Foto
Fernando Pessoa Foto
Walter Isaacson Foto
Anaïs Nin Foto
Laura Esquivel Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Ken Follett Foto
Isabel Allende Foto
Donna Tartt Foto
Khaled Hosseini Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Nathaniel Hawthorne Foto
George Orwell Foto
Peter Sloterdijk Foto
Julio Cortázar Foto

“Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos,
un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de
Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del
Newsweek, el cuento del gato con botas,

el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier
cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué
pero llegar,

llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en
una hora final descubras que caminaste volaste corriste
reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre
tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario
o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y
de caspa

en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta
con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un
niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento
de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que
sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa
saga de ser hombre.

No hay discurso del método, hermano, todos los mapas
mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en
este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste,
dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por
la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y
horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos
despedidos por tarjeta,
dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin
cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde
está el sur libre de hienas, el viento de la costa sin
cenizas de uranio,

de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí
afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás
y Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es eso
que en plena noche te sume en la maraña turbia de las
pesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muerto
o una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblas
te inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a la
traición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantano
viscoso con un grito que te tira de este lado, el dónde
estaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absoluta
para mostrarte el camino, para orientar esa mano que
ahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante,

porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa con
las rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta la
garganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado,
punto de partida que es llegada.

Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiado
de teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano.
Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puede
partir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de un
golpe de viento en el tejado, del estudio número 3 de
Scriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar.”

Julio Cortázar (1914–1984) escritor argentino
José Ortega Y Gasset Foto