Frases sobre época

Una colección de frases y citas sobre el tema del época, ser, hombre, hombro.

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“Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer.

–No lo siento yo así, lord Henry.

–No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!”

The Picture of Dorian Gray

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“Siguiendo el ejemplo de Francia, se podría restringir artificialmente la natalidad y de este modo evitar una superpoblación. La Naturaleza misma suele oponerse al aumento de población en determinados países o en ciertas razas, y esto en épocas de hambre o por condiciones climáticas desfavorables, así como tratándose de la escasa fertilidad del suelo. Por cierto que la Naturaleza obra aquí sabiamente y sin contemplaciones; no anula propiamente la capacidad de procreación, pero sí se opone ala conservación de la prole al someter a ésta a rigurosas pruebas y privaciones tan arduas, que todo el que no es fuerte y sano vuelve al seno de lo desconocido. El que entonces sobrevive, a pesar de los rigores de la lucha por la existencia, resulta mil veces experimentado, fuerte y apto para seguir generando, de tal suerte que el proceso de la selección puede empezar de nuevo. Actuando de ese modo brutal contra el individuo y llamándolo de nuevo momentáneamente a desaparecer, por no ser capaz de resistir la tempestad de la vida, la Naturaleza mantiene la Raza, la propia especie vigorosa y la hace capaz de las mayores realizaciones. La disminución del número implica así la vigorización del individuo y con ello, finalmente, la consolidación de la Raza. Otra cosa es que el hombre, por sí mismo, se empeñe en restringir su descendencia. Aquí es preciso considerar no sólo el factor natural, sino también el humano. El hombre cree saber más que esa cruel Reina de toda la sabiduría, la Naturaleza. Él no limita la conservación del individuo, sino la propia reproducción. Eso le parece a él (que siempre se ve a sí mismo y nunca a la Raza) más humano y más justificado que lo otro. Infelizmente, las consecuencias son también inversas. En cuanto a la Naturaleza, liberando la generación, somete, entre tanto, la conservación de la especie a una prueba de las más severas, escogiendo dentro de un gran número de individuos los que juzga mejores, y sólo a éstos preserva para la perpetuación de la especie; el hombre limita la procreación y se esfuerza denodadamente para que cada ser, una vez nacido, se conserve a cualquier precio. Esta corrección de la voluntad divina le parece ser tan sabia como humana, y él se alegra más de una vez por haber sobrepujado a la Naturaleza y hasta haber demostrado la insuficiencia de la misma. Y el hijo de Adán no quiere ver ni oír hablar que, en realidad, el número es limitado, pero a costa del abatimiento del individuo. Siendo limitada la procreación, por disminución del número de nacimientos, sobreviene, en lugar de la natural lucha por la vida (que sólo deja en pie al más fuerte y al más sano), como lógica consecuencia, el prurito de "salvar" a todo trance también al débil y hasta al enfermo, cimentando el germen de una progenie que irá degenerando progresivamente, mientras persista ese escarnio de la Naturaleza y sus leyes. El resultado final es que un pueblo tal perderá algún día el derecho a la existencia en este mundo, pues el hombre puede, durante un cierto tiempo, desafiarlas leyes eternas de la conservación, pero la venganza vendrá, más tarde o más temprano. Una generación más fuerte expulsará a los débiles, pues el ansia por la vida, en su última forma, siempre romperá todas las corrientes ridículas del llamado espíritu de humanidad individualista. En su lugar aparecerá una Humanidad natural, que destruirá la debilidad para engendrar la fuerza.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“(…) Vivimos en una sociedad sombría. Lograr el éxito, ésta es la enseñanza que, gota a gota, cae de la corrupción a plomo sobre nosotros.

Digamos, sin embargo, que eso que se llama éxito es algo bastante feo. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres. Para la muchedumbre, el triunfo tiene casi el mismo aspecto que la supremacía. El éxito, este artificio del talento, tiene una víctima a quien engañar: la historia. Juvenal y Tácito son los únicos que protestan. En nuestros días, ha entrado como sirviente en casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y le rinde homenaje en la antecámara. Hay que tener éxito: ésa es la teoría. La prosperidad supone capacidad. Ganen la lotería y ya serán capaces. El que triunfa es objeto de veneración. Todo consiste en nacer de pie. Tengan suerte, lo demás ya llegará; sean felices, y los considerarán grandes. Fuera de cinco o seis excepciones importantes, que constituyen la luz de un siglo, la admiración contemporánea no es más que miopía. Lo dorado es considerado oro. No importa ser un cualquiera, si se llega el primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo y que celebra todo lo vulgar. Esa facultad enorme, por la cual el hombre se convierte en Moisés, Esquilo, Dante, Migue Ángel o Napoleón, la multitud la concede por unanimidad y por aclamación a quien logra su objetivo, sea quien fuere. Que un notario se transforme en diputado; que un falso Corneille haga el Tiridate; que un eunuco llegue a poseer un harén; que un militar adocenado gane por casualidad la batalla decisiva de una época; que un boticario invente las suelas de cartón para el ejército del Sambre-et-Meuse y obtenga, con aquel cartón vendido como cuero, una renta de cuatrocientos mil francos; que un buhonero contraiga matrimonio con la usura, y tenga de ella por hijos siete y ocho millones, de los cuales él es el padre y ella, la madre; que un predicador llegue a obispo por la gracia de ser gangoso; que un intendente de buena casa, al dejar el servicio, sea tan rico que lo nombren ministro de Hacienda; no importa: los hombres llaman a eso Genio, tal como Belleza a la figura de Mousqueton, y Majestad al talante de Claudio, confundiendo así con las constelaciones del abismo las huellas estrelladas que dejan en el lodo blando las patas de los gansos.”

Les Misérables

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“Hay que ser un héroe para enfrentarse con la moralidad de la época.”

Michel Foucault (1926–1984) filósofo francés

1975

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“Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo, es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto.”

Dolores Ibárruri (1895–1989) política española

“Mundo Obrero”, en su Edición de la Mañana Para los Frentes, del día 12 de agosto de 1937
Citas de La Pasionaria

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“El verdadero ejercicio intelectual no consiste en seguir modas, sino en encararse con las dificultades de la propia época.”

Francisco Ayala (1906–2009) escritor español

Fuente: De este mundo y el otro. Colección El Puente. Francisco Ayala. Editorial E.D.H.A.S.A., 1963. Página 141.

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“En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.”

George Orwell (1903–1950) escritor y periodista británico

Variante: En una época de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario.
Fuente: [Serer Figueroa], Marcos. El capital social en el project management y en la gestión de las operaciones: a la eficiencia por la generación de confianza. Editorial Universitat Politècnica de Catalunya. Iniciativa Digital Politècnica, 2016. ISBN 9788498805864, p. 221.

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“Nada me había entristecido tanto en los agitados años de mi juventud como la idea de haber nacido en una época que parecía erigir sus templos de gloria exclusivamente para comerciantes y funcionarios.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Fuente Mein Kampf, Parte primera, Capítulo 4.
Citas de Mein Kampf

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“Se puede adquirir conocimientos y conciencia a lo largo de toda la vida, pero jamás en ninguna otra época de su existencia una persona volverá a tener la pureza y el desinterés con que, siendo joven, se enfrenta a la vida.”

Fidel Castro (1926–2016) Ex Presidente de Cuba y Ex Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba

Mensaje a los estudiantes universitarios de Cuba http://www.cuba.cu/gobierno/reflexiones/2010/esp/m030910e.html, 3/9/2010.

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“En cualquier caso, el capitalismo del libre mercado y la Revolución Industrial, mostraron un fuerte ascenso de las energías productivas, un fuerte ascenso que constituyó una revolución en contra del sistema mercantilista del siglo diecisiete y dieciocho. De hecho, el sistema mercantilista es a lo que hemos vuelto ahora. Hay muy poca diferencia entre el capitalismo de estado monopolístico, o capitalismo de estado corporativo, o como se le quiera llamar, en los Estados Unidos y Europa [Occidental] hoy, y el sistema mercantilista de la era de la pre–Revolución Industrial. Sólo hay dos diferencias. Una, es que la principal actividad de entonces fue el comercio, y la de ahora es la industria. Pero el esencial modus operandi de los dos sistemas es exactamente el mismo: monopolio privilegiado, una completa unión en lo que se ha llamado “acuerdo del estado y la industria”. Un sistema generalizado de militarismo y contratos de guerras, un camino hacia la guerra y el imperialismo. Es el mismo tinglado que caracterizó los siglos diecisiete y dieciocho. La verdadera diferencia clave es que en esa época no existía un gigantesco sistema de representación proporcional (P. R. Apparatus). No tenían una flota de intelectuales que pregonaban a todos lados las maravillas del sistema: como promover el bien común y el bienestar general, es decir, el Progresismo En Acción. Ellos decían: “Es nuestro propósito abusar del publico, ¡y lo estamos haciendo!””

Murray Rothbard (1926–1995) Economista e historiador estadounidense

En esos tiempos fueron muy honestos. A propósito, es realmente refrescante ir hacia el pasado y leer el material anterior a 1914 y ver la honestidad de ese tiempo.

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“Desearía haber nacido en otra época, siempre que te hubiera encontrado en ella”

Silvina Ocampo (1903–1993) escritora, cuentista y poeta argentina

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“Estoy cada vez más convencido de que por su naturaleza misma la música es algo que no puede ajustarse a una forma tradicional fija. Está formada por colores y ritmos. El resto es un montón de basura inventado por imbéciles frígidos que cabalgan aferrados a las espaldas de los Maestros, quienes, en general, compusieron casi exclusivamente música de época. Solamente Bach tenía cierta idea de la verdad.”

Claude Debussy (1862–1918) músico francés

Fuente: Schonberg, Harold C. y Aníbal Leal. Los grandes compositores, pp. 573-4, 576-578. Ediciones Robinbook, 2007. https://books.google.es/books?id=3CgBKMcbKAoC&pg=PA573&dq=debussy+impresionismo&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjJtsum8PnhAhW5XRUIHTXvANsQ6AEILjAB#v=onepage&q=debussy%20impresionismo&f=false En Google Books. Consultado el 1 de mayo de 2019.

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“Nuestra época obliga a tomar partido.”

Chi­ma­man­da Ngo­zi Adi­chie (1977) escritora nigeriana

Entrevistas en prensa
Fuente: Entrevista a Chimamanda Ngozi Adichie https://elpais.com/elpais/2017/10/01/eps/1506809126_150680.html El País. 1 de octubre de 2017.

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“Ñapa para un niño, en época de mi añosa abuela, en que con travieso giño, nos recompensaba con buñuelos.”

Fuente: "Lecciones y moralejas por escrito en gotas de cariño"

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“Ésta es la primera época que ha prestado mucha atención al futuro, lo cual es irónico ya que puede que no tengamos uno”

Arthur C. Clarke (1917–2008) escritor británico de divulgación científica y ciencia ficción, inventor, presentador de televisión

Frabetti, Carlos. Arthur C. Clarke o la razón soñadora. Publicado en Público el 15 de diciembre de 2007 https://www.publico.es/ciencias/arthur-c-clarke-o-razon.html Consultado el 15 de diciembre de 2018

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“¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.”

Albert Einstein (1879–1955) físico germano-estadounidense, creador de la teoría de la relatividad
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“No creo que los niños sean felices hoy en día. En mi época quemábamos gatos con napalm. Éramos simples.”

Roberto Fontanarrosa (1944–2007) Humorista gráfico y escritor argentino

Citas de personajes, Boogie el aceitoso

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“En la época actual, los países pueden dividirse entre los que tienen y los que no tienen petróleo. Nosotros lo tenemos”

José López Portillo (1920–2004) político y abogado mexicano

Pronunciada durante el Primer Informe de Gobierno. 1977
Fuente: Discurso de Toma de Posesión como Presidente de José López Portillo. 1 de diciembre de 1976 http://www.biblioteca.tv/artman2/uploads/1976a.pdf

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“Messi marcará una época.”

Pelé (1940–2022) futbolista brasileño
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“Siento no depositar esta insignia ante la asamblea nacional, de quien la había recibido; siento retirarme sin haber consolidado las instituciones que ella había creído propias del país y que había jurado defender; pero al menos tengo el consuelo de dejar a Chile independiente de toda dominación extranjera, respetado en el exterior y cubierto de gloria por sus hechos de armas. Doi gracias a la divina providencia que me ha elegido instrumento para tales bienes, y que me ha concedido la fortaleza de ánimo necesaria para resistir el inmenso peso que sobre mi han hecho gravitar las azarosas circunstancias en que he ejercido el mando. Pido muy de veras al cielo proteja del mismo modo a los que deben sucederme. Señores, al presente soy un simple particular. Mientras he estado investido de la primera dignidad de la república, el respeto, sino mi persona, al menos a ese alto empleo, debía haber impuesto silencio a vuestras quejas. Ahora podeis hablar sin conveniencia. Que se presenten mis acusadores. Quiero conocer los males que he causado, las lágrimas que he hecho derramar. Salid y acusadme. Si las desgracias que me hechais en rostro han sido, no el efecto preciso de la época del poder sino del desahogo de malas pasiones, esas desgracias no pueden purgarse sino con mi sangre. Tomad de mi la venganza que queráis, que yo no os opondré resistencia. ¡Aquí esta mi pecho!”

Bernardo O'Higgins (1778–1842) político y militar chileno

Fuente: Abdicación de O'Higgins.

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“CONTROLAR EL DESEO DE DEMOCRACIA Todo eso ocurrió hace ciento cincuenta años; en Inglaterra, antes. Se han dedicado esfuerzos enormes a inculcar el Nuevo Espíritu de la Época y hay industrias fundamentales consagradas a la labor: relaciones públicas, publicidad y márketing en general, todo lo cual suma una parte enorme del producto interior bruto. Esas industrias se aplican en lo que el gran economista político Thorstein Veblen llamó «fabricación de deseos».14 En palabras de los propios empresarios, la labor consiste en dirigir a la gente hacia «cosas superficiales» de la vida, como el «consumo en moda». De esa forma la gente puede atomizarse, se pueden separar unos de otros, ya que solo se busca el beneficio personal, y se aleja a las personas del peligroso esfuerzo de pensar por sí mismas y enfrentarse a la autoridad. Edward Bernays, uno de los fundadores de la industria moderna de las relaciones públicas, denominó «ingeniería del consentimiento» al proceso de modelar opiniones, actitudes y percepciones. Bernays era un respetado progresista, al estilo de Wilson, Roosevelt y Kennedy, igual que su coetáneo, el periodista Walter Lippmann, el intelectual público más destacado de Estados Unidos en el siglo XX y alabó «la ingeniería del consentimiento» como «un nuevo arte» en la práctica de la democracia. Ambos reconocieron que la ciudadanía debe ser «puesta en su lugar», marginada y controlada; por su propio interés, por supuesto. La gente era demasiado «estúpida e ignorante» para que se le permita gobernar sus propios asuntos. Esa tarea tenía que dejarse a una «minoría inteligente», a la que hay que proteger «de las trampas y el rugido [del] rebaño desorientado» los «independientes ignorantes y entrometidos»; la «multitud traviesa», como la llaman sus predecesores del siglo XVII. El papel de la población general en una sociedad democrática que funcionara como es debido consistía en ser «espectadores» no «participantes en la acción».15 Y a los espectadores no se les debe permitir ver demasiado. El presidente Obama ha impuesto nuevos criterios para salvaguardar este principio. De hecho, Obama ha castigado a más gente que tira de la manta que todos los presidentes anteriores juntos, todo un éxito para un gobierno que llegó al poder prometiendo transparencia. Entre los muchos temas que no son asunto del rebaño desorientado están las relaciones exteriores. Cualquiera que haya estudiado documentos secretos desclasificados habrá descubierto que, en gran medida, su clasificación se concibió para proteger a las autoridades del escrutinio público. A escala nacional, la plebe no tenía que oír el consejo de los tribunales a grandes empresas: que deberían consagrar algunos esfuerzos muy visibles a buenas obras, de manera que una «opinión pública excitada» no descubriera los enormes beneficios que el Estado niñera les proporcionaba.16”

Noam Chomsky (1928) lingüista, filósofo y activista estadounidense

¿Quién domina el mundo?

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“Tocaba despacio, casi con majestuosidad. Mucha gente cree que la velocidad es lo que distingue a un buen músico. Es comprensible. Lo que Marie había hecho en el Eolio era asombroso. Pero la velocidad a la que puedas marcar la digitación de las notas no es lo más importante de la música. La verdadera clave es el ritmo.
Es como contar un chiste. Cualquiera puede recordar las palabras. Cualquiera puede repetirlo. Pero para hacer reír necesitas algo más. Contar un chiste más deprisa no lo hace más gracioso. Como ocurre con muchas cosas, es mejor vacilar que precipitarse.
Por eso hay tan pocos músicos buenos de verdad. Mucha gente sabe cantar o arrancarle una canción a un violín. Una caja de música puede tocar una canción impecablemente, una y otra vez. Pero no basta con saber las notas. Tienes que saber cómo tocarlas. La velocidad se adquiere con el tiempo y la práctica, pero el ritmo es algo con lo que se nace. Lo tienes o no lo tienes.
Denna lo tenía. Hacía avanzar la canción despacio, pero no pesadamente. La tocaba con la lentitud de un beso lujurioso. Y no es que en esa época de mi vida yo supiera mucho de besos. Pero viéndola allí de pie, con los brazos alrededor del arpa, concentrada, con los ojos entrecerrados y los labios ligeramente fruncidos, supe que quería que algún día me besaran con ese cuidado lento y deliberado.
Además, Denna era hermosa. Supongo que a nadie le extrañará que sienta debilidad por las mujeres por cuyas venas corre la música. Pero mientras Denna tocaba, la vi por primera vez ese día. Hasta entonces me habían distraído su peinado, diferente, y el corte de su vestido. Pero viéndola tocar, todo eso desapareció de mi vista.
Me estoy yendo por las ramas. Baste decir que Denna tocaba de forma admirable, aunque era evidente que todavía tenía mucho que aprender. Le fallaron algunas notas, pero no las rechazó ni se estremeció. Como dicen, un joyero sabe reconocer la gema en bruto. Y yo lo soy. Y ella lo era. Bueno.”

The Wise Man's Fear

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“Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.”

El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana

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