Frases sobre vacío
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“— ¡Capitán…! ¡Capitán…! ¿Qué broma es ésta? ¿Dónde se han metido?
Una sombra oscura nació de entre las sombras de la cocina. Era un targuí alto, muy delgado, con un oscuro "lithan" cubriéndole el rostro, un fusil en una mano y una larga espada en la otra.
Se detuvo bajo el porche.
— Están muertos -dijo.
Le observó incrédulo.
— ¿Muertos…? -repitió estúpidamente-. ¿Todos…?
— Todos.
— ¿Quién los mató?
— Yo.
Se aproximó sin dar crédito a lo que estaba oyendo.
— ¿Tú…? -inquirió agitando la cabeza como para desechar la idea-.
¿Pretendes decirme que tú, sin ayuda de nadie, has matado a doce soldados, un sargento y un oficial…?
Asintió con naturalidad:
— Dormían.
Abdul-el-Kebir, que había visto morir a miles de personas, que había ordenado ejecutar a muchas, y que aborrecía a todos y cada uno de sus carceleros, experimentó sin embargo una insoportable sensación de angustia y vacío en la boca del estómago, y se apoyó levemente en el poste de madera que soportaba el porche para no perder el equilibrio.
— ¿Los has asesinado mientras dormían? -inquirió-. ¿Por qué?
— Porque ellos asesinaron a mi 1huésped. -Hizo una pausa-. Y porque eran demasiados. Si uno daba la voz de alarma, hubieras muerto de viejo entre estas cuatro paredes…
Abdul-el-Kebir le observó en silencio y agitó la cabeza afirmativamente, como si comprendiese algo que se le antojó oscuro en un principio.
— Ahora te recuerdo… -admitió-.
Eres el targuí que nos dio hospitalidad… Te vi cuando me llevaban.
— Sí -asintió. Soy Gacel Sayah, eras mi huésped, y tengo la obligación de llevarte al otro lado de la frontera.
— ¿Por qué?
Le miró sin comprender. Por último, señaló:
— Es la costumbre… Pediste mi protección y debo protegerte.
— Matar a catorce hombres por protegerme resulta excesivo, ¿no crees…?
El targuí no se dignó responder y echó a andar en dirección a la abierta puerta.
— Traeré los camellos… -dijo-.
Prepárate para un largo viaje.
Le observó mientras se alejaba, perdiéndose de vista”

Tuareg

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“INSTRUCIONES DE LOS ESPÍRITUS La ley de amor 8. El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor; no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas. La ley de amor reemplaza a la personalidad por la fusión de los seres, y aniquila las miserias sociales. ¡Feliz aquel que, elevándose sobre su humanidad, quiere con grande amor a sus hermanos doloridos! ¡Feliz aquel que ama, porque no conoce ni la carestía del alma ni la del cuerpo; sus pies son ligeros y vive como transportado fuera de sí mismo! Luego que Jesús hubo pronunciado esta divina palabra: amor, hizo con ella estremecer a los pueblos, y los mártires, embriagados de esperanza, descendían al circo. El Espiritismo, a su vez viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino; estad atentos, porque esa palabra levanta la piedra de las tumbas vacías, y la "reencarnación", triunfando de la muerte revela al hombre ofuscado su patrimonio intelectual; ya no le conduce a los suplicios, sino a la conquista de su ser elevado y transfigurado. La sangre ha rescatado al espíritu y el espíritu debe rescatar hoy al hombre de la materia. He dicho que el hombre en su principio sólo tiene instintos; aquel, pues, en quien dominan los instintos está más próximo al punto de partida que al fin. Para adelantar hacia éste, es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar éstos sofocando los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento; llevan consigo el progreso, como la bellota encierra la encina; y los seres menos avanzados son los que permanecen avasallados por sus instintos. El espíritu debe ser cultivado como un campo: toda la riqueza futura depende del trabajo presente, y más que bienes terrestres os traerá la gloriosa elevación; entonces será cuando, comprendiendo la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los suaves goces del alma, que son los preludios de los goces celestes. (Lázaro. París, 1862).”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“La calle del Faubourg Saint-Antoine era muy larga. Comenzaba en lo que antes había sido un faubourg, un barrio de las afueras, situado al este de la ciudad antigua. Mucho antes de la Revolución, ya era una zona de artesanos, donde se encontraban la mayoría de los carpinteros y ebanistas. Pese a las ideas republicanas, y a veces radicales, que en general defendían, muchos de aquellos hábiles artesanos y pequeños comerciantes eran, como Petit, muy conservadores en lo que concernía al núcleo familiar. No obstante, más de un monarca había podido comprobar en el pasado que, cuando se echaban a la calle, eran implacables. Petit emprendió la caminata con paso febril. La nieve se había fundido y las calles estaban secas. Al cabo de poco, llegó al lugar donde antes se alzaba la fortaleza de la Bastilla y que entonces no era más que un gran espacio vacío sobre el que flotaba un cielo gris de negros presagios. Allí comenzaba la ciudad antigua. A partir de ese punto, la calle ya no se denominaba faubourg, sino simplemente calle Saint-Antoine. Al cabo de un centenar de metros, volvía a cambiar de nombre, adoptando el de Rivoli. Con aquel prestigioso nombre, conducía a la antigua plaza del mercado de la Grève, contigua al río, donde habían reconstruido el ayuntamiento, el Hôtel de Ville, al que le habían conferido un aspecto de enorme y ornamentado castillo. Después pasó por el antiguo Châtelet, donde en la Edad Media administraba justicia el preboste. Aunque había aminorado el paso, Petit todavía caminaba deprisa y, pese al frío, sudaba un poco. Finalmente, se cepilló con gesto inconsciente las mangas del abrigo cuando entró en la zona más regia de la calle de Rivoli, con la larga serie de arcadas que se sucedían frente al solemne palacio del Louvre y los jardines de las Tullerías, hasta que llegó al vasto espacio despejado de la plaza de la Concordia. Llevaba caminando más de una hora. Su ira se había transformado en una sombría y amarga rabia impregnada de desesperación. Torció hacia el bonito templo clásico de la Madeleine. Justo al oeste de la Madeleine, empezaba otro de los grandes bulevares residenciales proyectados por el barón Haussmann. El bulevar de Malesherbes partía de allí en diagonal para acabar en una de las puertas noroccidentales de la ciudad, más allá del final del parque Monceau. El serio carácter del bulevar adquiría un aire más moderno en los sectores próximos a la Madeleine, precisamente en la zona donde se encontraba, en un gran edificio de la Belle Époque, el piso de Jules Blanchard.”

Edward Rutherfurd (1948) escritor británico

París

“A veces imaginaba que un inmenso telón de hierro (como los que se usaban antiguamente en los teatros para evitar que el fuego -caso de haberlo- se propagase) se interponía entre ella y su intento de razonar. No era, por supuesta, una alucinación visible (…); era, contrariamente a esto, una visión imaginaria o intelectual.

El telón se proyectaba ante ella como si dijera: "No quiero que tu pensamiento pase de aquí." Es terreno acotado. Vedado de caza. "Zona rastrillai". Y lo cierto es que no podía traspasarlo.
Su naturaleza le vedaba penetrar en determinadas zonas de su mente. Era como una suerte de amnesia proyectada en parte hacia el pasado; y en parte, paradójicamente, hacia el futuro. No era libre de acercarse a ella. Podía discurrir con entera facilidad en los temas más abstrusos que su imaginación le presentase (…) Con otras personas podía hablar y argumentar brillantemente (…) pero, a solas, con ella misma, no podía. Se esforzó varias veces por intentarlo. (…) Una vez fue el telón de acero el que se interpuso (…) otra, un gran vacío que la succionaba como si fuese un aerolito desprendido y atraído por la gravedad de una gran masa que va a la deriva por el espacio.

Era tal el vértigo que sentía, que procuraba eludir, con miedo, todo nuevo intento de penetrar en aquella zona de su psique que se negaba con tanta ardimiento a ser hollada.”

Los renglones torcidos de Dios

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“Continuaba cuestionando los límites del mundo, al ver la miseria de quien con ellos se conforma, y no pude soportar por mucho tiempo lo fácil de la ficción: yo le exigía la realidad, me volví loco.

Si mentía, me quedaba en el plano de la poesía, de una superación verbal del mundo. Si perseveraba en una denigración ciega del mundo, mi denigración era falsa (como la superación). En cierto modo, mi conformidad con el mundo se profundizaba. Pero al no poder mentir a sabiendas, me volví loco (capaz de ignorar la verdad). O al no saber ya, para mí solo, representar la comedia de un delirio, me volví loco pero interiormente: viví la experiencia de la noche.

La poesía dio simplemente un giro: escapé por ella del mundo del discurso, que para mí se había convertido en el mundo natural, entré con ella en una especie de tumba donde la infinitud de lo posible nacía de la muerte del mundo lógico.

Al morir la lógica, daba a luz locas riquezas. Pero lo posible evocado no es sino irreal, la muerte del mundo lógico es irreal, todo es turbio y huidizo en esta oscuridad relativa. Puedo burlarme de mí mismo y de los demás: ¡todo lo real carece de valor, todo valor es irreal! De allí esa facilidad y esa fatalidad de deslizamientos en los que ignoro si miento o estoy loco. La necesidad de la noche procede de esa situación desafortunada.

La noche no podía sino desviarse de todo ello.

El cuestionarlo todo nacía de la exasperación de un deseo, ¡que no podía abocar al vacío!

El objeto de mi deseo era, en primer lugar, la ilusión y no pudo ser más que en segundo lugar el vacío de la desilusión.”

Georges Bataille (1897–1962)

Lo arcangélico y otros poemas

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“Nada retrata tanto la desesperanza como decir: así transcurrieron días, meses, años. Indefensos, delegamos en la sucesión fatal del tiempo, que es idéntica para todos, el avance de una corrupción que allana toda resistencia y sólo nos afecta a nosotros, recortándose contra el fondo del tiempo como una silueta a contraluz sobre una pantalla quieta. ¿Era el transcurso de los días lo que yo padecía, o más bien el privilegio de ser contemporáneo de mi propia degradación, el testigo de la evidencias que con el correr de las horas iban apartándome de lo humano? Que fueran sólo días no me consolaba; la crueldad vuelve irrisoria cualquier medida de tiempo. Así, pues, transcurrieron días, y a cada minuto sentía adelgazarse la diferencia que había entre mi cuerpo y su herida. El espacio, la ciudad, las distancias se desfiguraban a mi alrededor, se contraían en nudos álgidos y terminaban volatilizándose en el aire como si nunca hubieran sido otra cosa que ilusiones. Es probable que eso sea el Infierno: ese aire que sobrevive, intacto, a la desaparición de todas las cosas, y que envuelve como una esfera diáfana el espectáculo del derrumbe personal. Cada día que pasaba mi sufrimiento dividía el mundo por alguno de sus componentes. Un día eran las calles, otro el cielo, después eran los rostros, la luz, el idioma, y así seguido. El transcurso del tiempo no era más que esa obstinada voluntad de dividir; el resultado, como es previsible, iba decreciendo progresivamente. ¿Llegaría alguna vez a cero? Esa esperanza fue la última en abandonarme. El mundo, en efecto, es infinitamente divisible; tiende a cero, pero la cifra ínfima a la que esas divisiones lo acercan refleja menos un decrecimiento que una depuración, como si del otro lado de tanta resta no acechara el vacío sino la falta absoluta de estilo: el infierno desnudo.”

Alan Pauls (1959)
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“No preguntarme nada. He visto que las cosas cuando buscan su curso encuentran su vacío.”

Federico García Lorca (1898–1936) poeta, dramaturgo y prosista español

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“Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.
El viento bajaba de las montañas en las mañanas de febrero. Y las nubes se quedaban allá arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacío el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo círculos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.
Y los gorriones reían; picoteaban las hojas que el aire hacía caer, y reían; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguían a las mariposas y reían. Era esa época.
En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo.
Mi madre murió entonces.
Que yo debía haber gritado: que mis manos tenían que haberse hecho pedazos estrujando su desesperación. Así hubieras tú querido que fuera. ¿Pero acaso no era alegre aquella mañana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guías de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecían las espigas. Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?”

Pedro Páramo

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“Traducción: «Todo arte se caracteriza por un cierto modo de organización alrededor de ese vacío.»”

Jacques Lacan (1901–1981) Psiquiatra y psicoanalista francés

«Tout art se caracterise par un certain mode d'organisation autour de ce vide.»
"Ese vacío" se refiere a una frase anterior: "Esta Cosa (...) estará representada siempre por un vacío, precisamente en tanto que ella sólo puede ser representada por otra cosa".
Fuente: Seminario 7: La ética del psicoanálisis, 1959-1960.

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“Ella seguía buscando las palabras en el vacío.”

Norwegian Wood

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“Por entonces había muchas serpientes en la aldea. Desde el bosque atravesaban el río hasta los campos, de los campos pasaban a los huertos, de los huertos a los patios y de los patios a las casas. Allí se ovillaban de día tras las escaleras, y de noche se bebían la leche fría de los cubos.

Las mujeres llevaban consigo a sus hijos pequeños cuando salían a trabajar al patio o al huerto. Los metían en canastas de mimbre, entre mantas, y dejaban las canastas a la sombra de los árboles. Arrancaban manojos de hierba de los bancales con raíz y terrón incluidos. Tomaban aliento, volvían a escardar y sudaban.

Ella vivía a la orilla del pueblo. Aquel día estaba en el huerto y había dejado al niño en la canasta de mimbre, bajo el árbol. Junto a la canasta había una botella de leche. Estaba escardando la hierba del bancal de patatas. Olía a sudor. De pronto miró hacia el sol, puso a un lado el azadón y se dirigió al árbol.

La mirada se le vació, la ropa se le pegó a la piel. Se quedó paralizada. Levantó bruscamente al niño, sollozó y gritó, y mientras se tambaleaba sobre la hierba, la serpiente salió de la canasta arrastrándose lenta y perezosa por el suelo, y la mujer encaneció en cuestión de segundos.

En el huerto se quedaron el azadón y la canasta de mimbre bajo el árbol. La serpiente se había bebido la leche de la botella.

El pelo le quedó blanco a la mujer y la gente del pueblo tuvo por fin la prueba de que era una bruja.”

En tierras bajas

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“Y otro día, como salieron de Betania, tuvo hambre. - Y viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue allá por si hallaría alguna cosa en ella; y cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, porque no era tiempo de higos. – Y respondiendo le dijo: Nunca más coma nadie de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos. Y al pasar por la mañana, vieron que la higuera se había secado de raíz. - Y se acordó Pedro y le dijo: Maestro, cata ahí la higuera que maldijiste cómo se ha secado. - Y respondiendo Jesús les dijo: "Tened fe en Dios. – En verdad os digo, que cualquiera que dijera a este monte: Levántate y échate en el mar; y no dudare en su corazón, mas creyere que se hará cuanto dijere, todo le será hecho. (San Marcos, cap. XI, v. 12, 13, 14 y 20 a 23.) 9. La higuera seca es el símbolo de las gentes que sólo son buenas en la apariencia, pero que en realidad no producen nada bueno; oradores que tienen más brillo que solidez, sus palabras tienen el barniz de la superficie, agradan al oído, pero cuando se les analiza nada sustancial se encuentra para el corazón; después de haberlos escuchado se pregunta uno qué partido se ha sacado de sus oraciones. Es también el emblema de todos los que tienen los medios de ser útiles y no lo son; de todas las utopías, de todos los sistemas vacíos, de todas las doctrinas sin bases sólidas. Lo que falta la mayor parte de las veces es la fe, la fe fecunda, la fe que remueve las fibras del corazón; en una palabra, la fe que transporta las montañas. Son árboles que tienen hojas, pero no dan frutos; por esto Jesús les condena a la esterilidad, porque vendrá un día que se secarán de raíz; es decir, que todos los sistemas, todas las doctrinas que no hayan producido ningún bien para la humanidad, caerán en la nada, y todos los hombres voluntariamente inútiles por falta de haber puesto en práctica todos los recursos que tenían, serán tratados como la higuera que Jesús secó.”

Allan Kardec (1804–1869)

El Evangelio segun los Espiritus

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“habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.”

Frederick Forsyth (1938) novelista británico

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“Te asusta el vacío, ¡y abres más los ojos!”

Antonio Porchia (1885–1968)

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“Llevo mis manos vacía, por lo que hubo en mis manos.”

Antonio Porchia (1885–1968)

Voces (1943)

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“A veces pienso que si el tabaco gusta tanto no es por la fuerza de la nicotina, sino porque en este mundo vacío y sin sentido te da con facilidad la impresión de estar haciendo algo que tiene un significado.”

Orhan Pamuk (1952) escritor turco y Premio Nobel de Literatura

Fuente: Tagel Anzeiger, febrero de 2005, citada por otros medios: El Diario Montañés, El País La República.
Fuente: «Pamuk se pone a salvo.» http://www.eldiariomontanes.es/prensa/20070206/cultura/pamuk-pone-salvo_20070206.html El Diario Montañés.
Fuente: «Archivada la denuncia contra el escritor turco Orhan Pamuk.» http://www.elpais.com/articulo/internacional/Archivada/denuncia/escritor/turco/Orhan/Pamuk/elpepiint/20060123elpepiint_8/Tes/ El País.
Fuente: «Orhan Pamuk: ¿premio Nobel de la concordia o al revés?» http://www.larepublica.com.uy/cultura/228121-orhan-pamuk-premio-nobel-de-la-concordia-o-al-reves La República.

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“El futuro no puede contemplarse como un salto en el vacío, como una locura o una aventura sin retorno. El futuro se basa en el pasado y se llena de energía en el presente.”

Felipe de Borbón y Grecia (1968) rey de España

Discurso de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, en 1988.
Fuente: Felipe VI: En sus palabras. http://politica.elpais.com/politica/2014/06/09/actualidad/1402315450_191948.html El País, Especial "Retrato de un Rey", junio de 2014.

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“Comprender el vacío no es nada fácil.”

Dalai Lama (1935) decimocuarto Dalái Lama

Fuente: Dalai Lama: El arte de la compasión.
Fuente: [‘Dalai Lama’] (2002), p. 99.

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“El arte al servicio del arte es una frase vacía. El arte al servicio de la verdad, del bien, de la belleza, es la fe que busco.”

George Sand (1804–1876) escritora francesa

Fuente: Citado en Suarez, Mariu. Mas Alla Del Homo Sapiens - Vol II (Beyond the Homo Sapiens - Vol II). Edición ilustrada. Editorial Trafford Publishing, 2001. ISBN 9781552125236. p. 731.
Fuente: Carta a Alexandre Saint-Jean, 1872.

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“Nosotros, modestos pero espirituales, y ellos, poderosos pero vacíos.”

Octavio Paz (1914–1998) poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano
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“Azar es una palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa.”

Voltaire (1694–1778) escritor, historiador, filósofo y abogado francés

Fuente: [Ortega Blake] (2013) https://books.google.es/books?hl=es&id=QJIAVIKP1dgC&q=Voltaire#v=snippet&q=Voltaire&f=false

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“Muy perniciosa doctrina es la que establece la verdadera felicidad en los bienes materiales, en vez de fundarla en las cualidades del caracter. Cuanto más se tiene, más se desea, y en vez de llenar, abrimos un vacío.”

Orison Swett Marden (1850–1924) escritor estadounidense

Fuente: Swett Marden: La alegría de vivir: El secreto de la felicidad, 2016. sin paginar https://books.google.es/books?id=TGP_CwAAQBAJ&pg=PT35&lpg=PT35&dq=muy+perniciosa+doctrina+Orison+Swett+Marden&source=bl&ots=CMzUnPxoUG&sig=ACfU3U1rw400DWjubaXqvpGS8x9i9Kp2AQ&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjdv_XA-v_kAhUHmRQKHYVCAyUQ6AEwAHoECAYQAQ#v=onepage&q=muy%20perniciosa%20doctrina%20Orison%20Swett%20Marden&f=false

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“Mi vida estaba tan vacía como el rastro de latas de cerveza que dejé detrás de donde quiera que estuve.”

Dee Dee Ramone (1951–2002) Bajista del grupo Ramones

Cita escrita en la novela Chelsea Horror Hotel (2001)
Fuente: goodreads.com https://www.goodreads.com/book/show/199445.Chelsea_Horror_Hotel

“No tenemos liderazgo, ni capitán al timón, por así decirlo. De hecho, estamos siendo conducidos de un desastre a otro por un jinete sin cabeza que corre mal con bolsillos rellenos y una conciencia vacía.”

Cita original en inglés: «We have no leadership, no captain at the helm as it were. We are, in effect, being led from disaster to disaster by a headless horseman run amok with stuffed pockets and an empty conscience».
Refiriéndose al gobierno de George W. Bush.
Fuente: Mr. Bush, Go Cheney Yourself! http://www.huffingtonpost.com/larisa-alexandrovna/mr-bush-go-cheney-yoursel_b_6528.html

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“Tienes que crear el arte en un vacío… Si no estás haciendo eso, entonces te has transformado en un animador.”

Steven Wilson (1967)

You have to create the art in a vacuum... If you're not doing that, then you have become an entertainer.
Fuente: 5 minutes alone: Steven Wilson, 5 minutos a solas: Steven Wilson, 24 de julio de 2016, inglés, Matt, Parker, MusicRadar, Junio 2016 http://www.musicradar.com/news/guitars/5-minutes-alone-steven-wilson-639459,

Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
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