Frases sobre tarde
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“La edad adulta trae consigo la ilusión perniciosa del control, y acaso depende de ella. Quiero decir que es ese espejismo de dominio sobre nuestra propia vida lo que nos permite sentirnos adultos, pues asociamos la adultez con la autonomía, el soberano derecho a determinar lo que va a sucedernos enseguida. El desengaño viene más pronto o más tarde, pero viene siempre, no falta a la cita, nunca lo ha hecho. Cuando llega lo recibimos sin demasiada sorpresa, pues nadie que viva lo suficiente puede sorprenderse de que su biografía haya sido moldeada por eventos lejanos, por voluntades ajenas, con poca o ninguna participación de sus propias decisiones. Esos largos procesos que acabarán por toparse con nuestra vida -a veces para darle el empujón que necesitaba, a veces para hacer estallar en pedazos nuestros planes más espléndidos- suelen estar ocultos como corrientes subterráneas, como meticulosos desplazamientos de las capas tectónicas, y cuando por fin se da el terremoto invocamos las palabras que hemos aprendido a usar para tranquilizarnos,,, a veces.”

The Sound of Things Falling
Variante: La edad adulta trae consigo la ilusión perniciosa del control, y acaso depende de ella. Quiero decir que es ese espejismo de dominio sobre nuestra propia vida lo que nos permite sentirnos adultos, pues asociamos la adultez con la autonomía, el soberano derecho a determinar lo que va a sucedernos enseguida. El desengaño viene más pronto o más tarde, pero viene siempre, no falta a la cita, nunca lo ha hecho. Cuando llega lo recibimos sin demasiada sorpresa, pues nadie que viva lo suficiente puede sorprenderse de que su biografía haya sido moldeada por eventos lejanos, por voluntades ajenas, con poca o ninguna participación de sus propias decisiones. Esos largos procesos que acabarán por toparse con nuestra vida -a veces para darle el empujón que necesitaba, a veces para hacer estallar en pedazos nuestros planes más espléndidos- suelen estar ocultos como corrientes subterráneas, como meticulosos desplazamientos de las capas tectónicas, y cuando por fin se da el terremoto invocamos las palabras que hemos aprendido a usar para tranquilizarnos, ACCIDENTE, CASUALIDAD, a veces DESTINO.

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Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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“El que dice la verdad, puede estar seguro que tarde o temprano será descubierto.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

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Variante: Si alguien dice la verdad, es seguro que tarde o temprano, será descubierto.

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“En la vida política, tarde o temprano, uno tiene un compromiso.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

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“Tarde o temprano, el pensamiento equivocado lleva a la mala conducta.”

Julian Huxley (1887–1975)

Fuente: "Religion and Science: Old Wine in New Bottles" en the Traveller's Library (1933) editado por William Somerset Maugham. pág. 1248

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“Tener patria es un regalo al que de tarde en tarde hay que corresponder.”

Gabriela Mistral (1889–1957) poeta, diplomática, feminista y pedagoga chilena, lucila de maria del perpetuo godoy alcayaga

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“La fortuna es como la policía: siempre llega tarde.”

Amado Nervo (1870–1919) poeta y prosista mexicano

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“El concierto de la tarde se refleja en edificios mudos contra el cielo que se esconde en el ocaso, como un animal.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Spinetta y Los Socios del Desierto
Fuente: Spinetta y Los Socios del Desierto, Spinetta y Los Socios del Desierto, "Se convirtió en la noche", 1997.

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“Es demasiado tarde para ser bueno.”

Lucky Luciano (1897–1962) líder mafioso de Estados Unidos
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“Yo no llegué tarde, ellos llegaron temprano.”

Charly García (1951) músico, compositor, multiinstrumentista, arreglista autor, cantautor y productor argentino

Tras llegar tarde a un recital)

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“A mi esposa la bauticé como la mujer de "mármol", porque en la mañana se va al MAR y en la tarde al MOL (Mall).”

Coco Legrand (1947) humorista chileno

Monólogos, XLVII Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, 25 de febrero de 2006

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“El mejor consejo te lo da la experiencia; pero siempre llega demasiado tarde.”

Abraham Nicolas Amelot de La Houssaye (1634–1706) historiador francés

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“Más allá del acero y en mi contra el mundo entero, dicen que nunca es tarde para empezar de nuevo.”

Nach (1974) Rapero Español.

Más allá de las sombras

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“¡Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas!”

Manuel Belgrano (1770–1820) político y militar argentino

Juramento hecho en el salón de la casa del señor Rodríguez Peña ante el retraso del virrey Cisneros en renunciar a su cargo.
Variante: ¡Juro a La Patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas!
Fuente: Citado en O'Donnell, Pacho. Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2014 ISBN 9789870434146.

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“«Entrevistador: ¿Es posible la abolición de la humanidad del hombre?
Levi: Por desgracia, sí. Por desgracia, sí, y esa es realmente la característica de los lager nazis [campos de concentración]. Acerca de los demás, no sé, porque yo no los conozco, tal vez en Rusia suceda lo mismo. Es la abolición de la personalidad del hombre, dentro y fuera: no sólo de los presos, sino también del carcelero. Él también perdió su personalidad en el lager
Se trata de dos itinerarios diferentes, pero con el mismo resultado, y yo diría que sólo unos pocos tuvieron la suerte de permanecer conscientes durante su detención; algunos recuperaron su conciencia de la experiencia más tarde, pero durante la misma, la perdieron, y muchos lo olvidaron todo. No registraron sus experiencias en su mente. No lo dejaron impreso en su pista de la memoria. Así sucedió con todo, una profunda modificación de su personalidad. Por encima de todo, nuestra sensibilidad perdió nitidez, de modo que los recuerdos de nuestra casa cayeron a un segundo lugar, el recuerdo de la familia pasó a un segundo lugar frente a las necesidades urgentes, el hambre, la necesidad de protegerse contra el frío, las palizas, la fatiga … Todo esto provocó algunas reacciones que podríamos denominar como de animales; éramos como animales de trabajo
Es curioso cómo esta condición animal, se repetiría en el lenguaje: en alemán hay dos palabras para comer.. Una de ellas es essen, y se refiere a las personas, y la otra es fressen, referida a los animales. Decimos que un caballo frisst, por ejemplo, o un gato. En el lager, sin que nadie hubiera decidido que así fuera, el verbo para comer era fressen.”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

Como si la percepción de la regresión animal estuviera clara para todos».
Fuente: ~ Entrevista http://www.inch.com/~ari/levi1.html con Daniel Toaff, Sorgenti di Vita (fuentes de la vida), un programa de Unione Comunità Israelitiche Italiane, Radiotelevisione Italiana [RAI] (25 de marzo de 1983).

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“¡Inés! Y como diez años antes, los sollozos redoblaron, y como entonces me respondió bajo sus brazos: —No, no…¡Es demasiado tarde!…”

Horacio Quiroga (1878–1937) cuentista, poeta y dramaturgo uruguayo

Cuentos de Amor de Locura y de Muerte

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“Quien quema libros termina tarde o temprano por quemar hombres - Heinrich Heine”

Primo Levi (1918–1987) escritor italiano de origen judío sefardí

Trilogía de Auschwitz: Si esto es un hombre / La tregua / Los hundidos y los salvados

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“Las palabras con que se envenena el corazón, por mezquindad o por ignorancia, se quedan enquistadas en la memoria y tarde o temprano queman el alma.”

The Shadow of the Wind
Variante: Las palabras con que se envenena el corazón de un hijo, por mezquindad o por ignorancia, se quedan enquistadas en la memoria y tarde o temprano le queman el alma.

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“me habia quedado tambien casi por completo sin contactos con quienes anteriormente mehabia permitido confrontaciones, es decir, confrontaciones intelectuales en diálogos y discusiones, de todas esas personas, con mi inmersión cada vez más rigurosa en mi trabajo científico, em había apartado y mantenido alejado cada vez más y, como tuve que comprender de pronto, de la forma más peligrosa y, a partir de un momento determinado, no había tenido ya fuerzas para reanudar todos esos lazos intelectuales necesarios, ciertamente había comprendido de pronto que, sin esos contactos, difícilmente podría avanzar, que sin esos contactosm probablemente, en un plazo previsible, no podría ya pensar, que pronto tampoco podría ya existir, pero me faltaban fuerzas para detener, mediante mi propia inicativa, lo que veía ya que se me acercaba, la atrofia de mi pensamiento producida por el apartamiento voluntariamente provocado, de todas las personas suceptibles de un contacto que excediera del más imprescindible, del llamado vernáculo, simplemente del derivado de las necesidades más apremiantes de la existencia en mi casa y su entorno inmediato, y habían pasado años ya desde que había dejado de mantener correpondencia, totalmente absorbido en mis ciencias, había dejado pasar el momento en que todavía hubiera sido posible reanudar esos contactos y correspondencia abandonados, todos mis esfuerzos en ese sentido habían fracasado siempre, porque en el fondo me habían faltado ya por completo, si no las fuerzas para ello, sí, probablemente, la voluntad de hacerlo, y aunque en realidad había comprendido claramente que el camino que había tomado y había seguido ya durante años no era el verdadero camino, que sólo podía ser un camino hacia el aislamiento total, aislamiento no sólo de mi mente y de mi pensamiento, sino en realidad aislamiento de todo mi ser, de toda mi existencia, siempre espantada ya, de todos modos, por ese aislamiento, no había hecho ya nada para remediarlo, había seguido avanzando siempre por ese camino, aunque siempre horrorizado por su lógica, temiendo continuamente ese camino en el que, sin embargo, no hubiera podido ya dar la vuelta; había previsto ya muy pronto la catástrofe, pero no había podido evitarla y, en realidad, se había producido ya mucho antes de que yo la reconociera como tal. Por un lado, la necesidad de aislarse por amor al trabajo científico es la primera de las necesidades deun intelectual, por otro, sin embargo, el peligro de que ese aislamiento se produzca de una forma demasiado radical que, en fin de cuentas, no tenga ya consecuencias estimulantes como se pretendía, sino inhibidoras e incluso aniquiladoras, en el trabajo intelectual es el mayor de los peligros y, a partir de cierto momento, mi aislamiento del entorno por amor a mi trabajo científico (sobre los anticuerpos) había tenido precisamente esas consecuencias aniquiladoras en mi trabajo científico. La comprensión llega siempre, como había tenido que reconocer en mi mente de la forma más dolorosa, demasiado tarde y sólo queda, si es que queda algo, la desesperación, o sea, la comprensión directa del hecho de que ese estado devastador y, por tanto, intelectual, sentimental y, en fin de cuentas corporalmente devastador, surgido de pronto, no puede cambiarse ya, ni por ningún medio.”

Yes

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“Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el
pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que
tenía hambre o se estaba quedando helado…
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá
o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien
intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito…
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una
historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había
corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y
rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido…
Quien no conozca todo esto por propia experiencia no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entoces.”

The Neverending Story
Variante: Quien no haya pasado nunca tarde enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería ya admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecía vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender...

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“Carta a James Sandoe, 14 de octubre de 1949.

Ahora estoy leyendo “So little time”, de Marquand. Recuerdo, o creo recordar, que fue bastante maltratada cuando apareció, pero a mí me parece llena de ingenio agudo y vivacidad, y en general mucho más satisfactoria que “Point of no return”, que me resultó aburrida en su impacto total, aunque no aburrida mientras se la lee. También empecé “A sea change”, de Nigel Demis, que parece bien. Pero siempre me gustan los libros equivocados. Y las películas equivocadas. Y la gente equivocada. Y tengo la mala costumbre de empezar un libro y leer sólo lo necesario para asegurarme de que quiero leerlo, y ponerlo a un lado mientras rompo el hielo con otros dos. De ese modo, cuando me siento aburrido y deprimido, cosa que pasa con demasiada frecuencia, sé que tengo algo para leer tarde en la noche, que es cuando más leo, y no ese horrendo sentimiento desolador de no tener a nadie con quien hablar o a quien escuchar.
¿Por qué diablos esos idiotas de editores no dejan de poner fotos de escritores en sus sobrecubiertas? Compré un libro perfectamente bueno… estaba dispuesto a que me gustara, había leído sobre él, y entonces le echo una mirada a la foto del tipo y es obviamente un completo imbécil, una basura realmente abrumadora (fotogénicamente hablando) y no puedo leer el maldito libro. El hombre probablemente no tiene nada malo, pero para mí esa foto, esa tan espontánea foto con la corbata chillona desajustada, el tipo sentado en el borde de su escritorio con los pies en la silla (siempre se sienta así, piensa mejor). He pasado por esta comedia de la foto, sé lo que hace con uno.”

Raymond Chandler (1888–1959)

Selected Letters

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“Las niñas decentes se van a la cama a las seis de la tarde para llegar temprano a su casa”.”

Sara Sefchovich (1949) historiadora mexicana

La suerte de la consorte: Las esposas de los gobernantes de México:historia de un olvido y relato de un fracaso

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“Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.

Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.

No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

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“Muy pronto en mi vida es demasiado tarde.”

Marguerite Duras (1914–1996)

Fuente: Martín, Santiago. La oscuridad luminosa. Editorial EDAF, 2016. ISBN 9788441436862. https://books.google.es/books?id=YGezDAAAQBAJ&pg=PT109&dq=De+nada+le+sirve+al+hombre+lamentarse+de+los+tiempos+en+que+vive,+pero+siempre+le+es+posible+mejorarlos.+Thomas+Carlyle&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwixj9L7zc_gAhWsyoUKHUC4CuIQ6AEIKDAA#v=onepage&q=De%20nada%20le%20sirve%20al%20hombre%20lamentarse%20de%20los%20tiempos%20en%20que%20vive%2C%20pero%20siempre%20le%20es%20posible%20mejorarlos.%20Thomas%20Carlyle&f=false