Frases sobre esencia
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“En esencia, [el informe] dice que la economía mundial está desintegrándose y que si las tendencias actuales continúan, el resultado será caos. Cerraduras dobles en las puertas, guardias armados y el temor de secuestros y asesinatos son las nuevas recompensas del logro en casi todo lugar.”

Willy Brandt (1913–1992) político socialdemócrata alemán, Canciller de Alemania Occidental, entre 1969 y 1974

En un informe de 300 páginas presentado a la Organización de las Naciones Unidas por una comisión encabezada por Willy Brandt, según informó el diario Toronto Star (31 de mayo de 1980).

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“La historia es la esencia de innumerables biografías.”

Thomas Carlyle (1795–1881)

Fuente: [Suárez], Ada. El género biográfico en la obra de Eugenio d'Ors. Volumen 20 de Ambitos literarios: Ensayo. Edición ilustrada. Anthropos Editorial, 1988. ISBN 9788476580844, p. 215. https://books.google.es/books?id=t_tOszni-Q8C&pg=PA215&dq=La+historia+es+la+esencia+de+innumerables+biograf%C3%ADas.+Thomas+Carlyle&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjhrvve5s_gAhVkxYUKHXeRA9UQ6AEIKDAA#v=onepage&q=La%20historia%20es%20la%20esencia%20de%20innumerables%20biograf%C3%ADas.%20Thomas%20Carlyle&f=false

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“Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único.”

Agatha Christie (1890–1976) escritora inglesa

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Variante: Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.

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“Más valen quintaesencias que fárragos.”

Baltasar Gracián (1601–1658) escritor y filósofo jesuita español

Citas del Oráculo manual y arte de prudencia

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“La meta ideal de la filosofía sigue siendo puramente la concepción del mundo, que precisamente, en virtud de su esencia, no es ciencia. La ciencia no es nada más que un valor entre otros.”

Edmund Husserl (1859–1938) filósofo alemán, fundador de la fenomenología trascendental

Fuente: Las mejores citas de provocación / Best provocation sayings: contra todo y contra todos. Coña fina. Autor y editor Samuel Red. Editorial Grasindo, 2008. ISBN 9788479277802. p. 126.

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“Cascar una nuez no es realmente un arte, y en consecuencia nadie se atrevería a congregar a un auditorio para entretenerlo, entonces ya no se trata meramente de cascar nueces. O tal vez se trate meramente de cascar nueces, pero entonces descubrimos que nos hemos despreocupado totalmente de dicho arte porque lo dominábamos demasiado, y este nuevo cascador de nueces nos muestra por primera vez la esencia real del arte, al punto que podría convenirle, para un mayor efecto, ser un poco menos hábil en cascar nueces que la mayoría de nosotros.”

Franz Kafka (1883–1924) escritor praguense de lengua alemana

Citas y aforismos
Variante: Cascar una nuez no es realmente un arte, y en consecuencia nadie se atrevería a congregar un auditorio para entretenerle cascando nueces. Pero si lo hace y logra su propósito, entonces ya no se trata meramente de cascar nueces. O tal vez se trate meramente de cascar nueces, pero entonces descubrimos que nos hemos despreocupado totalmente de dicho arte porque lo dominábamos demasiado, y este nuevo cascador de nueces nos muestra por primera vez la esencia real del arte, al punto de que podría convenirle, para un mayor efecto, ser un poco menos hábil en cascar nueces que la mayoría de nosotros.
Fuente: Josefina la cantora o el pueblo de los ratones.

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“«La mujer fue el segundo fallo de Dios. "La mujer es, por su esencia, serpiente, Eva"”

esto lo sabe todo sacerdote; "de la mujer viene todo infortunio al mundo" esto lo sabe asimismo todo sacerdote. "Por consiguiente, también la ciencia viene de ella"».
El Anticristo, maldición sobre el cristianismo (1888)
Fuente: XLVIII

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“Existen valores que se sustentan en la esencia del ser humano.”

Benedicto XVI (1927) papa Nº 265 de la Iglesia católica

Espiritualidad

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“La esencia de la felicidad consiste en que aceptes ser el que eres.”

Erasmo de Rotterdam (1466–1536) humanista y teólogo neerlandés

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“El silencio es el auténtico rasgo diferencial de Cataluña; nadie quiere hacer algo que vaya contra las esencias de la tribu.”

Albert Boadella (1943) dramaturgo, actor y director español.

Fuente: Entrevista en libertaddigital.com http://www.libertaddigital.com:6681/sociedad/las-mejores-frases-de-albert-boadella-1276345913/ el 11 de diciembre de 2008.

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“En esencia, las ideas de los "amigos del pueblo": como auténticos ideólogos de la pequeña burguesía, no quieren que se destruya la explotación, sino que se atenúe; no quieren la lucha, sino la conciliación.”

Lenin (1870–1924) político ruso, teórico comunista, líder de la facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rus…

1894

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“España no está aquí, está en América. En México está la esencia más pura de España.”

Ramón María del Valle-Inclán (1866–1936) escritor español

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Pronunciado antes de morir.

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“Lo que yo siempre he entendido como esencia del anarquismo es la convicción de que se debe plantear a la autoridad una prueba de asunción de responsabilidad, y que ésta (la autoridad) debe desmantelarse si no puede lograr esa asunción de responsabilidad.”

Noam Chomsky (1928) lingüista, filósofo y activista estadounidense

Anarquismo
Fuente: [http://kamita.com/misc/nc/textos/anar06.htm Noam Chomsky sobre Anarquismo, Marxismo y Esperanzas para el Futuro.
Fuente: Noam Chomsky sobre Anarquismo, Marxismo y Esperanzas para el Futuro. Entrevista para Red and Black Revolution.

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“Una vez visto mi modo de explicar el miedo que te tengo, podrías responder:

«Tú afirmas que yo simplifico las cosas cuando te doy toda la culpa de la relación que tengo contigo, pero creo que tú, pese a tus aparentes esfuerzos, simplificas cuando menos tanto como yo y además lo haces de manera mucho más ventajosa para ti.
En primer lugar, tú también rechazas cualquier culpa o responsabilidad de tu parte, en eso procedemos, pues, de la misma manera. Pero mientras que yo con toda sinceridad, tal y como lo pienso, te inculpo únicamente a ti, tú quieres ser al mismo tiempo “superlisto” y “superdelicado” absolviéndome también a mí de toda culpa. Esto último, obviamente, sólo lo consigues en apariencia (y eso es lo que quieres), y a pesar de toda tu “fraseología” sobre esencia y naturaleza y contraste y desvalimiento, lo que resulta entre líneas es que yo he sido en realidad el agresor, mientras que tú, todo lo que has hecho, lo hiciste en defensa propia. Con esa falta de sinceridad, ya habrías conseguido bastante, pues has demostrado tres cosas, primero que eres inocente, segundo que yo soy culpable, y tercero que tú, por pura magnanimidad, estás dispuesto no sólo a perdonarme sino incluso -lo que es más pero
también menos a probar y hasta a creer -en contra por supuesto de la verdad- que también
yo soy inocente. Con eso ya te podría bastar, pero todavía no te basta. Se te ha metido en la cabeza que vives enteramente a mi costa. Admito que luchamos el uno contra el otro,
pero hay dos clases de lucha. La lucha entre caballeros, en la que miden las fuerzas
adversarios independientes: cada uno está solo, pierde solo, vence solo. Y la lucha del
parásito, que no sólo pica sino que chupa instantáneamente la sangre que necesita para
vivir. Eso es en el fondo el soldado profesional y eso eres tú también. Eres incapaz de
vivir; pero con el fin de instalarte en la vida cómodamente, libre de preocupaciones y sin
reprocharte nada, demuestras que yo te he quitado toda la capacidad de vivir y que me la
he metido en el bolsillo. Qué te importa entonces no ser capaz de vivir, yo soy el culpable de ello, tú en cambio te tumbas tranquilamente y dejas que yo te arrastre, física y espiritualmente, por la vida. (…)».

A ello respondo que la totalidad de esa objeción, que en parte puede volverse contra ti
mismo, no viene de ti sino de mí, precisamente. Esa desconfianza que tú tienes hacia todo
no es, sin embargo, tan grande como la que yo tengo frente a mí mismo y en la que tú me
has educado.”

Letter to His Father

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“La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y tal vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.”

Jakob von Gunten
Variante: La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y ta}l vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.

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“Quien actúa de modo automático es esencia sin existencia”.”

Alejo Carpentier (1904–1980) biografía, escritor cubano

The Lost Steps

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“Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.

Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.
Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión.
Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.”

Los viajes de Gulliver

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