Frases sobre veces
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“Se muestra más comunicativo que otras veces, aunque no por eso más real.”

Alberto Fuguet (1964) escritor y director de cine chileno

Mala onda

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“Tienes razón. A veces el mal está en los ojos del que mira y no en lo que ve. Perdóname, perdóname tambi”

Julia Navarro (1953) periodista y escritora española

Dispara, yo ya estoy muerto

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“Sacudí los hombros hacia atrás, me erguí todo lo que pude, levanté la cabeza y dejé caer la mano izquierda sobre mi falda blanca, esparcida sobre el suelo. Trataba de adoptar una actitud sumisa y digna a la vez, mirando a Ely a los ojos, con el sexo de Pablo en la mano, los fantasmas se habían disipado, estaba segura de que nunca le habían gustado los hombres, le gustaba yo, mírame, es mío, hace lo que yo quiero, y yo le quiero, le hablaba en silencio pero él se negaba a mirarme, Pablo había desaparecido, ocurría a veces, nunca desaparecía completamente; una sola palabra suya habría bastado para trastocarlo todo, pero desaparecía, y yo seguía mirando a Ely y se lo repetía en silencio, mírame, hace lo que yo quiero, y sabía que no era exactamente así, aquello no era verdad, pero la verdad también desaparecía, y yo seguía pensando lo mismo, y era agradable, me sentía alguien, segura, en momentos como ése, era curioso, tomaba conciencia de mi auténtica relación con él cuando había alguien más delante, entonces él siempre me distinguía, y yo comprendía que estaba enamorado de mí, y lo encontraba justo, lógico, algo que casi nunca ocurría cuando estábamos solos, aunque él se comportara igual, porque yo recelaba siempre, le seguía encontrando demasiado hermoso, demasiado grande y sabio, demasiado para mí.
Le amaba demasiado. Siempre le he amado demasiado, supongo.”

Las edades de Lulú

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“─Mi crimen ha sido querer más, no resignarme, lanzarme a volar por mi cuenta. Tal vez para ti mi crimen ha consistido en no haber estado más sometido a ti, en no haberte necesitado más, en no haber estado frente a ti en una constante situación de inferioridad. En que fueras tú la que dabas y yo el que recibía.

─No, Antero. Tu crimen ha sido el tomar las apariencias por realidades, el darle más importancia a las apariencias que a las realidades, el vivir en la mentira a sabiendas por miedo de enfrentar la realidad. Ese dinero que ha caído tan fugazmente sobre ti ha sido como la piedra de toque para probar la calidad del metal de tu alma. Ha podido servir para curarte de engaños y regresarte a las realidades, si es que alguna vez has vivido de ellas, y no en una especie de sueño que todo lo deforma y lo falsifica, y en el cual, al final, no sabes ni quién eres tú, ni quiénes somos los demás, ni qué te corresponde hacer. Pero no ha sido así; ni la experiencia fugaz de esta riqueza inmerecida, ni esta catástrofe, que debió servir para sacudirte hasta lo más profundo, han servido para sacarte de tus mentiras, para hacerte huir de ellas y ponerte a salvo en la verdad. Estabas huyendo, pero era de la cara de la realidad que asoma para continuar lejos viviendo en ese país del engaño del que nunca has sabido salir.”

Arturo Uslar Pietri (1906–2001) escritor y político venezolano

Chúo Gil y otras obras

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“Y otro día, como salieron de Betania, tuvo hambre. - Y viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue allá por si hallaría alguna cosa en ella; y cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, porque no era tiempo de higos. – Y respondiendo le dijo: Nunca más coma nadie de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos. Y al pasar por la mañana, vieron que la higuera se había secado de raíz. - Y se acordó Pedro y le dijo: Maestro, cata ahí la higuera que maldijiste cómo se ha secado. - Y respondiendo Jesús les dijo: "Tened fe en Dios. – En verdad os digo, que cualquiera que dijera a este monte: Levántate y échate en el mar; y no dudare en su corazón, mas creyere que se hará cuanto dijere, todo le será hecho. (San Marcos, cap. XI, v. 12, 13, 14 y 20 a 23.) 9. La higuera seca es el símbolo de las gentes que sólo son buenas en la apariencia, pero que en realidad no producen nada bueno; oradores que tienen más brillo que solidez, sus palabras tienen el barniz de la superficie, agradan al oído, pero cuando se les analiza nada sustancial se encuentra para el corazón; después de haberlos escuchado se pregunta uno qué partido se ha sacado de sus oraciones. Es también el emblema de todos los que tienen los medios de ser útiles y no lo son; de todas las utopías, de todos los sistemas vacíos, de todas las doctrinas sin bases sólidas. Lo que falta la mayor parte de las veces es la fe, la fe fecunda, la fe que remueve las fibras del corazón; en una palabra, la fe que transporta las montañas. Son árboles que tienen hojas, pero no dan frutos; por esto Jesús les condena a la esterilidad, porque vendrá un día que se secarán de raíz; es decir, que todos los sistemas, todas las doctrinas que no hayan producido ningún bien para la humanidad, caerán en la nada, y todos los hombres voluntariamente inútiles por falta de haber puesto en práctica todos los recursos que tenían, serán tratados como la higuera que Jesús secó.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Sin embargo, parece que la oposición entre naturaleza y cultura no es el mejor marco dentro del cual inscribir los dilemas actuales de la encrucijada sexo/género. La verdadera discusión es hasta qué punto los diversos tipos de inclinaciones/preferencias/identidades sexuales son flexibles, alterables y dependientes de la elección del sujeto. Pero las oposiciones entre naturaleza y cultura y entre “es un tema de elección” y “los seres humanos no pueden evitarlo ni hacer nada al respecto”, ya no se superponen como lo hicieron durante la mayor parte de la historia moderna y hasta no hace mucho tiempo. En el discurso popular, cultura significa cada vez más esa parte heredada de la identidad que no puede ni debe ser molestada (sin riesgo para quien se meta con ella), mientras que los rasgos y atributos tradicionalmente clasificados como “naturales” (hereditarios, genéticamente transmitidos) suelen ser considerados como dóciles a la manipulación humana y, por lo tanto, de libre elección, una elección de la cual, como sucede con toda elección, la persona se deberá sentir responsable y así lo será ante los ojos de los demás. En consecuencia, no importa tanto si las preferencias sexuales (articuladas como “identidad sexual”) son “atributos naturales” o “constructos culturales”. Lo que importa es saber si depende del homo sexualis determinar (descubrir o inventar) cuál (o cuáles) de esa multitud de identidades sexuales posibles le resulta mejor, o si, como el homo sapiens frente a su “comunidad de nacimiento”, él o ella están constreñidos a aceptar ese destino y vivir sus vidas de manera tal de poder convertir a ese destino inalterable en una vocación personal.”

Amor líquido: 0

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“Me he quitado la venda de los ojos, Pel. Y ahora, por primera vez, veo lo que me estaba perdiendo”

Sylvia Day (1973) escritora estadounidense

The Stranger I Married

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“aquellos fenomenales victorianos que a veces hacen a uno preguntarse si la raza humana no se habrá deteriorado desde entonces.”

Arthur C. Clarke (1917–2008) escritor británico de divulgación científica y ciencia ficción, inventor, presentador de televisión

El mundo es uno

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“Dos y dos son cuatro, pero no a veces, ¡Sino siempre!”

Jacques Futrelle (1875–1912) escritor estadounidense

The Thinking Machine

“¿Qué es mejor? Sin duda, la luminosidad del humor, la carcajada, así sea improcedente a veces (nunca ofensiva).”

Walter Riso (1951)

El poder del pensamiento flexible: De una mente rígida a una mente libre y abierta al cambio

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“El crecimiento sin planificación es asunto riesgoso, muchas veces es más riesgoso que no intentar crecimiento alguno.”

Sea el elefante: Edifique una empresa más grande y mejor

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“habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.”

Frederick Forsyth (1938) novelista británico

La lista

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“Cuando, después de recuperarse, mi amigo fue a la universidad local, descubrió una vocación que movilizó su talento creativo, la dirección cinematográfica. Siguiendo esa llamada, se matriculó en una escuela de cine y filmó, a modo de proyecto de fin de carrera, una película que llamó la atención de un director de Hollywood, que le contrató como ayudante y le propuso que trabajase con él en un proyecto de una película de bajo presupuesto. Ese trabajo, a su vez, le granjeó un contrato como director y productor de otra pequeña película basada, esta vez, en un guión suyo, una película que el estudio casi destruye antes de su estreno, pero que sorprendentemente resultó mucho mejor de lo que nadie esperaba. Pero los cortes, supresiones y otros cambios arbitrarios realizados durante el montaje por la dirección del estudio fueron, para mi amigo –que valoraba mucho el control creativo de su obra–, una amarga lección. Por eso, cuando se dispuso a filmar otra película basada en un guión suyo y recibió la propuesta de un gran estudio de Hollywood (que, por aquel entonces, dictaba la pauta) de financiar el proyecto con la condición de poder cambiarlo antes del estreno, mi amigo acabó rechazando la oferta. En lugar de “vender” su control creativo, mi amigo invirtió las ganancias de su primer proyecto en el segundo. Y, cuando estaba casi terminado, se le acabó el dinero. Banco tras banco, le negaron un préstamo hasta que, al llamar a la puerta del décimo, obtuvo el crédito que acabó salvando el proyecto. La película en cuestión se titulaba La guerra de las galaxias. La insistencia de George Lucas en no renunciar, pese a las dificultades financieras, al control creativo de su proyecto refleja una integridad extraordinaria que, como todo el mundo sabe, acabó demostrando ser una empresa sumamente lucrativa. Pero la suya no fue una decisión motivada por la búsqueda de dinero porque, por aquel entonces, los”

Focus: Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia

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