Frases sobre madera

Una colección de frases y citas sobre el tema del madera, ser, mujeres, hombres.

Frases sobre madera

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“Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo.”

Porfirio Díaz (1830–1915) Presidente de México

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Palabras pronunciadas al zarpar rumbo a Francia.

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“Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.”

Francis Bacon (1561–1626) filósofo, político, abogado y escritor

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“A Madero lo vi chico de cuerpo, pero grande de alma.”

Pancho Villa (1878–1923) mexicano nacimiento des conocido

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“El calor de un pedazo de hierro o de madera es para nosotros mucho más apasionante que la sonrisa o las lágrimas de una mujer.”

Filippo Tommaso Marinetti (1876–1944) poeta y editor

Fuente: "Manifiesto técnico de la literatura futurista", 11 de mayo de 1912.

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“El madero en el cual alguien ha sido colgado debe ser enterrado, para que el nombre malo no permanezca con él y la gente diga: “Este es el madero en el cual fulano de tal fue colgado”.”

Maimónides (1138–1204) filósofo medieval judío

La cruz, en la que las religiones de la cristiandad alegan que fue ejecutado Cristo (aunque otras religiones afirman que fue en un madero), se considera el símbolo preeminente del cristianismo. Algunos religiosos hasta se inclinan ante ella y la besan. Entre los judíos, después de su restauración de Babilonia, el madero en el cual un hombre había sido ejecutado se consideraba detestable y símbolo de maldición, algo que habrían de enterrar para no verlo.

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“La bandera a cuadros realmente sólo es un estúpido palo de madera y una pieza de tela. No es gran cosa, pero significa mucho cuando cruzas la línea en momentos como éste.”

Sebastian Vettel (1987) piloto de automovilismo alemán

Tras conseguir una cuarta posición con un Toro Rosso (la mejor posición para el equipo hasta ese momento) en el Gran premio de China de 2007, después de remonar desde el puesto 17 (fue sancionado con cinco posiciones en clasificación por entorpecer la vuelta rápida de Kovalainen en la Q2).
Fuente: Sebastian Vettel: Quotes http://www.sebastian-vettel.org/quotes.htm

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“La vida es una gran sala de espera, la otra es una caja de madera”

Andrés Calamaro (1961) Cantante argentino nacionalizado español

Diez años después" (con los Rodríguez)
Canciones

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“Para mí la química representaba una nube indefinida de posibilidades futuras, que nimbaba mi porvenir de negras volutas heridas por resplandores de fuego, parecida a aquella nube que ocultaba el Monte Sinaí. Esperaba, como Moisés, que de aquella nube descendiera mi ley y el orden en torno mío, dentro de mí y para el mundo. Estaba empachado de libros que seguía devorando, sin embargo, con voracidad insensata, en busca de otra clave para las verdades fundamentales; una clave tenía que haberla, y estaba convencido de que, por culpa de alguna monstruosa conspiración contra mí y en perjuicio del mundo, no la iba a encontrar en las aulas. En clase me suministraban toneladas de nociones que digería con prontitud, pero que no me calentaban la sangre en las venas. Miraba hincharse los brotes de los árboles en primavera, miraba resplandecer la mica dentro del granito, miraba mis propias manos, y me decía para mis adentros: "Llegaré a entender también esto, lo entenderé todo, pero no como "ellos" quieren. Encontraré un atajo, me fabricaré una ganzúa, forzaré las puertas". Era enervante y nauseabundo escuchar discursos sobre el problema del ser y del conocer, cuando todo en torno era un puro misterio que pugnaba por desvelarse: la vetusta madera de los bancos, la esfera del Sol por encima de los ventanales y los tejados, el vuelo inútil de los vilanos en el aire de junio. Ahí estaba: ¿podrían ser capaces todos los filósofos y ejércitos del mundo juntos de construir ese mosquito? No, ni siquiera de entenderlo; y eso era una vergüenza, algo abominable, había que tirar por otro camino.”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

El Sistema Periódico (1975)

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“Las termitas gustan de las maderas más nobles, normalmente con las que se fabrican los muebles de los despachos del poder.”

Iñaki de Juana Chaos (1955) activista de ETA (n. 1955)

En "Que viene el lobo." Gara 10-4-2006 http://webmasterchaos.tripod.com/id16.html

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“Vi a mi madre en su ataúd—dijo por fin—. Las mujeres le habían trenzado el pelo para que tuviera un aspecto decoroso, pero mi padre no lo permitió. Quería verla por última vez tal como era para él. Fue personalmente al ataúd, le deshizo las trenzas y extendió la cabellera con las manos, cubriendo la almohada.

Hizo una pausa; su pulgar quedó inmóvil.

—Yo estaba allí, quieto en el rincón. Cuando todos salieron para recibir al cura me acerqué sigilosamente. Era la primera vez que veía a una persona muerta.—Dejé que mis dedos se cerraran sobre su antebrazo.— Una mañana mi madre me dio un beso en la frente; luego volvió a colocarme la horquilla que se me había desprendido de mi pelo ensortijado y salió. Jamás volví a verla. La velaron con el ataúd cerrado.

—¿Era…ella?

—No.—Contemplaba el fuego con los ojos entornados—. No del todo. Se le parecía, pero nada más. Como si alguien la hubiera tallado en madera de abedul. Pero su pelo… eso aún tenía vida. Eso todavía era…ella.

Lo oí tragar saliva y carraspear un poco.

—La cabellera le cruzaba el pecho, cubriendo al niño que yacía con ella. Pensé que a él no le gustaría sofocarse de ese modo. Y retiré las guedejas rojas para dejarlo a la vista. Mi hermanito, acurrucado en sus brazos, con la cabeza en su seno, abrigado y en sombras bajo la cortina de pelo. Y enseguida pensé que no, que estaría más contento si lo dejaba así. Y volví a alisar la cabellera de mi madre para cubrirle la cabeza.

Su pecho se elevó bajo mi mejilla. Deslizó lentamente las manos por mi pelo.

—No tenía una sola cana, Sassenach. Ni una.

Ellen Fraser había muerto de parto a los treinta y ocho años. Mi madre, a los treinta y dos. Y yo… yo tenía la riqueza de todos esos años largos que ellas habían perdido. Y más aún.

—Para mí es un gozo ver cómo te tocan los años, Sassenach—susurró—, pues significa que vives.”

Diana Gabaldon (1952) Escritora estadounidense

The Fiery Cross

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“Cuando todos los caminos llevan a la cárcel de las monedas, hay que ser muy ambicioso porque no flota una balsa de madera”

Andrés Calamaro (1961) Cantante argentino nacionalizado español

Bachicha, Inéditos Camboya (2002)
Canciones

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“¿No sabes que tengo autoridad para ponerte en libertad y tengo autoridad para fijarte en un madero?”

Poncio Pilato (-12–38 a.C.) quinto prefecto de la provincia romana de Judea

Fuente: Juan 19:10; Palabras dirigidas a Jesucristo, Traducción del Nuevo Mundo

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“El cerebro es como un queso cremoso en el interior de una caja de madera.”

Galvão Bueno (1950)

Galvão Bueno, narrador del mundo de la Fórmula 1 enGran Premio de Canadá, preocupado por el accidente sufrido por el piloto polaco Robert Kubica
Fuente: Revista VEJA, Edición 2013 - 20/06/2007 http://veja.abril.com.br/200607/vejaessa.shtml

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“¿Proteger y servir? No, perpetuar un sistema de clases. Que quede claro, seré sincero: antes pongo el culo en esquinas que me hago madero!”

Nega (1977) Ricardo Romero Laullón a.k.a. NEGA.

Sobre la policía. Fuente: «C.O.P.$.» http://www.hhgroups.com/letra-5605/Los-Chikos-del-Maiz-COP_-con-Arma-X/ en Pasión De Talibanes (Los Chikos del Maíz).

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“Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera.”

La tregua
Variante: «Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera.»

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“Antes de la iluminación, corta madera y carga agua. Después de la iluminación, corta madera y carga agua.”

La Magia de la Meditación Zen: Secretos para Encontrar el Tiempo Para la Paz Mental Todos los Días

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“Su antepasado Sebastián d’Anconia había salido de España varios siglos atrás, en una época en que aquél era el país más poderoso del mundo, y aquel hombre era uno de sus personajes más orgullosos. Había tenido que marcharse cuando un alto funcionario de la Inquisición le había sugerido ciertos cambios en su manera de actuar durante una cena en la corte, y Sebastián d’Anconia le había arrojado un vaso de vino a la cara. Había logrado escapar, dejando atrás su fortuna, sus fincas, su palacio de mármol y la mujer a la que amaba, y había partido hacia un nuevo mundo. Su primera propiedad en la Argentina fue una cabaña de madera a los pies de los Andes. El sol resplandecía como un faro sobre el escudo de plata de los d’Anconia, clavado sobre la puerta, mientras Sebastián d’Anconia excavaba la tierra en busca de cobre en su primera mina. Pasó varios años, pico en mano, rompiendo rocas desde el amanecer hasta la puesta del sol, con ayuda de unos cuantos aventureros, desertores del ejército español, convictos fugados e indígenas hambrientos. Quince años después de haber salido de España, Sebastián d’Anconia mandó buscar a la mujer que amaba y que lo estaba esperando. Al llegar, ella encontró el escudo de plata sobre la entrada de un palacio de mármol, en medio de un inmenso jardín, y, más lejos, las montañas estriadas por las rojas vetas del metal. La tomó en sus brazos para cruzar el umbral y a ella le pareció más joven que cuando lo había visto por última vez.”

Ayn Rand (1905–1982) filósofa y escritora estadounidense

La Rebelión de Atlas

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“Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.”

Eduardo Sacheri (1967) escritor argentino

El secreto de sus ojos

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“Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en elástico del cerebro. Solo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarlo a realizar su labor; pero de estas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles.”

A Study in Scarlet
Variante: Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con o que mete en el ático del cerebro. Solo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor; pero de estas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles.

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“Para el obispo, la vista de la guillotina fue un golpe terrible del cual tardó mucho tiempo en reponerse. En efecto: el patíbulo, cuando está ante nuestros ojos levantado, derecho, tiene algo que alucina. Se puede sentir cierta indiferencia hacia la pena de muerte, no pronunciarse ni en pro ni en contra, no decir ni sí ni que no mientras no se ha visto una guillotina; pero si se llega a ver una, la sacudida es violenta; es menester decidirse y tomar partido en pro o en contra de ella. Los unos admiran, como De Maistre; los otros execran, como Beccaria. La guillotina es la concreción de la ley: se llama 'vindicta'; no es indiferente ni os permite que lo seáis tampoco. Quien llega a verla se estremece con el más misterioso de los estremecimientos. Todas las cuestiones sociales alzan sus interrogantes en torno de aquella cuchilla. El cadalso es una visión: no es un tablado ni una máquina, ni un mecanismo frío de madera, de hierro y de cuerdas. Parece que es una especie de ser que tiene no sé qué sombría iniciativa. Se diría que aquellos andamios ven, que aquella madera, aquel hierro y aquellas cuerdas tienen voluntad. En la horrible meditación en que aquella vista sume al alma, el patíbulo aparece terrible y como teniendo conciencia de lo que hace. El patíbulo es el cómplice del verdugo; devora, come carne, bebe sangre. Es una especie de monstruo fabricado por el juez y por el carpintero; un espectro que parece vivir una especie de vida espantosa, hecha con todas las muertes que ha dado.”

Les Misérables

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“— ¡Capitán…! ¡Capitán…! ¿Qué broma es ésta? ¿Dónde se han metido?
Una sombra oscura nació de entre las sombras de la cocina. Era un targuí alto, muy delgado, con un oscuro "lithan" cubriéndole el rostro, un fusil en una mano y una larga espada en la otra.
Se detuvo bajo el porche.
— Están muertos -dijo.
Le observó incrédulo.
— ¿Muertos…? -repitió estúpidamente-. ¿Todos…?
— Todos.
— ¿Quién los mató?
— Yo.
Se aproximó sin dar crédito a lo que estaba oyendo.
— ¿Tú…? -inquirió agitando la cabeza como para desechar la idea-.
¿Pretendes decirme que tú, sin ayuda de nadie, has matado a doce soldados, un sargento y un oficial…?
Asintió con naturalidad:
— Dormían.
Abdul-el-Kebir, que había visto morir a miles de personas, que había ordenado ejecutar a muchas, y que aborrecía a todos y cada uno de sus carceleros, experimentó sin embargo una insoportable sensación de angustia y vacío en la boca del estómago, y se apoyó levemente en el poste de madera que soportaba el porche para no perder el equilibrio.
— ¿Los has asesinado mientras dormían? -inquirió-. ¿Por qué?
— Porque ellos asesinaron a mi 1huésped. -Hizo una pausa-. Y porque eran demasiados. Si uno daba la voz de alarma, hubieras muerto de viejo entre estas cuatro paredes…
Abdul-el-Kebir le observó en silencio y agitó la cabeza afirmativamente, como si comprendiese algo que se le antojó oscuro en un principio.
— Ahora te recuerdo… -admitió-.
Eres el targuí que nos dio hospitalidad… Te vi cuando me llevaban.
— Sí -asintió. Soy Gacel Sayah, eras mi huésped, y tengo la obligación de llevarte al otro lado de la frontera.
— ¿Por qué?
Le miró sin comprender. Por último, señaló:
— Es la costumbre… Pediste mi protección y debo protegerte.
— Matar a catorce hombres por protegerme resulta excesivo, ¿no crees…?
El targuí no se dignó responder y echó a andar en dirección a la abierta puerta.
— Traeré los camellos… -dijo-.
Prepárate para un largo viaje.
Le observó mientras se alejaba, perdiéndose de vista”

Tuareg

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“Únete a los que son flexibles como la madera de tu arco y entienden las señales del camino.”

Paulo Coelho (1947) escritor brasileño

El Camino Del Arco

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“Mujer negra

Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.

Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.

Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.

Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.

Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.

Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.”

Nancy Morejón (1944) escritora cubana
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“Trajeron caldo en unas escudillas de madera, tan claro, que en comer una dellas peligrara Narciso más que en la fuente.”

Francisco de Quevedo (1584–1645) escritor español

Historia de la vida del Buscón

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“Yo preferiría haber sido un campesino Francés y usar zapatos de madera; Preferiría haber vivido en una choza, con una vid creciendo sobre la puerta y las uvas prosperando y madurando en el sol de otoño; Preferiría haber sido ese campesino, con mi esposa a mi lado y mis hijos sobre mis rodillas, entrelazando sus brazos en afecto alrededor mío; Preferiría haber sido ese campesino Francés y marcharme finalmente a la promiscuidad eterna del polvo, junto a mis seres queridos; Preferiría mil veces ser ese campesino Francés que esa personificación imperial de fuerza y asesinato; y así lo haría, diez mil veces mil.”

Robert Green Ingersoll (1833–1899) político, activista, orador y abogado estadounidense

Soliloquio en la tumba de Napoleón Bonaparte (1882); se ha de señalar que han sido mal declaradas como por ejemplo " Prefiero ser el más humilde campesino que jamás ha existido... en paz con el mundo, que ser el mejor cristiano que jamás haya existido" por Billy Sunday (Mayo 26, 1912), como se informó en Nunca Lo Dijeron: Un Libro De Citas Falsas, Erróneas, Y Atribuciones Engañosas (1989), pág. 52-53, por Paul F. Boller, Jr., y John George.

“Piedras que hundí en el aire, maderas que ahogué en el río, ved mi corazón flotando sobre su cuerpo sencillo.”

Jaime Sabines (1926–1999) poeta y político mexicano

Fuente: La sombra en el agua.

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“Una vez pinté un cantante de concierto y en el marco de madera de castaño tallé las barras de apertura de Rest in the Lord de Mendelssohn. Era ornamental discreto y para los músicos creo que enfatizaba la expresión de la cara y la pose de la figura.”

Thomas Eakins (1844–1916) pintor estadounidense

Fuente: Thomas Eakins: Scenes from Modern Life, 2002.
Fuente: Documental de la PBS. https://www.pbs.org/eakins/index.htm Consultado el 25 de julio de 2019.

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“Tú –más sabio que Dios– tallarás una hermosa imagen de madera: de una mitad, te harás una vasija para cocer tu carne; de la otra, un ídolo al que adorar, servir y pedir ayuda.”

Marie Dentière (1495–1561) Teóloga y escritora protestante

Epístola muy útil…
Fuente: [D., M., 1539, L'Epistre, Epistre tresutile faite et composée par une femme Chrestienne de Tornay, envoyée à la Royne de Navarre, seur de Roy de France, contre les Turcz, Juifz, Infideles, Faux crestiens, Anabaptistes et Lutheriens http://www.e-rara.ch/mhr_g/content/titleinfo/3930460, Amberes, Chez Martin l'Empereur] s/f.

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“Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno.”

Antonio Machado (1875–1939) poeta español

Fuente: https://citas.in/colecciones/create/