Frases de dolor

Una colección de frases y citas sobre el tema del enfermedades, sufrimiento, muerte, dolor.

Mejores frases de dolor

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“El dolor es el precio que pagamos por el amor.”

Isabel II del Reino Unido (1926–2022) reina del Reino Unido

En una carta que se leyó en un monumento por las víctimas británicas en los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York.

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“Aprendemos del dolor. Y el placer es nuestra recompensa.”

Sins of the Night

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“La Memoria suele nublar el Dolor.”

John Katzenbach (1950) escritor estadounidense

La Historia del loco.

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“La felicidad es solamente la ausencia del dolor.”

Arthur Schopenhauer (1788–1860) filósofo alemán

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“La vida oscila entre el dolor y el hastío.”

Arthur Schopenhauer (1788–1860) filósofo alemán

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“Sed paciente y duro; algún día este dolor te será útil.”

Ovidio (-43–17 a.C.) poeta en lengua latina

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Frases de dolor

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“La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita. Cristo no fue sólo el Individualista supremo, sino el primero de la Historia. Se ha querido hacer de él un vulgar Filántropo, como los espantosos filántropos del siglo diecinueve, o se le ha colocado como Altruista al lado de los acientíficos y los sentimentales. Pero en realidad no fue ni lo uno ni lo otro. Tiene compasión, naturalmente, de los pobres, de los que están encerrados en las cárceles, de los humildes, de los desdichados, pero tiene mucha más compasión de los ricos, de los hedonistas duros, de los que dilapidan su libertad en hacerse esclavos de las cosas, de los que visten telas suaves y viven en las casas de los reyes. La Riqueza y el Placer le parecían tragedias realmente mayores que la Pobreza y el Dolor. Y en cuanto al Altruismo, ¿quién supo mejor que él que es la vocación y no la volición lo que nos determina, y que no se pueden recoger uvas de los espinos ni higos de los cardos? Vivir para los demás como objetivo concreto y deliberado no fue su credo. No fue la base de su credo. Cuando dice: « Perdonad a vuestros enemigos», no lo dice por el bien del enemigo sino por el bien de uno mismo, y porque el Amor es más bello que el Odio. Cuando ruega al joven al que amó con verle: «Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres », no es en el estado de los pobres en lo que está pensando, sino en el alma del joven, el alma gentil que la riqueza estaba desfigurando. En su visión de la vida coincide con el artista que sabe que por la ley inevitable del propio perfeccionamiento el poeta ha de cantar, y el escultor pensar en bronce, y el pintor hacer del mundo espejo de sus estados de ánimo, tan seguro y tan cierto como que el majuelo ha de florecer en primavera, y el trigo llamear de oro al tiempo de la siega, y la Luna en sus ordenadas andanzas cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

Obras - Coleccion de Oscar Wilde

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“Porque el dolor y la muerte no son terribles, sino el miedo al dolor o a la muerte.”

Epicteto (50–138) filósofo estoico griego

Fuente: "Discursos", Libro II, capítulo I. http://classics.mit.edu/Epictetus/discourses.2.two.html

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“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.”

Rayuela

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“«El precio de la disciplina es siempre menor que el dolor del arrepentimiento».”

Éxito. Una guía extraordinaria

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“El impacto y el dolor de una pesadilla puede ser mucho mayor que el de un puñetazo.”

John Katzenbach (1950) escritor estadounidense

De su novela El psicoanalista (The analyst, 2009).

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“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.”

Veinte poemas de amor y una canción desesperada

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“Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que <> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.”

The Name of the Wind
Variante: Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que «el tiempo todo lo cura» es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.

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“Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos… vibró un beso,
y qué viste después…? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Este maravilloso poema de Gabriela Mistral, nos describe de una manera muy simple y sentida, una de las grandes expresiones de amor o quizas las principal. Me he tomado el trabajo de narrarlo, asumiendo el riesgo de no ser capaz de transmitir la verdadera intensidad o altura que tienen las palabras de esta destacada artista de las letras.

Lucila de María Godoy Alcayaga, conocida como Gabriela Mistral. Nacida en Vicuña, Chile el 7 de abril de 1889 y fallecida Nueva York, el 10 de enero de 1957, Poetisa, diplomática, y pedagoga. Gabriela Mistral, una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana, fue la primera persona de América Latina en ganar el Premio Nobel de Literatura,2 que recibió en 1945.”

Gabriela Mistral (1889–1957) poeta, diplomática, feminista y pedagoga chilena, lucila de maria del perpetuo godoy alcayaga
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“Hay que estar orgulloso del dolor; todo es un recuerdo de nuestra condición elevada.”

Hermann Hesse (1877–1962) literato alemán

En El lobo estepario

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“El pasado es una confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos.”

John Katzenbach (1950) escritor estadounidense

La Historia del loco.
Variante: El pasado es una
confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos. ¿Por qué iba a querer regresar?

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“EL PRIVILEGIO DE PENSAR

¡Ah, reconcentrarse, y pensar!
Decirse, esto es, ahora pienso
sentado sobre el banco junto a la ventanilla amiga.
¡Puedo pensar! Quema los ojos, el rostro,
por la verriondez de Piazza Vittorio,
la mañana, y mísero, adhesivo,
mortifica el olor del carbón
la avidez de los sentidos: un dolor terrible
pesa en el corazón, así de nuevo vivo.

Bestia vestida de hombre
niño arrojado solo al mundo,
con su abrigo y sus cien liras,
heroico y ridículo me voy a trabajar,
yo también, para vivir… Poeta, es verdad,
pero mientras heme aquí en este tren,
cargado tristemente de empleados
como por broma, blanco de cansancio,
heme aquí sudando mi salario,
dignidad de mi falsa juventud,
miseria de quienes con humildad interna
y aspereza ostentada me defiendo…
¡Pero pienso! Pienso, en el rincón amigo,
en la íntegra mediahora del recorrido,
desde San Lorenzo a las Capannelle,
desde las Capannelle hasta el aeropuerto,
pensando, buscando infinitas lecciones
en un solo verso, en un trocito de verso.
¡Qué estupenda mañana! ¡A ninguna otra
igual! Ahora hijos de débil
neblina, ignorada detrás de los murallones
del acueducto, recubierto
de casitas pequeñas como perreras,
y calles arrojadas allá, abandonadas,
frecuentadas sólo por aquella pobre gente.
Ahora arrebatos de sol, sobre praderas de grutas
y cuevas, barroco natural, con verdes
extendidos por un Corot pordiosero: ahora soplos de oro
sobre las pistas donde con deliciosas grupas marrones
corren los caballos, montados por muchachos
que parecen aún más jóvenes, y no saben
cuánta luz en el mundo hay en torno a ellos.”

Pier Paolo Pasolini (1922–1975) escritor, poeta y director de cine italiano

Poems

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“No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado que el dolor sentido, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.”

The Unbearable Lightness of Being
Novelas, La insoportable levedad del ser (1984)
Variante: No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.

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“Es un dolor extraño. […] Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca (p.102)”

Silk
Variante: Morir de nostalgia por algo que no vivirás jamás.

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“En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa “sufrimiento”. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos “añoranza”; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra “nostalgia” tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: “te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia”. En español, “añoranza” proviene del verbo “añorar”, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m? ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o “en falta”), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra “nostalgia” en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).”

Ignorance

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“Por primera vez descubrí la dulzura de ser yo mismo, sin estar deformado por el dolor o el miedo.”

Alejandro Jodorowsky (1929) escritor y director de cine chileno-francés, de ascendencia judeo-ucraniana

La vida es un cuento

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“Dolor en los huesos al despertar después de haber creído que se durmió junto a quien se ama.”

Alejandra Pizarnik (1936–1972) poeta argentina

Diarios: edición definitiva

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“El dolor no puede ser nunca ni insoportable ni de larga duración, a menos que tú lo agrandas a fuerza de la imaginación; debes verlo dentro de sus límites naturales.”

Marco Aurelio (121–180) emperador del Imperio Romano

Fuente: [Ortega Blake] (2013), «Tiempo.» https://books.google.es/books?hl=es&id=QJIAVIKP1dgC&q=aurelio#v=snippet&q=aurelio&f=false En Google Books. Consultado el 14 de diciembre de 2019.

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“Oh no, no rechaces este Sol aunque duela, aunque no sea tu despertar. Ya no te quedes en el dolor, no tengas miedo de sanar.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Spinetta y Los Socios del Desierto

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“Quien sabe de dolor, todo, todo lo sabe.”

Héctor del Mar (1942–2019) locutor de radio y televisión español de origen argentino
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“El dolor es una herida que sangra en cuanto la roza cualquier mano que no sea la del amor, y que sangra, aunque ya sin sufrir cuando esta la toca”

De Profundis
Variante: El dolor es una herida que sangra en cuanto la roza cualquier mano que no sea la del amor, y que sangra, aunque ya sin sufrir cuando esta la toca.