Frases sobre el mar
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“Tratar de obligar a un malvado es como intentar sembrar en el mar.”

Teognis de Megara (-570–-485 a.C.)

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“Prefiero ser una gotita de amor en un mar de amargura.”

Teresa de Calcuta (1910–1997) monja católica de origen albanés

Fuente: De La Parra, Eric. Actitudes de grandeza. Panorama Editorial, 2004. ISBN 9789683813312. p. 157.

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“Creer uno que sabe Historia porque la conoce en los compendios, es querer formarse idea de la grandeza del mar, al comer una ostra.”

Ignacio Manuel Altamirano (1834–1893) escritor, periodista, abogado, maestro y político

Fuente: Altamirano, Ignacio Manuel; Sierra Casasús, Catalina. Obras completas, Volumen 23. Editor Secretaría de Educación Pública, 1986. ISBN 978-97-0186-861-4. p. 35.

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“Hay un tren que va directo al centro del amor, y se cae siempre al mar y te ahoga el dolor.”

Fito Páez (1963) Cantautor argentino

Música para Camaleones

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“Nieva sobre Edimburgo el 16 de abril de 1874. Un frío gélido azota la ciudad. Los viejos especulan que podría tratarse del día más frío de la historia. Diríase que el sol ha desaparecido para siempre. El viento es cortante; los copos de nieve son más ligeros que el aire.
¡Blanco! ¡Blanco! ¡Blanco!
Explosión sorda. No se ve más que eso. Las casas parecen locomotoras de vapor, sus chimeneas desprenden un humo grisáceo que hace crepitar el cielo de acero. Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean. Las fuentes se transforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo. El viejo río se ha disfrazado de lago de azúcar glaseado y se extiende hasta el mar. Las olas resuenan como cristales rotos. La escarcha cae cubriendo de lentejuelas a los gatos. Los árboles parecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a la luna y observan cómo derrapan los coches de caballos sobre los adoquines. El frío es tan intenso que los pájaros se congelan en pleno vuelo antes de caer estrellados contra el suelo. El sonido que emiten al fallecer es dulce, a pesar de que se trata del ruido de la muerte. Es el día más frío de la historia. Y hoy es el día de mi nacimiento. […]
Fuera nieva con auténtica ferocidad. La hiedra plateada trepa hasta esconderse bajo los tejados. Las rosas translúcidas se inclinan hacia las ventanas, sonrojando las avenidas, los gatos se transforman en gárgolas, con las garras afiladas. En el río, los peces se detienen con una mueca de sorpresa. Todo el mundo está encantado por la mano de un soplador de vidrio que congela la ciudad, expirando un frío que mordisquea las orejas. En escasos segundos, los pocos valientes que salen al exterior se encuentran paralizados, como si un dios cualquiera acabara de tomarles una foto. Los transeúntes, llevados por el impulso de su trote, se deslizan por el hielo a modo de baile. Son figuras hermosas, cada una en su estilo, ángeles retorcidos con bufandas suspendidas en el aire, bailarinas de caja de música en sus compases finales, perdiendo velocidad al ritmo de su ultimísimo suspiro.
Por todas partes, paseantes congelados o en proceso de estarlo se quedan atrapados. Solo los relojes siguen haciendo batir el corazón de la ciudad como si nada ocurriera.”

Mathias Malzieu (1974) obras
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“Estaba el señor don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.

Estaba el señor don Libro
aburrido en su sillón,
esperando a que viniera…(a leerlo)
algún pequeño lector.

Don Libro era un tío sabio,
que sabía de Luna y de Sol,
que sabía de tierras y mares,
de historias y aves,
de peces de todo color.

Estaba el señor don Libro,
tiritando de frío en su sillón,
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.”

Gloria Fuertes (1917–1998) poetisa española

Variante: Don Libro está helado

Estaba el señor don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.

Estaba el señor don Libro
aburrido en su sillón,
esperando a que viniera...(a leerlo)
algún pequeño lector.

Don Libro era un tío sabio,
que sabía de Luna y de Sol,
que sabía de tierras y mares,
de historias y aves,
de peces de todo color.

Estaba el señor don Libro,
tiritando de frío en su sillón,
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.

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“Pero era un sueño. Estábamos envueltos en algodón, en hilos de seda, en telas de araña, en musgo, en niebla, en el mar, en el sabor de una distancia que ha de aniquilarse”

Anaïs Nin (1903–1977) escritora francesa

Fire: From A Journal of Love - The Unexpurgated Diary of Anaïs Nin

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“Querer prohibir a la imaginación que vuelva a una idea es lo mismo que prohibir al mar que vuelva a la playa. Al”

Victor Hugo (1802–1885) poeta, novelista y dramaturgo francés

Los Miserables
Variante: Querer prohibir a la imaginación que vuelva a una idea es lo mismo que prohibir al mar que vuelva a la playa.

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“Lo que es precioso nunca muere, sólo pasa a otro tipo de belleza: se convierte en polvo de estrellas o espuma de mar, o en una flor, o nubes en el cielo. THOMAS BAILEY ALDRICH, EDITOR”

Steve Allen (1921–2000)

Inspiración diaria - Un año de sabiduría diaria de grandes pensadores, empresarios, escritores, humoristas y más: 365 citas de inspiración, motivación y felicidad

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“Madre de los juegos latinos y los deleites griegos,
Lesbos, donde los besos, lánguidos o gozosos,
cálidos como soles, frescos como las sandías,
son el adorno de noches y días gloriosos;
madre de los juegos latinos y los deleites griegos.

Lesbos, donde los besos son como cascadas
que se arrojan sin miedo en las simas sin fondo,
y fluyen, entrecortados de sollozos y risas,
tormentosos y secretos, hormigueantes y profundos;
¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas!

Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,
donde nunca un suspiro dejó de hallar un eco,
las estrellas te admiran tanto como a Pafos,
¡y Venus con razón puede envidiar a Safo!
Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,

Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,
que hacen que en sus espejos, ¡infecundo deleite!
las niñas de ojos hundidos, enamoradas de sus cuerpos,
acaricien los frutos ya maduros de su nubilidad;
Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,

deja al viejo Platón fruncir su ceño austero;
obtienes tu perdón del exceso de besos,
reina del dulce imperio, tierra noble y amable,
y de refinamientos siempre sin agotar,
deja al viejo Platón fruncir su ceño austero.

Obtienes tu perdón del eterno martirio,
infligido sin tregua a los corazones ambiciosos,
que atrae lejos de nosotros la radiante sonrisa,
¡vagamente entrevista al borde de otros cielos!
¡Obtienes tu perdón del eterno martirio!

¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?,
y a condenar tu frente pálida por penosas labores,
si sus balanzas de oro no han pesado el diluvio,
de lágrimas que en el mar vertieron tus arroyos?
¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?

¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?
Vírgenes de corazón sublime, honra del Archipiélago,
vuestra religión es augusta como cualquiera,
¡y el amor se reirá del Infierno y del Cielo!
¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?

Pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos,
para cantar el secreto de sus floridas vírgenes,
y desde la infancia que inicié en el negro misterio,
de las risas sin freno mezcladas con los llantos sombríos;
pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos

y desde entonces velo en la cumbre del Léucato,
igual que un centinela de mirada segura y penetrante,
que vigila noche y día,, tartana o fragata,
cuyas formas a lo lejos se agitan en el azul;
y desde entonces velo en la cumbre del Léucato,

para saber si el mar es indulgente y bueno,
y si entre los sollozos que en la roca resuenan,
un día llevará a Lesbos, que perdona,
el cadáver adorado de Safo, que partió,
¡para saber si el mar es indulgente y bueno!

De Safo la viril, la amante y la poetisa,
¡por su palidez triste más hermosa que Venus!
—Al ojo azul venció el negro que mancilla
el tenebroso círculo trazado por las penas
¡de Safo la viril, la amante y la poetisa!

Presentándose al mundo más hermosa que Venus
y vertiendo el tesoro de su serenidad
y el brillo de su rubia juventud,
sobre el viejo Océano prendado de su hija;
¡presentándose al mundo más hermosa que Venus!

—De Safo, que murió el día de su blasfemia,
cuando, insultando el rito y el culto establecido,
convirtió su hermoso cuerpo en pasto supremo
de un bruto cuyo el orgullo castigó la impiedad
de aquella que murió el día de su blasfemia,

y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones,
y, pese a los honores que le tributa el mundo,
cada noche le embriaga la voz de la tormenta,
¡que elevan hacia el cielo sus orillas desiertas!
¡y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones!”

Les Fleurs du Mal

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“Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien así, y no queremos disimularlo ni ocultarlo como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo, puede que nos crucemos y celebremos una fiesta juntos, como lo hicimos cuando los probos barcos quedaron fondeados en un mismo puerto y a un mismo sol, tan tranquilos que parecía como si ya hubiesen llegado a su destino y hubiesen tenido un mismo destino.

Pero más tarde la todopoderosa fuerza de nuestra tarea volvió a separarnos, hacia diferentes mares y latitudes, y quizá no nos volvamos a ver nunca más, o tal vez nos volveremos a ver, pero ya no nos reconoceremos: ¡los diferentes mares y vientos nos habrán cambiado! Tener que volvernos extraños el uno para el otro es la ley que está por encima de nosotros: ¡precisamente por eso hemos de ser más venerables uno para el otro! ¡Precisamente por eso ha de ser más sagrado para nosotros el pensamiento de nuestra antigua amistad!

Existe probablemente una tremenda curva y órbita estelar invisible en la que nuestros caminos y metas, tan distintos como son, puede que estén incluidos como pequeños trampos, ¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado breve y nuestra vista demasiado débil como para que podamos ser más que amigos en el sentido de aquella sublime posibilidad. Creamos, pues, en nuestra amistad estelar, aun en el caso de que tuviéramos que ser enemigos sobre la tierra.”

Friedrich Nietzsche (1844–1900) filósofo alemán

The Gay Science
Variante: Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien así, y no queremos disimularlo ni ocultarlo como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo, puede que nos crucemos y celebremos una fiesta juntos, como lo hicimos cuando los probos barcos quedaron fondeados en un mismo puerto y a un mismo sol, tan tranquilos que parecía como si ya hubieran llegado a su destino y hubieran tenido un mismo destino.

Pero más tarde la todopoderosa fuerza de nuestra tarea volvió a separarnos, hacia diferentes mares y latitudes, y quizá no nos volvamos a ver nunca más, o tal vez nos volveremos a ver, pero ya no nos reconoceremos: ¡los diferentes mares y vientos nos habrán cambiado! Tener que volvernos extraños el uno para el otro es la ley que está por encima de nosotros: ¡precisamente por eso hemos de ser más venerables uno para el otro! ¡Precisamente por eso ha de ser más sagrado para nosotros el pensamiento de nuestra antigua amistad!

Existe probablemente una tremenda curva y órbita estelar invisible en la que nuestros caminos y metas, tan distintos como son, puede que estén incluidos como pequeños tramos, ¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado breve y nuestra vista demasiado débil como para que podamos ser más que amigos en el sentido de aquella sublime posibilidad. Creamos, pues, en nuestra amistad estelar, aun en el caso de que tuviéramos que ser enemigos sobre la tierra

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“MALLORCA.- Hijos del mar se llaman los hijos de las islas".”

Antonio Gala (1930) escritor de España

Si las piedras hablaran

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“Jaiva

La Jaiva color de violeta
acecha en un rincon del mar:
sus tenazas son dos enigmas:
su apetito es un agujero.

Luego agoniza su armadura
en la sopera del infierno
y ahora no es mas que una rosa:
la rosa roja comestible.”

Pablo Neruda (1904–1973) poeta

Maremoto, Aun, La Espada Encendida, Las Piedras del Cielo / Seaquake, Still, The Flaming Sword, The Stones of the Sky

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“Su sombra se acortaba sobre las rocas cuando se inclinaba, terminando. ¿Por qué no ilimitadamente hasta la estrella más lejana? Oscuramente están ellos ahí detrás de esta luz, oscuridad brillando en la claridad, delta de Casiopea, mundos. Mi se sienta allá, augur con una vara de fresno y sandalias prestadas, sentado de día al lado de un mar lívido, ignorado, marchando en la noche violeta bajo un reino de estrellas estrambóticas. Arrojo de mí esta sombra terminada, ineluctable forma de hombre, y la llamo de vuelta. Sin límites, ¿sería mía, forma de mi forma? ¿Quién me observa aquí? ¿Quién leerá nunca en parte alguna estas palabras que escribo? Signos sobre un campo blanco. En alguna parte con tu voz más aflautada El buen obispo de Cloyne sacó el velo del templo de su sombrero eclesiástico: velo del espacio con emblemas coloreados bosquejados sobre su campo. Agárrate bien. Coloreados sobre una llanura: sí, así es. La llanura veo, luego pienso distancia, cerca, lejos, llanura veo, el Este, atrás. ¡Ah!, veamos ahora. Cae hacia atrás de repente, helado de estereoscopio. El truco está en el click. Encontráis mis palabras oscuras. La oscuridad está en nuestras almas, ¿no es cierto? Más aflautado. Nuestra alma, heridoavergonzada por nuestros pecados, se aferra cada vez más a nosotros, una mujer aferrándose a su amante, lo más lo más.”

James Joyce (1882–1941) escritor irlandés

Ulysses

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“Y ahora está aquí, en el Mar Limpio, sólo que en realidad está en el oeste. El alma de un hombre como usted jamás podrá abandonar el oeste.”

Stephen King (1947) escritor, novelista, columnista, productor cinematográfico y director estadounidense

Wizard and Glass

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“Brisa del mar, sol y paciencia, Watson; todo se andará.”

Arthur Conan Doyle (1859–1930) escritor escocés

His Last Bow: 8 Stories

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