Frases sobre alto
página 3

Edward Estlin Cummings Foto
Edward Estlin Cummings Foto
Felix Baumgartner Foto
Mohammad Najibulá Foto
Justus von Liebig Foto
Magaly Solier Foto
Thalía Foto
Lluís Maria Xirinacs Foto
Alanis Morissette Foto

“Estoy en lo alto, pero con los pies en la tierra, estoy cuerda pero abrumada, estoy perdida pero esperanzada”

Alanis Morissette (1974) cantante, compositora, guitarrista, productora y actriz canadiense

Hand In My Pocket - 1995

Enrique Bunbury Foto

“Ahora puedo decirlo mas alto pero no puedo mas claro, todo lo que en el mundo he amado es una canción, un teatro y a ti.”

Enrique Bunbury (1967) músico español

Ahora - El tiempo de las cerezas
En solitario, El Tiempo de las Cerezas

Enrique Bunbury Foto

“Somos hojas en el viento, juntos mas alto subimos.”

Enrique Bunbury (1967) músico español

Llévame
En solitario, Licenciado Cantinas

“Una vez tocas fondo todo tiene que ir para arriba, y cuanto más alto, mejor.”

Ainhoa Cantalapiedra (1980) Cantante española

Sin fuentes

Elisa Carrió Foto
Rosa Díez Foto
Rosa Díez Foto
Rihanna Foto
Ringo Starr Foto
José Luis Rodríguez Zapatero Foto

“No hay muro, por alto, ancho o largo que sea, y cualquiera que sea el material que lo conforme, que pueda imponerse al sueño de una vida mejor. No hay muro ni foso que prevalezcan frente al intento de conquistar un futuro en bienestar.”

José Luis Rodríguez Zapatero (1960) Expresidente del Gobierno de España

Intervención en la cena oficial que ofreció en su honor el Presidente Felipe Calderón en el Palacio Nacional en Ciudad de México.
2007
Fuente: Transcripción oficial en la web de la Presidencia de México http://www.presidencia.gob.mx/prensa/discursos/?contenido=31030, citado por medios internacionales Milenio http://www.milenio.com/index.php/2007/07/16/94263/, Xornal http://www.xornal.es/article.php3?sid=20070717114602

Galvão Bueno Foto
Noam Chomsky Foto

“Pues bien; ¿cuál de estos dos puntos de vista es el que se ajusta a la verdad? O en otros términos: ¿tienen por objeto los conceptos anarquistas una sociedad preindustrial exclusivamente o es el anarquismo también una concepción adecuada para aplicarla a la organización de una sociedad industrial altamente avanzada? Personalmente, creo en la segunda opción, es decir, creo que la industrialización y el avance de la tecnología han cerrado consigo posibilidades de autogestión sobre un terreno vasto como jamás anteriormente se habían presentado. Creo, en efecto, que el anarcosindicalismo nos brinda precisamente el modelo más racional de una sociedad industrial avanzada y compleja en la que los trabajadores pueden perfectamente tomar a su cargo sus propios asuntos de un modo directo e inmediato, o sea, dirigirlos y controlarlos, sin que por eso no sean capaces al mismo tiempo de ocupar puestos clave a fin de tomar las decisiones más sustanciales sobre la estructura económica, instituciones sociales, planeamiento regional y suprarregional, etc.

Por otra parte, en una sociedad sin intereses creados ni monopolios, gran parte de ese trabajo -administrativo incluido- podría hacerse ya automatizado. Es del dominio público que las máquinas pueden cumplir con un gran porcentaje de las tareas laborales que hoy corren a cargo de los trabajadores y que, por lo tanto, éstos -una vez asegurado mecánicamente un alto nivel de vida- podrían emprender libremente cualquier labor de creación que antes objetivamente les habría sido imposible imaginar siquiera, sobre todo en la fase primeriza de la revolución industrial.”

Noam Chomsky (1928) lingüista, filósofo y activista estadounidense
Mahmud Ahmadineyad Foto

“¿De dónde vinieron los aviones y las bombas que arrasaron Líbano? ¿Quién dotó de esas armas a los sionistas? ¿Y quién impidió el alto el fuego?”

Mahmud Ahmadineyad (1956) político iraní

Año 2006
Fuente: Entrevista con Washington Post, 24 de septiembre.

Adrian Newey Foto
Enrique Vila-Matas Foto
Aldous Huxley Foto
Robert Kiyosaki Foto
Steven D. Levitt Foto
Cormac McCarthy Foto
Gabriel García Márquez Foto
Louis-ferdinand Céline Foto
Patrick Rothfuss Foto

“¿Qué ha sido esa vergonzosa exhibición? —me preguntó Wilem cuando Marea se hubo marchado.
—¿Cómo dices?
—¿Cómo dices? —repitió imitando mi tono de voz—. ¿Cómo te atreves a fingir siquiera que eres tan imbécil? Si una chica tan guapa como esa me mirara con un solo ojo de la forma en que te ha mirado a ti con los dos… Ya habríamos encontrado una habitación, por expresarlo de forma educada.
—Ha sido simpática —protesté—. Y hemos hablado un rato. Me ha preguntado si querría enseñarle algunos acordes de arpa, pero hace mucho tiempo que no toco el arpa.
—Pues si sigues pasando por alto insinuaciones como esa, seguirás sin tocarla mucho tiempo —repuso Wilem con franqueza—. Lo único que ha faltado ha sido que se desabrochara otro botón.
Sim se inclinó hacia mí y apoyó una mano en mi hombro; era la viva imagen del amigo preocupado.
—Kvothe, hace tiempo que quiero hablar contigo de este problema. Si de verdad no te has dado cuenta de que esa chica se interesaba por ti, quizá tengas que admitir la posibilidad de que seas absolutamente inepto en lo relativo a las mujeres. Quizá debas plantearte el sacerdocio.
—Estáis borrachos —dije para disimular mi rubor—. ¿Os habéis quedado con que es la hija de un concejal?
—¿Te has quedado —replicó Wil en el mismo tono— con cómo te miraba?
Yo sabía que era deplorablemente inexperto con las mujeres, pero no tenía por qué reconocerlo. Así que descarté sus comentarios con un ademán y bajé del taburete.
—No sé, pero dudo que un revolcón detrás de la barra fuera en lo que estaba pensando esa chica. —Bebí un sorbo de agua y me alisé la capa—. Bueno, tengo que encontrar a mi Aloine y darle las gracias. ¿Qué aspecto tengo?
—¿Qué más da? —dijo Wilem.
Simmon le tocó el codo a Wilem.
—¿No lo ves? Va detrás de una presa más peligrosa que la escotada hija de un concejal.”

The Name of the Wind

William Shakespeare Foto
William Shakespeare Foto
Stephen King Foto
Meg Rosoff Foto
John Connolly Foto
Pablo Neruda Foto
Jun'ichirō Tanizaki Foto
Luis Pescetti Foto
Ayn Rand Foto

“Su antepasado Sebastián d’Anconia había salido de España varios siglos atrás, en una época en que aquél era el país más poderoso del mundo, y aquel hombre era uno de sus personajes más orgullosos. Había tenido que marcharse cuando un alto funcionario de la Inquisición le había sugerido ciertos cambios en su manera de actuar durante una cena en la corte, y Sebastián d’Anconia le había arrojado un vaso de vino a la cara. Había logrado escapar, dejando atrás su fortuna, sus fincas, su palacio de mármol y la mujer a la que amaba, y había partido hacia un nuevo mundo. Su primera propiedad en la Argentina fue una cabaña de madera a los pies de los Andes. El sol resplandecía como un faro sobre el escudo de plata de los d’Anconia, clavado sobre la puerta, mientras Sebastián d’Anconia excavaba la tierra en busca de cobre en su primera mina. Pasó varios años, pico en mano, rompiendo rocas desde el amanecer hasta la puesta del sol, con ayuda de unos cuantos aventureros, desertores del ejército español, convictos fugados e indígenas hambrientos. Quince años después de haber salido de España, Sebastián d’Anconia mandó buscar a la mujer que amaba y que lo estaba esperando. Al llegar, ella encontró el escudo de plata sobre la entrada de un palacio de mármol, en medio de un inmenso jardín, y, más lejos, las montañas estriadas por las rojas vetas del metal. La tomó en sus brazos para cruzar el umbral y a ella le pareció más joven que cuando lo había visto por última vez.”

Ayn Rand (1905–1982) filósofa y escritora estadounidense

La Rebelión de Atlas

Carlos Ruiz Zafón Foto
Henry David Thoreau Foto
Álvaro Mutis Foto
Ana María Matute Foto
Jonathan Swift Foto
Henry Hazlitt Foto
Jorge Luis Borges Foto
George Steiner Foto
Eduardo Sacheri Foto

“Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.”

Eduardo Sacheri (1967) escritor argentino

El secreto de sus ojos

Douglas Adams Foto
Fernando Vallejo Foto

“¿Y quién va a acabar con las FARC? ¿Este hombrecito? Este culibajito no puede ni con su alma. Es más alto de estatura física que de la moral.”

Fernando Vallejo (1942) Escritor Mexicano

Peroratas
Variante: ¿Y quién va a acabar con las FARC? ¿Este hombrecito? Este culibajito no puede ni con su alma. Es más alto de estatura física que de la moral. Y de la intelectual ni se diga.

Malcolm Gladwell Foto
Francis Scott Fitzgerald Foto
Paulo Coelho Foto

“La montaña rusa es mi vida, la vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarse en paracaídas, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer subir a lo alto de uno mismo, y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se consigue”

Eleven Minutes
Variante: La vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarse en paracaídas, es arriesgarse, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer subir a lo alto de uno mismo, y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se consigue.

Henry David Thoreau Foto
Ayn Rand Foto
Milan Kundera Foto
Barbara Ehrenreich Foto
Jim Butcher Foto
Oscar Wilde Foto
Deepak Chopra Foto
Steven D. Levitt Foto
Paulo Coelho Foto
Noam Chomsky Foto
José Antonio Fortea Foto
Franz Kafka Foto

“Mientras no dejes de subir no tienen término los escalones; bajo tus pies que ascienden, crecen ellos hacia lo alto.”

Franz Kafka (1883–1924) escritor praguense de lengua alemana

The Great Wall of China and Other Stories

Alberto Vázquez-Figueroa Foto

“— ¡Capitán…! ¡Capitán…! ¿Qué broma es ésta? ¿Dónde se han metido?
Una sombra oscura nació de entre las sombras de la cocina. Era un targuí alto, muy delgado, con un oscuro "lithan" cubriéndole el rostro, un fusil en una mano y una larga espada en la otra.
Se detuvo bajo el porche.
— Están muertos -dijo.
Le observó incrédulo.
— ¿Muertos…? -repitió estúpidamente-. ¿Todos…?
— Todos.
— ¿Quién los mató?
— Yo.
Se aproximó sin dar crédito a lo que estaba oyendo.
— ¿Tú…? -inquirió agitando la cabeza como para desechar la idea-.
¿Pretendes decirme que tú, sin ayuda de nadie, has matado a doce soldados, un sargento y un oficial…?
Asintió con naturalidad:
— Dormían.
Abdul-el-Kebir, que había visto morir a miles de personas, que había ordenado ejecutar a muchas, y que aborrecía a todos y cada uno de sus carceleros, experimentó sin embargo una insoportable sensación de angustia y vacío en la boca del estómago, y se apoyó levemente en el poste de madera que soportaba el porche para no perder el equilibrio.
— ¿Los has asesinado mientras dormían? -inquirió-. ¿Por qué?
— Porque ellos asesinaron a mi 1huésped. -Hizo una pausa-. Y porque eran demasiados. Si uno daba la voz de alarma, hubieras muerto de viejo entre estas cuatro paredes…
Abdul-el-Kebir le observó en silencio y agitó la cabeza afirmativamente, como si comprendiese algo que se le antojó oscuro en un principio.
— Ahora te recuerdo… -admitió-.
Eres el targuí que nos dio hospitalidad… Te vi cuando me llevaban.
— Sí -asintió. Soy Gacel Sayah, eras mi huésped, y tengo la obligación de llevarte al otro lado de la frontera.
— ¿Por qué?
Le miró sin comprender. Por último, señaló:
— Es la costumbre… Pediste mi protección y debo protegerte.
— Matar a catorce hombres por protegerme resulta excesivo, ¿no crees…?
El targuí no se dignó responder y echó a andar en dirección a la abierta puerta.
— Traeré los camellos… -dijo-.
Prepárate para un largo viaje.
Le observó mientras se alejaba, perdiéndose de vista”

Tuareg

Fernando Pessoa Foto
Mihaly Csikszentmihalyi Foto
Karl Marx Foto

“Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo - y por consiguiente también el individuo productor - como dependiente y formando parte de un todo mayor: en primer lugar y de una manera todavía muy enteramente natural, de la familia y de esa familia ampliada que es la tribu; más tarde, de las comunidades en sus distintas formas, resultado del antagonismo y de la fusión de las tribus. Solamente al llegar el Siglo XVIII, con la "sociedad civil", las diferentes formas de conexión social aparecen ante el individuo como un simple medio para lograr sus fines privados, como una necesidad exterior. Pero la época que genera este punto de vista, esta idea del individuo aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones sociales (universales según este punto de vista) han llegado al más alto grado de desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal, un zoon politikon, no solamente un animal social, sino un animal que sólo puede individualizarse en la sociedad. La producción por parte de un individuo aislado, fuera de la sociedad - hecho raro que bien puede ocurrir cuando un civilizado, que potencialmente posee ya en sí las fuerzas de la sociedad, se extravía accidentalmente en una comarca salvaje - no es menos absurda que la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y hablen entre sí.”

Grundrisse: Foundations of the Critique of Political Economy

Victor Hugo Foto
Stefan Zweig Foto
Jean Jacques Rousseau Foto
Bashō Matsuo Foto

“Más alto que las alondras reposo en pleno cielo sobre el puerto de la montaña”

Bashō Matsuo (1644–1694) poeta japonés

En la eternidad del instante. Haikús de Matsuo Basho.

Julio Cortázar Foto
Oprah Winfrey Foto
Douglas Adams Foto
Markus Zusak Foto
Antonio Muñoz Molina Foto
Carlos Ruiz Zafón Foto
Gioconda Belli Foto
Julio Cortázar Foto
Ayn Rand Foto
William Shakespeare Foto
Reza Aslan Foto
Barbara Ehrenreich Foto