Frases sobre hacer
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“Hace ya mucho que no le escribo, señora Milena, y también hoy le escribo por una casualidad. En realidad no tengo que disculparme de mi silencio, usted ya sabe cómo odio las cartas. Toda la desdicha de mi vida – no quiero con esto quejarme, sino hacer una observación de interés general- proviene por así decir de las cartas o de la posibilidad de escribirlas. Las personas casi nunca me han traicionado, pero las cartas siempre, y en verdad no las ajenas, sino justamente las mías. En mi caso es una desgracia muy especial, de la que no quiero seguir hablando, pero al mismo tiempo es una desgracia también general. La sencilla posibilidad de escribir cartas debe de haber provocado -desde un punto de vista meramente teórico- una terrible desintegración de almas en el mundo. Es en efecto una conversación con fantasmas ( y para peor no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el del remitente) que se desarrolla entre líneas en la carta que uno escribe, o aun en una serie de cartas, donde cada una corrobora la otra y puede referirse a ella como testigo. ¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas podían comunicarse mediante cartas? Se puede pensar en una persona distante, se puede aferrar a una persona cercana, todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican, en efecto, enormemente. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo; y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, que es la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no sirven, son evidentemente descubrimientos hechos en el momento del desastre, el bando opuesto es tanto más calmo y poderoso, después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros en cambio pereceremos.”

Letters to Milena

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“A veces lo único que puedes hacer es marcharte.”

The Wise Man's Fear
Variante: A veces, lo único que puedes hacer es marcharte.

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“Saber qué hacer con un batallón es fácil —dijo Ender—. Conseguir que lo hagan es lo difícil. ¿Por”

Orson Scott Card (1951) escritor de ciencia ficción

El Juego de Ender

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“Pongamos un ejemplo: Un hombre se ha perdido en el desierto y sufre una sed horrible; siéntese desfallecer y se deja caer en el suelo; ruega a Dios que le asista, y espera; pero ningún ángel viene a traerle agua. Sin embargo, un buen espíritu le ha "sugerido" el pensamiento de levantarse, seguir uno de los senderos que se presentan ante él, y entonces por un movimiento maquinal, se reviste de ánimo, se levanta y marcha a la ventura. Llega a una colina, descubre lejos un arroyuelo, y a esta vista, recobra ánimo. Si tiene fe, exclamará: "Gracias, Dios mío, por el pensamiento que me habéis inspirado y por la fuerza que me habéis dado". Si no tiene fe, dirá: "¡Qué buen pensamiento he tenido! ¡Qué suerte haber tomado el camino de la derecha más bien que el de la izquierda! la casualidad, verdaderamente, nos sirve bien algunas veces. ¡Cuánto me felicito por mi valor en no dejarme abatir!" Pero dirán algunos: "¿por qué el buen espíritu no le dijo bien claro, sigue esta senda, y al extremo encontrarás lo que te hace falta? ¿Por qué no se le ha manifestado, para guiarle y sostenerle en su abatimiento? De este modo le hubiera convencido de la intervención de la Providencia". En primer lugar sucede así para enseñarle que debe ayudarse a sí mismo y hacer uso de sus propias fuerzas, y luego, por tal incertidumbre, Dios pone a prueba la confianza que en El se tiene, así como la sumisión a su voluntad.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“La oscuridad no puede conducirte fuera de la oscuridad;
sólo la luz puede hacer eso.
El odio no puede conducirte fuera del odio;
sólo el amor puede hacer eso.”

Martin Luther King (1929–1968) líder del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos de América

Variante: «La oscuridad no puede conducirte fuera de la oscuridad: sólo la luz puede hacer eso.
El odio no puede conducirte fuera del odio; sólo el amor puede hacer eso»

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“Salir, hacer, poner al día, no eran cosas que ayudaran a dormirse.”

Rayuela: 50 Edición conmemorativa

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“La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y tal vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.”

Jakob von Gunten
Variante: La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y ta}l vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.

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“Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Solo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto? La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmixtificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean, la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían, que respectivamente les prohíbe, aunque solo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja que cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos excesos, pero ¿quién, excepto la filosofía, se los prohíbe? ¿quién les obliga a enmascararse, a adoptar aires nobles e inteligentes, aires de pensador.”

Nietzsche and Philosophy

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“Creo que somos quienes somos por muchas razones. Y probablemente nunca las conoceremos a todas. Pero aunque así no tenemos el poder de elegir de dónde venimos, aún podemos elegir a dónde vamos desde allí. Aún podemos hacer cosas. Y podemos tratar de sentirnos bien por ellas.”

The Perks of Being a Wallflower
Variante: Por lo tanto, creo que somos lo que somos por muchas razones. Y tal vez nunca lo sabremos más que ellos. Pero incluso si no tenemos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir a dónde ir desde allí. Todavía podemos hacer cosas. Y podemos tratar de sentirnos bien acerca de ellas.

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“Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.”

Sylvia Plath (1932–1963) escritora Estadounidense

Ariel

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“Cuanto más tacaño fuera, hoy en día, en espíritu y saber, un tal mercader de cueros, cuanto más clara su propia intuición le hiciera ver su triste figura, tanto más alabará un sistema que no le exige la fuerza y el genio de un gigante, sino que se contenta con la astucia de un alcaide y llega incluso a ver con mejores ojos esa especie de sabiduría que la de Pericles. Además de eso, un paleto así no precisa atormentarse con la responsabilidad de su acción. Él está fundamentalmente exento de esa preocupación, porque, cualquiera que fuere el resultado de sus locuras como estadista, sabe muy bien que, desde hace mucho tiempo, su fin está escrito: un día tendrá que ceder el lugar a otro espíritu tan pequeño como el suyo propio. Una de las características de tal decadencia es el hecho de aumentar la cantidad de "grandes estadistas" en la proporción en la que se contrae la escala del valor individual. El valor personal tendrá que volverse menor a medida que crece su dependencia de las mayorías parlamentarias, pues tanto los grandes espíritus rehusarán ser esbirros de ignorantes y parlanchines, como inversamente los representantes de la mayoría, esto es, de la estupidez, odiarán a las cabezas que destaquen. Siempre consuela a una asamblea de papanatas, consejeros municipales, saber que tienen a su cabeza un jefe cuya sabiduría corresponde al nivel de los presentes. Cada cual tendrá el placer de hacer brillar, de cuando en cuando, una chispa de su ingenio, y, sobre todo, si Pedro puede hoy ser jefe, ¿por qué no lo puede ser Pablo mañana? Pero, últimamente, esa invención democrática hizo surgir una actitud que hoy se ha transformado en una verdadera vergüenza, como es la cobardía de gran parte de nuestros llamados "líderes". ¡Qué felicidad poder esconderse, en todas las verdaderas decisiones de alguna importancia, detrás de las llamadas mayorías!”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

“Tener en mente los detalles de todo lo que quiere o debe hacer es tanto estresante como ineficiente.”

Como Criar Niños Emocionalmente Sanos: Satisfaciendo Sus Cinco Necesidades Vitales Y También Las de los Padres! Edición Actualizada

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“Una de las características únicas del cerebro humano es que solo puede hacer aquello que cree que es capaz de hacer.”

Deepak Chopra (1946) médico, conferencista y escritor indio

Supercerebro
Variante: cerebro humano es que solo puede hacer aquello que cree que es capaz de hacer.

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