Frases sobre tiempo
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“Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía al alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo.
Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos. Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo. Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio.
Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno por uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte…”

Like Water for Chocolate

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“Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que, al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia.”

Haruki Murakami (1949) escritor y traductor japonés

Pág. 488
"Kafka en la orilla"
Variante: Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que,
al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia.

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“Es una lección invariable a la humanidad que la distancia en el tiempo, y asimismo en el espacio, da perspectiva a las cosas.”

Isaac Asimov (1920–1992) escritor estadounidense

Trilogía de la fundación

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“Una persona muy emocionada no tiene tiempo de notar la emoción de quien produce la suya”.”

Ernesto Cardenal (1925) político y sacerdote nicaragüense

Vida perdida. Memorias, I: 1

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“Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo”

La tregua
Variante: Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo.

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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

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“Y sin esperanza, el tiempo es un castigo”

Mitch Albom (1958)

The Time Keeper

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“Cuando uno lee jamás pierde el tiempo.”

2666

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“Un hombre que no pasa el suficiente tiempo con su familia no merece ser llamado hombre.”

Mario Puzo (1920–1999) escritor estadounidense

The Godfather

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“Una historia de libros, de dragones y de rosas, como manda la fecha, pero sobre todo una historia de sombras y ceniza, como mandan los tiempos…” (de los fragmentos perdidos de El Prisionero del”

Rosa de fuego
Variante: Una historia de libros, de dragones y de rosas, como manda la fecha, pero sobre todo una historia de sombras y ceniza, como mandan los tiempos…

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“Considera el hecho de que durante 3,8 millones de años, un período de tiempo mayor que las montañas, los ríos y los océanos de la Tierra, cada uno de tus antepasados ​​por ambas líneas ha sido lo suficientemente atractivo como para encontrar un compañero, lo suficientemente sano para reproducirse, y lo suficientemente bendecido por el destino y las circunstancias para vivir el tiempo suficiente para hacerlo. Ni uno solo de tus antepasados pertinentes fue aplastado, devorado, ahogado, muerto de hambre, hundido, clavado, prematuramente herido, o desviado de cualquier otra manera de su búsqueda vital de entregar una pequeña carga de material genético a la pareja adecuada en el momento oportuno a fin de perpetuar la única secuencia posible de combinaciones hereditarias que podrían resultar — con el tiempo, sorprendentemente, y muy brevemente — en ti.”

Bill Bryson (1951)

Variante: onsidera el hecho de que durante 3,8 millones de años, un período de tiempo mayor que las montañas, los ríos y los océanos de la Tierra, cada uno de tus antepasados ​​por ambas líneas ha sido lo suficientemente atractivo como para encontrar un compañero, lo suficientemente sano para reproducirse, y lo suficientemente bendecido por el destino y las circunstancias para vivir el tiempo suficiente para hacerlo. Ni uno solo de tus antepasados pertinentes fue aplastado, devorado, ahogado, muerto de hambre, hundido, clavado, prematuramente herido, o desviado de cualquier otra manera de su búsqueda vital de entregar una pequeña carga de material genético a la pareja adecuada en el momento oportuno a fin de perpetuar la única secuencia posible de combinaciones hereditarias que podrían resultar — con el tiempo, sorprendentemente, y muy brevemente — en ti.

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“¿Qué ha sido esa vergonzosa exhibición? —me preguntó Wilem cuando Marea se hubo marchado.
—¿Cómo dices?
—¿Cómo dices? —repitió imitando mi tono de voz—. ¿Cómo te atreves a fingir siquiera que eres tan imbécil? Si una chica tan guapa como esa me mirara con un solo ojo de la forma en que te ha mirado a ti con los dos… Ya habríamos encontrado una habitación, por expresarlo de forma educada.
—Ha sido simpática —protesté—. Y hemos hablado un rato. Me ha preguntado si querría enseñarle algunos acordes de arpa, pero hace mucho tiempo que no toco el arpa.
—Pues si sigues pasando por alto insinuaciones como esa, seguirás sin tocarla mucho tiempo —repuso Wilem con franqueza—. Lo único que ha faltado ha sido que se desabrochara otro botón.
Sim se inclinó hacia mí y apoyó una mano en mi hombro; era la viva imagen del amigo preocupado.
—Kvothe, hace tiempo que quiero hablar contigo de este problema. Si de verdad no te has dado cuenta de que esa chica se interesaba por ti, quizá tengas que admitir la posibilidad de que seas absolutamente inepto en lo relativo a las mujeres. Quizá debas plantearte el sacerdocio.
—Estáis borrachos —dije para disimular mi rubor—. ¿Os habéis quedado con que es la hija de un concejal?
—¿Te has quedado —replicó Wil en el mismo tono— con cómo te miraba?
Yo sabía que era deplorablemente inexperto con las mujeres, pero no tenía por qué reconocerlo. Así que descarté sus comentarios con un ademán y bajé del taburete.
—No sé, pero dudo que un revolcón detrás de la barra fuera en lo que estaba pensando esa chica. —Bebí un sorbo de agua y me alisé la capa—. Bueno, tengo que encontrar a mi Aloine y darle las gracias. ¿Qué aspecto tengo?
—¿Qué más da? —dijo Wilem.
Simmon le tocó el codo a Wilem.
—¿No lo ves? Va detrás de una presa más peligrosa que la escotada hija de un concejal.”

The Name of the Wind

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“Me exalta el hecho de que el tiempo sea un proceso mental. (…) Si supiéramos qé es el tiempo, probablemente lo sabríamos todo.”

Roberto Alifano (1943) periodista argentino

Yo, Dante Alighieri: En mitad del camino de la vida

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“Escribo, ella escribió, que la memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede todo tan deprisa, que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos, creemos en la ficción del tiempo, en el presente, el pasado y el futuro”

La casa de los espíritus
Variante: Cada pieza tiene una razón de ser tal como es. [... ] La memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede todo tan deprisa, que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos, creemos en la ficción del tiempo, en el presente, el pasado y el futuro, pero puede ser también que todo ocurre simultáneamente.

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“A menudo la crítica del valor ha criticado las alternativas fáciles - y lo ha hecho por diferentes razones. Para ponerlo en pocas palabras: por una parte, es cierto que se puede experimentar, hasta cierto grado, formas de vida alternativas en el interior del marco capitalista. Pero la lógica capitalista tiene la tendencia de aplastar todo y transformarlo en fuente de ganancia y no va a tolerar el nacimiento de otra forma de vida. Por tanto hay que prever una fase de conflictos y de luchas. En el capitalismo, todo cuanto existe solo es considerado como una porción de valor que no conoce más que relaciones cuantitativas. La primera exigencia para una alternativa sería la de devolver su dignidad a todos los objetos que creamos, sin permitir ya su transformación en mercancías. Esto también quiere decir que no habría una forma de intercambio de las mercancías basada sobre la cantidad de trabajo. Al mismo tiempo, es necesario que todas estas nuevas formas se practiquen a la escala más grande posible. De otro modo, una fábrica autogestionada o una simple granja correrían el riesgo de tener que afirmarse en un mercado anónimo y competitivo que las sometería a las mismas exigencias de rentabilidad y ganancia que a las otras empresas. Habría que organizar, de inmediato, intercambios no mercantiles entre diferentes actividades. El fin del capitalismo no será un fin pacífico; en efecto, por todas partes aumenta la tendencia a la barbarización. Las formas postmercantiles y no bárbaras tendrán que encontrar modos de reaccionar contra la lógica mafiosa y criminal, que no cesará de difundirse. Y habrá también un aumento de la violencia, como lo vemos ya en las numerosas guerras civiles que hay en el mundo.”

Anselm Jappe (1962)
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“¿Pero se ha de tomar literalmente esta máxima? No, lo mismo que la que dice que nos arranquemos el ojo si nos es ocasión de escándalo. Llevada adelante con todas sus consecuencias, seria condenar toda represión, aun cuando fuese legal, y dejar el campo libre a los malos quitándoles todo miedo; si no se pusiera un freno a sus agresiones, muy pronto serían víctimas suyas todos los buenos. El mismo instinto de conservación, que es una ley de la naturaleza, dice que no debe uno presentar voluntariamente el cuello al asesino. Con estas palabras, pues, Jesús no prohibió la defensa; sino que "condenó la venganza". Diciendo que se presenta una mejilla cuando se ha herido la otra, es decir, bajo otra forma, que no debe volverse nunca mal por mal, que el hombre debe aceptar con humildad todo lo que tiende a rebajar su orgullo; que es más glorioso para él ser herido que herir, sobrellevar con paciencia una injusticia que cometerla él mismo; que vale más ser engañado que engañar y ser arruinado que arruinar a los demás. Es, al mismo tiempo, la condenación del duelo que no es otra cosa que un alarde de orgullo. La fe en la vida futura y en la justicia de Dios, que nunca deja el mal impune, puede sólo dar la fuerza para soportar con paciencia los tiros dirigidos a nuestros intereses y a nuestro amor propio y por esto decimos sin cesar: Dirigid vuestras miradas al porvenir, pues cuanto más os elevéis con el pensamiento sobre la vida material, menos os atormentarán las cosas de la tierra.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.”

Sylvia Plath (1932–1963) escritora Estadounidense

Ariel

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“A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia".”

Orgullo y prejuicio
Variante: A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia". - Elizabeth

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