Frases sobre fin

Una colección de frases y citas sobre el tema del fin, vida, mismo, ser.

Frases sobre fin

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“Siempre habrá quien se excite con el fin del mundo: yo los llamo fanáticos religiosos.”

José Baroja (1983) Escritor y editor chileno

Fuente: Programa radial "La Otra Historia", 1480 AM, Guadalajara, México

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“El amor como principio, el orden como base, el progreso como fin.”

Auguste Comte (1798–1857) filósofo y sociólogo francés

Sin fuentes

“Al águila le entusiasma sobrevolar el mundo desde las alturas, no a fin de contemplar con desprecio a la gente, sino para animarla a que mire hacia lo alto.”

Elisabeth Kübler-Ross (1926–2004) psiquiatra y tanatolaga experta en cuidados paliativos

The Wheel of Life: A Memoir of Living and Dying

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“Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.”

Clarice Lispector (1920–1977) escritora ucraniana-brasileña

Aprendizaje o El libro de los placeres

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“Dejando a un lado la cuestión de la genialidad de los representantes del pueblo, considérese simplemente el carácter complejo de los problemas pendientes de solución, aparte de los ramos diferentes de actividad en que deben adoptarse decisiones, y se comprenderá entonces la incapacidad de un sistema de gobierno que pone la facultad de la decisión final en manos de una asamblea, entre cuyos componentes sólo muy pocos poseen los conocimientos y la experiencia requeridos en los asuntos a tratar. Pues así como las más importantes medidas en materia económica resultan sometidas a un foro cuyos miembros, en sus nueve décimas partes, carecen de la preparación necesaria. Lo mismo ocurre con otros problemas, dejando siempre la decisión en manos de una mayoría compuesta de ignorantes e incapaces, pues la organización de esa institución permanece inalterada, al paso que los problemas que en ella son tratados se extienden a todos los ámbitos de la vida pública. Es completamente imposible que los mismos hombres que tratan de asuntos de transportes se ocupen, por ejemplo, de una cuestión de alta política exterior. Sería preciso que todos fuesen genios universales, los que tan sólo de siglo en siglo aparecen. Infelizmente, se trata no de verdaderas "cabezas" pero sí de diletantes, tan vulgares que incluso están convencidos de su valor. De ahí proviene también la ligereza con que frecuentemente estos señores deliberan y resuelven cuestiones que serían motivo de honda reflexión aun para los más esclarecidos talentos. Allí se adoptan medidas de enorme trascendencia para el futuro de un Estado como si no se tratase de los destinos de toda una nacionalidad, sino solamente de una partida de naipes, que es lo que resultaría más propio de tales políticos. Sería naturalmente injusto creer que todo diputado de un parlamento semejante se halle dotado de tan escasa noción de responsabilidad. No. De ningún modo. Pero, el caso es que tal sistema, forzando al individuo a ocuparse de cuestiones que no conoce, lo corrompe paulatinamente. Nadie tiene allí el valor de decir: "Señores, creo que no entendemos nada de este asunto; yo al menos no tengo ni idea". Esta actitud tampoco modificaría nada porque, aparte de que una prueba tal de sinceridad quedaría totalmente incomprendida, no por un tonto honrado se resignarían los demás a sacrificar su juego. Quien, además, conoce a los hombres, comprende que en una sociedad tan ilustre nadie quiere ser el más tonto y, en ciertos círculos, honestidad es siempre sinónimo de estupidez. Así es como el representante aún sincero es obligado forzosamente al camino de la mentira y de la falsedad. Justamente la convicción de que la reacción individual poco o nada modificaría, mata cualquier impulso sincero que por ventura surja en uno u otro. A fin de cuentas, se convencerá de que, personalmente, lejos está de ser el primero entre los otros y que con su colaboración tal vez impida males mayores.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“DÍA A DÍA

Decir que el tiempo es río es decir nada,
ni nace ni termina su corriente,
fluye desde horizontes infinitos
y seguirá, sin duda, hasta el olvido,
nacer nadie lo vio, ni le verá acabar,
en él flotamos por confusos trechos,
el tiempo de surgir y sumergirse
es el de nuestra vida, tan pequeña,
tan torpe, tan voraz, tan impaciente
que apenas nace y a morir empieza.


Feliz llamaban los antiguos vates
al que joven moría, eran los dioses
los que daban el don de no ir más lejos.
El fin siempre es temprano, cada día
es toda la vida en tiempo pleno,
no hay más que el hoy,
que este momento solo
en que conozco que estoy vivo y siento.

Cada día es el día y cada hora
es la única hora de la vida,
todo el ayer se fue en reminiscencia
y el mañana no existe todavía.

No llegamos a viejos, sólo somos
en la invariable vaguedad del ser,
los nombres son equívocos, las fechas
hacen inerte cuenta sin sentido,
no somos el de ayer ni el de mañana,
somos el de hoy apenas,
la vida empieza en cada amanecida
y la conciencia muere en cada noche.

Yo podría contar la historia vana
de una vida que acaso fue la mía,
pero que es tan ajena y tan extraña
ante esta hora en que me nombro y busco.

No se es viejo ni joven, se está vivo
y soy yo, el de hoy, quien hace el mundo
con mi mano segura o temblorosa,
con la errada visión que siempre tuve,
jugando el juego
de ausencias y presencias
que sólo para mí tiene sentido.

Todo está en ti, día que amaneces,
toda mi vida en mí sin sobra y falta,
como fue en cada hora ya contada,
como será en un siempre día a día.”

Arturo Uslar Pietri (1906–2001) escritor y político venezolano

El hombre que voy siendo

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“La autoridad del Estado no puede ser un fin en sí misma, porque ello significaría consagrar la inviolabilidad de toda tiranía en el mundo. Si por los medios que están al alcance de un gobierno se precipita una nacionalidad en la ruina, entonces la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada uno de los hijos de ese pueblo. La pregunta: "¿cuándo se presenta este caso?", no se resuelve mediante disertaciones teóricas, sino por la acción y por el éxito. Como todo gobierno, por malo que sea y aún cuando haya traicionado una y mil veces los intereses de una nacionalidad, reclama para sí el deber que tiene de mantener la autoridad del Estado, el instinto de conservación nacional en lucha contra un gobierno semejante tendrá que servirse, para lograr su libertad o su independencia, de las mismas armas que aquél emplea para mantenerse en al mando. Según esto, la lucha será sostenida por medios "legales" mientras el poder que se combate no utilice otros; pero no habrá que vacilar ante el recurso de medios ilegales si es que el opresor mismo se sirve de ellos. En general, no debe olvidarse que la finalidad suprema de la razón de ser de los hombres no reside en el mantenimiento de un Estado o de un gobierno: su misión es conservar su Raza. Y si esta misma se hallase en peligro de ser oprimida o hasta eliminada, la cuestión de la legalidad pasa a un plano secundario. Entonces poco importará ya que el poder imperante aplique en su acción los mil veces llamados medios "legales"; el instinto de conservación de los oprimidos podrá siempre justificar en grado superlativo el empleo de todo recurso. Sólo así se explican en la Historia ejemplos edificantes de luchas libertarias contra la esclavitud (interna o externa) de los pueblos. En este caso el derecho humano se impone sobre el derecho político. Si un pueblo sucumbe sin luchar por los derechos del hombre, es porque al haber sido pesado en la balanza del Destino resultó demasiado débil para tener la suerte de seguir subsistiendo en el mundo terrenal. Porque quien no está dispuesto a luchar por su existencia o no se siente capaz de ello es que ya está predestinado a desaparecer, y esto por la justicia eterna de la Providencia. ¡El mundo no se ha hecho para los pueblos cobardes!”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“Si tiene amor, no digo al instituto, sino a Dios y a sí mismo, se ingeniará para aprender lo que no sabe a fin de hacer bien a los pobres o, para hallar mejor a Cristo en los pobres.”

San José de Calasanz (1556–1648) Santo español nacido en la localidad oscense de Peralta de la Sal fundador de la orden de las Escuelas Pías.

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Otros pensamientos

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“Correrás al fin con frenesí por tu libertad. Pero ni bien una lagrima caiga, mil estrellas juzgaran que es en vano.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Invisible
Fuente: Invisible, Durazno sangrando, "Dios de la adolescencia", 1975.

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“Bajo el concepto de lectura, concibo cosas muy diferentes de lo que piensa la gran mayoría de los llamados intelectuales. Conozco individuos que leen muchísimo, libro tras libro y letra por letra, y sin embargo no pueden ser tildados de "lectores". Poseen una multitud de "conocimientos", pero su cerebro no consigue ejecutar una distribución y un registro del material adquirido. Les falta el arte de separar, en el libro, lo que es de valor y lo que es inútil, conservar para siempre en la memoria lo que en verdad interesa, pudiendo saltarse y desechar lo que no les comporta ventaja alguna, para no retener lo inútil y sin objeto. La lectura no debe entenderse como un fin en sí misma, sino como medio para alcanzar un objetivo. En primer lugar, la lectura debe auxiliar la formación del espíritu, despertar las inclinaciones intelectuales y las vocaciones de cada cual. Enseguida, debe proveer el instrumento, el material de que cada uno tiene necesidad en su profesión, tanto para simple seguridad del pan como para la satisfacción de los más elevados designios. En segundo lugar, debe proporcionar una idea de conjunto del mundo. En ambos casos, es necesario que el contenido de cualquier lectura no sea aprendido de memoria de un conjunto de libros, sino que sea como pequeños mosaicos en un cuadro más amplio, cada uno en su lugar, en la posición que les corresponde, ayudando de esta forma a esquematizarlo en el cerebro del lector. De otra forma, resulta un bric-á-brac de materias memorizadas, enteramente inútiles, que transforman a su poseedor en un presuntuoso, seriamente convencido de ser un hombre instruido, de entender algo de la vida, de poseer cultura, cuando la verdad es que con cada aumento de esa clase de conocimientos, más se aparta del mundo, hasta que termina en un sanatorio o como político en un parlamento.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

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“Todos damos un rodeo sin fin.”

Haruki Murakami (1949) escritor y traductor japonés

Hombres sin mujeres

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“La oruga llama fin del mundo a lo que el resto del mundo llama mariposa.”

Richard Bach (1936) escritor estadounidense

Variante: La oruga llama fin del mundo a lo que el resto del mundo llama mariposa.
Fuente: Metzner, Ralph. Las Grandes metáforas de la tradición sagrada: la transformación de la conciencia y la naturaleza humana. Kairós psicología. Psicología Series. Edición reimpresa. Editorial Kairós, 1988. ISBN 9788472451773. p. 15.

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“Tennía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que o era un medio para anda, sino un origen y un fin en si mismo”

Love in the Time of Cholera
Variante: Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo.

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“Debo empezar por unas disculpas ("mal comienzo", decía mi abuela).

¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados? ¿De no habernos atenido al Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tenga memoria? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos? ¿De habernos preparado bien y a conciencia antes de iniciar? ¿De haber llevado fusiles al combate, en lugar de arcos y flechas? ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo? ¿De ser mexicanos todos? ¿De ser mayoritariamente indígenas? ¿De llamar al pueblo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles, por lo que les pertenece? ¿De luchar por libertad, democracia y justicia? ¿De no seguir los patrones de las guerrillas anteriores? ¿De no rendirnos? ¿De no vendernos? ¿De no traicionarnos? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿Los que, durante años y años, se sentaron ante una mesa llena y se saciaron mientras con nosotros se sentaba la muerte, tan cotidiana, tan nuestra que acabamos por dejar de tenerle miedo? ¿Los que nos llenaron las bolsas y el alma de declaraciones y promesas? ¿Los muertos, nuestros muertos, tan mortalmente muertos de muerte "natural", es decir, de sarampión, tosferina, dengue, cólera, tifoidea, mononucleosis, tétanos, pulmonía, paludismo y otras lindezas gastrointestinales y pulmonares? ¿Nuestros muertos, tan mayoritariamente muertos, tan democráticamente muertos de pena porque nadie hacía nada, porque todos los muertos, nuestros muertos, se iban así nomás, sin que nadie llevara la cuenta, sin que nadie dijera, por fin, el "¡YA BASTA!", que devolviera a esas muertes su sentido, sin que nadie pidiera a los muertos de siempre, nuestros muertos, que regresaran a morir otra vez pero ahora para vivir? ¿Los que nos negaron el derecho y don de nuestras gentes de gobernar y gobernarnos? ¿Los que negaron el respeto a nuestra costumbre, a nuestro color, a nuestra lengua? ¿Los que nos tratan como extranjeros en nuestra propia tierra y nos piden papeles y obediencia a una ley cuya existencia y justeza ignoramos? ¿Los que nos torturaron, apresaron, asesinaron y desaparecieron por el grave "delito" de querer un pedazo de tierra, no un pedazo grande, no un pedazo chico, sólo un pedazo al que se le pudiera sacar algo para completar el estómago?

¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?

¿El presidente de la república? ¿Los secretarios de estado? ¿Los senadores? ¿Los diputados? ¿Los gobernadores? ¿Los presidentes municipales? ¿Los policías? ¿El ejército federal? ¿Los grandes señores de la banca, la industria, el comercio y la tierra? ¿Los partidos políticos? ¿Los intelectuales? ¿Galio y Nexos? ¿Los medios de comunicación? ¿Los estudiantes? ¿Los maestros? ¿Los colonos? ¿Los obreros? ¿Los campesinos? ¿Los indígenas? ¿Los muertos de muerte inútil?

¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?”

Subcomandante Marcos (1957) ideólogo del EZLN
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“A fin de cuentas, todo es un chiste.”

Charlie Chaplin (1889–1977) Actor, cómico, compositor, productor, director y escritor del Reino Unido

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“El fin justifica los medios.”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

Si bien esta máxima no existe literalmente en El Príncipe, se suelen considerar como equivalentes las consideraciones del cap. XVIII («el príncipe no está obligado a respetar la palabra dada, o los pactos, si estos se vuelven en su contra»).
En otro párrafo escrito por el mismo autor expresa que «en las acciones de todos los hombres y particularmente en la de los príncipes contra las que no cabe recurso de apelación, se considera simplemente el fin que llevan, dedíquese, pues, el príncipe a conservar su estado y superar siempre las dificultades». Si bien se puede inferir una cierta relación o coincidencia entre las dos frases, existen debates históricos acerca de la tergiversación malintencionada de la segunda. [Sin fuentes]
La sentencia «el fin justifica los medios» se entre lee en un comentario de Napoleón Bonaparte en El Príncipe de Maquiavelo. En el capítulo VIII «De los que han llegado al principado mediante delitos», Maquiavelo cita: «Se trata cuando se alcanza el principado por una camino delictivo y nefasto». y Napoleón comenta: «La expresión es duramente improbativa. ¿Qué importa el camino, con tal de que se llegue? Maquiavelo comete una falta en hacer de moralista sobre semejante materia».
La afirmación, por tanto, pertenece a Napoleón Bonaparte y no a Maquivelo.
La afirmación mas acertada para tomar como analogía es «haga, pues, el príncipe todo lo necesario para obtener y conservar el Estado, y los medios que utilice siempre serán juzgados honorables y alabados por todos».[Sin fuentes]
Fuente: "El príncipe" de Nicolás Maquiavelo 1513 (edición original), edición comentada por Napoleón Bonaparte (Primera edición 20 de junio de 1939)

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“El ALBA tiene que ser eso, un proyecto social. El ALBA es un proyecto geopolítico, político, económico, pero el fin último es el fin social.”

Hugo Chávez (1954–2013) político venezolano y expresidente de Venezuela

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28 de enero de 2008, durante La Clausura de la VI Cumbre Presidencial del ALBA.
Variante: El ALBA tiene que ser eso, un proyecto social. El ALBA es un proyecto geopolítico, político, económico, pero el fin último es el fin social.

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“Cada mujer es como un instrumento, y espera que la entiendan, la amen y la toquen con delicadeza, para por fin hacer sonar su verdadera música.”

The Wise Man's Fear
Variante: Cada mujer es como un instrumento, y espera que la entiendan, la amen y la toquen con delicadeza, para por fin hacer sonar su verdadera música. Habrá

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“Foucault —siempre hablando de aquellos tres «fundadores de discurso»— dice que Marx no se limita a interpretar a la sociedad burguesa, sino a la interpretación burguesa de la sociedad (por eso El capital no es una economía política, sino una crítica de la economía política); que Freud no interpreta el sueño del paciente, sino el relato que el paciente hace de su sueño (y que ya constituye, desde luego, una «interpretación», en el sentido vulgar o «silvestre»); que Nietzsche no interpreta a la moral de Occidente, sino al discurso que Occidente ha construido sobre la moral (por eso hace una genealogía de la moral). Se trata, siempre, de una interpretación que hace ver que esos discursos que examina son, justamente, interpretaciones —«producciones» de sentido— y no meros objetos complicados a descifrar, con un sentido dado desde siempre que sólo se trata de re-descubrir. Lo que hacen los tres, nuevamente es intervenir sobre una construcción simbólica no para mostrar su transparencia originaria, sino al revés, para producirla como opacidad; no para descifrarla, sino al revés, para otorgarle su carácter de cifra, su «artificialidad», es decir, para desnaturalizarla en su función de «sentido común», y para desnaturalizar, también, la relación de ese discurso con los sujetos que ha producido como soportes de su propia reproducción. Se trata, en fin, de quebrar esa armonía y ese bienestar, de transformar al sujeto, mediante la interpretación, en insoportable para su propio discurso y quizá dejarlo, momentáneamente, sin palabras.”

Michel Foucault (1926–1984) filósofo francés

نیچه , فروید , مارکس