Frases sobre altura
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“Y que, pobre de mí, no estaba a la altura sino de mi propia vida.”

Clarice Lispector (1920–1977) escritora ucraniana-brasileña

The Passion According to G.H.

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“Verá, doctor Stadler; a la gente no le gusta pensar, y cuanto mayores son sus conflictos, menos piensa. Pero gracias a cierto instinto, sabe que ha de hacerlo y ello produce una sensación de culpabilidad. Por tal motivo, bendecirá y seguirá a quienquiera que le ofrezca una justificación para no pensar. Alguien que convierta en virtud de gran altura intelectual lo que saben que es su pecado, su debilidad y su miseria.”

Atlas Shrugged
Variante: Verá, doctor Stadler; a la gente no le gusta pensar, y cuanto mayores son sus conflictos, menos piensa. Pero gracias a cierto instinto, sabe que ha de hacerlo y ello le produce una sensación de culpabilidad. Por tal motivo, bendecirá y seguirá a quienquiera que le ofrezca una justificación para no pensar. Alguien que convierta en virtud de gran altura intelectual lo que saben que es su pecado, su debilidad y su miseria.

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“Mi vida, no hallarás en el pozo en que caes lo que yo guardo para ti en la altura".”

Pablo Neruda (1904–1973) poeta

The Captain's Verses

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“Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.”

La tregua

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“Mira, no voy a señalar con el dedo a ningún país, ninguna religión ni partido político. Esto es un fallo en todas las especies. Nosotros, la raza humana, hemos cometido un pecado terrible e imperdonable. Y antes de que nos avergüences a ambos preguntando… no, no estoy teniendo un momento católico. Esto es mucho más fundamental que la Iglesia o el Estado. Esto es algo propio porque lo conocemos mejor. Como especie, lo conocemos mejor. Entendemos lo que está bien y lo que está mal, igual que podemos captar todos los tonos de gris. Hemos tenido miles de años de líderes religiosos, filósofos, pensadores libres y científicos políticos que han explicado la causa y el efecto del comportamiento destructivo. Uno podría pensar que, a estas alturas, en el momento en que estamos, con todos estos avances tecnológicos y ahora que la comunicación entre todas las razas no solo es posible, sino instantánea a nivel mundial, que habríamos aprendido algo, que nos habríamos beneficiado de los errores cometidos anteriormente. Uno podría pensar que nuestro criterio ha evolucionado y que somos más sagaces. Pero no es así. Con la simulación por ordenador prácticamente podemos ver el futuro y ver cómo será todo si seguimos estos caminos y, aun así, no hacemos nada para cambiar de dirección. Quizá el verdadero defecto humano sea nuestra incapacidad para actuar como si la próxima generación importase. Nunca lo hemos hecho. Quizá de manera individual sí, pero no como una nación, como una especie.”

Paciente Cero

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“La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y tal vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.”

Jakob von Gunten
Variante: La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y ta}l vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.

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“En ese preciso momento el camino se abría y con una exclamación Lucy se encontró fuera del bosque. Luz y belleza la envolvía. Había ido a dar a una pequeña terraza que estaba cubierta de violetas de un extremo a otro.
- ¡Valor! -exclamó su compañero, erguido a unos seis pies de altura respecto a ella-. Valor y amor.
Ella no respondió. A sus pies el suelo se cortaba bruscamente dando paso a la panorámica. Violetas que se agrupaban alrededor de arroyos y corrientes y cascadas, regando la vertiente de la colina de azul, arremolinándose alrededor de los troncos de los árboles, formando lagunas en los agujeros, cubriendo la hierba con manchas de espuma azulada. Jamás volvería a haberlas en tal profusión. La terraza era el principio de lo bello, la fuente original donde la belleza hacía brotar agua que iba a la tierra.
De pie en el margen, como un nadador que se prepara, estaba el buen hombre. Pero no era el buen hombre que ella había pensado, y estaba solo.
George se había vuelto al oír su llegada. Por un momento la contempló, como si fuera alguien que bajaba de los cielos. Vio la radiante alegría en su cara, las flores que batían su vestido en olas azuladas. Los arbustos que la encerraban por encima. Subió rápidamente hasta donde estaba ella y la besó.
Antes de que ella pudiera decir algo, casi antes de que pudiera sentir nada, una voz llamó: ¡Lucy!, ¡Lucy!, ¡Lucy!. La señorita Bartlett, que era una mancha oscura en la panorámica, había roto el silencio de la vida.”

A Room with a View

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“INSTRUCIONES DE LOS ESPÍRITUS La ley de amor 8. El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor; no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas. La ley de amor reemplaza a la personalidad por la fusión de los seres, y aniquila las miserias sociales. ¡Feliz aquel que, elevándose sobre su humanidad, quiere con grande amor a sus hermanos doloridos! ¡Feliz aquel que ama, porque no conoce ni la carestía del alma ni la del cuerpo; sus pies son ligeros y vive como transportado fuera de sí mismo! Luego que Jesús hubo pronunciado esta divina palabra: amor, hizo con ella estremecer a los pueblos, y los mártires, embriagados de esperanza, descendían al circo. El Espiritismo, a su vez viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino; estad atentos, porque esa palabra levanta la piedra de las tumbas vacías, y la "reencarnación", triunfando de la muerte revela al hombre ofuscado su patrimonio intelectual; ya no le conduce a los suplicios, sino a la conquista de su ser elevado y transfigurado. La sangre ha rescatado al espíritu y el espíritu debe rescatar hoy al hombre de la materia. He dicho que el hombre en su principio sólo tiene instintos; aquel, pues, en quien dominan los instintos está más próximo al punto de partida que al fin. Para adelantar hacia éste, es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar éstos sofocando los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento; llevan consigo el progreso, como la bellota encierra la encina; y los seres menos avanzados son los que permanecen avasallados por sus instintos. El espíritu debe ser cultivado como un campo: toda la riqueza futura depende del trabajo presente, y más que bienes terrestres os traerá la gloriosa elevación; entonces será cuando, comprendiendo la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los suaves goces del alma, que son los preludios de los goces celestes. (Lázaro. París, 1862).”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“En su campo de hombres, Gary veía a detenidos como él convertirse en pobres salvajes, en animales agonizantes. Lo que pensaban era una tragedia todavía más grave que lo que soportaban. Ser conscientes de ello era su peor tormento. Permanentemente humillados por la porción congrua de humanidad a la que se veían reducidos, aspiraban a la muerte. Hasta el día en que uno de ellos tuvo una idea genial: inventó el personaje de la dama.

(…)

Decidió que en adelante todos vivirían como si entre ellos hubiera una dama, una auténtica dama, con la que conversarían con los honores reservados a una persona de su posición y ante la cual uno temería no estar a la altura. Este invento de la imaginación fue adoptado por todos. Así se hizo.

Poco a poco, constataron que estaban salvados: a base de vivir en la elevada compañía de la dama ficticia, habían reconstituido la civilización. En las comidas, en las que los alimentos no valían mucho más que los nuestros, volvieron a conversar entre ellos, a dialogar, a escuchar a los demás con atención. Se dirigían a la dama con consideración para contarle cosas dignas de ella. Incluso cuando no hablaban con ella, se acostumbraban a la idea de vivir bajo su mirada, a tener una actitud que no resultara decepcionante para unos ojos semejantes.

Aquel renovado fervor no pasó desapercibido para los kapos, que escucharon rumores respecto a la presencia de una dama e iniciaron una investigación. Registraron hasta el último rincón del campo y no encontraron a nadie. Aquella victoria mental de los prisioneros les permitió resistir hasta el final.”

Acide sulfurique

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“habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.”

Frederick Forsyth (1938) novelista británico

La lista

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“Necesitamos gobernarnos a nosotros mismos o sucumbiremos; sucumbiremos porque no somos capaces de estar a la altura de la civilización que en los hechos fuimos desarrollando. Este es nuestro dilema.”

José Mujica (1935) 40º presidente constitucional de Uruguay

Fuente: Jose "Pepe" Mujica, Discurso Completo, ONU 2013, 24 de septiembre de 2013. http://www.youtube.com/watch?v=OLef1zl7k4Q#t=511/

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“Nunca te adelantarás a nadie mientras intentes estar a la altura de él.”

Lou Holtz (1937)

Original: «You'll never get ahead of anyone as long as you try to get even with him»

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“Y la torre, azulada por la noche, perdíase en el misterio de las alturas, pensando tal vez, con la simpleza de alma de las cosas inanimadas, que las ideas de los hombres cambian con los siglos, y los que a ella la sacaron de la nada creían en otras cosas.”

Vicente Blasco Ibáñez (1867–1928) autor español

Citas por obras, Sangre y arena (1908)
Fuente: Página 216. https://books.google.es/books?id=EOs47YltkIoC&printsec=frontcover&dq=Sangre+y+arena%27%27.+Linkgua+narrativa&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiy6rDh9aDgAhVHJhoKHWVMBiEQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Y%20la%20torre%2C%20azulada%20por%20la%20noche%2C%20perd%C3%ADase%20e&f=false

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“El desarrollo no se sustenta en demoler y en levantar edificios de 25 pisos de altura. No debimos haber destruido la ciudad. El desarrollo tiene diferentes facetas que van vinculadas a la economía y a la identidad. Podríamos tener una magnífico centro histórico, pero hemos demolido joyas arquitectónicas. También podríamos tener un ambiente suburbano para agregarle a esta ciudad un valor histórico. Pero no lo tenemos.”

Olga Paterlini (1946) arquitecta argentina

Refiriéndose al desarrollo urbanístico en general, y en especial de Tucumán, Argentina.
Fuente: Entrevista de Roberto Delgado a Olga Paterlini en La Gaceta. http://www.lagaceta.com.ar/nota/696110/entrevistas/olga-paterlini-koch-no-debimos-haber-destruido-ciudad.html

“Si la capacidad intelectual fuera la única cualidad moral, como creen o afectan creer muchos, que distingue a los hombres de las mujeres, esta distinción no existiría pues, repetidísimos ejemplos acreditan diariamente que existen muchas mujeres cuya inteligencia está a la altura de la del hombre más inteligente, y que existen asimismo muchos, muchísimos hombres cuyo intelecto está por bajo del de la generalidad de las mujeres.”

Matilde Cherner (1833–1880) escritora española

Citas feministas
Fuente: Opiniones de la autora en diversos escritos suyos. Este data del 31 de julio de 1875.
Fuente: María Cherner y “La Ilustración de la mujer”, de Mª de los Ángeles Rodríguez Sánchez. Biblioteca virtual universal http://www.biblioteca.org.ar/libros/156017.pdf Consulta 13 de abril de 2017

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“Ahora tenemos una oportunidad histórica, como en el año 78, pero hace falta que los dirigentes políticos estén a la altura del momento. Hace falta diálogo, mucho diálogo y consenso, y un proyecto común en el que todos nos sintamos cómodos, reconociendo pluralidades pero defendiendo la unidad de España en la que yo creo.”

Susana Díaz (1974) política española

Fuente: Susana Díaz: «El PSOE debe reencontrarse y ser más atractivo para los ciudadanos». http://www.abc.es/espana/20131208/abci-susana-diez-psoe-entrevista-201312081031.html ABC, 9 de diciembre de 2013.

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“Nunca midas la altura de una montaña hasta que hayas alcanzado la cima. A continuación podrás ver lo baja que era.”

Dag Hammarskjöld (1905–1961) diplomático y economista de Suecia, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas entre 1953…

Markings (1964)

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“Somos enanos filósofos con un niño interiormente, solo que quien carece de humildad aparenta mucha altura con zancos de vanidad.”

https://www.facebook.com/hermesvarillas/posts/10216572201351947

“La literatura es una valiosa aventura que te permite ascender a gran altura, pero ay de los indiferentes e ignaros, quienes la consideran una locura por no darles dividendos en su materialismo y usura.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño". - Hermes Varillas Labrador. #FormandoCiudadanía & #ElArcoIrisDeLosNiños
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