Frases sobre quiera
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“Te quiero en todos los tiempos y modos del verbo.”

Xhelazz (1981) músico español

Atribuida: Drácula de Bram Stoker (Carta a Lucy).

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“Lleva por lo menos diez años diciendo que quiere ser presidente del PP, y candidato a la Presidencia del Gobierno de España (…) He dicho que es legítimo, pero en general, a mí me asquean los personalismos, porque la vocación política debe ser, ante todo, de servicio y de entrega a los demás.”

Esperanza Aguirre (1952) Política española del PP, expresidenta de la Comunidad de Madrid

Refiriéndose al compañero de partido y alcalde Ruiz Gallardón.
Fuente: "Esperanza Agurrire: Las aspiraciones de Gallardón son legítimas, pero me asquean los personalismos" http://www.20minutos.es/noticia/148691/0/aguirre/gallardon/polemica/, 20 minutos (4 de septiembre de 2006).

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“Que unos excrementos hayan aparecido no quiere decir que los haya traído el lince.”

Esperanza Aguirre (1952) Política española del PP, expresidenta de la Comunidad de Madrid
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“¿Por qué nadie tiene que condenar nada si no quiere?, y por eso no incurre en ningún delito, salvo si lo pone así la ley porque les da la gana.”

Xabier Arzalluz (1932–2019) político español

19 de septiembre de 2008, en referencia al Partido Comunista de las Tierras Vascas, partido ilegalizado por colaboración con la banda terrorista ETA.
Citas de Arzallus
Fuente: Europa Press PCTV.- Arzalluz dice que este Estado "se llama democrático y luego es lo que es http://www.europapress.es/nacional/noticia-pctv-arzalluz-dice-estado-llama-democratico-luego-20080919162811.html, Libertad Digital Arzalluz, sobre el PCTV: "¿Por qué nadie tiene que condenar nada si no quiere?" http://www.libertaddigital.com/nacional/arzalluz-sobre-el-pctv-por-que-nadie-tiene-que-condenar-nada-si-no-quiere-1276338896/

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“Una vez visto mi modo de explicar el miedo que te tengo, podrías responder:

«Tú afirmas que yo simplifico las cosas cuando te doy toda la culpa de la relación que tengo contigo, pero creo que tú, pese a tus aparentes esfuerzos, simplificas cuando menos tanto como yo y además lo haces de manera mucho más ventajosa para ti.
En primer lugar, tú también rechazas cualquier culpa o responsabilidad de tu parte, en eso procedemos, pues, de la misma manera. Pero mientras que yo con toda sinceridad, tal y como lo pienso, te inculpo únicamente a ti, tú quieres ser al mismo tiempo “superlisto” y “superdelicado” absolviéndome también a mí de toda culpa. Esto último, obviamente, sólo lo consigues en apariencia (y eso es lo que quieres), y a pesar de toda tu “fraseología” sobre esencia y naturaleza y contraste y desvalimiento, lo que resulta entre líneas es que yo he sido en realidad el agresor, mientras que tú, todo lo que has hecho, lo hiciste en defensa propia. Con esa falta de sinceridad, ya habrías conseguido bastante, pues has demostrado tres cosas, primero que eres inocente, segundo que yo soy culpable, y tercero que tú, por pura magnanimidad, estás dispuesto no sólo a perdonarme sino incluso -lo que es más pero
también menos a probar y hasta a creer -en contra por supuesto de la verdad- que también
yo soy inocente. Con eso ya te podría bastar, pero todavía no te basta. Se te ha metido en la cabeza que vives enteramente a mi costa. Admito que luchamos el uno contra el otro,
pero hay dos clases de lucha. La lucha entre caballeros, en la que miden las fuerzas
adversarios independientes: cada uno está solo, pierde solo, vence solo. Y la lucha del
parásito, que no sólo pica sino que chupa instantáneamente la sangre que necesita para
vivir. Eso es en el fondo el soldado profesional y eso eres tú también. Eres incapaz de
vivir; pero con el fin de instalarte en la vida cómodamente, libre de preocupaciones y sin
reprocharte nada, demuestras que yo te he quitado toda la capacidad de vivir y que me la
he metido en el bolsillo. Qué te importa entonces no ser capaz de vivir, yo soy el culpable de ello, tú en cambio te tumbas tranquilamente y dejas que yo te arrastre, física y espiritualmente, por la vida. (…)».

A ello respondo que la totalidad de esa objeción, que en parte puede volverse contra ti
mismo, no viene de ti sino de mí, precisamente. Esa desconfianza que tú tienes hacia todo
no es, sin embargo, tan grande como la que yo tengo frente a mí mismo y en la que tú me
has educado.”

Letter to His Father

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“Hace ya mucho que no le escribo, señora Milena, y también hoy le escribo por una casualidad. En realidad no tengo que disculparme de mi silencio, usted ya sabe cómo odio las cartas. Toda la desdicha de mi vida – no quiero con esto quejarme, sino hacer una observación de interés general- proviene por así decir de las cartas o de la posibilidad de escribirlas. Las personas casi nunca me han traicionado, pero las cartas siempre, y en verdad no las ajenas, sino justamente las mías. En mi caso es una desgracia muy especial, de la que no quiero seguir hablando, pero al mismo tiempo es una desgracia también general. La sencilla posibilidad de escribir cartas debe de haber provocado -desde un punto de vista meramente teórico- una terrible desintegración de almas en el mundo. Es en efecto una conversación con fantasmas ( y para peor no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el del remitente) que se desarrolla entre líneas en la carta que uno escribe, o aun en una serie de cartas, donde cada una corrobora la otra y puede referirse a ella como testigo. ¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas podían comunicarse mediante cartas? Se puede pensar en una persona distante, se puede aferrar a una persona cercana, todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican, en efecto, enormemente. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo; y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, que es la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no sirven, son evidentemente descubrimientos hechos en el momento del desastre, el bando opuesto es tanto más calmo y poderoso, después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros en cambio pereceremos.”

Letters to Milena

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“Yo no sé ni siquiera que el agua está compuesta por oxígeno e hidrógeno, y estas [se refiere a sus hijas, sus mordaces críticos] me echan a la cara que las lunas salen del este. ¿Pero qué me importan si las lunas salen del oeste o del este, si en Marte llueve o no llueve? Yo no proporciono breviarios a los matemáticos y a los físicos. Pero un escritor de ciencia ficción, contestan, tiene que saber ciertas cosas. Bien. Toda la vida llamándome escritor de ciencia ficción, y aún no he entendido lo que significa. Desde hace algún tiempo me llaman escritor de la Era Espacial. Suena algo más respetable, pero tampoco entiendo qué significa. Solamente, el que hace 20 años todos se burlaban de mí. ‘Pero qué ridículo eres’, decían, ‘absurdo’. ‘¿Qué quiere decir astronauta? ¿Qué quiere decir cosmopuerto, ir a la Luna? ¡Eres tonto!’ Luego, de pronto, explota la Era Espacial, y se realiza lo que escribía. Pero no se arrepienten, no piden disculpas, siguen diciendo ‘No es una obra de arte la suya, es cinerama. Bien, ¿qué es el cinerama? ¿Quién inventó el cinerama sino el viejo Mike, Michelangelo en resumen? ¿No la hizo él La Capilla Sixtina? ¿Y qué otra cosa es La Capilla Sixtina sino cinerama en pintura? Y si el viejo Michelangelo pintaba en cinerama, ¿por qué yo no puedo escribir el futuro en ciencia ficción? La ciencia ficción me sirve para interpretar el tiempo en que vivo, en que vivirán los hijos de mis hijos, para describir sus amenazas.”

Ray Bradbury (1920–2012) escritor estadounidense
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“Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que quieras, ir a donde te venga la gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia. Luego te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se interponen en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poquito menos.
¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos?¿Por qué permitimos que los hechos y cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños?”

Cecelia Ahern (1981) novelista irlandesa

Love, Rosie
Variante: Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que quieras, ir a donde te venga en gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia.
Luego te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se interponen en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poquito menos.
¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestras vidas en lugar de los sueños?
Pero ahora mi mente ha vuelto a cambiar. No hay nada imposible, Alex. Siempre lo he tenido a mi alcance. El problema es que no estiraba bastante el brazo, eso es todo.

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“Puedo llevarte a cualquier lado que quieras ir.
Galen”

Angels' Dance

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“buen padre? —Sí. Como el suyo. Un hombre con cabeza, corazón y alma. Un hombre que sea capaz de escuchar, guiar y respetar a una criatura, y de no ahogar en ella sus propios defectos. Alguien a quien un hijo no sólo quiera por ser su padre, sino que lo admire por la persona que es. Alguien a quien quiera parecerse.”

Carlos Ruiz Zafón (1964) escritor español

La Sombra del Viento
Variante: Sí. Como el suyo. Un hombre con cabeza, corazón y alma. Un hombre que sea capaz de escuchar, guiar y respetar a una criatura, y de no ahogar en ella sus propios defectos. Alguien a quien un hijo no sólo quiera por ser su padre, sino que lo admire por la persona que es. Alguien a quien quiera parecerse.

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“quien quiere de verdad quiere en silencio, con hechos y nunca con palabras.”

Carlos Ruiz Zafón (1964) escritor español

La Sombra del Viento
Variante: Quien quiere de verdad quiere en silencio, con hechos, nunca con palabras.

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“Mi corazón desde hace días quiere hincarse bajo alguna caricia, una palabra.”

Jaime Sabines (1926–1999) poeta y político mexicano

Recuento De Poemas, 1950-93

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“Tener la posibilidad de decidir a qué quiere uno dedicar su vida es un gran privilegio.”

Henning Mankell (1948–2015) escritor sueco

Arenas movedizas

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“Dios no quiere hacerlo todo, para no privarnos de nuestro libre albedrío ni quitarnos una parte de la obra que en nuestro bien redundará.”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

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“Cuando amas a alguien, se convierte en una parte de ti. Está en todo lo que haces. Está en el aire que respiras, en el agua que bebes; su voz permanece en tus oídos y sus ideas en tu cabeza. conoces sus sueños porque sus pesadillas se clavan en tu corazón, y sus sueños bueno son también los tuyos. Y no crees que es perfecto, sino que conoces sis defectos, la autentica verdad de sus defectos y la sombra de todos sus secretos, y eso no te hace alejarte; de hecho, lo amas más por eso, porque no quieres que sea perfecto. Tu quieres a ese alguien. Quieres…”

Lady Midnight
Variante: Cuando amas a alguien, se convierte en una parte de ti. Está en todo lo que haces. Está en el aire que respiras, en el agua que bebes; su voz permanece en tus oídos y sus ideas en tu cabeza. conoces sus sueños porque sus pesadillas se clavan en tu corazón, y sus sueños bueno son también los tuyos. Y no crees que es perfecto, sino que conoces sis defectos, la autentica verdad de sus defectos y la sombra de todos sus secretos, y eso no te hace alejarte; de hecho, lo amas más por eso, porque no quieres que sea perfecto. Tu quieres a ese alguien. Quieres..." Julian Blackthorn

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“Quiero tener un aborto tuyo.”

Chuck Palahniuk (1962) Novelista y periodista estadounidense

Fight Club

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“Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.”

La tregua

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“¿Qué ha sido esa vergonzosa exhibición? —me preguntó Wilem cuando Marea se hubo marchado.
—¿Cómo dices?
—¿Cómo dices? —repitió imitando mi tono de voz—. ¿Cómo te atreves a fingir siquiera que eres tan imbécil? Si una chica tan guapa como esa me mirara con un solo ojo de la forma en que te ha mirado a ti con los dos… Ya habríamos encontrado una habitación, por expresarlo de forma educada.
—Ha sido simpática —protesté—. Y hemos hablado un rato. Me ha preguntado si querría enseñarle algunos acordes de arpa, pero hace mucho tiempo que no toco el arpa.
—Pues si sigues pasando por alto insinuaciones como esa, seguirás sin tocarla mucho tiempo —repuso Wilem con franqueza—. Lo único que ha faltado ha sido que se desabrochara otro botón.
Sim se inclinó hacia mí y apoyó una mano en mi hombro; era la viva imagen del amigo preocupado.
—Kvothe, hace tiempo que quiero hablar contigo de este problema. Si de verdad no te has dado cuenta de que esa chica se interesaba por ti, quizá tengas que admitir la posibilidad de que seas absolutamente inepto en lo relativo a las mujeres. Quizá debas plantearte el sacerdocio.
—Estáis borrachos —dije para disimular mi rubor—. ¿Os habéis quedado con que es la hija de un concejal?
—¿Te has quedado —replicó Wil en el mismo tono— con cómo te miraba?
Yo sabía que era deplorablemente inexperto con las mujeres, pero no tenía por qué reconocerlo. Así que descarté sus comentarios con un ademán y bajé del taburete.
—No sé, pero dudo que un revolcón detrás de la barra fuera en lo que estaba pensando esa chica. —Bebí un sorbo de agua y me alisé la capa—. Bueno, tengo que encontrar a mi Aloine y darle las gracias. ¿Qué aspecto tengo?
—¿Qué más da? —dijo Wilem.
Simmon le tocó el codo a Wilem.
—¿No lo ves? Va detrás de una presa más peligrosa que la escotada hija de un concejal.”

The Name of the Wind

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“Quiero que el publico te reconozca cuando estes en el estadio-dice Cinna en tono soñador- :Katniss, la chica en llamas.”

Suzanne Collins (1962) escritora y guionista estadounidense

The Hunger Games

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“Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus… Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad. La observación de este caso, y sus consecuencias psicológicas, concuerda con un hecho que el médico del campo me hizo notar: la tasa de mortandad semanal durante las Navidades de 1944 y el Año Nuevo de 1945 superó en mucho las estadísticas habituales del campo. En su opinión, la explicación de este aumento de mortalidad no había que buscarla en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni en una disminución de la ración alimenticia, ni en un cambio climatológico, ni en el brote de nuevas epidemias. A su entender, se trataba sencillamente de la ingenua esperanza que abrigaron la mayoría de los presos de ser liberados por las fiestas navideñas. Según se acercaba esa fecha, y al no recibir ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venció el desaliento. Muchos de ellos murieron al debilitarse su capacidad de resistencia. Ya advertimos”

El hombre en busca de sentido

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“Quiero que la gente se calle tan pronto deje de sentir”

André Breton (1896–1966) escritor, poeta y ensayista francés

Manifestoes of Surrealism

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“Después de dos o tres estrofas compuestas con toda facilidad y de algunas comparaciones que lo sorprendieron, el don del trabajo se apoderó de él y advirtió la proximidad de lo que se llama inspiración. La correlación de las fuerzas que presiden la creación parecen tomar entonces la iniciativa. La prioridad ya no corresponde a su autor ni a su estado de ánimo, al que trata de dar expresión, sino al lenguaje con que quiere expresarlo. El lenguaje, del cual nace el significado y la belleza adquiere su ropaje, comienza de suyo a pensar y hablar y todo se hace música, no en el sentido de pura resonancia fonética, sino como la consecuencia y duración de su flujo interno. Entonces, lo mismo que la masa corriente de un río, que con su fluir limpia las piedras del fondo y hace girar las ruedas del molino, el lenguaje que fluye, va creando por sí, en su carrera, casi inadvertidamente con la fuerza de sus leyes, el metro y la rima y mil otras formas y relaciones más secretas, desconocidas hasta ese, momento, no singularizadas y sin nombre.
En aquellos momentos Yuri Andréivich se daba cuenta de que no era él quien llevaba a cabo el trabajo esencial, sino algo más grande que él, que por encima de él lo guiaba: la situación del pensamiento y la poesía en el mundo, lo que a la poesía le estaba reservado en el porvenir, el camino que ella tenía que recorrer en su desarrollo histórico. Él era solamenta una ocasión y un punto de apoyo para que ella pudiera ponerse en movimiento.”

Doctor Zhivago

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“A menudo la crítica del valor ha criticado las alternativas fáciles - y lo ha hecho por diferentes razones. Para ponerlo en pocas palabras: por una parte, es cierto que se puede experimentar, hasta cierto grado, formas de vida alternativas en el interior del marco capitalista. Pero la lógica capitalista tiene la tendencia de aplastar todo y transformarlo en fuente de ganancia y no va a tolerar el nacimiento de otra forma de vida. Por tanto hay que prever una fase de conflictos y de luchas. En el capitalismo, todo cuanto existe solo es considerado como una porción de valor que no conoce más que relaciones cuantitativas. La primera exigencia para una alternativa sería la de devolver su dignidad a todos los objetos que creamos, sin permitir ya su transformación en mercancías. Esto también quiere decir que no habría una forma de intercambio de las mercancías basada sobre la cantidad de trabajo. Al mismo tiempo, es necesario que todas estas nuevas formas se practiquen a la escala más grande posible. De otro modo, una fábrica autogestionada o una simple granja correrían el riesgo de tener que afirmarse en un mercado anónimo y competitivo que las sometería a las mismas exigencias de rentabilidad y ganancia que a las otras empresas. Habría que organizar, de inmediato, intercambios no mercantiles entre diferentes actividades. El fin del capitalismo no será un fin pacífico; en efecto, por todas partes aumenta la tendencia a la barbarización. Las formas postmercantiles y no bárbaras tendrán que encontrar modos de reaccionar contra la lógica mafiosa y criminal, que no cesará de difundirse. Y habrá también un aumento de la violencia, como lo vemos ya en las numerosas guerras civiles que hay en el mundo.”

Anselm Jappe (1962)
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“Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.”

Sylvia Plath (1932–1963) escritora Estadounidense

Ariel

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“A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia".”

Orgullo y prejuicio
Variante: A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia". - Elizabeth

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“Tener en mente los detalles de todo lo que quiere o debe hacer es tanto estresante como ineficiente.”

Como Criar Niños Emocionalmente Sanos: Satisfaciendo Sus Cinco Necesidades Vitales Y También Las de los Padres! Edición Actualizada

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